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28 de febrero al 6 de marzo
Contenido
Gustavo Gutiérrez: "El Papa es un 'kairós' que nadie esperaba, un gran don"
......................................................................................................................................2
REFORMAS ...................................................................................................................5
Se cumplen cuatro años de la histórica marcha de Benedicto XVI...................5
Un engaño sutil en las "dudas" de Burke ...............................................................6
El Vaticano desmiente que Francisco haya relajado las sanciones contra los
curas pederastas........................................................................................................8
Last remaining abuse survivor on Vatican commission resigns ....................9
Exclusive: Marie Collins | Survivor explains decision to leave Vatican's
abuse commission...............................................................................................11
Marie Collins abandona la Comisión Antipederastia ante las trabas a los
cambios de "un pequeño grupo de la Curia" ...................................................14
José Manuel VidalLa 'sacudida' de Marie Collins a la Curia renuente........16
From the editor's desk > Criminal, callous, depraved, abysmal...................17
NCR Editorial Staff | Clergy culture sustains sex abuse scandal .............18
"Las resistencias al Papa vienen de la Congregación para la Doctrina de la
Fe"..........................................................................................................................20
MENSAJES ..................................................................................................................22
El Papa, sobre los refugiados: "Recibir, acoger, consolar e integrar. Lo que
falta es la integración" .........................................................................................22
Mensaje para la Cuaresma ................................................................................26
Francisco: "La Cuaresma es un camino de esperanza, una huída de la
esclavitud a la libertad" .......................................................................................29
Francisco a los curas de Roma: "Si no tenemos una fe madura, podemos
ser responsables de mucho mal" ......................................................................34
Francisco: "Las llagas de nuestros hermanos son las llagas de Dios".......37
El Papa advierte: "Se ayuna ayudando al prójimo, no continuando las
injusticias"..............................................................................................................38
El Papa en el ángelus: "¿Que pasaría, si tratásemos la Biblia como
tratamos a nuestro teléfono móvil"....................................................................39
AMÉRICA LATINA......................................................................................................41
La Iglesia mexicana pide "poner un freno al racismo, al odio y al terrorismo
del indigno presidente norteamericano" ...........................................................41
OTROS ..........................................................................................................................42
Cupich pide a sus sacerdotes que no colaboren con agentes de
inmigración sin orden judicial.............................................................................42
"La extinción es para siempre", alertan expertos en el Vaticano .................44
José Ignacio Calleja, Oscuridades de la política profesional........................45
Gustavo Gutiérrez: "El Papa es un 'kairós' que nadie
esperaba, un gran don"
"Francisco no puede rehabilitarme, porque nunca fui deshabilitado"
"Sólo conocemos el 10% de las resistencias al Papa. El otro 90% está
oculto, pero él lo sabe"
José Manuel Vidal, 02 de marzo de 2017
(José Manuel Vidal).- A sus 88 años, Gustavo Gutiérrez, el padre de la
Teología de la Liberación es un abuelito entrañable, que, a pesar de su fama,
no se da importancia, y al que todo el mundo venera. Pequeñito, con su bastón
siempre en la mano, sigue marcando la pauta de la corriente teológica que
fundó y por la que fue perseguido durante 20 años. Ahora, le llegan los
reconocimientos del propio Papa Francisco y de toda la comunidad teológica
mundial. Uno de los últimos 'gurús' vivos apuesta por Francisco, "un kairós, un
gran don", tras participar en el I Encuentro Iberoamericano de Teología,
celebrado en el Boston College.
¿Cómo llegó a la Teología?
Fui vocación tardía. Entré en el seminario cuando ya había cumplido los 24
años y después de haber estudiado Medicina. Una vez que decidí ser cura,
estudié Filosofía y Psicología en Lovaina y Teología en Lyon, además de algún
curso en la Gregoriana de Roma, con el padre Alfaro. Me ordené en 1959 y
comencé a enseñar y a trabajar en una parroquia.
¿Entró a dar clases en la Facultad de Teología?
No. Nunca estuve en la Facultad de Teología. No querían saber nada de mí en
ella. Daba clases en la Universidad católica, pero no en la Facultad de
Teología. De hecho, mi primer nombramiento para enseñar en una Facultad de
Teología data de hace solo 12 años en USA. A la vejez, viruelas. Desde hace
años, paso tres meses en la Universidad estadounidense de Notre Dame.
¿Qué recuerda de su trabajo pastoral en la parroquia?
Sigo trabajando en la parroquia. Nunca la dejé. De hecho, conocí ya a dos
generaciones de feligreses. Adoro el trabajo parroquial y, al mismo tiempo, me
apasiona la Teología. Por eso, a veces, tuve dificultades para compaginar
ambas cosas en mi vida. Me gusta enseñar, pero no a tiempo completo. Soy
cura párroco.
¿Esperaba la repercusión de su libro sobre la Teología de la Liberación?
Nunca pensé que iba a hacer tanta bulla la publicación de ese libro.
Y pronto empezaron sus 'problemas' con Roma
Estuve durante muchos años en diálogo con Doctrina de la Fe. 20 años de
diálogo. Siempre fui una nulidad en Derecho canónico, pero aprendí a
diferenciar el diálogo del proceso. A mí me obligaron al diálogo, pero nunca me
incoaron un proceso. Por eso, cuando los periodistas me preguntan si el Papa
me va a rehabilitar, siempre contestó que no puede rehabilitarme, porque
nunca fui deshabilitado. Eso sí, hubo una fregadera de cartas y de idas y
venidas.
Y, sin embargo, siempre se dice que fue usted condenado por Roma
Los medios de comunicación tienen una fuerza enorme y esos clichés,
divulgados erróneamente, tienden a permanecer y cristalizar en la gente. Hace
un par de meses, una señora, tras asistir a la misa que había celebrado, se
acercó y me dijo: 'Pensé que tenía prohibido celebrar'
¿Qué piensa del papa Francisco?
Es un momento de 'kairós' que nadie esperaba. Un gran don. Va a lo central
del mensaje cristiano, a la frescura del Evangelio. Además, es muy valiente.
Aunque hay quienes le piden más, pero esos tales están locos. Francisco es
una bendición, tiene clarísima la solidaridad con el pobre, la gente le entiende
y, encima, tiene sentido del humor y hace bromas, además de su
impresionante capacidad para crear metáforas. Estoy dispuesto a apoyar al
Papa a fondo, en la medida de mis posibilidades.
¿Cómo aprovechar este 'kairós'?
La reforma de la Iglesia exige el cambio de la Curia, que detesta el Papa
Francisco.
¿Hay resistencias contra Francisco?
Sólo conocemos el 10% de las resistencias. El otro 90% está oculto, pero él lo
sabe y tiene una fibra muy fuerte. El Papa necesita mucho apoyo, porque tiene
problemas. Hasta hay cardenales que critican públicamente al Papa, algo
nunca visto en nuestra época y prueba evidente de las resistencias a las que
tiene que hacer frente.
¿Qué pueden hacer los que lo apoyan?
Sostenerlo y hacerlo presente en la Iglesia. Porque este excelente momento y
este don que significa el Papa nos exige una tarea. Hay que tener una visión de
Iglesia grande. Hay que preparar la continuidad. Y mantenerse firmes. Falta
una bienaventuranza, la de 'bienaventurados los tercos, porque de ellos es el
Reino de los cielos'
¿Se vio personalmente con Francisco?
Sí, pero no quisimos darle publicidad a ese encuentro
¿En qué está trabajando?
Tengo un libro terminado, pero sin releer.
¿El título?
Eso no se dice, da mala suerte.
¿Sobre qué tema?
El del pobre y la situación teológica. El libro y el título girará en torno a esta
frase: 'Cerca del pobre, cerca de Dios'. Tenemos que zanjar la cuestión de la
pobreza. La pobreza es muerte temprana e injusta. La pobreza es destructora
de personas y de familias. La pobreza nunca es buena, nunca. Como dice
Hannah Arendt, 'el pobre es aquel que no tiene derecho a tener derechos'. Por
eso, el compromiso con el pobre no puede evitar la denuncia de las causas de
la pobreza.
¿La gente se ha aburguesado?
La gente se cansa. Un cansancio que se da mucho en política. Pero también
hay que tener muy en cuenta la experiencia del martirio. Hay gente que ha
dado su vida. Por ejemplo, Enrique Pereira Neto, al que mataron a los 28 años,
por defender a los pobres. Habría que abrir en la Iglesia una nueva línea de
santidad: los santos de las causas sociales. El primero, monseñor Romero.
¿Qué lugar ocupa la espiritualidad en el quehacer teológico de la TL?
Es fundamental, entendida como un estilo de vida y una manera de ser. Como
decía Chenu, 'es la espiritualidad la que está detrás de la teología'.
Espiritualidad como comportamiento y como práctica. El mensaje cristiano es
como carne congelada: Está ahí, pero no se puede comer. Hay que
descongelarla, es decir, ponerla en la realidad. Como dice Simone Weil, 'si
quieres saber si una persona cree en Dios, no te fijes en lo que dice de Él, sino
en lo que dice del mundo'. O como señala Nicolás Berdiaeff, 'si tengo hambre,
es un problema material. Si otra persona tiene hambre, es un problema
espiritual para mí'.
Es llamativa su amistad con el actual prefecto de Doctrina de la Fe,
Gerhard Müller
Tras entrar en contacto conmigo, Müller fue durante 15 años seguidos a dar
clases a los seminaristas del seminario de Cuzco. Nunca vi a un teólogo
europeo hacer algo parecido. El propio Müller dice que allí se convirtió.
REFORMAS
Se cumplen cuatro años de la histórica marcha de
Benedicto XVI
El adiós de Ratzinger posibilitó la primavera de Francisco
"¡Vayamos juntos hacia adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y del
mundo!"
Redacción, 28 de febrero de 2017
(RV).- «Que en nuestros corazones, en el corazón de cada uno esté siempre la
alegre certeza de que el Señor está a nuestro lado, no nos abandona, está
cerca de nosotros y nos envuelve con su amor ¡Gracias!».
Fue el deseo de Benedicto XVI en su penúltima audiencia general (13 de
febrero de 3013) entre los aplausos de los miles de peregrinos de tantas partes
del mundo que gritaban su nombre con mucho cariño.
«Gracias por vuestro amor y apoyo. Que experimentéis siempre la alegría
de tener a Cristo como el centro de vuestra vida», fue el último tuit del Papa
Benedicto XVI, el 28 de febrero de 2013, 17 días después de aquel 11 de
febrero, memoria de Nuestra Señora de Lourdes, cuando anunció su renuncia.
«Confiemos siempre en el poder de la misericordia de Dios», había tuiteado en
la víspera (10 de febrero de 2013), añadiendo: «Todos somos pecadores,
pero su gracia transforma y renueva nuestra vida».
Con cariño y devoción queremos recordar las primeras palabras, de Benedicto
XVI, el 19 de abril de 2005, cuando acaba de ser elegido para guiar a la Iglesia
universal, como hizo durante casi ocho años con sabiduría, dulzura, humildad y
firmeza:
«Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los
señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la
viña del Señor.
Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con
instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones.
En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda permanente,
sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a
nuestro lado. ¡Gracias!»
Como habían hecho el día de su elección, las campanas de todas las iglesias
de Roma acompañaron también los últimos momentos del Pontificado del
Papa Joseph Ratzinger, mientras salía del Vaticano y sobrevolaba la Ciudad
Eterna, en el helicóptero blanco que le llevó a Castelgandolfo.
«¡Vayamos juntos hacia adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y
del mundo!»
Allí las campañas de las iglesias de toda la diócesis de Albano recibieron su
llegada. A las campanadas se unieron las oraciones de los fieles del mundo,
que junto con las miles de personas, que habían acudido a esa localidad lacial
escucharon con conmoción sus palabras improvisadas de despedida, gratitud y
bendición:
«Queridos amigos estoy feliz por estar con ustedes, rodeado por la belleza de
la Creación y de su simpatía, que me complace.
¡Gracias por su amistad y cariño!
Ustedes saben, que el día de hoy es distinto al de otras veces precedentes. Ya
no soy Sumo Pontífice de la Iglesia Católica - hasta las ocho aún lo seré, luego
ya no -.
Soy simplemente un peregrino que comienza la última etapa de su
peregrinación en esta tierra.
Pero quisiera una vez más, con mi corazón, amor y oración, con mi reflexión,
con todas mis fuerzas interiores trabajar por el bien común y el bien de la
Iglesia y de la humanidad.
Me siento muy apoyado por vuestra simpatía. ¡Vayamos juntos hacia adelante
con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo!
Les imparto con todo mi corazón mi bendición. Gracias y buenas noches».
Un engaño sutil en las "dudas" de Burke
"Las 'dubia' ya están respondidas en el capítulo VIII de la 'Amoris laetitia'"
"Dejen de manipular el mensaje papal con el viejo ardid de repetir frases fuera
de contexto"
Elske Rasmussen, 05 de marzo de 2017
(Elske Rasmussen, teóloga).- Algunos grupos conservadores intentan hacer
creer que un cambio de la disciplina que ellos no soportan (la posibilidad de
comulgar para algunos divorciados vueltos a casar) es una caída en el abismo
del relativismo. Pero intentan mostrar que ellos no son cismáticos. ¿Cómo lo
hacen? Pretendiendo enseñar que para interpretar un documento del Papa no
interesa su propia intención ni lo que él realmente ha querido decir (muy
explícito en la carta que envió a los Obispos de la Región Buenos Aires).
Eso no cuenta para ellos. Sólo interesa lo que dijeron los Pontífices
anteriores. A Francisco sólo se le permite decir lo que dijeron los
anteriores, y si dice algo diferente, debe ser interpretado de tal manera que
siga afirmando lo que afirmaron los anteriores.
De este modo, la Iglesia, la asistencia del Espíritu y el carisma de Pedro,
quedan fijados para siempre en la renuncia de Benedicto XVI (o antes). A
partir de allí ningún Papa puede modificar algo, y sin importar lo que él quiera
decir, sólo puede servir para ilustrar lo ya dicho por san Juan Pablo II.
Entonces, estos sectores ultraconservadores -repletos de odio debido a la
pérdida de poder que han sufrido- se presentan como los salvadores de este
Papa, interpretándolo de manera contraria a lo que él quiere decir. Es
decir, ellos son los dueños de la correcta doctrina de la Iglesia, que
procuran esconder el "peligroso relativismo" de Francisco. Porque parece que
si una mujer en segunda unión comulga, se les revuelven las tripas de asco.
La realidad es que Francisco no niega que existan verdades objetivas y normas
universales. Nunca afirmó que lo malo se convierta en bueno por la intención
del sujeto. No le gustan ni el subjetivismo ni el relativismo. Para él, el adulterio
es adulterio y el proyecto divino es el matrimonio indisoluble. Y además sabe
perfectamente que nadie puede comulgar, si no está en gracia de Dios. No
necesita que le enseñen el Catecismo. Entonces, que dejen de manipular su
mensaje con el viejo ardid de repetir frases fuera de contexto o agregando
a sus palabras otras que él no ha dicho.
Francisco sólo retoma una vieja convicción de la Iglesia, que no niega nada de
lo anterior: alguien puede cometer acciones objetivamente malas, que, sin
embargo, pueden no ser subjetivamente graves debido a determinados
condicionamientos. Si esto es así, esa persona no pierde la vida de la gracia.
Como no la pierde quien sufre una enfermedad mental y en un momento de
descontrol comete una falta grave. Esto es viejo, clásico. Lo enseña
explícitamente el Catecismo y lo han dicho varios documentos de la Iglesia,
algunos de ellos citados en Amoris laetitia. Negar esto sería estar en contra del
mismo san Juan Pablo II.
Lo único que agrega este Papa, que permite abrir una puerta en la disciplina
observada hasta ahora, es que el pastor junto con una persona que le confía su
intimidad, puede llegar a discernir que, más allá de una falta objetivamente
grave que se intenta superar, esa persona puede no ser plenamente culpable
debido a determinados límites de su vida. La vida concreta -lejos de los
escritorios de los Cardenales- con sus ásperos límites, hace que la
culpabilidad pueda estar atenuada, sin que eso implique llamarle blanco a
lo que es negro.
Cuando la culpabilidad está atenuada, esa persona puede estar en gracia
de Dios. Por lo tanto, puede haber un camino de discernimiento abierto a la
posibilidad de comulgar. Esto parece obvio, pero algunos esquemas mentales
muy rígidos y estructurados se resisten a incorporar esta lógica diferente en la
praxis pastoral.
De todos modos, ningún discernimiento otorga a alguien una certeza de
estar en gracia de Dios. Nadie posee esa certeza, ni siquiera las vírgenes
más puras. Nadie, cuando va a comulgar, tiene certeza de estar en gracia. Sin
embargo, va a comulgar porque pudo alcanzar "cierta seguridad moral" a partir
del discernimiento que hizo con su pastor.
Lo dicho brevemente basta para advertir que las "dudas" (dubia)
presentadas a Francisco ya están respondidas. Una lectura atenta del
capítulo VIII de Amoris laetitia las responde. Sin embargo, quisiera detenerme
en la cuarta de esas dudas, porque encierra una trampa que puede provocar
confusión.
Esta duda se refiere a las "circunstancias que atenúan la responsabilidad
moral", y pregunta si todavía es válido lo que dice Veritatis Splendor 81:
"las circunstancias o las intenciones nunca podrán transformar un acto
intrínsecamente deshonesto por su objeto en un acto subjetivamente honesto o
justificable como elección".
Atentos. Francisco no ha dicho que los actos íntimos de la convivencia "more
uxorio" de los divorciados vueltos a casar puedan convertirse en actos
"subjetivamente honestos" o justificables "como elección". Amoris laetitia sólo
da lugar a pensar que en algunos casos la culpabilidad de los conviventes (o
de uno de ellos) pueda estar atenuada.
No se puede pasar por alto un ejemplo que aparece en la Exhortación
Apostólica, que puede darse en personas con "gran dificultad para volver atrás
sin sentir en conciencia que se cae en nuevas culpas" (AL 298). Esto ocurre
particularmente cuando están en juego los hijos de una segunda unión,
donde a veces en la pareja uno es católico y el otro no tiene interés alguno en
las enseñanzas de la Iglesia.
Pero que la culpabilidad esté disminuida porque la capacidad de decisión está
fuertemente condicionada, no significa presentar esa situación como un ideal a
elegir. De hecho, la misma Amoris laetitia, rechaza la actitud de alguien
que "ostenta un pecado objetivo como si fuese parte del ideal
cristiano" (AL 297). En ese caso no sólo excluye la posibilidad de recibir la
comunión sino incluso de prestar servicios eclesiales como dar catequesis, etc.
Entonces, los actos objetivamente malos de esa convivencia nunca pueden
presentarse como una elección de vida, un ideal personal o como actos
honestos. Para hablar de estos temas hay que ser precisos y cuidar ciertas
sutilezas que nos impiden hacerle decir a otro lo que no ha dicho, sobre todo
cuando se trata del Vicario de Cristo.
El Vaticano desmiente que Francisco haya relajado las
sanciones contra los curas pederastas
Nueva campaña contra el Papa a cuenta de la "tolerancia cero" ante los abusos
"No sólo no se aliviaron las penas, sino que en algún caso se agravó la sanción
aplicada"
Jesús Bastante, 28 de febrero de 2017
(Jesús Bastante).- Lo intentan con pasquines, sátiras o campañas mediáticas,
pero la verdad continúa desmontando las teorías de sectores más
ultraconservadores de la Iglesia católica contrarios al Papa Francisco. El
último intento ha ido más allá, llegando a acusar al Santo Padre de ordenar
rebajar las sanciones contra los curas pederastas. Una rotunda falsedad
que ya ha sido desmentida por el Vaticano. La "tolerancia cero" de Bergoglio va
en serio.
Así, según informa Valores Religiosos, fuentes de la Santa Sede desmintieron
categóricamente que el Papa haya aliviado las penas eclesiásticas a los
sacerdotes culpables de abusos a menores. La nota, enviada por Ap, hablaba
de un grupo de sacerdotes expulsados del orden sacerdotal y a los que,
supuestamente, el Pontífice habría decidido únicamente suspenderlos. Una
noticia falsa, también desmentida por la periodista Alicia Barrios, una de las
más cercanas al Papa.
La noticia no dejaría de ser una anécdota si no se mezclara con un uso
perverso de la "misericordia", uno de los términos que más utilizan los
rigoristas para tratar de caricaturizar los nuevos tiempos que, desde hace
cuatro años, ha traído Bergoglio a la Iglesia católica. Una dinámica recurrente,
que los grupos ultraconservadores ya utilizaron en el caso de
los Franciscanos de la Inmaculada, la Orden de Malta o los cuatro
cardenales y sus tristemente famosas "dubia", y que quería confrontar dicha
misericordia con la tolerancia cero ante la pederastia.
"Todo eso es falso", subrayan fuentes vaticanas, que añaden que "no sólo no
se aliviaron las penas, sino que en un caso que se reabrió por contar con
nuevos elementos, se agravó la sanción aplicada". Roma, además, no
descarta que la Sala Stampa difunda un comunicado saliendo al paso de las
falsas acusaciones. Porque, como ha señalado en más de una ocasión el
Papa, "con los niños no se juega".
Y es que la misericordia no está reñida con la búsqueda de la justicia. Y
tampoco con el compromiso de Bergoglio por "actuar con severidad
extrema" contra los curas pedófilos y los obispos o superiores consentidores o
encubridores. Una lacra, la de la pederastia, que definirá la credibilidad, no sólo
de este pontificado, sino de la misma institución, que lamentablemente durante
demasiados años mantuvo una estrategia de silencio y ocultación,
soportada, en buena medida, por muchos de los que, hoy, arremeten
contra el Papa venido del fin del mundo.
Last remaining abuse survivor on Vatican commission resigns in
frustration
The Tablet, 01 March 2017 | by Christopher Lamb in Rome
Marie Collins talks of lack of co-operation and constant set backs
Pope Francis' efforts to grapple with the clerical sexual abuse scandal has been
dealt a major blow after a highly respected abuse survivor resigned from his
commission into child protection.
Marie Collins’ Ash Wednesday announcement that she is stepping down from a
papal safeguarding body set up by Francis calls into question the
pope's handling of clerical sexual abuse.
A statement from the commission said Mrs Collins had “cited her frustration at
the lack of co-operation with the commission by other offices in the Roman
Curia,” although she adds that she will continue to work with the body in an
“educational role.”
Her departure means there are no longer any abuse survivors actively serving
on the body set up by Pope Francis with the other survivor, Peter Saunders, on
an indefinite leave of absence.
But she has now become disillusioned by the slow pace of change. In an article
published by the National Catholic Reporter she talks about resistance from
inside the Vatican to recommendations from the commission along with a lack
of resources.
She vented her frustrations about about resistance to reform from inside the
Roman Curia when I interviewed her last month. The problems, she said,
were old attitudes and opposition to Pope Francis: this was a state of affairs
Mrs Collins described as a “disgrace.”
She has stressed, however, that Francis does understand the problem of
abuse and is serious when he talks about adopting a “zero tolerance”
policy.
"What he [the Pope] has said is a true reflection of what he feels about abuse.
But I do believe there are elements in the Vatican thinking in the old way and
who are not on board. And that is very dispiriting in 2017,” she told me.
"He has learned a great deal. No one starts out fully understanding everything.
He may not always get it right and I'm sure he’s made mistakes, but basically he
has got the right attitude."
Mrs Collins was also uniquely able to act as a bridge between survivors and
church authorities. Her voice carries weight. At 13, she was raped by the
chaplain at a Catholic hospital in Dublin where she was a patient. She has
talked about the terrible damage she suffered; how she felt the abuse was her
fault, how she was weighed down with guilt and lost her confidence. At the
same time Collins has been able to live with the pain and work with bishops and
church leaders to ensure children are protected.
Some decisions from Francis concerning certain cases have been "hard to
understand” Mrs Collins says but the Pope has been wiling to listen, and has
adopted every proposal the commission has recommended.
One of these has been the need to hold bishops accountable for covering up
abuse. Initially this was due to take place by the Congregation for the Doctrine
of the Faith (CDF). Later, however, the Pope announced this would be handled
by other curial departments suggesting there was resistance from the CDF.
Sources in Rome say that there is a tribunal in the CDF that could be used to
investigate bishops who cover up but no case has so far been brought to it.
Meanwhile the other Vatican departments can apply another legal process -
known as the administrative trial - to deal with such cases.
What all this shows is the difficulty the commission had in bedding down into the
Church’s central administration. It is not technically a department of the Roman
Curia and so other Vatican departments were not always sure how to relate to it
or where the real authority lay.
It had been set up on the recommendation of the Pope’s advisory council of
cardinals, the C9, and is led by one of its members Cardinal Sean O’Malley. He
is the the Archbishop of Boston who took over following the exposure of a
cover-up of sexual crimes against children by priests and has been Francis’
point man on abuse.
Today the Cardinal said: “We will certainly listen carefully to all that Marie
wishes to share with us about her concerns and we will greatly miss her
important contributions as a member of the commission.”
The problem facing the Pope is a perception that he is not able to take full
control of the sex abuse crisis which has infected the Church worldwide.
Adopting a merciful approach to survivors has backfired after he softened a
sentence against abusive Italian priest Mauro Inzoli, after powerful figures
allegedly lobbied the Pope on Inzoli’s behalf.
Collins disagrees withe Pope’s decisions on this case and was also worried by
Francis' appointment of Chilean Bishop Juan Barros despite claims Barros had
covered up abuse.
But she points out that “none of his actions have put a perpetrator back into
a position where children would be at risk.”
Critics say the Pope needs to show that he “gets it” when it comes to abuse and
adopt a stronger procedures based approach to the matter rather than adopting
a case-by-case strategy.
Francis has shown himself willing to try new ideas in all sorts of ways in what
has been a “start-up” style papacy. Some things work, some don’t. In the case
of the commission he needs to go back to the drawing board.
Exclusive: Marie Collins | Survivor explains decision to leave Vatican's
abuse commission
NCR, Mar. 1, 2017
Editor's Note: Marie Collins of Ireland was appointed in 2014 as one of two
survivors of clergy sex abuse to serve on Pope Francis' Pontifical Commission
for the Protection of Minors. She resigned from that position Wednesday, March
1. She wrote the following statement for NCR about her decision.
The Pontifical Commission for the Protection of Minors has had difficulties to
overcome in its three years of existence.
Obviously I intend to respect the confidentiality of my former colleagues on the
Commission and the work they are doing, but some of the main stumbling
blocks that I can mention have already been detailed by Commission members
who gave testimony Feb. 23 to Australia's Royal Commission into Institutional
Responses to Child Sexual Abuse.
These stumbling blocks include: lack of resources, inadequate structures
around support staff, slowness of forward movement and cultural resistance.
The most significant problem has been reluctance of some members of
the Vatican Curia to implement the recommendations of the Commission
despite their approval by the pope.
In her testimony, Kathleen McCormack, the Commission's Australian member,
summed up the struggles and emphasized the need to keep hope. "Like water
on a rock," she said, "we've just got to keep at it."
I have come to the point where I can no longer be sustained by hope. As a
survivor I have watched events unfold with dismay.
During our first year we had to go forward without an office or staff. Then finding
a method by which the Commission could enter into dialogue with Vatican
dicasteries was difficult for a very prolonged period.
This was eventually overcome in 2016 when liaison persons for each Vatican
department were appointed to be available to interact with the Commission but
there was a long delay in this very important area of communication and
cooperation.
The Commission’s recommendation for a Tribunal to be put in place whereby
negligent bishops could be held accountable was approved by Pope Francis
and announced in June 2015. Yet it was found by the Congregation for the
Doctrine of the Faith, as Baroness Sheila Hollins stated to the Royal
Commission, to have unspecified "legal" difficulties, and so was never
implemented.
With his motu proprio "As a Loving Mother," Francis followed up last year with
another accountability initiative. This would not only cover negligent bishops but
also negligent religious superiors. It was to come into effect Sept. 5 but it is
impossible to know if it has actually begun work or not.
The Safeguarding Guidelines template developed by the Commission, intended
to be used by bishops' conferences around the world as a basis for drawing up
their own policy documents has not yet been disseminated. The dicastery which
has the responsibility for reviewing existing bishops’ conference policy
documents and which has its own template is refusing to cooperate with the
Commission on the combining of the work.
In his testimony to the Royal Commission, member Bill Kilgallon from New
Zealand, who is the Chair of the Guidelines working group, used the analogy of
government to understand how this sort of resistance can come about. He
spoke of "how jealously government departments guard their own domain and
there can be some pushback about taking advice from others."
The reluctance of some in the Vatican Curia to implement
recommendations or cooperate with the work of a commission when the
purpose is to improve the safety of children and vulnerable adults around
the world is unacceptable.
Is this reluctance driven by internal politics, fear of change, clericalism which
instills a belief that 'they know best' or a closed mindset which sees abuse as an
inconvenience or a clinging to old institutional attitudes?
I do not know the answer but it is devastating in 2017 to see that these men still
can put other concerns before the safety of children and vulnerable adults.
The last straw for me, on top of the refusal to cooperate on the
Safeguarding Guidelines, has been the refusal, by the same dicastery, to
implement one of the simplest recommendations the Commission has put
forward to date.
Last year at our request, the pope instructed all departments in the
Vatican to ensure all correspondence from victims/survivors receives a
response. I learned in a letter from this particular dicastery last month that
they are refusing to do so.
I find it impossible to listen to public statements about the deep concern in the
church for the care of those whose lives have been blighted by abuse, yet to
watch privately as a congregation in the Vatican refuses to even acknowledge
their letters! It is a reflection of how this whole abuse crisis in the Church
has been handled: with fine words in public and contrary actions behind
closed doors.
When I accepted my appointment to the Commission in 2014, I said publicly
that if I found what was happening behind closed doors was in conflict with what
was being said to the public I would not remain. This point has come. I feel I
have no choice but to resign if I am to retain my integrity.
I know my former colleagues on the Commission will forge on and I hope in time
succeed in overcoming the difficulties and bringing the real change that is
needed.
There is still a survivor member in the group, though he is on leave of absence.
I do not know if when his term of office ends another survivor will be brought on
board. I do hope in whatever way things go forward that a survivor's voice will
be included.
In the past three years I have never had the opportunity to sit and talk to
the pope but if I had I would ask him to do three things:
1. Give the Commission the responsibility and the power to oversee
implementation of the recommendations when they are approved. No matter
how much work is put into the recommendations given to the Holy Father and
no matter how much he supports them they must be properly implemented to
have any effect.
2. Give the Commission an adequate, independent budget to do its work
without having each item of expenditure go through the internal Vatican
approval process.
3. Remove the restriction on the recruitment of professional staff from
outside the Vatican.
Despite everything I have said, I do believe there is value in the Commission
continuing its work. The members are sincerely putting every effort into very
important projects with the intention of moving things forward.
Notwithstanding recent disappointing news on the reduction of sanctions for
convicted perpetrators, I believe the pope does at heart understand the
horror of abuse and the need for those who would hurt minors to be
stopped.
Although I do not agree with them, as far as I am aware none of his actions
have put a perpetrator back into a position where children would be at
risk. If they did I would have a very different view.
Those who appeal to his commitment to mercy in these cases do a
disservice to all, including the man himself, who I feel does not appreciate
how his actions of clemency undermine everything else he does in this area
including supporting the work of the Commission.
I wish my former colleagues well as they go forward. The issue of improving
safety of children and vulnerable adults is so important it has to continue no
matter the stumbling blocks in its path.
[Marie Collins is a former member of the Pontifical Commission for the
Protection of Minors.]
Marie Collins abandona la Comisión Antipederastia ante las trabas a los
cambios de "un pequeño grupo de la Curia"
Un dicasterio vaticano se negó a la obligación de contestar a todas las cartas
de las víctimas
Continuará trabajando en los procesos de formación de los obispos y atención
a los abusados
Jesús Bastante, RD 01 de marzo de 2017
(Jesús Bastante).- Era la única superviviente de abusos clericales que se
mantenía en la Comisión Antipederastia vaticana. La irlandesa Marie Collins,
una de las figuras esenciales de la reforma y endurecimiento de las penas
contra los sacerdotes abusadores de menores, ha anunciado su renuncia a la
comisión. La fuerte oposición a dichas reformas por parte de un grupo
minoritario de la Curia romana ha acelerado su decisión.
No obstante, Collins ha aceptado la invitación del cardenal O'Malley
para seguir trabajando en la comisión con un papel educativo en
reconocimiento a su excepcional capacidad para la enseñanza y su testimonio
como sobreviviente.
"Han sido tres años difíciles, pero me he mantenido en la esperanza de que
podíamos traer el cambio. Todos los miembros de la comisión son muy buena
gente, especialmente el cardenal Sean O'Malley, y el Papa Francisco ha
apoyado todas nuestras recomendaciones", apuntó Collins, quien añadió
que "nos hemos encontrado con la actitud resistente de un pequeño grupo
de la curia del Vaticano", que "no ha cooperado en nada".
Su decisión de renunciar fue el culmen a una serie de frustraciones por parte
de funcionarios vaticanos. La gota que colmó el vaso fue la negativa de un
departamento vaticano a responder a todas las cartas de supervivientes y
víctimas de abusos.
"Parecía que una simple petición, pero más tarde me di cuenta de que este
dicasterio (no señaló cuál) no iba a cambiar sus procesos, y que no iba a
poner en marcha el sistema para contestar a estas cartas. Para mí, esa fue la
gota que colmó el vaso", confesó Marie Collins.
Nada más conocerse la renuncia, presentada el 13 de febrero y que es efectiva
desde hoy, el cardenal O'Malley emitió una declaración en la que, "en nombre
de los miembros de la Comisión, he expresado a Marie Collins nuestro más
sincero agradecimiento por las contribuciones extraordinarias que ha hecho
como miembro fundador de la Comisión".
"Ciertamente vamos a escuchar con atención a todo lo que Marie quiere
compartir con nosotros acerca de sus preocupaciones y vamos a perder en
gran medida sus importantes contribuciones como miembro de la Comisión",
señala el cardenal, quien añade que Collins "seguirá trabajando con
nosotros en la educación de los líderes de la Iglesia, incluyendo los
próximos programas para los nuevos obispos y de los dicasterios de la Santa
Sede. Nuestras oraciones permanecerán con Marie y con todas las víctimas y
supervivientes de los abusos sexuales".
La renuncia de Collins se produce un año después de que el inglés Peter
Saunders, también víctima de abusos y fundador de la Asociación Nacional de
Personas que sufrieron abusos en la Infancia (NAPAC, en sus siglas en inglés),
decidiera abandonar la comisión.
La Pontificia Comisión no especificó entonces las razones de la dimisión de
Saunders, pero este había manifestado anteriormente su malestar por cómo se
habían tratado algunos de estos casos de pederastia.
Saunders también había expresado su contraposición ante algunas
decisiones del cardenal George Pell, que dirige la Secretaria de Economía
del Vaticano, como su posición ante las denuncias de pederastia en el seno de
la Iglesia católica de Australia, o que hubiera rechazado declarar en algunos
juicios alegando problemas de salud.
José Manuel VidalLa 'sacudida' de Marie Collins a la Curia renuente
02.03.17 |
o
Algunos curiales del colmillo
retorcido siguen resistiendo erre que
erre y desde la sombra (su habitat
preferido) a la revolución evangélica
de Francisco, que conlleva, como es
evidente, la tolerancia cero real con
los curas abusadores y la quiebra
total del sistema de encubrimiento,
vigente durante tanto tiempo en la
Iglesia. Marie Collins experimentó
las reticencias curiales y, para denuciarlas, dimitió de su puesto en la comisión
antiabusos del Vaticano. Un gesto como un aldabonazo.
La irlandesa Marie Collins primero fue víctima de abusos de un clérigo y, ahora,
víctima de la falta de escrúpulos de algunos curiales (no sabemos cuántos),
que siguen despreciando a las víctimas y, ya de paso, poniendo palos en las
ruedas de las reformas de Francisco. Viejas y culpables inercias. Las cloacas
de la Curia en acción.
No están dipuestos, por ejemplo, a contestar a las cartas de las víctimas de
abusos. ¡Qué menos se merece una víctima! Pues ni eso quieren hacer. Les da
igual que lo diga el Papa. Siguen anclados en los viejos métodos de la
negación y del encubrimiento.
El pueblo de Dios tiene derecho a saber quiénes y cuántos son esos
curiales. Y dónde trabajan y por qué se les sigue manteniendo en sus
puestos, cuando no obedecen ni al Papa.
Marie collins, en su despedida, no cita nombres. Sólo señala drectamente a un
dicasterio, la Congregación para la Doctrina de la Fe, que dirige el cardenal
Müller. Sin acusarlo a él directamente. Pero ya es casualidad que, siempre que
se habla de este tipo de problemas o reticencias, ante siempre de por medio el
ex Santo Oficio.
Marie Collins se va precisamente para eso. Para lanzar un sos al pueblo de
Dios. Para gritar a los cuatro vientos que hay curiales resistentes, dispuestos a
todo para mantener sus privilegios y su ley del 'antiguo régimen'.
O, como dice nada menos que el Secretario de Estado, cardenal Parolin, Marie
Collins se va "para sacudir el árbol". Una bofetada que deja en evidencia a
los 'resistentes'. Un grito de socorro, para que la limpieza en la Iglesia vaya
más de prisa y más a fondo. Y nadie la pare.
Porque de lo que se trata no es sólo de desactivar a unas cuantas
manzanas podridas del clero, sino de acabar con el 'sistema eclesial de
encubrimiento'. Todo un sistema, al que se aferran los que minimizan el
problema de los abusos, los que lo interpretan siempre como maniobras de los
'enemigos' o los que, incluso, llegan a justificarlos o, al menos, restarle
importancia.
Un viejo sistema eclesial a la defensiva, que rompe Benedicto XVI y continúa
Francisco, pero no asumen algunos de sus curiales (y muchos obispos en todo
el mundo). Se trata de un cambio de mentalidad. Dejar de pensar que los
abusos son un mero pecadillo, que se cura con el traslado del depredador y
que no conviene denunciar, para no dañar la imagen pública de la institución.
Los abusos son un pecado, el mayor pecado, el del escándalo de los
inocentes, el del 'mal le valiera al que lo comete atarse una piedra al
cuello y arrojarse al mar', como dice el Evangelio. Un pecado y un delito.
Lao tolerancia cero en la Iglesia sólo será real (y dejará de ser una frase
teórica) cuando los feligreses, los compañeros curas y los obispos denuncien
a los abusadores a la justicia civil, los expulsen del sacerdocio y paguen
a las victimas.
En Estados Unidos es ésta la dinámica que aplican los obispos. En muchos
casos, porque se han visto obligados. Y es que, para indemnizar a las víctimas,
muchas diócesis están en quiebra. A la fuerza, ahorcan.
En España, a pesar de los recientes casos descubiertos, sólo han salido a la
luz menos del 5% de los abusos, según dicen los expertos en el tema. La punta
del iceberg. Un iceberg que muchos se empeñan en ocultar. Sin éxito, en la
sociedad de la globalización y de la información.
Santidad, saque el látigo. Como Cristo en el templo. ¡Con misericordia y
por misericordia con las victimas: a latigazo limpio con los abusadores,
con los renuentes y con los encubridores!
From the editor's desk > Criminal, callous, depraved, abysmal
The Tablet, 02 March 2017
The Catholic Church in Australia is in very deep water. There is widespread
public disgust and horror at its failure to stop the sexual abuse of children by a
considerable number of its priests. The evidence that has emerged during the
hearings of a royal commission into institutional child abuse entirely justifies
the description of the Archbishop of Sydney, Anthony Fisher, of the Church’s
response to the victims of the abuse as “a kind of criminal negligence”.
Collectively, Australia’s archbishops have anticipated the likely outcome of the
inquiry by what amounts to a plea of guilty, institutionally, while implying that it
was an earlier generation of church leaders who must bear the actual blame.
The Archbishop of Perth, Timothy Costelloe, said the “abysmal” response to
complaints by that earlier generation was due to their complacent belief in the
“untouchability of the Church”, making it unaccountable and “a law unto itself”.
Public attention has already focused on Cardinal George Pell, Archbishop
Fisher’s predecessor and a conspicuous member of that earlier generation, who
has admitted that he failed to carry out his duty regarding several priests
suspected of abuse. Cardinal Pell clearly considered himself untouchable. The
royal commission is unlikely to be kind to him and his position as one of Pope
Francis’ close advisers in the Vatican has to be in question.
Callous indifference to the suffering of children by those responsible for their
safety is impossible to excuse. It cropped up again, and also in an Australian
context, when the British public inquiry into institutional abuse began its
public hearings in London this week. The inquiry heard how, from 1947
onwards, more than 4,000 children were sent to live overseas, mainly in
Australia, but also in New Zealand, Canada and Southern Rhodesia, under a
government scheme. The Catholic Church was one of the institutions taking
care of them; its record was by no means the worst. Many children were
exploited as cheap farm labour, and not a few sexually abused. A 1956
investigation identified some of the abuse. It was brushed aside, and the
depravity continued.
Public confessions of shame, and public attributions of blame, as are inevitable
after both the British and the Australian inquiries, do serve a valuable purpose.
They can be potent in resetting the moral and cultural landscape, and can aid
healing. But what matters most is that the lessons are truly learnt.
Chief Constable Simon Bailey of Norfolk, who is the lead officer for child
protection, said recently that police in Britain are “overwhelmed” by allegations
of abuse. It is no comfort that the full scale of the problem in other public
institutions and in society at large puts the situation in the Catholic
Church into perspective. One abused child is too many; any institution
caught protecting its good name by criminal negligence deserves neither
respect nor public trust.
NCR Editorial Staff | Clergy culture sustains sex abuse scandal
Irish abuse victim Marie Collins looks at Boston Cardinal Sean O'Malley during
the first briefing of the Pontifical Commission for the Protection of Minors at the
Vatican May 3, 2016. (CNS/Reuters/Alessandro Bianchi)
NCR, Mar. 3, 2017
The resignation of Marie Collins from the Pontifical Commission for the
Protection of Minors is a turning point in Pope Francis’ pontificate. It cannot
be seen any other way. For all the hope and promise that we find in Francis and
his vision for the church, we believe his pontificate teeters on the brink of failure
on the issue of sexual abuse by the clergy.
For three and a half years, Francis has promised to take real action to bring
accountability to the highest structures of the church and to help heal survivors.
Now the commission he created to do that must confront serious questions
about its credibility.
For his part, Francis must take some decisive, public action here. He must
empower the commission with authority — a fully functioning commission
cannot operate without a budget, permanent staff and the power to hire outside
expertise. Beyond that, Francis must act to guarantee that the Vatican
dicasteries and their personnel cooperate fully with the commission.
Those who deliberately frustrate the commission’s work, no matter what level of
the Curia they represent, must be replaced with personnel who will claim the
eradication of this scandal as part of their mission.
But something deeper is at play here. If all we get are stronger managerial
presences and dedicated staff and office space, we may not get the full reform
of structures this issue calls out for. A resistance to change that is planted
deep within the all-male clerical culture is the largely unaddressed issue
at the heart of the scandal and has been since the first major story about it
appeared in these pages more than 30 years ago.
Bishop Vincent Long Van Nguyen states this clearly, but Australia has been
through three years of public soul-searching that others in the church have
avoided. Francis’ urgent task is to change this elite, clerical culture. He has
been outspoken on this, but now is the time for action.
We should stipulate a few points here for those who might still think that calling
out the clerical culture once again is overstating the matter. It is clear that
sexual abuse of children does not happen solely, or even primarily, within the
confines of the Catholic priesthood. In fact, most abuse occurs in the wider
society and in family settings among those whom children are taught to trust.
Abuse within the Catholic church, however, is a unique crime — and sin
— for several reasons having to do with the clerical culture.
First, the perpetrators claim, by dint of ordination, an ontological difference
from the rest of humanity, a separateness expressed in the belief that they
stand “in persona Christi,” specially anointed channels of God’s grace and
forgiveness.
Second, the perpetrators belong to a closed and exclusive culture, with its
own archaic laws and largely hidden legal proceedings, a culture that enjoyed
enormous deference from law enforcement and the courts as well as from
ordinary Catholics.
Finally, the culture was long led by men who, it has been shown beyond
any dispute, looked first to the preservation of their privileged status and
the reputation of their culture before taking into consideration the deep
destruction occurring to the most vulnerable in the community.
What we know now is that all of the emotional and intellectual investment of
victims, all the lofty words and intentions of countless bishops forced to
acknowledge the deep corruption of the institution, all of the straining for some
manner of justice by those in the wider, secular culture, mean nothing inside
the community if the clergy culture continues to refuse to confront itself
and its entrenched and unyielding role in sustaining the sexual abuse
scandal.
There is no denying the progress — and Collins herself gives high marks to
Francis for dealing forcefully with the problem at the top level of the
church. But if, as she reports, his efforts are consistently frustrated at
lower levels, nothing will change.
We are at a crucial point when it comes to the issue of clergy sex abuse. Yes,
the buck stops with Francis, but the burden is not just on the pope but also on
everyone inside the Vatican to forcefully address the repercussions of past
abuses and wipe out the atmosphere that has allowed this crime, and this sin,
to occur for centuries.
What is necessary to finally put this scandal behind us is a chorus of clerical
voices demanding reform of their own culture, demanding that the all-male
clerical caste engage in the painful work of understanding what their culture has
become, how it could be so deformed that it was able to justify what some have
termed the “soul-killing” of the community’s children.
It is that culture that thwarts the work of the pontifical commission and that led
to Marie Collins’ resignation. And until that culture changes, children will remain
in harm’s way within this church.
"Las resistencias al Papa vienen de la Congregación para la Doctrina de
la Fe"
Mañana se inicia en la audiencia de Granada el proceso contra los 'romanones'
José María Castillo: "El arzobispo de Granada sabía lo que estaba sucediendo"
(José María Castillo, teólogo).- Hace pocos días, se ha sabido que la Sra.
Marie Collins, irlandesa, ha abandonado el Vaticano donde colaboraba con la
Comisión Antipederastia, presidida por el cardenal O'Malley. El motivo de este
abandono ha sido que Marie Collins, ha encontrado continuas resistencias,
dentro del mismo Vaticano, para defender a las víctimas de abusos sexuales
por parte de clérigos pervertidos. Una de tales víctimas, había sido la misma
señora Collins de la que abusó un cura cuando era una chiquilla de menos de
diez años.
Además, todo este asunto se ha producido con un agravante: lo más
escandaloso está en que las resistencias, para que se acabe con estos
abusos y se castigue a los culpables, vienen de donde menos nos podíamos
imaginar, del Santo Oficio. Esto es lo que, en estos días circula por los medios
de comunicación.
Si esto, efectivamente, es así, ¿cómo es posible que el Santo Oficio, cuya
misión y razón de ser consiste en vigilar por la rectitud de la Doctrina de la Fe y
de la vida cristina, se dedique ahora a poner dificultades a una Comisión,
organizada por el papa, en un asunto tan grave y tan escandaloso, como es el
abuso sexual de menores, sobre todo cuando ese abuso es cometido por
"hombres de Iglesia"?
Me resisto a creer que la Congregación parta la Doctrina de la Fe tenga y
ampare entre sus funcionarios a individuos tan indeseables, como serían
quienes se empeñan en que los delitos y pecados más vergonzosos se puedan
cometer impunemente en la Iglesia. Y si es que el Santo Oficio permite que,
dentro de él mismo, haya sujetos tan desvergonzados, que no me cabe en la
cabeza que eso se esté haciendo porque en el Vaticano haya ahora mismo
sujetos con tan poca vergüenza que se dediquen a hacer lo contrario de lo que
tendrían que hacer.
Entonces, ¿por qué ocurren estas cosas en la Curia Vaticana? Es cuestión de
poder. Se sabe que hay cardenales y obispos que no ocultan su
resistencia al papa Francisco. Pero esta resistencia no es por motivos de
fe. Nadie ha podido acusar al papa Francisco de desviarse de la Fe "divina y
católica", como quedó definida en el concilio Vaticano I, en 1878, (DH 3011). La
resistencia se debe a desacuerdos en el modo de ejercer el papado.
Francisco es un hombre sencillo, cercano al sufrimiento de la gente, poco
clerical y espontáneo. Ante un papa así, ha cundido el desconcierto. Y la
consiguiente resistencia.
¿Dónde está el fondo del asunto? No está en que en el Santo Oficio estén de
acuerdo con los pederastas y sus repugnantes crímenes. Lo que el Santo
Oficio no quiere es que eso lo resuelva una "comisión" en la que cabe,
por ejemplo, una señora venida de Irlanda. No, en estos asuntos, por lo que
la señora Collins dice, "mando yo", piensa el Santo Oficio. Y por esto, sin duda,
es por lo que los funcionarios de ese Sagrado Dicasterio no toleran que nadie,
venido de fuera, se entrometa en sus asuntos y en el modo de resolver tales
asuntos.
Por poner un ejemplo, se me antoja que, en el Santo Oficio, tiene que sentar
muy mal que se hagan públicos los abusos sexuales que algunos clérigos
cometen contra niños y niñas menores de edad. La práctica preferida del
Santo Oficio ha sido el ocultamiento en los motivos y en el proceso de sus
decisiones. Los abusos de menores son un asunto que viene de antiguo en la
Iglesia. Y hoy sabemos con seguridad que, hasta el pontificado de Benedicto
XVI, una de las preocupaciones constantes en la Iglesia era que los abusos de
menores se mantuvieran en secreto.
Ya, en los años 50 del siglo pasado, yo tuve que soportar los avisos, que se
nos mandaban a los que trabajábamos en un seminario diocesano, para que se
mantuvieran en el más estricto secreto los abusos que allí se habían cometido
contra chiquillos inocentes.
Es evidente que, durante mucho tiempo (no es posible saberlo con precisión),
una de las grandes preocupaciones de la Curia Vaticana fue, ante
todo, asegurar su buena imagen pública, aunque el precio de semejante
imagen fuera destrozar los derechos y la dignidad de criaturas inocentes. Como
es lógico, una Iglesia así, con semejantes convicciones y con tal escala de
valores, no podía ser ejemplo de nada y para nadie.
Pues bien, así las cosas, el próximo lunes, 6 de marzo, se inicia en la audiencia
de Granada el proceso contra los "romanones". Un colectivo de once curas,
que han sido acusados de abusos a menores. El asunto se ha ocultado cuanto
ha sido posible. El arzobispo de Granada, don Javier Martínez, sabía lo que ha
estado sucediendo en esta diócesis durante años.
Y son bien conocidas las escenificaciones de inocencia que el prelado ha
hecho en la catedral de la diócesis y en otras ocasiones. Este arzobispo tiene
ya antecedentes penales, como es bien sabido. Pierdan o ganen este juicio los
"romanones" (y el arzobispo), ¿cuándo llegará el día en que no sea necesario
esperar a que un tribunal civil ponga las cosas en claro, sino que las
autoridades eclesiásticas tengan tanta y tan transparente credibilidad, que con
su palabra nos baste para estar seguros de lo que realmente sucede y quiere la
Iglesia?
MENSAJES
El Papa, sobre los refugiados: "Recibir, acoger, consolar e integrar. Lo
que falta es la integración"
"Es muy difícil ponerse en el lugar de los demás, porque a menudo somos
esclavos de nuestro egoísmo"
Cameron Doody/Aica, 28 de febrero de 2017
(C. Doody/Aica).- "Recibir, acoger, consolar e integrar inmediatamente".
Una vez más, el Papa Francisco ha mostrado el camino a seguir en cuanto al
tratamiento debido a los inmigrantes. En una entrevista con la revista de
Cáritas de Milán, el Pontífice ha insistido en que todos "somos culpables"
por la crisis en la que se encuentran: "porque explotamos sus tierras, pero
no hacemos ningún tipo de inversión para que ellos puedan beneficiarse".
En conversación con "Scarp de' Tenis", antes de su periplo por algunas de las
zonas más desfavorecidas de la ciudad del norte de Italia el próximo 25 de
marzo, el Papa señaló lo difícil que es "ponerse en los zapatos del otro", y
explicó qué aunque es algo bueno y justo dar limosna a los pobres, no se
puede "arrojarle el dinero sin mirarle a los ojos, pues esto no es un gesto
de cristiano".
Ponerse en los zapatos del otro
En referencia al "pueblo de los invisibles, de las personas sin domicilio
fijo", se le preguntó al pontífice como fue recibido el llamamiento de abrir las
puertas de las iglesias para recibirlos.
"El llamamiento del Papa fue escuchado por muchas personas y muchas
parroquias", dijo el Santo Padre. "En el Vaticano hay dos parroquias y cada una
recibió a una familia de Siria. Muchas parroquias en Roma abrieron sus puertas
a la acogida y sé que otras, que no tienen sitio, juntaron dinero para pagar el
alquiler durante un año a las personas y familias necesitadas. El objetivo debe
ser la integración, es importante que los acompañen durante un período
inicial. En muchas partes de Italia se hizo. Las puertas se abrieron en muchas
escuelas católicas, conventos, en muchas otras estructuras. Por eso digo que
el llamamiento fue escuchado. También sé de muchas personas donaron
dinero para pagar el alquiler de las personas sin domicilio fijo".
"Es muy difícil meterse en los zapatos, en el lugar de los demás, porque a
menudo somos esclavos de nuestro egoísmo", señaló Francisco más
adelante y explicó: "En un primer nivel, podemos decir que la gente prefiere
ocuparse de sus propios problemas sin querer ver el sufrimiento u otras
dificultades. Pero hay otro nivel. Ponerse en los zapatos de los demás significa
tener una gran capacidad de comprender, de entender los momentos y las
situaciones difíciles".
"Si pensamos, además, en las existencias que están hechas a menudo de
soledad, ponerse en los zapatos del otro significa servicio, humildad,
generosidad, que es también la expresión de una necesidad. Necesito que
alguien se ponga en mis zapatos. Porque todos necesitamos comprensión,
compañerismo y un consejo. Cuántas veces conocí a personas que, después
de haber buscado consuelo en un cristiano, ya sea un laico, un sacerdote, una
monja, un obispo, me dice: "Sí, me ha escuchado, pero no me ha entendido".
Entender significa ponerse en los zapatos de los demás".
Mirar a los ojos a los viven en la calle
En referencia a las personas sin hogar el pontífice indicó que "las personas que
viven en la calle entienden de inmediato cuando hay un interés real por parte
de la otra persona o cuando hay, no quiero decir ese sentimiento de
compasión, pero sí, ciertamente de pena. Se puede ver una persona sin
hogar y mirarlo como una persona, o como un perro. Y ellos se dan cuenta
de esta forma diferente de mirar".
El gesto de san Juan Pablo II
El Papa Francisco puso como ejemplo una anécdota de la vida de san Juan
Pablo II:
"En el Vaticano -contó Francisco- es famosa la historia de una persona sin
hogar, de origen polaco, que solía estar en la Piazza Risorgimento en Roma.
No hablaba con nadie, ni siquiera con los voluntarios de Cáritas que por la
noche le llevaban una comida caliente. Sólo después de mucho tiempo
consiguieron que les contase su historia: 'Soy un sacerdote, conozco muy
bien a su Papa, estudiamos juntos en el seminario'".
"La voz llegó a san Juan Pablo II, que oyó el nombre, confirmó que había
estado con él en el seminario y quiso encontrarlo. Se abrazaron después de
cuarenta años, y al final de la audiencia, el Papa pidió ser confesado por el
sacerdote que había sido su compañero. "Pero ahora te toca a ti", dijo el
Papa. Y su compañero de seminario fue confesado por el Papa. Gracias al
gesto de un voluntario, de una comida caliente, de unas palabras de consuelo,
de una mirada bondadosa, esta persona pudo recuperarse y hacer una vida
normal que lo llevó a ser capellán de un hospital. El Papa lo había ayudado, por
supuesto, esto es un milagro, pero también es un ejemplo para decir que las
personas sin hogar tienen una gran dignidad".
Francisco relató en la entrevista otro ejemplo: "En el arzobispado de Buenos
Aires en una reja entre un portal y la acera vivían una familia y una pareja. Los
encontraba cada mañana cuando salía. Los saludaba e intercambiaba unas
palabras con ellos. Nunca pensé en echarlos. Alguien me dijo: "Ensucian la
Curia", pero la suciedad está dentro. Yo creo que hay que hablar con la
gente con gran humanidad, no como si tuvieran que pagarnos una deuda y
no tratarlos como si fueran pobres perros".
Preguntado sobre si es "es justo dar limosna a las personas que piden ayuda
en la calle", el Papa respondió: "Hay tantos argumentos para justificarse a
sí mismo cuando no se da limosna". "¿Pero cómo, yo le doy el dinero y
luego se lo gasta en un vaso de vino? Un vaso de vino es la única felicidad que
tiene en la vida, eso está bien. Pregúntate, más bien, que es lo que haces tú en
secreto, que felicidad buscas a escondidas. O bien, a diferencia de él, eres más
afortunado, tienes una casa, una esposa, hijos, ¿Qué es lo que te lleva a decir,
"Ocúpense ustedes de él"?".
"Una ayuda siempre es justa. Desde luego, no es bueno lanzar al pobre solo
algunas monedas. Es importante el gesto, ayudar a los que piden mirándoles a
los ojos y tocando sus manos. Echar el dinero y no mirar a los ojos, no es
un gesto de cristiano. Enseñar la caridad no es descargar las propias culpas,
pero es un acercarse, un mirar a una miseria que llevo dentro de mí y que el
Señor comprende y salva. Porque todos tenemos miserias dentro".
Lo difícil es "integrar" a los migrantes
"¿Se puede acoger a todos los migrantes sin distinción o es necesario
establecer un límite?", le preguntaron al Papa en la entrevista.
"Los que llegan a Europa -respondió Francisco- huyen de la guerra o del
hambre. Y de alguna manera somos culpables porque explotamos sus tierras,
pero no hacemos ningún tipo de inversión para que ellos puedan beneficiarse.
Tienen derecho a emigrar y tienen derecho a ser acogidos y ayudados. Pero
esto debe hacerse con esa virtud cristiana que debe ser propia de los
gobernantes: la prudencia. ¿Qué significa? Significa aceptar a todos aquellos
que se "pueden" recibir. Y esto con respecto a los números".
"Pero es igualmente importante reflexionar sobre "cómo" recibir. Porque recibir
significa integrar. Esto es lo más difícil, porque si los inmigrantes no se
integran, se guetizan. ... Integrar, significa entonces, entrar en la vida del país,
respetar la legislación del país, respetar la cultura del país, pero también
respetar la propia cultura y las propias riquezas culturales. La integración es
un trabajo muy difícil. Recibir, acoger, consolar e integrar
inmediatamente. Lo que falta es la integración. Cada país debe ver a
cuántos puede acoger. No se puede acoger si no hay posibilidad de
integración".
La solidaridad de los humildes
"¿Es posible la solidaridad donde hay pobreza y miseria?", le preguntaron a
Francisco.
"Le hablo de mi experiencia en Buenos Aires. En los barrios pobres hay más
solidaridad que en los del centro", respondió el pontífice, y añadió:
"En las villas miseria hay muchos problemas, pero a menudo los pobres son
más solidarios entre sí porque sienten que se necesitan mutuamente. He
encontrado más egoísmo en otros barrios, no quiero decir ricos porque sería
calificar descalificando, pero la solidaridad que vemos en los barrios pobres, no
se ve en otros lugares, aunque la vida sea más complicada y difícil. En los
barrios pobres, por ejemplo, se ve más la droga, pero sólo porque en otros
barrios está "tapada" y se usa con guantes blancos".
Por último, en referencia a su inminente visita a la ciudad italiana, el Papa
Francisco dijo que "no conozco Milán. He estado allí sólo una vez, por unas
horas, en los años setenta. Pero tengo un gran deseo, espero conocer a tanta
gente. Es mi mayor expectativa: Sí, espero encontrar a tanta gente".
Mensaje para la Cuaresma
Francisco, rotundo: "La codicia es la causa principal de la corrupción"
Invita en su mensaje de Cuaresma a "abrir la puerta de nuestro corazón al otro,
porque cada persona es un don"
Jesús Bastante, 01 de marzo de 2017
(J. Bastante).- "La codicia es la fuente de la corrupción, y fuente de envidias,
pleitos y recelos". El Papa Francisco ha lanzado una dura crítica a la "lógica
egoísta" de la búsqueda de la riqueza absoluta durante su mensaje para la
Cuaresma, presentado hoy. Una lógica que "no deja lugar al amor e impide
la paz".
"El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia", que nos lleva a
"una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y
postrado en su humillación", constata Bergoglio.
En su mensaje, el Papa afirma cómo "el cristiano está llamado a volver a Dios",
a "no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el
Señor", pues "Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso
cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta
espera, manifiesta su voluntad de perdonar".
Para Francisco, la Cuaresma es un tiempo propicio "para intensificar la vida del
espíritu" a través del ayuno, la oración y la limosna, siempre con la Palabra en
el centro. Y es que, como señala el título del mensaje, "La Palabra es un don.
El otro es un don". Y, en especial, el relato de Lázaro, el pobre, y el rico.
"El pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa
literalmente 'Dios ayuda'", subraya Bergoglio, y que "nos enseña que el otro es
un don". "Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino
una llamada a convertirse y a cambiar de vida", recalca.
"La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de
nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino
nuestro o un pobre desconocido", añade el Papa, quien subraya cómo "cada
vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor", al tiempo
que pide "abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es
débil".
Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos
revela acerca del hombre rico. En este punto, afirma el Papa, "la parábola es
despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico".
"La riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de
manera habitual todos los días", añade, incidiendo en que "en él se vislumbra
de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos
sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia".
La codicia, que "es la causa principal de la corrupción y fuente de
envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta
convertirse en un ídolo tiránico" pues, "en lugar de ser un instrumento a nuestro
servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero
puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no
deja lugar al amor e impide la paz".
"La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso", subraya el
mensaje, que incide en que "el peldaño más bajo de esta decadencia moral
es la soberbia", personificada en el hombre rico, que sufre "una especie de
ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su
humillación".
"Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio
condena con tanta claridad el amor al dinero", afirma el Papa, quien se
detiene en la segunda parte de la parábola, vinculándola a la experiencia del
Miércoles de Ceniza. "El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal
de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de
repente que sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él".
"El rico sólo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y
quiere que sea el pobre quien le alivie su sufrimiento con un poco de agua. Los
gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido
que hacer y nunca realizó", recuerda el Papa. Pero "en el más allá se
restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los
bienes".
"La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los
cristianos. En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham
que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: «Tienen a
Moisés y a los profetas; que los escuchen». Y, frente a la objeción del rico,
añade: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque
resucite un muerto»", constata el Papa.
De esta manera se descubre el verdadero problema del rico:" la raíz de sus
males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no
amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo", afirma el mensaje, que
reivindica la Palabra de Dios como "una fuerza viva, capaz de suscitar la
conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios". Y es
que, "cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar
el corazón al don del hermano".
Concluyendo su mensaje, Francisco pide a los cristianos, de cara a la próxima
Cuaresma, "que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de
conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del
pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos
necesitados".
"Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo,
sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces
viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua", finaliza el
mensaje.
Texto completo del Mensaje del Papa Francisco:
La Palabra es un don. El otro es un don
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino
seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en
este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano
está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con
una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo
fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera
pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de
perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).
La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través
de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la
limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos
invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera
centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19-
31). Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para
entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y
la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión.
El otro es un don
La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el
pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una
situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la
puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo
el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21). El cuadro es sombrío,
y el hombre degradado y humillado.
La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama
Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios
ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta
como alguien con una historia personal. Mientras que para el rico es como si
fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un
rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido,
amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un
desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016).
Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas
consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del
rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de
vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta
de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro
o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la
puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo.
Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que
encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios
nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es
débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio
nos revela acerca del hombre rico.
Francisco: "La Cuaresma es un camino de esperanza, una huída de la
esclavitud a la libertad"
"No podemos decir que ya está todo hecho, que entraremos en el Paraíso en
carroza, eso no es así"
"Nuestra salvación es una historia de amor, pero requiere nuestro amor,
nuestra participación en su amor".
Jesús Bastante, 01 de marzo de 2017
(Jesús Bastante).- Una multitud volvió a recibir al Papa Francisco en una
soleada plaza de San Pedro. Bergoglio, como en otras ocasiones, se distrajo
saludando, bendiciendo, e incluso subiendo al papamóvil a dos niños. La
experiencia de comunión que se vive en las audiencias generales da buena
cuenta del significado de este Pontificado, abierto, solidario, alegre,
esperanzado. Y en camino, como la Cuaresma que hoy comenzamos.
"La Cuaresma es un camino de esperanza", apuntó el Papa, quien destacó
cómo este tiempo de preparación para la Pascua, estos 40 días, sirve para
"caminar hacia Jesús Resucitado". "El Señor nos llama desde nuestras
tinieblas, y vamos en camino hacia él, que es la luz".
Se trata de "un periodo de penitencia y mortificación", pero no sólo, porque "el
fin es resucitar con Cristo y renovar nuestra identidad bautismal. Renacer
nuevamente desde lo alto, del amor de Dios. Por eso, la Cuaresma es, por su
naturaleza, tiempo de esperanza", recordó.
El símbolo bíblico de esta Cuaresma se observa en la experiencia del Éxodo
del pueblo de Israel. "El punto de partida es la condición de esclavitud en
Egipto, la opresión, los trabajos forzados.... pero el Señor no abandona a su
pueblo ni ha olvidado su promesa. Llama a Moisés, quien con brazo potente
guía a su pueblo desde Egipto a la tierra de su libertad".
Durante el camino de la esclavitud a la libertad, "el Señor da a los israelitas la
ley, para enseñar a amarle", recordó Francisco. La Biblia, añadió, "muestra que
el Éxodo está muy trabajado. Simbólicamente dura 40 años, que era el tiempo
de vida de una generación, que ante las pruebas del camino es siempre
tentada... Aunque todos conocemos las tentaciones de volver atrás, todos, ¿no
es cierto?".
Sin embargo, "el Señor permanece fiel, y les lleva a la Tierra Prometida", de
modo que "todo ese camino se completa en la esperanza de alcanzar la
Tierra Prometida. Por eso es un éxodo, una huída de la esclavitud a la
libertad". Al tiempo, "estos 40 días son para nosotros una huída de la
esclavitud del pecado a la libertad del encuentro con Jesús resucitado".
Y es que, explicó el Papa, "todo tiene sentido en el diseño de salvación de
Dios, que quiere la vida y no la muerte de todos". También para Jesús "la
Pascua es su Éxodo, con el que ha abierto la vía para alcanzar la vida plena,
eterna y santa".
"Jesús ha debido humillarse y hacerse obediente hasta la muerte,
vertiendo su sangre para librarnos de la esclavitud del pecado. Es el beneficio
que recibimos de él, que debe corresponderse con nuestra acogida libre y
sincera. Pero no podemos decir que ya está todo hecho, y nosotros no
tenemos nada que hacer, que entraremos en el Paraíso en carroza, no,
esto no es así", advirtió el Papa, pues "nuestra salvación es una historia de
amor, pero requiere nuestro amor, nuestra participación en su amor".
"La Cuaresma vive de esta dinámica. Jesús nos precede con su Éxodo",
añadió Bergoglio, quien explicó que "atravesamos el desierto gracias a él. Con
tentaciones, somos tentados, debemos afrontar la tentación y superarla",
porque Jesús "es la luz que vence a las tinieblas, y nos alimenta como la
pequeña llama que nos fue dada el día del Bautismo".
"La Cuaresma es signo sacramental de nuestra conversión. El camino de la
Cuaresma siempre es un camión de conversión, es signo de nuestro camino
de la esclavitud a la libertad, siempre renovada. Un camino en el que hay
que empeñarse, pero es un camino lleno de esperanza", terminó Francisco,
quien añadió que "el Exodo cuaresmal es el camino en el que la esperanza
toma forma. Y ahí la fatiga de atravesar el desierto, las tentaciones, las
pruebas, todo esto va a crear una esperanza fuerte, que nos salva. Como
María, que incluso ante la muerte de su hijo sigue creyendo"
"Con corazón abierto a este horizonte, entramos hoy en la Cuaresma,
sintiéndonos parte del pueblo santo de Dios iniciamos con alegría, hoy, este
camino de esperanza", finalizó.
En su saludo en castellano, Francisco recordó que "Jesús nos abre el camino
al cielo a través de su pasión, muerte y resurrección. Él ha debido humillarse y
hacerse obediente hasta la muerte, vertiendo su sangre para librarnos de la
esclavitud del pecado", y exhortó a los fieles a "caminar en esperanza y con
empeño en este camino de amor, que Dios nos propone. Que nuestro esfuerzo
forje una esperanza sólida, como la de María, que continuó a creer y a
esperar incluso cuando se encontraba junto a la cruz de su Hijo".
Texto completo de la catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este día, Miércoles de Ceniza, entramos en el Tiempo litúrgico de la
Cuaresma. Y ya que estamos desarrollando el ciclo de catequesis sobre la
esperanza cristiana, hoy quisiera presentarles la Cuaresma como camino de
esperanza.
De hecho, esta perspectiva se hace enseguida evidente si pensamos que la
Cuaresma ha sido instituida en la Iglesia como tiempo de preparación para la
Pascua, y por lo tanto, todo el sentido de este periodo de cuarenta días es
iluminado por el misterio pascual hacia el cual está orientado. Podemos
imaginar al Señor Resucitado que nos llama a salir de nuestras tinieblas, y
nosotros nos ponemos en camino hacia Él, que es la Luz. Y la Cuaresma es un
camino hacia Jesús Resucitado. La Cuaresma es un periodo de penitencia,
también de mortificación, pero no un fin en sí mismo, sino finalizado a hacernos
resurgir con Cristo, a renovar nuestra identidad bautismal, es decir, a renacer
nuevamente "desde lo alto", desde el amor de Dios (Cfr. Jn 3,3). Por esto es
que la Cuaresma es, por su naturaleza, tiempo de esperanza.
Para comprender mejor que cosa significa esto, debemos referirnos a la
experiencia fundamental del éxodo de los Israelitas de Egipto, narrada en la
Biblia en el libro que lleva este nombre: Éxodo. El punto de partida es la
condición de esclavitud en Egipto, la opresión, los trabajos forzados. Pero el
Señor no se ha olvidado de su pueblo y de su promesa: llama a Moisés y, con
brazo poderoso, hace salir a los Israelitas de Egipto y los guía a través del
desierto hacia la Tierra de la libertad. Durante este camino de la esclavitud a la
libertad, el Señor da a los Israelitas la ley, para educarlos en el amor a Él, el
único Señor, y para amarse entre ellos como hermanos. La Escritura muestra
que el éxodo es largo y fatigoso: simbólicamente dura 40 años, es decir, el
tiempo de vida de una generación. Una generación que, ante las pruebas del
camino, es siempre tentada a añorar Egipto y volver atrás. También todos
nosotros conocemos la tentación de regresar atrás, todos. Pero el Señor
permanece fiel y esta pobre gente, guiada por Moisés, llega a la Tierra
prometida. Todo este camino es realizado en la esperanza: la esperanza de
alcanzar la Tierra, y justamente en este sentido es un "éxodo", una salida de la
esclavitud a la libertad. Y estos 40 días son también para todos nosotros una
salida de la esclavitud del pecado a la libertad, al encuentro del Cristo
Resucitado. Cada paso, cada fatiga, cada prueba, cada caída y cada salida,
todo tiene sentido solo dentro del designio de salvación de Dios, que quiere
para su pueblo la vida y no la muerte, la alegría y no el dolor.
La Pascua de Jesús es su éxodo, con el cual Él nos ha abierto la vía para
alcanzar la vida plena, eterna y gozosa. Para abrir esta vía, este camino, Jesús
ha debido despojarse de su gloria, humillarse, hacerse obediente hasta la
muerte y la muerte de cruz. Abrirnos el camino a la vida eterna le ha costado
toda su sangre, y gracias a Él nosotros somos salvados de la esclavitud del
pecado. Pero esto no quiere decir que Él ha hecho todo y nosotros no debemos
hacer nada, que Él ha pasado por medio de la cruz y nosotros "vamos al
paraíso en un carruaje". No, no quiere decir esto. No es así. Nuestra salvación
es ciertamente un don suyo, pero, como es una historia de amor, requiere
nuestro "si" y nuestra participación en su amor, como nos demuestra nuestra
Madre María y después de ella todos los santos.
La Cuaresma vive de esta dinámica: Cristo nos precede con su éxodo, y
nosotros atravesamos el desierto gracias a Él y detrás de Él. Él es tentado por
nosotros, y ha vencido al Tentador por nosotros, pero también nosotros
debemos con Él afrontar las tentaciones y superarlas. Él nos dona el agua viva
de su Espíritu, y a nosotros corresponde tomar de su fuente y beber, en los
Sacramentos, en la oración, en la adoración; Él es la luz que vence las
tinieblas, y a nosotros se nos pide alimentar la pequeña llama que nos ha sido
confiada el día de nuestro Bautismo.
En este sentido la Cuaresma es «signo sacramental de nuestra conversión»
(Misal Romano, Oración colecta I Dom. de Cuaresma), quien realiza el camino
de la Cuaresma esta siempre en el camino de la conversión. Es un signo
sacramental de nuestro camino de la esclavitud a la libertad, siempre por
renovar. Un camino ciertamente difícil, como es justo que sea, porque el amor
es arduo, pero es un camino lleno de esperanza. Es más, diría además: el
éxodo cuaresmal es el camino en el cual la esperanza misma se forma. La
fatiga de atravesar el desierto - todas las pruebas, las tentaciones, las
ilusiones, las visiones... - todo esto vale para forjar una esperanza fuerte,
sólida, en el modelo de la Virgen María, que en medio a las tinieblas de la
pasión y de la muerte de su Hijo continuó creyendo y esperando en su
resurrección, en la victoria del amor de Dios.
Con el corazón abierto a este horizonte, entramos hoy en la Cuaresma.
Sintiéndonos parte del pueblo santo de Dios, iniciamos con alegría hoy este
camino de esperanza. Gracias.
Palabras del Papa en castellano:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, miércoles de ceniza, los invito a reflexionar sobre la cuaresma como
tiempo de esperanza. Al igual que el Pueblo de Israel que sufrió la esclavitud
en Egipto, cada uno de nosotros está llamado a hacer experiencia de liberación
y a caminar por el desierto de la vida para llegar a la tierra prometida.
Jesús nos abre el camino al cielo a través de su pasión, muerte y resurrección.
Él ha debido humillarse y hacerse obediente hasta la muerte, vertiendo su
sangre para librarnos de la esclavitud del pecado. Es el beneficio que recibimos
de él, que debe corresponderse con nuestra acogida libre y sincera.
Estamos llamados a seguir el ejemplo de Nuestro Señor. Él venció al tentador y
ahora nosotros debemos también afrontar la tentación y superarla. Él nos dio el
agua viva de su Espíritu y nosotros debemos ir a buscarla a la fuente de los
sacramentos y la oración. Él es la luz que vence las tinieblas y nos pide a
nosotros alimentar la llama que se nos confió el día de nuestro bautismo. De
este modo, nuestro camino cuaresmal será signo sacramental de nuestra
conversión.
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los
grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los exhorto a caminar en
esperanza y con empeño en este camino de amor, que Dios nos propone. Que
nuestro esfuerzo forje una esperanza sólida, como la de María, que continuó a
creer y a esperar incluso cuando se encontraba junto a la cruz de su Hijo.
Que Dios los bendiga.
Francisco a los curas de Roma: "Si no tenemos una fe madura, podemos
ser responsables de mucho mal"
El Papa reivindica la "paradoja" de Simón Pedro, el "pecador al que Jesús
convirtió en Roca"
"Ir a las raíces es lo verdaderamente revolucionario, el cristiano no tiene miedo
de ir a las raíces"
Jesús Bastante, 02 de marzo de 2017
(Jesús Bastante).- Un auténtico pastor no puede confirmar la fe de los demás si
no siente que progresa en la suya, pues nadie da lo que no tiene. "Pidamos
confirmar nuestra fe, porque si no no podremos confirmar la de nuestros
hermanos", pidió el Papa Francisco a los sacerdotes de Roma, a quienes
recibió en la basílica de San Juan de Letrán. "Si no tenemos una fe
madura, capaz de generar fe en los demás, podremos ser responsables de
mucho mal", advirtió Francisco.
El Papa centró su reflexión -aunque estaba escrita, prefirió resumirla, y
aderezarla con experiencias personales, anunciando que después entregaría el
texto completo a cada uno, junto con un libro de un capuchino de Buenos Aires,
titulado "No tengamos miedo de perdonar"- en dos temas. En primer lugar, "el
progreso de la fe en la vida del sacerdote", y en segundo término,
la experiencia de Simón Pedro, el pecador al que Jesús convirtió en roca
sobre la que edificar la Iglesia.
"Nosotros, como sacerdotes, tenemos fe, pero esta fe tiene que crecer, ir hacia
adelante, porque si la fe no crece, si no madura, se queda a mitad de
camino. Nunca se deja de caminar en la fe", proclamó el Papa, quien recordó
las palabras de la oración, "Señor, acrecienta en nosotros la fe". En ese punto,
Francisco insistió en tres pilares a tener en cuenta: "La memoria, la
esperanza y el discernimiento".
"Es importante recordar siempre la promesa del Señor, que nos ha puesto en
camino. Estamos en camino: la esperanza me marca el camino, es el ancla
que me sostiene en Cristo. En el momento de salir, debo discernir en el paso
concreto, el amor que puedo dar, y el modo en que el Señor quiere que me
ofrezca", reclamó Bergoglio, quien insistió en que "la esperanza nos abre a
las sorpresas de Dios", un Dios que "es más grande de lo que podríamos
imaginar". Porque "nuestra fe no es la fe delante de un muro: la fe nos lleva
hacia el horizonte".
Al tiempo, el discernimiento, que "concretiza la fe, la hace operativa por medio
de la caridad. Permite dar un testimonio creíble. Con mis obras te muestro mi
fe".
En primer lugar, la memoria. "El encuentro con el Señor se muestra como un
tesoro en nuestra vida", una "maduración constante", que "vale tanto para el
discípulo como para el misionero, el seminarista, el sacerdote o el obispo". Es
lo que el documento de Aparecida denominaba como "discípulos
misioneros".
Siempre, teniendo un punto de apoyo que, "para nosotros, es la Cruz de Cristo,
no es otra cosa". Y es que "la fe, el progreso y el crecimiento se fundan
siempre sobre la cruz, ése es el escándalo de la cruz". Para ello, la memoria
resulta fundamental. "Es muy importante ir a las raíces de nuestra fe, a las
personas que nos han ayudado a acrecentar nuestra fe, nuestros maestros. A
veces se trata de personas simples, vuestros vecinos, que os han iniciado en la
vida de la fe. Los padres, la abuela.... El creyente es, fundamentalmente,
alguien que hace memoria. No se puede creer sin hacer memoria".
"La fe se alimenta y se nutre de la memoria", recordó el Papa, pues Dios "es
el Dios de nuestros abuelos y el nuestro, no es un dios que sólo responde a un
nuevo paradigma". Y es que "ir a las raíces es lo verdaderamente
revolucionario. El cristiano no tiene miedo de ir a las raíces", pues "cuanto
más lúcida es la memoria del pasado, más clara es la visión del futuro".
En segundo lugar, la esperanza. "La fe se sostiene gracias a la esperanza,
es el ancla que nos sujeta al Cielo. La esperanza nos lleva desde el tesoro
de la memoria, y nos lleva al Dios que esperamos encontrar en el futuro, se
extiende sin límites, en todo el espesor del presente inmediato".
En tercer lugar, el discernimiento, evitando "la tentación del primer impulso, el
querer resolver cualquier cosa inmediatamente", y ahuyentando el "pesimismo
estéril" que, como subraya Evangelii Gaudium "es una tentación que a
nosotros los sacerdotes nos llega mucho". La tentación de la desconfianza,
"que se transforma en un descontento pesimista".
"Nadie puede emprender una batalla si no confía plenamente en el triunfo.
Quien lo hace sin confianza, pierde a mitad de la batalla, entierra sus talentos",
denunció el Papa, quien animó a "caminar hacia adelante sin darse por
vencidos", sabiendo de nuestra debilidad. Porque "el triunfo cristiano es
siempre una cruz, que a la vez es un signo de victoria". "No dejemos que nos
roben la esperanza".
"Es importante dar un paso hacia adelante", añadió. ¿Cómo? "Creciendo en la
fe como un bien comunitario, llamado a conseguir el bien del otro. Un corazón
misionero sabe que debe crecer en el Evangelio, no renuncia al bien
posible, y sabe del riesgo de enfangarse con el barro del camino". "Creer que
allí está Cristo es el primer paso para conseguir el bien de cada persona. No es
un acto de beneficencia, sino progresar en la fe".
En la segunda parte del discurso, Francisco se refirió a la "paradoja" de la
figura de Simón Pedro, "el pescador pecador, y la roca sobre la que
edificar la Iglesia". "Jesús ora por Simón, pero pensando en nosotros, en
todos nosotros", porque si Pedro no está confirmado en la fe, no puede llevarla
al resto.
"Así, vemos que la fe de Simón Pedro es una fe probada, y con ella, después
de la tentación, él tendrá la misión de confirmar y consolidar la fe de sus
compañeros, nuestra fe", apuntó Bergoglio. Y es que, en ocasiones, la fe de
Pedro "es menor que la de tantos pequeños del pueblo fiel de Dios, o de
los paganos como el Centurión", o "más lenta que la de María Magdalena o
Juan".
Es una fe que tiene "grandes momentos junto a grandes errores, extrema
fragilidad o desconcierto", desde la espada hasta la negación. Las pruebas de
fe de Simón Pedro se manifiestan, primeramente, en sus dos nombres. "Es
algo que hace el Señor en vista de una misión futura, la de ser piedra,
fundamento sólido de fe sobre la que edificará su Iglesia. Pedro se moverá
siempre en torno al perno del Señor, sintiendo el peso de sus dos
nombres: Simón el pescador, el pecador, el amigo; y Pedro, la roca sobre
la que se construye, el que tiene las llaves, el que dice la última palabra".
Curiosamente, "aunque es Jesús quien le pone el nombre de Pedro, le sigue
llamando Simón".
Mantenerse en esas dos "personalidades", la del pecador y la de la piedra, "le
obligará a fiarse en torno a Cristo, el único centro". "Simón Pedro, en todas las
situaciones límite, guiado por la fe en Jesús, discernirá siempre cuál es la
mano que lo salva, con la certeza de que aunque no lo haga bien, puede decir
que el Señor tiene palabras de vida eterna".
Jesús reza por Pedro, que sufre como nadie las tentaciones, el "eclipse de la
fe". "El Señor quiere rezar siempre con insistencia, para no caer en la tentación
y ser liberados del mal, porque nuestra carne es débil". Una estrategia muy de
Jesús: "El Señor combate al demonio rezando".
"El progreso de la fe viene por pasar a través de las tentaciones y las pruebas.
Toda la vida de Simón Pedro puede ser vista como un progreso de la fe,
gracias al acompañamiento del Señor, que nos enseña a discernir qué es lo
que viene del Padre y qué viene del Demonio", añadió.
El tercer paso es el gesto de amor de Jesús a Pedro en el lago del Tiberíades.
"No es el perdón, porque Pedro ya fue perdonado con su llanto. Es otra
cosa. El peso de nuestro pecado.... Pero el Señor es siempre fiel, siempre nos
lleva adelante. No sólo te perdona, no sólo pregunta si le amas.... Pregunta a
Pedro si es su amigo. El Señor va hacia adelante, y la fe de Pedro es plena.
El pecador que lo ha negado, y el Señor lo ha hecho Papa. Y esta es la lógica
del Señor".
Francisco: "Las llagas de nuestros hermanos son las llagas de Dios"
"Un dios 'desencarnado' no es un dios real"
"El Dios hecho carne es el fundamento de las obras de misericordia"
Redacción, 02 de marzo de 2017
La brújula del cristiano es seguir a Cristo crucificado, no a un dios
desencarnado, ideológico, sino a Dios hecho carne, que lleva en sí las llagas
de nuestros hermanos. Son los conceptos que expresó el Santo Padre en su
homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Al inicio de la Cuaresma resuena con fuerza la invitación a convertirse. Y la
Liturgia del día -observó el Papa- pone esta exhortación ante tres realidades: el
hombre, Dios y el camino. La realidad del hombre es la de elegir entre el bien
y el mal: "Dios nos hizo libres y la elección es nuestra", dijo Francisco. Pero
Él -añadió- "no nos deja solos", sino que nos indica el camino del bien con los
Mandamientos.
Después está la realidad de Dios: "Para los discípulos era difícil entender"
el camino de la cruz de Jesús. Porque "Dios tomó toda la realidad humana,
menos el pecado. No hay Dios sin Cristo. "Un dios sin Cristo, 'desencarnado',
no es un dios real":
"La realidad de Dios es Dios hecho Cristo por nosotros. Para salvarnos. Y
cuando nos alejamos de esto, de esta realidad, y nos alejamos de la Cruz de
Cristo, de la verdad de las llagas del Señor, también nos alejamos del amor, de
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  • 1. 28 de febrero al 6 de marzo Contenido Gustavo Gutiérrez: "El Papa es un 'kairós' que nadie esperaba, un gran don" ......................................................................................................................................2 REFORMAS ...................................................................................................................5 Se cumplen cuatro años de la histórica marcha de Benedicto XVI...................5 Un engaño sutil en las "dudas" de Burke ...............................................................6 El Vaticano desmiente que Francisco haya relajado las sanciones contra los curas pederastas........................................................................................................8 Last remaining abuse survivor on Vatican commission resigns ....................9 Exclusive: Marie Collins | Survivor explains decision to leave Vatican's abuse commission...............................................................................................11 Marie Collins abandona la Comisión Antipederastia ante las trabas a los cambios de "un pequeño grupo de la Curia" ...................................................14 José Manuel VidalLa 'sacudida' de Marie Collins a la Curia renuente........16 From the editor's desk > Criminal, callous, depraved, abysmal...................17 NCR Editorial Staff | Clergy culture sustains sex abuse scandal .............18 "Las resistencias al Papa vienen de la Congregación para la Doctrina de la Fe"..........................................................................................................................20 MENSAJES ..................................................................................................................22 El Papa, sobre los refugiados: "Recibir, acoger, consolar e integrar. Lo que falta es la integración" .........................................................................................22 Mensaje para la Cuaresma ................................................................................26 Francisco: "La Cuaresma es un camino de esperanza, una huída de la esclavitud a la libertad" .......................................................................................29 Francisco a los curas de Roma: "Si no tenemos una fe madura, podemos ser responsables de mucho mal" ......................................................................34 Francisco: "Las llagas de nuestros hermanos son las llagas de Dios".......37 El Papa advierte: "Se ayuna ayudando al prójimo, no continuando las injusticias"..............................................................................................................38 El Papa en el ángelus: "¿Que pasaría, si tratásemos la Biblia como tratamos a nuestro teléfono móvil"....................................................................39 AMÉRICA LATINA......................................................................................................41 La Iglesia mexicana pide "poner un freno al racismo, al odio y al terrorismo del indigno presidente norteamericano" ...........................................................41 OTROS ..........................................................................................................................42
  • 2. Cupich pide a sus sacerdotes que no colaboren con agentes de inmigración sin orden judicial.............................................................................42 "La extinción es para siempre", alertan expertos en el Vaticano .................44 José Ignacio Calleja, Oscuridades de la política profesional........................45 Gustavo Gutiérrez: "El Papa es un 'kairós' que nadie esperaba, un gran don" "Francisco no puede rehabilitarme, porque nunca fui deshabilitado" "Sólo conocemos el 10% de las resistencias al Papa. El otro 90% está oculto, pero él lo sabe" José Manuel Vidal, 02 de marzo de 2017 (José Manuel Vidal).- A sus 88 años, Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación es un abuelito entrañable, que, a pesar de su fama, no se da importancia, y al que todo el mundo venera. Pequeñito, con su bastón siempre en la mano, sigue marcando la pauta de la corriente teológica que fundó y por la que fue perseguido durante 20 años. Ahora, le llegan los reconocimientos del propio Papa Francisco y de toda la comunidad teológica mundial. Uno de los últimos 'gurús' vivos apuesta por Francisco, "un kairós, un gran don", tras participar en el I Encuentro Iberoamericano de Teología, celebrado en el Boston College. ¿Cómo llegó a la Teología? Fui vocación tardía. Entré en el seminario cuando ya había cumplido los 24 años y después de haber estudiado Medicina. Una vez que decidí ser cura, estudié Filosofía y Psicología en Lovaina y Teología en Lyon, además de algún curso en la Gregoriana de Roma, con el padre Alfaro. Me ordené en 1959 y comencé a enseñar y a trabajar en una parroquia. ¿Entró a dar clases en la Facultad de Teología? No. Nunca estuve en la Facultad de Teología. No querían saber nada de mí en ella. Daba clases en la Universidad católica, pero no en la Facultad de Teología. De hecho, mi primer nombramiento para enseñar en una Facultad de Teología data de hace solo 12 años en USA. A la vejez, viruelas. Desde hace años, paso tres meses en la Universidad estadounidense de Notre Dame. ¿Qué recuerda de su trabajo pastoral en la parroquia? Sigo trabajando en la parroquia. Nunca la dejé. De hecho, conocí ya a dos generaciones de feligreses. Adoro el trabajo parroquial y, al mismo tiempo, me apasiona la Teología. Por eso, a veces, tuve dificultades para compaginar ambas cosas en mi vida. Me gusta enseñar, pero no a tiempo completo. Soy cura párroco. ¿Esperaba la repercusión de su libro sobre la Teología de la Liberación? Nunca pensé que iba a hacer tanta bulla la publicación de ese libro. Y pronto empezaron sus 'problemas' con Roma Estuve durante muchos años en diálogo con Doctrina de la Fe. 20 años de diálogo. Siempre fui una nulidad en Derecho canónico, pero aprendí a
  • 3. diferenciar el diálogo del proceso. A mí me obligaron al diálogo, pero nunca me incoaron un proceso. Por eso, cuando los periodistas me preguntan si el Papa me va a rehabilitar, siempre contestó que no puede rehabilitarme, porque nunca fui deshabilitado. Eso sí, hubo una fregadera de cartas y de idas y venidas. Y, sin embargo, siempre se dice que fue usted condenado por Roma Los medios de comunicación tienen una fuerza enorme y esos clichés, divulgados erróneamente, tienden a permanecer y cristalizar en la gente. Hace un par de meses, una señora, tras asistir a la misa que había celebrado, se acercó y me dijo: 'Pensé que tenía prohibido celebrar' ¿Qué piensa del papa Francisco? Es un momento de 'kairós' que nadie esperaba. Un gran don. Va a lo central del mensaje cristiano, a la frescura del Evangelio. Además, es muy valiente. Aunque hay quienes le piden más, pero esos tales están locos. Francisco es una bendición, tiene clarísima la solidaridad con el pobre, la gente le entiende y, encima, tiene sentido del humor y hace bromas, además de su impresionante capacidad para crear metáforas. Estoy dispuesto a apoyar al Papa a fondo, en la medida de mis posibilidades. ¿Cómo aprovechar este 'kairós'? La reforma de la Iglesia exige el cambio de la Curia, que detesta el Papa Francisco. ¿Hay resistencias contra Francisco? Sólo conocemos el 10% de las resistencias. El otro 90% está oculto, pero él lo sabe y tiene una fibra muy fuerte. El Papa necesita mucho apoyo, porque tiene problemas. Hasta hay cardenales que critican públicamente al Papa, algo
  • 4. nunca visto en nuestra época y prueba evidente de las resistencias a las que tiene que hacer frente. ¿Qué pueden hacer los que lo apoyan? Sostenerlo y hacerlo presente en la Iglesia. Porque este excelente momento y este don que significa el Papa nos exige una tarea. Hay que tener una visión de Iglesia grande. Hay que preparar la continuidad. Y mantenerse firmes. Falta una bienaventuranza, la de 'bienaventurados los tercos, porque de ellos es el Reino de los cielos' ¿Se vio personalmente con Francisco? Sí, pero no quisimos darle publicidad a ese encuentro ¿En qué está trabajando? Tengo un libro terminado, pero sin releer. ¿El título? Eso no se dice, da mala suerte. ¿Sobre qué tema? El del pobre y la situación teológica. El libro y el título girará en torno a esta frase: 'Cerca del pobre, cerca de Dios'. Tenemos que zanjar la cuestión de la pobreza. La pobreza es muerte temprana e injusta. La pobreza es destructora de personas y de familias. La pobreza nunca es buena, nunca. Como dice Hannah Arendt, 'el pobre es aquel que no tiene derecho a tener derechos'. Por eso, el compromiso con el pobre no puede evitar la denuncia de las causas de la pobreza. ¿La gente se ha aburguesado? La gente se cansa. Un cansancio que se da mucho en política. Pero también hay que tener muy en cuenta la experiencia del martirio. Hay gente que ha dado su vida. Por ejemplo, Enrique Pereira Neto, al que mataron a los 28 años, por defender a los pobres. Habría que abrir en la Iglesia una nueva línea de santidad: los santos de las causas sociales. El primero, monseñor Romero. ¿Qué lugar ocupa la espiritualidad en el quehacer teológico de la TL? Es fundamental, entendida como un estilo de vida y una manera de ser. Como decía Chenu, 'es la espiritualidad la que está detrás de la teología'.
  • 5. Espiritualidad como comportamiento y como práctica. El mensaje cristiano es como carne congelada: Está ahí, pero no se puede comer. Hay que descongelarla, es decir, ponerla en la realidad. Como dice Simone Weil, 'si quieres saber si una persona cree en Dios, no te fijes en lo que dice de Él, sino en lo que dice del mundo'. O como señala Nicolás Berdiaeff, 'si tengo hambre, es un problema material. Si otra persona tiene hambre, es un problema espiritual para mí'. Es llamativa su amistad con el actual prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Müller Tras entrar en contacto conmigo, Müller fue durante 15 años seguidos a dar clases a los seminaristas del seminario de Cuzco. Nunca vi a un teólogo europeo hacer algo parecido. El propio Müller dice que allí se convirtió. REFORMAS Se cumplen cuatro años de la histórica marcha de Benedicto XVI El adiós de Ratzinger posibilitó la primavera de Francisco "¡Vayamos juntos hacia adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo!" Redacción, 28 de febrero de 2017 (RV).- «Que en nuestros corazones, en el corazón de cada uno esté siempre la alegre certeza de que el Señor está a nuestro lado, no nos abandona, está cerca de nosotros y nos envuelve con su amor ¡Gracias!». Fue el deseo de Benedicto XVI en su penúltima audiencia general (13 de febrero de 3013) entre los aplausos de los miles de peregrinos de tantas partes del mundo que gritaban su nombre con mucho cariño. «Gracias por vuestro amor y apoyo. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida», fue el último tuit del Papa Benedicto XVI, el 28 de febrero de 2013, 17 días después de aquel 11 de febrero, memoria de Nuestra Señora de Lourdes, cuando anunció su renuncia. «Confiemos siempre en el poder de la misericordia de Dios», había tuiteado en la víspera (10 de febrero de 2013), añadiendo: «Todos somos pecadores, pero su gracia transforma y renueva nuestra vida». Con cariño y devoción queremos recordar las primeras palabras, de Benedicto XVI, el 19 de abril de 2005, cuando acaba de ser elegido para guiar a la Iglesia universal, como hizo durante casi ocho años con sabiduría, dulzura, humildad y firmeza:
  • 6. «Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda permanente, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!» Como habían hecho el día de su elección, las campanas de todas las iglesias de Roma acompañaron también los últimos momentos del Pontificado del Papa Joseph Ratzinger, mientras salía del Vaticano y sobrevolaba la Ciudad Eterna, en el helicóptero blanco que le llevó a Castelgandolfo. «¡Vayamos juntos hacia adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo!» Allí las campañas de las iglesias de toda la diócesis de Albano recibieron su llegada. A las campanadas se unieron las oraciones de los fieles del mundo, que junto con las miles de personas, que habían acudido a esa localidad lacial escucharon con conmoción sus palabras improvisadas de despedida, gratitud y bendición: «Queridos amigos estoy feliz por estar con ustedes, rodeado por la belleza de la Creación y de su simpatía, que me complace. ¡Gracias por su amistad y cariño! Ustedes saben, que el día de hoy es distinto al de otras veces precedentes. Ya no soy Sumo Pontífice de la Iglesia Católica - hasta las ocho aún lo seré, luego ya no -. Soy simplemente un peregrino que comienza la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Pero quisiera una vez más, con mi corazón, amor y oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores trabajar por el bien común y el bien de la Iglesia y de la humanidad. Me siento muy apoyado por vuestra simpatía. ¡Vayamos juntos hacia adelante con el Señor por el bien de la Iglesia y del mundo! Les imparto con todo mi corazón mi bendición. Gracias y buenas noches». Un engaño sutil en las "dudas" de Burke "Las 'dubia' ya están respondidas en el capítulo VIII de la 'Amoris laetitia'" "Dejen de manipular el mensaje papal con el viejo ardid de repetir frases fuera de contexto" Elske Rasmussen, 05 de marzo de 2017 (Elske Rasmussen, teóloga).- Algunos grupos conservadores intentan hacer creer que un cambio de la disciplina que ellos no soportan (la posibilidad de comulgar para algunos divorciados vueltos a casar) es una caída en el abismo del relativismo. Pero intentan mostrar que ellos no son cismáticos. ¿Cómo lo hacen? Pretendiendo enseñar que para interpretar un documento del Papa no
  • 7. interesa su propia intención ni lo que él realmente ha querido decir (muy explícito en la carta que envió a los Obispos de la Región Buenos Aires). Eso no cuenta para ellos. Sólo interesa lo que dijeron los Pontífices anteriores. A Francisco sólo se le permite decir lo que dijeron los anteriores, y si dice algo diferente, debe ser interpretado de tal manera que siga afirmando lo que afirmaron los anteriores. De este modo, la Iglesia, la asistencia del Espíritu y el carisma de Pedro, quedan fijados para siempre en la renuncia de Benedicto XVI (o antes). A partir de allí ningún Papa puede modificar algo, y sin importar lo que él quiera decir, sólo puede servir para ilustrar lo ya dicho por san Juan Pablo II. Entonces, estos sectores ultraconservadores -repletos de odio debido a la pérdida de poder que han sufrido- se presentan como los salvadores de este Papa, interpretándolo de manera contraria a lo que él quiere decir. Es decir, ellos son los dueños de la correcta doctrina de la Iglesia, que procuran esconder el "peligroso relativismo" de Francisco. Porque parece que si una mujer en segunda unión comulga, se les revuelven las tripas de asco. La realidad es que Francisco no niega que existan verdades objetivas y normas universales. Nunca afirmó que lo malo se convierta en bueno por la intención del sujeto. No le gustan ni el subjetivismo ni el relativismo. Para él, el adulterio es adulterio y el proyecto divino es el matrimonio indisoluble. Y además sabe perfectamente que nadie puede comulgar, si no está en gracia de Dios. No necesita que le enseñen el Catecismo. Entonces, que dejen de manipular su mensaje con el viejo ardid de repetir frases fuera de contexto o agregando a sus palabras otras que él no ha dicho. Francisco sólo retoma una vieja convicción de la Iglesia, que no niega nada de lo anterior: alguien puede cometer acciones objetivamente malas, que, sin embargo, pueden no ser subjetivamente graves debido a determinados condicionamientos. Si esto es así, esa persona no pierde la vida de la gracia. Como no la pierde quien sufre una enfermedad mental y en un momento de descontrol comete una falta grave. Esto es viejo, clásico. Lo enseña explícitamente el Catecismo y lo han dicho varios documentos de la Iglesia, algunos de ellos citados en Amoris laetitia. Negar esto sería estar en contra del mismo san Juan Pablo II. Lo único que agrega este Papa, que permite abrir una puerta en la disciplina observada hasta ahora, es que el pastor junto con una persona que le confía su intimidad, puede llegar a discernir que, más allá de una falta objetivamente grave que se intenta superar, esa persona puede no ser plenamente culpable debido a determinados límites de su vida. La vida concreta -lejos de los escritorios de los Cardenales- con sus ásperos límites, hace que la culpabilidad pueda estar atenuada, sin que eso implique llamarle blanco a lo que es negro. Cuando la culpabilidad está atenuada, esa persona puede estar en gracia de Dios. Por lo tanto, puede haber un camino de discernimiento abierto a la posibilidad de comulgar. Esto parece obvio, pero algunos esquemas mentales muy rígidos y estructurados se resisten a incorporar esta lógica diferente en la praxis pastoral. De todos modos, ningún discernimiento otorga a alguien una certeza de estar en gracia de Dios. Nadie posee esa certeza, ni siquiera las vírgenes más puras. Nadie, cuando va a comulgar, tiene certeza de estar en gracia. Sin
  • 8. embargo, va a comulgar porque pudo alcanzar "cierta seguridad moral" a partir del discernimiento que hizo con su pastor. Lo dicho brevemente basta para advertir que las "dudas" (dubia) presentadas a Francisco ya están respondidas. Una lectura atenta del capítulo VIII de Amoris laetitia las responde. Sin embargo, quisiera detenerme en la cuarta de esas dudas, porque encierra una trampa que puede provocar confusión. Esta duda se refiere a las "circunstancias que atenúan la responsabilidad moral", y pregunta si todavía es válido lo que dice Veritatis Splendor 81: "las circunstancias o las intenciones nunca podrán transformar un acto intrínsecamente deshonesto por su objeto en un acto subjetivamente honesto o justificable como elección". Atentos. Francisco no ha dicho que los actos íntimos de la convivencia "more uxorio" de los divorciados vueltos a casar puedan convertirse en actos "subjetivamente honestos" o justificables "como elección". Amoris laetitia sólo da lugar a pensar que en algunos casos la culpabilidad de los conviventes (o de uno de ellos) pueda estar atenuada. No se puede pasar por alto un ejemplo que aparece en la Exhortación Apostólica, que puede darse en personas con "gran dificultad para volver atrás sin sentir en conciencia que se cae en nuevas culpas" (AL 298). Esto ocurre particularmente cuando están en juego los hijos de una segunda unión, donde a veces en la pareja uno es católico y el otro no tiene interés alguno en las enseñanzas de la Iglesia. Pero que la culpabilidad esté disminuida porque la capacidad de decisión está fuertemente condicionada, no significa presentar esa situación como un ideal a elegir. De hecho, la misma Amoris laetitia, rechaza la actitud de alguien que "ostenta un pecado objetivo como si fuese parte del ideal cristiano" (AL 297). En ese caso no sólo excluye la posibilidad de recibir la comunión sino incluso de prestar servicios eclesiales como dar catequesis, etc. Entonces, los actos objetivamente malos de esa convivencia nunca pueden presentarse como una elección de vida, un ideal personal o como actos honestos. Para hablar de estos temas hay que ser precisos y cuidar ciertas sutilezas que nos impiden hacerle decir a otro lo que no ha dicho, sobre todo cuando se trata del Vicario de Cristo. El Vaticano desmiente que Francisco haya relajado las sanciones contra los curas pederastas Nueva campaña contra el Papa a cuenta de la "tolerancia cero" ante los abusos "No sólo no se aliviaron las penas, sino que en algún caso se agravó la sanción aplicada" Jesús Bastante, 28 de febrero de 2017 (Jesús Bastante).- Lo intentan con pasquines, sátiras o campañas mediáticas, pero la verdad continúa desmontando las teorías de sectores más
  • 9. ultraconservadores de la Iglesia católica contrarios al Papa Francisco. El último intento ha ido más allá, llegando a acusar al Santo Padre de ordenar rebajar las sanciones contra los curas pederastas. Una rotunda falsedad que ya ha sido desmentida por el Vaticano. La "tolerancia cero" de Bergoglio va en serio. Así, según informa Valores Religiosos, fuentes de la Santa Sede desmintieron categóricamente que el Papa haya aliviado las penas eclesiásticas a los sacerdotes culpables de abusos a menores. La nota, enviada por Ap, hablaba de un grupo de sacerdotes expulsados del orden sacerdotal y a los que, supuestamente, el Pontífice habría decidido únicamente suspenderlos. Una noticia falsa, también desmentida por la periodista Alicia Barrios, una de las más cercanas al Papa. La noticia no dejaría de ser una anécdota si no se mezclara con un uso perverso de la "misericordia", uno de los términos que más utilizan los rigoristas para tratar de caricaturizar los nuevos tiempos que, desde hace cuatro años, ha traído Bergoglio a la Iglesia católica. Una dinámica recurrente, que los grupos ultraconservadores ya utilizaron en el caso de los Franciscanos de la Inmaculada, la Orden de Malta o los cuatro cardenales y sus tristemente famosas "dubia", y que quería confrontar dicha misericordia con la tolerancia cero ante la pederastia. "Todo eso es falso", subrayan fuentes vaticanas, que añaden que "no sólo no se aliviaron las penas, sino que en un caso que se reabrió por contar con nuevos elementos, se agravó la sanción aplicada". Roma, además, no descarta que la Sala Stampa difunda un comunicado saliendo al paso de las falsas acusaciones. Porque, como ha señalado en más de una ocasión el Papa, "con los niños no se juega". Y es que la misericordia no está reñida con la búsqueda de la justicia. Y tampoco con el compromiso de Bergoglio por "actuar con severidad extrema" contra los curas pedófilos y los obispos o superiores consentidores o encubridores. Una lacra, la de la pederastia, que definirá la credibilidad, no sólo de este pontificado, sino de la misma institución, que lamentablemente durante demasiados años mantuvo una estrategia de silencio y ocultación, soportada, en buena medida, por muchos de los que, hoy, arremeten contra el Papa venido del fin del mundo. Last remaining abuse survivor on Vatican commission resigns in frustration The Tablet, 01 March 2017 | by Christopher Lamb in Rome Marie Collins talks of lack of co-operation and constant set backs
  • 10. Pope Francis' efforts to grapple with the clerical sexual abuse scandal has been dealt a major blow after a highly respected abuse survivor resigned from his commission into child protection. Marie Collins’ Ash Wednesday announcement that she is stepping down from a papal safeguarding body set up by Francis calls into question the pope's handling of clerical sexual abuse. A statement from the commission said Mrs Collins had “cited her frustration at the lack of co-operation with the commission by other offices in the Roman Curia,” although she adds that she will continue to work with the body in an “educational role.” Her departure means there are no longer any abuse survivors actively serving on the body set up by Pope Francis with the other survivor, Peter Saunders, on an indefinite leave of absence. But she has now become disillusioned by the slow pace of change. In an article published by the National Catholic Reporter she talks about resistance from inside the Vatican to recommendations from the commission along with a lack of resources. She vented her frustrations about about resistance to reform from inside the Roman Curia when I interviewed her last month. The problems, she said, were old attitudes and opposition to Pope Francis: this was a state of affairs Mrs Collins described as a “disgrace.” She has stressed, however, that Francis does understand the problem of abuse and is serious when he talks about adopting a “zero tolerance” policy. "What he [the Pope] has said is a true reflection of what he feels about abuse. But I do believe there are elements in the Vatican thinking in the old way and who are not on board. And that is very dispiriting in 2017,” she told me. "He has learned a great deal. No one starts out fully understanding everything. He may not always get it right and I'm sure he’s made mistakes, but basically he has got the right attitude." Mrs Collins was also uniquely able to act as a bridge between survivors and church authorities. Her voice carries weight. At 13, she was raped by the chaplain at a Catholic hospital in Dublin where she was a patient. She has talked about the terrible damage she suffered; how she felt the abuse was her fault, how she was weighed down with guilt and lost her confidence. At the same time Collins has been able to live with the pain and work with bishops and church leaders to ensure children are protected.
  • 11. Some decisions from Francis concerning certain cases have been "hard to understand” Mrs Collins says but the Pope has been wiling to listen, and has adopted every proposal the commission has recommended. One of these has been the need to hold bishops accountable for covering up abuse. Initially this was due to take place by the Congregation for the Doctrine of the Faith (CDF). Later, however, the Pope announced this would be handled by other curial departments suggesting there was resistance from the CDF. Sources in Rome say that there is a tribunal in the CDF that could be used to investigate bishops who cover up but no case has so far been brought to it. Meanwhile the other Vatican departments can apply another legal process - known as the administrative trial - to deal with such cases. What all this shows is the difficulty the commission had in bedding down into the Church’s central administration. It is not technically a department of the Roman Curia and so other Vatican departments were not always sure how to relate to it or where the real authority lay. It had been set up on the recommendation of the Pope’s advisory council of cardinals, the C9, and is led by one of its members Cardinal Sean O’Malley. He is the the Archbishop of Boston who took over following the exposure of a cover-up of sexual crimes against children by priests and has been Francis’ point man on abuse. Today the Cardinal said: “We will certainly listen carefully to all that Marie wishes to share with us about her concerns and we will greatly miss her important contributions as a member of the commission.” The problem facing the Pope is a perception that he is not able to take full control of the sex abuse crisis which has infected the Church worldwide. Adopting a merciful approach to survivors has backfired after he softened a sentence against abusive Italian priest Mauro Inzoli, after powerful figures allegedly lobbied the Pope on Inzoli’s behalf. Collins disagrees withe Pope’s decisions on this case and was also worried by Francis' appointment of Chilean Bishop Juan Barros despite claims Barros had covered up abuse. But she points out that “none of his actions have put a perpetrator back into a position where children would be at risk.” Critics say the Pope needs to show that he “gets it” when it comes to abuse and adopt a stronger procedures based approach to the matter rather than adopting a case-by-case strategy. Francis has shown himself willing to try new ideas in all sorts of ways in what has been a “start-up” style papacy. Some things work, some don’t. In the case of the commission he needs to go back to the drawing board. Exclusive: Marie Collins | Survivor explains decision to leave Vatican's abuse commission NCR, Mar. 1, 2017 Editor's Note: Marie Collins of Ireland was appointed in 2014 as one of two survivors of clergy sex abuse to serve on Pope Francis' Pontifical Commission
  • 12. for the Protection of Minors. She resigned from that position Wednesday, March 1. She wrote the following statement for NCR about her decision. The Pontifical Commission for the Protection of Minors has had difficulties to overcome in its three years of existence. Obviously I intend to respect the confidentiality of my former colleagues on the Commission and the work they are doing, but some of the main stumbling blocks that I can mention have already been detailed by Commission members who gave testimony Feb. 23 to Australia's Royal Commission into Institutional Responses to Child Sexual Abuse. These stumbling blocks include: lack of resources, inadequate structures around support staff, slowness of forward movement and cultural resistance. The most significant problem has been reluctance of some members of the Vatican Curia to implement the recommendations of the Commission despite their approval by the pope. In her testimony, Kathleen McCormack, the Commission's Australian member, summed up the struggles and emphasized the need to keep hope. "Like water on a rock," she said, "we've just got to keep at it." I have come to the point where I can no longer be sustained by hope. As a survivor I have watched events unfold with dismay. During our first year we had to go forward without an office or staff. Then finding a method by which the Commission could enter into dialogue with Vatican dicasteries was difficult for a very prolonged period. This was eventually overcome in 2016 when liaison persons for each Vatican department were appointed to be available to interact with the Commission but there was a long delay in this very important area of communication and cooperation. The Commission’s recommendation for a Tribunal to be put in place whereby negligent bishops could be held accountable was approved by Pope Francis and announced in June 2015. Yet it was found by the Congregation for the Doctrine of the Faith, as Baroness Sheila Hollins stated to the Royal Commission, to have unspecified "legal" difficulties, and so was never implemented. With his motu proprio "As a Loving Mother," Francis followed up last year with another accountability initiative. This would not only cover negligent bishops but also negligent religious superiors. It was to come into effect Sept. 5 but it is impossible to know if it has actually begun work or not. The Safeguarding Guidelines template developed by the Commission, intended to be used by bishops' conferences around the world as a basis for drawing up their own policy documents has not yet been disseminated. The dicastery which has the responsibility for reviewing existing bishops’ conference policy documents and which has its own template is refusing to cooperate with the Commission on the combining of the work. In his testimony to the Royal Commission, member Bill Kilgallon from New Zealand, who is the Chair of the Guidelines working group, used the analogy of government to understand how this sort of resistance can come about. He spoke of "how jealously government departments guard their own domain and there can be some pushback about taking advice from others." The reluctance of some in the Vatican Curia to implement recommendations or cooperate with the work of a commission when the
  • 13. purpose is to improve the safety of children and vulnerable adults around the world is unacceptable. Is this reluctance driven by internal politics, fear of change, clericalism which instills a belief that 'they know best' or a closed mindset which sees abuse as an inconvenience or a clinging to old institutional attitudes? I do not know the answer but it is devastating in 2017 to see that these men still can put other concerns before the safety of children and vulnerable adults. The last straw for me, on top of the refusal to cooperate on the Safeguarding Guidelines, has been the refusal, by the same dicastery, to implement one of the simplest recommendations the Commission has put forward to date. Last year at our request, the pope instructed all departments in the Vatican to ensure all correspondence from victims/survivors receives a response. I learned in a letter from this particular dicastery last month that they are refusing to do so. I find it impossible to listen to public statements about the deep concern in the church for the care of those whose lives have been blighted by abuse, yet to watch privately as a congregation in the Vatican refuses to even acknowledge their letters! It is a reflection of how this whole abuse crisis in the Church has been handled: with fine words in public and contrary actions behind closed doors. When I accepted my appointment to the Commission in 2014, I said publicly that if I found what was happening behind closed doors was in conflict with what was being said to the public I would not remain. This point has come. I feel I have no choice but to resign if I am to retain my integrity. I know my former colleagues on the Commission will forge on and I hope in time succeed in overcoming the difficulties and bringing the real change that is needed. There is still a survivor member in the group, though he is on leave of absence. I do not know if when his term of office ends another survivor will be brought on board. I do hope in whatever way things go forward that a survivor's voice will be included. In the past three years I have never had the opportunity to sit and talk to the pope but if I had I would ask him to do three things: 1. Give the Commission the responsibility and the power to oversee implementation of the recommendations when they are approved. No matter how much work is put into the recommendations given to the Holy Father and no matter how much he supports them they must be properly implemented to have any effect. 2. Give the Commission an adequate, independent budget to do its work without having each item of expenditure go through the internal Vatican approval process. 3. Remove the restriction on the recruitment of professional staff from outside the Vatican. Despite everything I have said, I do believe there is value in the Commission continuing its work. The members are sincerely putting every effort into very important projects with the intention of moving things forward. Notwithstanding recent disappointing news on the reduction of sanctions for convicted perpetrators, I believe the pope does at heart understand the
  • 14. horror of abuse and the need for those who would hurt minors to be stopped. Although I do not agree with them, as far as I am aware none of his actions have put a perpetrator back into a position where children would be at risk. If they did I would have a very different view. Those who appeal to his commitment to mercy in these cases do a disservice to all, including the man himself, who I feel does not appreciate how his actions of clemency undermine everything else he does in this area including supporting the work of the Commission. I wish my former colleagues well as they go forward. The issue of improving safety of children and vulnerable adults is so important it has to continue no matter the stumbling blocks in its path. [Marie Collins is a former member of the Pontifical Commission for the Protection of Minors.] Marie Collins abandona la Comisión Antipederastia ante las trabas a los cambios de "un pequeño grupo de la Curia" Un dicasterio vaticano se negó a la obligación de contestar a todas las cartas de las víctimas Continuará trabajando en los procesos de formación de los obispos y atención a los abusados Jesús Bastante, RD 01 de marzo de 2017 (Jesús Bastante).- Era la única superviviente de abusos clericales que se mantenía en la Comisión Antipederastia vaticana. La irlandesa Marie Collins, una de las figuras esenciales de la reforma y endurecimiento de las penas contra los sacerdotes abusadores de menores, ha anunciado su renuncia a la comisión. La fuerte oposición a dichas reformas por parte de un grupo minoritario de la Curia romana ha acelerado su decisión. No obstante, Collins ha aceptado la invitación del cardenal O'Malley para seguir trabajando en la comisión con un papel educativo en reconocimiento a su excepcional capacidad para la enseñanza y su testimonio como sobreviviente. "Han sido tres años difíciles, pero me he mantenido en la esperanza de que podíamos traer el cambio. Todos los miembros de la comisión son muy buena gente, especialmente el cardenal Sean O'Malley, y el Papa Francisco ha apoyado todas nuestras recomendaciones", apuntó Collins, quien añadió que "nos hemos encontrado con la actitud resistente de un pequeño grupo de la curia del Vaticano", que "no ha cooperado en nada". Su decisión de renunciar fue el culmen a una serie de frustraciones por parte de funcionarios vaticanos. La gota que colmó el vaso fue la negativa de un departamento vaticano a responder a todas las cartas de supervivientes y víctimas de abusos. "Parecía que una simple petición, pero más tarde me di cuenta de que este dicasterio (no señaló cuál) no iba a cambiar sus procesos, y que no iba a
  • 15. poner en marcha el sistema para contestar a estas cartas. Para mí, esa fue la gota que colmó el vaso", confesó Marie Collins. Nada más conocerse la renuncia, presentada el 13 de febrero y que es efectiva desde hoy, el cardenal O'Malley emitió una declaración en la que, "en nombre de los miembros de la Comisión, he expresado a Marie Collins nuestro más sincero agradecimiento por las contribuciones extraordinarias que ha hecho como miembro fundador de la Comisión". "Ciertamente vamos a escuchar con atención a todo lo que Marie quiere compartir con nosotros acerca de sus preocupaciones y vamos a perder en gran medida sus importantes contribuciones como miembro de la Comisión", señala el cardenal, quien añade que Collins "seguirá trabajando con nosotros en la educación de los líderes de la Iglesia, incluyendo los próximos programas para los nuevos obispos y de los dicasterios de la Santa Sede. Nuestras oraciones permanecerán con Marie y con todas las víctimas y supervivientes de los abusos sexuales". La renuncia de Collins se produce un año después de que el inglés Peter Saunders, también víctima de abusos y fundador de la Asociación Nacional de Personas que sufrieron abusos en la Infancia (NAPAC, en sus siglas en inglés), decidiera abandonar la comisión. La Pontificia Comisión no especificó entonces las razones de la dimisión de Saunders, pero este había manifestado anteriormente su malestar por cómo se habían tratado algunos de estos casos de pederastia. Saunders también había expresado su contraposición ante algunas decisiones del cardenal George Pell, que dirige la Secretaria de Economía del Vaticano, como su posición ante las denuncias de pederastia en el seno de la Iglesia católica de Australia, o que hubiera rechazado declarar en algunos juicios alegando problemas de salud.
  • 16. José Manuel VidalLa 'sacudida' de Marie Collins a la Curia renuente 02.03.17 | o Algunos curiales del colmillo retorcido siguen resistiendo erre que erre y desde la sombra (su habitat preferido) a la revolución evangélica de Francisco, que conlleva, como es evidente, la tolerancia cero real con los curas abusadores y la quiebra total del sistema de encubrimiento, vigente durante tanto tiempo en la Iglesia. Marie Collins experimentó las reticencias curiales y, para denuciarlas, dimitió de su puesto en la comisión antiabusos del Vaticano. Un gesto como un aldabonazo. La irlandesa Marie Collins primero fue víctima de abusos de un clérigo y, ahora, víctima de la falta de escrúpulos de algunos curiales (no sabemos cuántos), que siguen despreciando a las víctimas y, ya de paso, poniendo palos en las ruedas de las reformas de Francisco. Viejas y culpables inercias. Las cloacas de la Curia en acción. No están dipuestos, por ejemplo, a contestar a las cartas de las víctimas de abusos. ¡Qué menos se merece una víctima! Pues ni eso quieren hacer. Les da igual que lo diga el Papa. Siguen anclados en los viejos métodos de la negación y del encubrimiento. El pueblo de Dios tiene derecho a saber quiénes y cuántos son esos curiales. Y dónde trabajan y por qué se les sigue manteniendo en sus puestos, cuando no obedecen ni al Papa. Marie collins, en su despedida, no cita nombres. Sólo señala drectamente a un dicasterio, la Congregación para la Doctrina de la Fe, que dirige el cardenal Müller. Sin acusarlo a él directamente. Pero ya es casualidad que, siempre que se habla de este tipo de problemas o reticencias, ante siempre de por medio el ex Santo Oficio. Marie Collins se va precisamente para eso. Para lanzar un sos al pueblo de Dios. Para gritar a los cuatro vientos que hay curiales resistentes, dispuestos a todo para mantener sus privilegios y su ley del 'antiguo régimen'. O, como dice nada menos que el Secretario de Estado, cardenal Parolin, Marie Collins se va "para sacudir el árbol". Una bofetada que deja en evidencia a los 'resistentes'. Un grito de socorro, para que la limpieza en la Iglesia vaya más de prisa y más a fondo. Y nadie la pare. Porque de lo que se trata no es sólo de desactivar a unas cuantas manzanas podridas del clero, sino de acabar con el 'sistema eclesial de encubrimiento'. Todo un sistema, al que se aferran los que minimizan el problema de los abusos, los que lo interpretan siempre como maniobras de los 'enemigos' o los que, incluso, llegan a justificarlos o, al menos, restarle importancia.
  • 17. Un viejo sistema eclesial a la defensiva, que rompe Benedicto XVI y continúa Francisco, pero no asumen algunos de sus curiales (y muchos obispos en todo el mundo). Se trata de un cambio de mentalidad. Dejar de pensar que los abusos son un mero pecadillo, que se cura con el traslado del depredador y que no conviene denunciar, para no dañar la imagen pública de la institución. Los abusos son un pecado, el mayor pecado, el del escándalo de los inocentes, el del 'mal le valiera al que lo comete atarse una piedra al cuello y arrojarse al mar', como dice el Evangelio. Un pecado y un delito. Lao tolerancia cero en la Iglesia sólo será real (y dejará de ser una frase teórica) cuando los feligreses, los compañeros curas y los obispos denuncien a los abusadores a la justicia civil, los expulsen del sacerdocio y paguen a las victimas. En Estados Unidos es ésta la dinámica que aplican los obispos. En muchos casos, porque se han visto obligados. Y es que, para indemnizar a las víctimas, muchas diócesis están en quiebra. A la fuerza, ahorcan. En España, a pesar de los recientes casos descubiertos, sólo han salido a la luz menos del 5% de los abusos, según dicen los expertos en el tema. La punta del iceberg. Un iceberg que muchos se empeñan en ocultar. Sin éxito, en la sociedad de la globalización y de la información. Santidad, saque el látigo. Como Cristo en el templo. ¡Con misericordia y por misericordia con las victimas: a latigazo limpio con los abusadores, con los renuentes y con los encubridores! From the editor's desk > Criminal, callous, depraved, abysmal The Tablet, 02 March 2017 The Catholic Church in Australia is in very deep water. There is widespread public disgust and horror at its failure to stop the sexual abuse of children by a considerable number of its priests. The evidence that has emerged during the hearings of a royal commission into institutional child abuse entirely justifies the description of the Archbishop of Sydney, Anthony Fisher, of the Church’s response to the victims of the abuse as “a kind of criminal negligence”. Collectively, Australia’s archbishops have anticipated the likely outcome of the inquiry by what amounts to a plea of guilty, institutionally, while implying that it was an earlier generation of church leaders who must bear the actual blame. The Archbishop of Perth, Timothy Costelloe, said the “abysmal” response to complaints by that earlier generation was due to their complacent belief in the “untouchability of the Church”, making it unaccountable and “a law unto itself”. Public attention has already focused on Cardinal George Pell, Archbishop Fisher’s predecessor and a conspicuous member of that earlier generation, who has admitted that he failed to carry out his duty regarding several priests suspected of abuse. Cardinal Pell clearly considered himself untouchable. The royal commission is unlikely to be kind to him and his position as one of Pope Francis’ close advisers in the Vatican has to be in question. Callous indifference to the suffering of children by those responsible for their safety is impossible to excuse. It cropped up again, and also in an Australian
  • 18. context, when the British public inquiry into institutional abuse began its public hearings in London this week. The inquiry heard how, from 1947 onwards, more than 4,000 children were sent to live overseas, mainly in Australia, but also in New Zealand, Canada and Southern Rhodesia, under a government scheme. The Catholic Church was one of the institutions taking care of them; its record was by no means the worst. Many children were exploited as cheap farm labour, and not a few sexually abused. A 1956 investigation identified some of the abuse. It was brushed aside, and the depravity continued. Public confessions of shame, and public attributions of blame, as are inevitable after both the British and the Australian inquiries, do serve a valuable purpose. They can be potent in resetting the moral and cultural landscape, and can aid healing. But what matters most is that the lessons are truly learnt. Chief Constable Simon Bailey of Norfolk, who is the lead officer for child protection, said recently that police in Britain are “overwhelmed” by allegations of abuse. It is no comfort that the full scale of the problem in other public institutions and in society at large puts the situation in the Catholic Church into perspective. One abused child is too many; any institution caught protecting its good name by criminal negligence deserves neither respect nor public trust. NCR Editorial Staff | Clergy culture sustains sex abuse scandal Irish abuse victim Marie Collins looks at Boston Cardinal Sean O'Malley during the first briefing of the Pontifical Commission for the Protection of Minors at the Vatican May 3, 2016. (CNS/Reuters/Alessandro Bianchi) NCR, Mar. 3, 2017
  • 19. The resignation of Marie Collins from the Pontifical Commission for the Protection of Minors is a turning point in Pope Francis’ pontificate. It cannot be seen any other way. For all the hope and promise that we find in Francis and his vision for the church, we believe his pontificate teeters on the brink of failure on the issue of sexual abuse by the clergy. For three and a half years, Francis has promised to take real action to bring accountability to the highest structures of the church and to help heal survivors. Now the commission he created to do that must confront serious questions about its credibility. For his part, Francis must take some decisive, public action here. He must empower the commission with authority — a fully functioning commission cannot operate without a budget, permanent staff and the power to hire outside expertise. Beyond that, Francis must act to guarantee that the Vatican dicasteries and their personnel cooperate fully with the commission. Those who deliberately frustrate the commission’s work, no matter what level of the Curia they represent, must be replaced with personnel who will claim the eradication of this scandal as part of their mission. But something deeper is at play here. If all we get are stronger managerial presences and dedicated staff and office space, we may not get the full reform of structures this issue calls out for. A resistance to change that is planted deep within the all-male clerical culture is the largely unaddressed issue at the heart of the scandal and has been since the first major story about it appeared in these pages more than 30 years ago. Bishop Vincent Long Van Nguyen states this clearly, but Australia has been through three years of public soul-searching that others in the church have avoided. Francis’ urgent task is to change this elite, clerical culture. He has been outspoken on this, but now is the time for action. We should stipulate a few points here for those who might still think that calling out the clerical culture once again is overstating the matter. It is clear that sexual abuse of children does not happen solely, or even primarily, within the confines of the Catholic priesthood. In fact, most abuse occurs in the wider society and in family settings among those whom children are taught to trust. Abuse within the Catholic church, however, is a unique crime — and sin — for several reasons having to do with the clerical culture. First, the perpetrators claim, by dint of ordination, an ontological difference from the rest of humanity, a separateness expressed in the belief that they stand “in persona Christi,” specially anointed channels of God’s grace and forgiveness. Second, the perpetrators belong to a closed and exclusive culture, with its own archaic laws and largely hidden legal proceedings, a culture that enjoyed enormous deference from law enforcement and the courts as well as from ordinary Catholics. Finally, the culture was long led by men who, it has been shown beyond any dispute, looked first to the preservation of their privileged status and the reputation of their culture before taking into consideration the deep destruction occurring to the most vulnerable in the community. What we know now is that all of the emotional and intellectual investment of victims, all the lofty words and intentions of countless bishops forced to acknowledge the deep corruption of the institution, all of the straining for some manner of justice by those in the wider, secular culture, mean nothing inside
  • 20. the community if the clergy culture continues to refuse to confront itself and its entrenched and unyielding role in sustaining the sexual abuse scandal. There is no denying the progress — and Collins herself gives high marks to Francis for dealing forcefully with the problem at the top level of the church. But if, as she reports, his efforts are consistently frustrated at lower levels, nothing will change. We are at a crucial point when it comes to the issue of clergy sex abuse. Yes, the buck stops with Francis, but the burden is not just on the pope but also on everyone inside the Vatican to forcefully address the repercussions of past abuses and wipe out the atmosphere that has allowed this crime, and this sin, to occur for centuries. What is necessary to finally put this scandal behind us is a chorus of clerical voices demanding reform of their own culture, demanding that the all-male clerical caste engage in the painful work of understanding what their culture has become, how it could be so deformed that it was able to justify what some have termed the “soul-killing” of the community’s children. It is that culture that thwarts the work of the pontifical commission and that led to Marie Collins’ resignation. And until that culture changes, children will remain in harm’s way within this church. "Las resistencias al Papa vienen de la Congregación para la Doctrina de la Fe" Mañana se inicia en la audiencia de Granada el proceso contra los 'romanones' José María Castillo: "El arzobispo de Granada sabía lo que estaba sucediendo" (José María Castillo, teólogo).- Hace pocos días, se ha sabido que la Sra. Marie Collins, irlandesa, ha abandonado el Vaticano donde colaboraba con la Comisión Antipederastia, presidida por el cardenal O'Malley. El motivo de este abandono ha sido que Marie Collins, ha encontrado continuas resistencias, dentro del mismo Vaticano, para defender a las víctimas de abusos sexuales por parte de clérigos pervertidos. Una de tales víctimas, había sido la misma señora Collins de la que abusó un cura cuando era una chiquilla de menos de diez años. Además, todo este asunto se ha producido con un agravante: lo más escandaloso está en que las resistencias, para que se acabe con estos abusos y se castigue a los culpables, vienen de donde menos nos podíamos imaginar, del Santo Oficio. Esto es lo que, en estos días circula por los medios de comunicación. Si esto, efectivamente, es así, ¿cómo es posible que el Santo Oficio, cuya misión y razón de ser consiste en vigilar por la rectitud de la Doctrina de la Fe y de la vida cristina, se dedique ahora a poner dificultades a una Comisión, organizada por el papa, en un asunto tan grave y tan escandaloso, como es el abuso sexual de menores, sobre todo cuando ese abuso es cometido por "hombres de Iglesia"? Me resisto a creer que la Congregación parta la Doctrina de la Fe tenga y ampare entre sus funcionarios a individuos tan indeseables, como serían
  • 21. quienes se empeñan en que los delitos y pecados más vergonzosos se puedan cometer impunemente en la Iglesia. Y si es que el Santo Oficio permite que, dentro de él mismo, haya sujetos tan desvergonzados, que no me cabe en la cabeza que eso se esté haciendo porque en el Vaticano haya ahora mismo sujetos con tan poca vergüenza que se dediquen a hacer lo contrario de lo que tendrían que hacer. Entonces, ¿por qué ocurren estas cosas en la Curia Vaticana? Es cuestión de poder. Se sabe que hay cardenales y obispos que no ocultan su resistencia al papa Francisco. Pero esta resistencia no es por motivos de fe. Nadie ha podido acusar al papa Francisco de desviarse de la Fe "divina y católica", como quedó definida en el concilio Vaticano I, en 1878, (DH 3011). La resistencia se debe a desacuerdos en el modo de ejercer el papado. Francisco es un hombre sencillo, cercano al sufrimiento de la gente, poco clerical y espontáneo. Ante un papa así, ha cundido el desconcierto. Y la consiguiente resistencia. ¿Dónde está el fondo del asunto? No está en que en el Santo Oficio estén de acuerdo con los pederastas y sus repugnantes crímenes. Lo que el Santo Oficio no quiere es que eso lo resuelva una "comisión" en la que cabe, por ejemplo, una señora venida de Irlanda. No, en estos asuntos, por lo que la señora Collins dice, "mando yo", piensa el Santo Oficio. Y por esto, sin duda, es por lo que los funcionarios de ese Sagrado Dicasterio no toleran que nadie, venido de fuera, se entrometa en sus asuntos y en el modo de resolver tales asuntos. Por poner un ejemplo, se me antoja que, en el Santo Oficio, tiene que sentar muy mal que se hagan públicos los abusos sexuales que algunos clérigos cometen contra niños y niñas menores de edad. La práctica preferida del Santo Oficio ha sido el ocultamiento en los motivos y en el proceso de sus decisiones. Los abusos de menores son un asunto que viene de antiguo en la Iglesia. Y hoy sabemos con seguridad que, hasta el pontificado de Benedicto XVI, una de las preocupaciones constantes en la Iglesia era que los abusos de menores se mantuvieran en secreto. Ya, en los años 50 del siglo pasado, yo tuve que soportar los avisos, que se nos mandaban a los que trabajábamos en un seminario diocesano, para que se mantuvieran en el más estricto secreto los abusos que allí se habían cometido contra chiquillos inocentes. Es evidente que, durante mucho tiempo (no es posible saberlo con precisión), una de las grandes preocupaciones de la Curia Vaticana fue, ante todo, asegurar su buena imagen pública, aunque el precio de semejante imagen fuera destrozar los derechos y la dignidad de criaturas inocentes. Como es lógico, una Iglesia así, con semejantes convicciones y con tal escala de valores, no podía ser ejemplo de nada y para nadie. Pues bien, así las cosas, el próximo lunes, 6 de marzo, se inicia en la audiencia de Granada el proceso contra los "romanones". Un colectivo de once curas, que han sido acusados de abusos a menores. El asunto se ha ocultado cuanto ha sido posible. El arzobispo de Granada, don Javier Martínez, sabía lo que ha estado sucediendo en esta diócesis durante años. Y son bien conocidas las escenificaciones de inocencia que el prelado ha hecho en la catedral de la diócesis y en otras ocasiones. Este arzobispo tiene ya antecedentes penales, como es bien sabido. Pierdan o ganen este juicio los "romanones" (y el arzobispo), ¿cuándo llegará el día en que no sea necesario
  • 22. esperar a que un tribunal civil ponga las cosas en claro, sino que las autoridades eclesiásticas tengan tanta y tan transparente credibilidad, que con su palabra nos baste para estar seguros de lo que realmente sucede y quiere la Iglesia? MENSAJES El Papa, sobre los refugiados: "Recibir, acoger, consolar e integrar. Lo que falta es la integración" "Es muy difícil ponerse en el lugar de los demás, porque a menudo somos esclavos de nuestro egoísmo" Cameron Doody/Aica, 28 de febrero de 2017 (C. Doody/Aica).- "Recibir, acoger, consolar e integrar inmediatamente". Una vez más, el Papa Francisco ha mostrado el camino a seguir en cuanto al tratamiento debido a los inmigrantes. En una entrevista con la revista de Cáritas de Milán, el Pontífice ha insistido en que todos "somos culpables" por la crisis en la que se encuentran: "porque explotamos sus tierras, pero no hacemos ningún tipo de inversión para que ellos puedan beneficiarse". En conversación con "Scarp de' Tenis", antes de su periplo por algunas de las zonas más desfavorecidas de la ciudad del norte de Italia el próximo 25 de marzo, el Papa señaló lo difícil que es "ponerse en los zapatos del otro", y explicó qué aunque es algo bueno y justo dar limosna a los pobres, no se puede "arrojarle el dinero sin mirarle a los ojos, pues esto no es un gesto de cristiano". Ponerse en los zapatos del otro En referencia al "pueblo de los invisibles, de las personas sin domicilio fijo", se le preguntó al pontífice como fue recibido el llamamiento de abrir las puertas de las iglesias para recibirlos. "El llamamiento del Papa fue escuchado por muchas personas y muchas parroquias", dijo el Santo Padre. "En el Vaticano hay dos parroquias y cada una recibió a una familia de Siria. Muchas parroquias en Roma abrieron sus puertas a la acogida y sé que otras, que no tienen sitio, juntaron dinero para pagar el alquiler durante un año a las personas y familias necesitadas. El objetivo debe ser la integración, es importante que los acompañen durante un período inicial. En muchas partes de Italia se hizo. Las puertas se abrieron en muchas escuelas católicas, conventos, en muchas otras estructuras. Por eso digo que el llamamiento fue escuchado. También sé de muchas personas donaron dinero para pagar el alquiler de las personas sin domicilio fijo". "Es muy difícil meterse en los zapatos, en el lugar de los demás, porque a menudo somos esclavos de nuestro egoísmo", señaló Francisco más adelante y explicó: "En un primer nivel, podemos decir que la gente prefiere
  • 23. ocuparse de sus propios problemas sin querer ver el sufrimiento u otras dificultades. Pero hay otro nivel. Ponerse en los zapatos de los demás significa tener una gran capacidad de comprender, de entender los momentos y las situaciones difíciles". "Si pensamos, además, en las existencias que están hechas a menudo de soledad, ponerse en los zapatos del otro significa servicio, humildad, generosidad, que es también la expresión de una necesidad. Necesito que alguien se ponga en mis zapatos. Porque todos necesitamos comprensión, compañerismo y un consejo. Cuántas veces conocí a personas que, después de haber buscado consuelo en un cristiano, ya sea un laico, un sacerdote, una monja, un obispo, me dice: "Sí, me ha escuchado, pero no me ha entendido". Entender significa ponerse en los zapatos de los demás". Mirar a los ojos a los viven en la calle En referencia a las personas sin hogar el pontífice indicó que "las personas que viven en la calle entienden de inmediato cuando hay un interés real por parte de la otra persona o cuando hay, no quiero decir ese sentimiento de compasión, pero sí, ciertamente de pena. Se puede ver una persona sin hogar y mirarlo como una persona, o como un perro. Y ellos se dan cuenta de esta forma diferente de mirar". El gesto de san Juan Pablo II El Papa Francisco puso como ejemplo una anécdota de la vida de san Juan Pablo II: "En el Vaticano -contó Francisco- es famosa la historia de una persona sin hogar, de origen polaco, que solía estar en la Piazza Risorgimento en Roma. No hablaba con nadie, ni siquiera con los voluntarios de Cáritas que por la noche le llevaban una comida caliente. Sólo después de mucho tiempo consiguieron que les contase su historia: 'Soy un sacerdote, conozco muy bien a su Papa, estudiamos juntos en el seminario'".
  • 24. "La voz llegó a san Juan Pablo II, que oyó el nombre, confirmó que había estado con él en el seminario y quiso encontrarlo. Se abrazaron después de cuarenta años, y al final de la audiencia, el Papa pidió ser confesado por el sacerdote que había sido su compañero. "Pero ahora te toca a ti", dijo el Papa. Y su compañero de seminario fue confesado por el Papa. Gracias al gesto de un voluntario, de una comida caliente, de unas palabras de consuelo, de una mirada bondadosa, esta persona pudo recuperarse y hacer una vida normal que lo llevó a ser capellán de un hospital. El Papa lo había ayudado, por supuesto, esto es un milagro, pero también es un ejemplo para decir que las personas sin hogar tienen una gran dignidad". Francisco relató en la entrevista otro ejemplo: "En el arzobispado de Buenos Aires en una reja entre un portal y la acera vivían una familia y una pareja. Los encontraba cada mañana cuando salía. Los saludaba e intercambiaba unas palabras con ellos. Nunca pensé en echarlos. Alguien me dijo: "Ensucian la Curia", pero la suciedad está dentro. Yo creo que hay que hablar con la gente con gran humanidad, no como si tuvieran que pagarnos una deuda y no tratarlos como si fueran pobres perros". Preguntado sobre si es "es justo dar limosna a las personas que piden ayuda en la calle", el Papa respondió: "Hay tantos argumentos para justificarse a sí mismo cuando no se da limosna". "¿Pero cómo, yo le doy el dinero y luego se lo gasta en un vaso de vino? Un vaso de vino es la única felicidad que tiene en la vida, eso está bien. Pregúntate, más bien, que es lo que haces tú en secreto, que felicidad buscas a escondidas. O bien, a diferencia de él, eres más afortunado, tienes una casa, una esposa, hijos, ¿Qué es lo que te lleva a decir, "Ocúpense ustedes de él"?". "Una ayuda siempre es justa. Desde luego, no es bueno lanzar al pobre solo algunas monedas. Es importante el gesto, ayudar a los que piden mirándoles a los ojos y tocando sus manos. Echar el dinero y no mirar a los ojos, no es un gesto de cristiano. Enseñar la caridad no es descargar las propias culpas, pero es un acercarse, un mirar a una miseria que llevo dentro de mí y que el Señor comprende y salva. Porque todos tenemos miserias dentro".
  • 25. Lo difícil es "integrar" a los migrantes "¿Se puede acoger a todos los migrantes sin distinción o es necesario establecer un límite?", le preguntaron al Papa en la entrevista. "Los que llegan a Europa -respondió Francisco- huyen de la guerra o del hambre. Y de alguna manera somos culpables porque explotamos sus tierras, pero no hacemos ningún tipo de inversión para que ellos puedan beneficiarse. Tienen derecho a emigrar y tienen derecho a ser acogidos y ayudados. Pero esto debe hacerse con esa virtud cristiana que debe ser propia de los gobernantes: la prudencia. ¿Qué significa? Significa aceptar a todos aquellos que se "pueden" recibir. Y esto con respecto a los números". "Pero es igualmente importante reflexionar sobre "cómo" recibir. Porque recibir significa integrar. Esto es lo más difícil, porque si los inmigrantes no se integran, se guetizan. ... Integrar, significa entonces, entrar en la vida del país, respetar la legislación del país, respetar la cultura del país, pero también respetar la propia cultura y las propias riquezas culturales. La integración es un trabajo muy difícil. Recibir, acoger, consolar e integrar inmediatamente. Lo que falta es la integración. Cada país debe ver a cuántos puede acoger. No se puede acoger si no hay posibilidad de integración". La solidaridad de los humildes "¿Es posible la solidaridad donde hay pobreza y miseria?", le preguntaron a Francisco. "Le hablo de mi experiencia en Buenos Aires. En los barrios pobres hay más solidaridad que en los del centro", respondió el pontífice, y añadió: "En las villas miseria hay muchos problemas, pero a menudo los pobres son más solidarios entre sí porque sienten que se necesitan mutuamente. He encontrado más egoísmo en otros barrios, no quiero decir ricos porque sería calificar descalificando, pero la solidaridad que vemos en los barrios pobres, no se ve en otros lugares, aunque la vida sea más complicada y difícil. En los
  • 26. barrios pobres, por ejemplo, se ve más la droga, pero sólo porque en otros barrios está "tapada" y se usa con guantes blancos". Por último, en referencia a su inminente visita a la ciudad italiana, el Papa Francisco dijo que "no conozco Milán. He estado allí sólo una vez, por unas horas, en los años setenta. Pero tengo un gran deseo, espero conocer a tanta gente. Es mi mayor expectativa: Sí, espero encontrar a tanta gente". Mensaje para la Cuaresma Francisco, rotundo: "La codicia es la causa principal de la corrupción" Invita en su mensaje de Cuaresma a "abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don" Jesús Bastante, 01 de marzo de 2017 (J. Bastante).- "La codicia es la fuente de la corrupción, y fuente de envidias, pleitos y recelos". El Papa Francisco ha lanzado una dura crítica a la "lógica egoísta" de la búsqueda de la riqueza absoluta durante su mensaje para la Cuaresma, presentado hoy. Una lógica que "no deja lugar al amor e impide la paz". "El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia", que nos lleva a "una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación", constata Bergoglio. En su mensaje, el Papa afirma cómo "el cristiano está llamado a volver a Dios", a "no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el
  • 27. Señor", pues "Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar". Para Francisco, la Cuaresma es un tiempo propicio "para intensificar la vida del espíritu" a través del ayuno, la oración y la limosna, siempre con la Palabra en el centro. Y es que, como señala el título del mensaje, "La Palabra es un don. El otro es un don". Y, en especial, el relato de Lázaro, el pobre, y el rico. "El pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente 'Dios ayuda'", subraya Bergoglio, y que "nos enseña que el otro es un don". "Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida", recalca. "La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido", añade el Papa, quien subraya cómo "cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor", al tiempo que pide "abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil". Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico. En este punto, afirma el Papa, "la parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico". "La riqueza de este hombre es excesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días", añade, incidiendo en que "en él se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia". La codicia, que "es la causa principal de la corrupción y fuente de envidias, pleitos y recelos. El dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico" pues, "en lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz". "La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso", subraya el mensaje, que incide en que "el peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia", personificada en el hombre rico, que sufre "una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación". "Cuando miramos a este personaje, se entiende por qué el Evangelio condena con tanta claridad el amor al dinero", afirma el Papa, quien se detiene en la segunda parte de la parábola, vinculándola a la experiencia del Miércoles de Ceniza. "El rico y el pobre, en efecto, mueren, y la parte principal de la parábola se desarrolla en el más allá. Los dos personajes descubren de repente que sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él". "El rico sólo reconoce a Lázaro en medio de los tormentos de la otra vida, y quiere que sea el pobre quien le alivie su sufrimiento con un poco de agua. Los gestos que se piden a Lázaro son semejantes a los que el rico hubiera tenido que hacer y nunca realizó", recuerda el Papa. Pero "en el más allá se restablece una cierta equidad y los males de la vida se equilibran con los bienes". "La parábola se prolonga, y de esta manera su mensaje se dirige a todos los cristianos. En efecto, el rico, cuyos hermanos todavía viven, pide a Abraham que les envíe a Lázaro para advertirles; pero Abraham le responde: «Tienen a
  • 28. Moisés y a los profetas; que los escuchen». Y, frente a la objeción del rico, añade: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto»", constata el Papa. De esta manera se descubre el verdadero problema del rico:" la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo", afirma el mensaje, que reivindica la Palabra de Dios como "una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios". Y es que, "cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano". Concluyendo su mensaje, Francisco pide a los cristianos, de cara a la próxima Cuaresma, "que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados". "Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua", finaliza el mensaje. Texto completo del Mensaje del Papa Francisco: La Palabra es un don. El otro es un don Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo
  • 29. fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016). La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19- 31). Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión. El otro es un don La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas (cf. vv. 20-21). El cuadro es sombrío, y el hombre degradado y humillado. La escena resulta aún más dramática si consideramos que el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Este no es un personaje anónimo, tiene rasgos precisos y se presenta como alguien con una historia personal. Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un tesoro de valor incalculable, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano (cf. Homilía, 8 enero 2016). Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico. Francisco: "La Cuaresma es un camino de esperanza, una huída de la esclavitud a la libertad" "No podemos decir que ya está todo hecho, que entraremos en el Paraíso en carroza, eso no es así"
  • 30. "Nuestra salvación es una historia de amor, pero requiere nuestro amor, nuestra participación en su amor". Jesús Bastante, 01 de marzo de 2017 (Jesús Bastante).- Una multitud volvió a recibir al Papa Francisco en una soleada plaza de San Pedro. Bergoglio, como en otras ocasiones, se distrajo saludando, bendiciendo, e incluso subiendo al papamóvil a dos niños. La experiencia de comunión que se vive en las audiencias generales da buena cuenta del significado de este Pontificado, abierto, solidario, alegre, esperanzado. Y en camino, como la Cuaresma que hoy comenzamos. "La Cuaresma es un camino de esperanza", apuntó el Papa, quien destacó cómo este tiempo de preparación para la Pascua, estos 40 días, sirve para "caminar hacia Jesús Resucitado". "El Señor nos llama desde nuestras tinieblas, y vamos en camino hacia él, que es la luz". Se trata de "un periodo de penitencia y mortificación", pero no sólo, porque "el fin es resucitar con Cristo y renovar nuestra identidad bautismal. Renacer nuevamente desde lo alto, del amor de Dios. Por eso, la Cuaresma es, por su naturaleza, tiempo de esperanza", recordó. El símbolo bíblico de esta Cuaresma se observa en la experiencia del Éxodo del pueblo de Israel. "El punto de partida es la condición de esclavitud en Egipto, la opresión, los trabajos forzados.... pero el Señor no abandona a su pueblo ni ha olvidado su promesa. Llama a Moisés, quien con brazo potente guía a su pueblo desde Egipto a la tierra de su libertad". Durante el camino de la esclavitud a la libertad, "el Señor da a los israelitas la ley, para enseñar a amarle", recordó Francisco. La Biblia, añadió, "muestra que el Éxodo está muy trabajado. Simbólicamente dura 40 años, que era el tiempo de vida de una generación, que ante las pruebas del camino es siempre tentada... Aunque todos conocemos las tentaciones de volver atrás, todos, ¿no es cierto?". Sin embargo, "el Señor permanece fiel, y les lleva a la Tierra Prometida", de modo que "todo ese camino se completa en la esperanza de alcanzar la Tierra Prometida. Por eso es un éxodo, una huída de la esclavitud a la libertad". Al tiempo, "estos 40 días son para nosotros una huída de la esclavitud del pecado a la libertad del encuentro con Jesús resucitado". Y es que, explicó el Papa, "todo tiene sentido en el diseño de salvación de Dios, que quiere la vida y no la muerte de todos". También para Jesús "la
  • 31. Pascua es su Éxodo, con el que ha abierto la vía para alcanzar la vida plena, eterna y santa". "Jesús ha debido humillarse y hacerse obediente hasta la muerte, vertiendo su sangre para librarnos de la esclavitud del pecado. Es el beneficio que recibimos de él, que debe corresponderse con nuestra acogida libre y sincera. Pero no podemos decir que ya está todo hecho, y nosotros no tenemos nada que hacer, que entraremos en el Paraíso en carroza, no, esto no es así", advirtió el Papa, pues "nuestra salvación es una historia de amor, pero requiere nuestro amor, nuestra participación en su amor". "La Cuaresma vive de esta dinámica. Jesús nos precede con su Éxodo", añadió Bergoglio, quien explicó que "atravesamos el desierto gracias a él. Con tentaciones, somos tentados, debemos afrontar la tentación y superarla", porque Jesús "es la luz que vence a las tinieblas, y nos alimenta como la pequeña llama que nos fue dada el día del Bautismo". "La Cuaresma es signo sacramental de nuestra conversión. El camino de la Cuaresma siempre es un camión de conversión, es signo de nuestro camino de la esclavitud a la libertad, siempre renovada. Un camino en el que hay que empeñarse, pero es un camino lleno de esperanza", terminó Francisco, quien añadió que "el Exodo cuaresmal es el camino en el que la esperanza toma forma. Y ahí la fatiga de atravesar el desierto, las tentaciones, las pruebas, todo esto va a crear una esperanza fuerte, que nos salva. Como María, que incluso ante la muerte de su hijo sigue creyendo" "Con corazón abierto a este horizonte, entramos hoy en la Cuaresma, sintiéndonos parte del pueblo santo de Dios iniciamos con alegría, hoy, este camino de esperanza", finalizó. En su saludo en castellano, Francisco recordó que "Jesús nos abre el camino al cielo a través de su pasión, muerte y resurrección. Él ha debido humillarse y hacerse obediente hasta la muerte, vertiendo su sangre para librarnos de la esclavitud del pecado", y exhortó a los fieles a "caminar en esperanza y con empeño en este camino de amor, que Dios nos propone. Que nuestro esfuerzo forje una esperanza sólida, como la de María, que continuó a creer y a esperar incluso cuando se encontraba junto a la cruz de su Hijo".
  • 32. Texto completo de la catequesis del Papa Francisco Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! En este día, Miércoles de Ceniza, entramos en el Tiempo litúrgico de la Cuaresma. Y ya que estamos desarrollando el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, hoy quisiera presentarles la Cuaresma como camino de esperanza. De hecho, esta perspectiva se hace enseguida evidente si pensamos que la Cuaresma ha sido instituida en la Iglesia como tiempo de preparación para la Pascua, y por lo tanto, todo el sentido de este periodo de cuarenta días es iluminado por el misterio pascual hacia el cual está orientado. Podemos imaginar al Señor Resucitado que nos llama a salir de nuestras tinieblas, y nosotros nos ponemos en camino hacia Él, que es la Luz. Y la Cuaresma es un camino hacia Jesús Resucitado. La Cuaresma es un periodo de penitencia, también de mortificación, pero no un fin en sí mismo, sino finalizado a hacernos resurgir con Cristo, a renovar nuestra identidad bautismal, es decir, a renacer nuevamente "desde lo alto", desde el amor de Dios (Cfr. Jn 3,3). Por esto es que la Cuaresma es, por su naturaleza, tiempo de esperanza. Para comprender mejor que cosa significa esto, debemos referirnos a la experiencia fundamental del éxodo de los Israelitas de Egipto, narrada en la Biblia en el libro que lleva este nombre: Éxodo. El punto de partida es la condición de esclavitud en Egipto, la opresión, los trabajos forzados. Pero el Señor no se ha olvidado de su pueblo y de su promesa: llama a Moisés y, con brazo poderoso, hace salir a los Israelitas de Egipto y los guía a través del desierto hacia la Tierra de la libertad. Durante este camino de la esclavitud a la libertad, el Señor da a los Israelitas la ley, para educarlos en el amor a Él, el único Señor, y para amarse entre ellos como hermanos. La Escritura muestra que el éxodo es largo y fatigoso: simbólicamente dura 40 años, es decir, el tiempo de vida de una generación. Una generación que, ante las pruebas del
  • 33. camino, es siempre tentada a añorar Egipto y volver atrás. También todos nosotros conocemos la tentación de regresar atrás, todos. Pero el Señor permanece fiel y esta pobre gente, guiada por Moisés, llega a la Tierra prometida. Todo este camino es realizado en la esperanza: la esperanza de alcanzar la Tierra, y justamente en este sentido es un "éxodo", una salida de la esclavitud a la libertad. Y estos 40 días son también para todos nosotros una salida de la esclavitud del pecado a la libertad, al encuentro del Cristo Resucitado. Cada paso, cada fatiga, cada prueba, cada caída y cada salida, todo tiene sentido solo dentro del designio de salvación de Dios, que quiere para su pueblo la vida y no la muerte, la alegría y no el dolor. La Pascua de Jesús es su éxodo, con el cual Él nos ha abierto la vía para alcanzar la vida plena, eterna y gozosa. Para abrir esta vía, este camino, Jesús ha debido despojarse de su gloria, humillarse, hacerse obediente hasta la muerte y la muerte de cruz. Abrirnos el camino a la vida eterna le ha costado toda su sangre, y gracias a Él nosotros somos salvados de la esclavitud del pecado. Pero esto no quiere decir que Él ha hecho todo y nosotros no debemos hacer nada, que Él ha pasado por medio de la cruz y nosotros "vamos al paraíso en un carruaje". No, no quiere decir esto. No es así. Nuestra salvación es ciertamente un don suyo, pero, como es una historia de amor, requiere nuestro "si" y nuestra participación en su amor, como nos demuestra nuestra Madre María y después de ella todos los santos. La Cuaresma vive de esta dinámica: Cristo nos precede con su éxodo, y nosotros atravesamos el desierto gracias a Él y detrás de Él. Él es tentado por nosotros, y ha vencido al Tentador por nosotros, pero también nosotros debemos con Él afrontar las tentaciones y superarlas. Él nos dona el agua viva de su Espíritu, y a nosotros corresponde tomar de su fuente y beber, en los Sacramentos, en la oración, en la adoración; Él es la luz que vence las tinieblas, y a nosotros se nos pide alimentar la pequeña llama que nos ha sido confiada el día de nuestro Bautismo. En este sentido la Cuaresma es «signo sacramental de nuestra conversión» (Misal Romano, Oración colecta I Dom. de Cuaresma), quien realiza el camino de la Cuaresma esta siempre en el camino de la conversión. Es un signo sacramental de nuestro camino de la esclavitud a la libertad, siempre por renovar. Un camino ciertamente difícil, como es justo que sea, porque el amor es arduo, pero es un camino lleno de esperanza. Es más, diría además: el éxodo cuaresmal es el camino en el cual la esperanza misma se forma. La fatiga de atravesar el desierto - todas las pruebas, las tentaciones, las ilusiones, las visiones... - todo esto vale para forjar una esperanza fuerte, sólida, en el modelo de la Virgen María, que en medio a las tinieblas de la pasión y de la muerte de su Hijo continuó creyendo y esperando en su resurrección, en la victoria del amor de Dios. Con el corazón abierto a este horizonte, entramos hoy en la Cuaresma. Sintiéndonos parte del pueblo santo de Dios, iniciamos con alegría hoy este camino de esperanza. Gracias. Palabras del Papa en castellano: Queridos hermanos y hermanas: Hoy, miércoles de ceniza, los invito a reflexionar sobre la cuaresma como tiempo de esperanza. Al igual que el Pueblo de Israel que sufrió la esclavitud
  • 34. en Egipto, cada uno de nosotros está llamado a hacer experiencia de liberación y a caminar por el desierto de la vida para llegar a la tierra prometida. Jesús nos abre el camino al cielo a través de su pasión, muerte y resurrección. Él ha debido humillarse y hacerse obediente hasta la muerte, vertiendo su sangre para librarnos de la esclavitud del pecado. Es el beneficio que recibimos de él, que debe corresponderse con nuestra acogida libre y sincera. Estamos llamados a seguir el ejemplo de Nuestro Señor. Él venció al tentador y ahora nosotros debemos también afrontar la tentación y superarla. Él nos dio el agua viva de su Espíritu y nosotros debemos ir a buscarla a la fuente de los sacramentos y la oración. Él es la luz que vence las tinieblas y nos pide a nosotros alimentar la llama que se nos confió el día de nuestro bautismo. De este modo, nuestro camino cuaresmal será signo sacramental de nuestra conversión. *** Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los exhorto a caminar en esperanza y con empeño en este camino de amor, que Dios nos propone. Que nuestro esfuerzo forje una esperanza sólida, como la de María, que continuó a creer y a esperar incluso cuando se encontraba junto a la cruz de su Hijo. Que Dios los bendiga. Francisco a los curas de Roma: "Si no tenemos una fe madura, podemos ser responsables de mucho mal" El Papa reivindica la "paradoja" de Simón Pedro, el "pecador al que Jesús convirtió en Roca" "Ir a las raíces es lo verdaderamente revolucionario, el cristiano no tiene miedo de ir a las raíces" Jesús Bastante, 02 de marzo de 2017 (Jesús Bastante).- Un auténtico pastor no puede confirmar la fe de los demás si no siente que progresa en la suya, pues nadie da lo que no tiene. "Pidamos confirmar nuestra fe, porque si no no podremos confirmar la de nuestros hermanos", pidió el Papa Francisco a los sacerdotes de Roma, a quienes recibió en la basílica de San Juan de Letrán. "Si no tenemos una fe madura, capaz de generar fe en los demás, podremos ser responsables de mucho mal", advirtió Francisco. El Papa centró su reflexión -aunque estaba escrita, prefirió resumirla, y aderezarla con experiencias personales, anunciando que después entregaría el texto completo a cada uno, junto con un libro de un capuchino de Buenos Aires, titulado "No tengamos miedo de perdonar"- en dos temas. En primer lugar, "el progreso de la fe en la vida del sacerdote", y en segundo término, la experiencia de Simón Pedro, el pecador al que Jesús convirtió en roca sobre la que edificar la Iglesia. "Nosotros, como sacerdotes, tenemos fe, pero esta fe tiene que crecer, ir hacia adelante, porque si la fe no crece, si no madura, se queda a mitad de
  • 35. camino. Nunca se deja de caminar en la fe", proclamó el Papa, quien recordó las palabras de la oración, "Señor, acrecienta en nosotros la fe". En ese punto, Francisco insistió en tres pilares a tener en cuenta: "La memoria, la esperanza y el discernimiento". "Es importante recordar siempre la promesa del Señor, que nos ha puesto en camino. Estamos en camino: la esperanza me marca el camino, es el ancla que me sostiene en Cristo. En el momento de salir, debo discernir en el paso concreto, el amor que puedo dar, y el modo en que el Señor quiere que me ofrezca", reclamó Bergoglio, quien insistió en que "la esperanza nos abre a las sorpresas de Dios", un Dios que "es más grande de lo que podríamos imaginar". Porque "nuestra fe no es la fe delante de un muro: la fe nos lleva hacia el horizonte". Al tiempo, el discernimiento, que "concretiza la fe, la hace operativa por medio de la caridad. Permite dar un testimonio creíble. Con mis obras te muestro mi fe". En primer lugar, la memoria. "El encuentro con el Señor se muestra como un tesoro en nuestra vida", una "maduración constante", que "vale tanto para el discípulo como para el misionero, el seminarista, el sacerdote o el obispo". Es lo que el documento de Aparecida denominaba como "discípulos misioneros". Siempre, teniendo un punto de apoyo que, "para nosotros, es la Cruz de Cristo, no es otra cosa". Y es que "la fe, el progreso y el crecimiento se fundan siempre sobre la cruz, ése es el escándalo de la cruz". Para ello, la memoria resulta fundamental. "Es muy importante ir a las raíces de nuestra fe, a las personas que nos han ayudado a acrecentar nuestra fe, nuestros maestros. A veces se trata de personas simples, vuestros vecinos, que os han iniciado en la vida de la fe. Los padres, la abuela.... El creyente es, fundamentalmente, alguien que hace memoria. No se puede creer sin hacer memoria". "La fe se alimenta y se nutre de la memoria", recordó el Papa, pues Dios "es el Dios de nuestros abuelos y el nuestro, no es un dios que sólo responde a un nuevo paradigma". Y es que "ir a las raíces es lo verdaderamente revolucionario. El cristiano no tiene miedo de ir a las raíces", pues "cuanto más lúcida es la memoria del pasado, más clara es la visión del futuro". En segundo lugar, la esperanza. "La fe se sostiene gracias a la esperanza, es el ancla que nos sujeta al Cielo. La esperanza nos lleva desde el tesoro de la memoria, y nos lleva al Dios que esperamos encontrar en el futuro, se extiende sin límites, en todo el espesor del presente inmediato".
  • 36. En tercer lugar, el discernimiento, evitando "la tentación del primer impulso, el querer resolver cualquier cosa inmediatamente", y ahuyentando el "pesimismo estéril" que, como subraya Evangelii Gaudium "es una tentación que a nosotros los sacerdotes nos llega mucho". La tentación de la desconfianza, "que se transforma en un descontento pesimista". "Nadie puede emprender una batalla si no confía plenamente en el triunfo. Quien lo hace sin confianza, pierde a mitad de la batalla, entierra sus talentos", denunció el Papa, quien animó a "caminar hacia adelante sin darse por vencidos", sabiendo de nuestra debilidad. Porque "el triunfo cristiano es siempre una cruz, que a la vez es un signo de victoria". "No dejemos que nos roben la esperanza". "Es importante dar un paso hacia adelante", añadió. ¿Cómo? "Creciendo en la fe como un bien comunitario, llamado a conseguir el bien del otro. Un corazón misionero sabe que debe crecer en el Evangelio, no renuncia al bien posible, y sabe del riesgo de enfangarse con el barro del camino". "Creer que allí está Cristo es el primer paso para conseguir el bien de cada persona. No es un acto de beneficencia, sino progresar en la fe". En la segunda parte del discurso, Francisco se refirió a la "paradoja" de la figura de Simón Pedro, "el pescador pecador, y la roca sobre la que edificar la Iglesia". "Jesús ora por Simón, pero pensando en nosotros, en todos nosotros", porque si Pedro no está confirmado en la fe, no puede llevarla al resto. "Así, vemos que la fe de Simón Pedro es una fe probada, y con ella, después de la tentación, él tendrá la misión de confirmar y consolidar la fe de sus compañeros, nuestra fe", apuntó Bergoglio. Y es que, en ocasiones, la fe de Pedro "es menor que la de tantos pequeños del pueblo fiel de Dios, o de los paganos como el Centurión", o "más lenta que la de María Magdalena o Juan". Es una fe que tiene "grandes momentos junto a grandes errores, extrema fragilidad o desconcierto", desde la espada hasta la negación. Las pruebas de fe de Simón Pedro se manifiestan, primeramente, en sus dos nombres. "Es algo que hace el Señor en vista de una misión futura, la de ser piedra, fundamento sólido de fe sobre la que edificará su Iglesia. Pedro se moverá siempre en torno al perno del Señor, sintiendo el peso de sus dos nombres: Simón el pescador, el pecador, el amigo; y Pedro, la roca sobre la que se construye, el que tiene las llaves, el que dice la última palabra".
  • 37. Curiosamente, "aunque es Jesús quien le pone el nombre de Pedro, le sigue llamando Simón". Mantenerse en esas dos "personalidades", la del pecador y la de la piedra, "le obligará a fiarse en torno a Cristo, el único centro". "Simón Pedro, en todas las situaciones límite, guiado por la fe en Jesús, discernirá siempre cuál es la mano que lo salva, con la certeza de que aunque no lo haga bien, puede decir que el Señor tiene palabras de vida eterna". Jesús reza por Pedro, que sufre como nadie las tentaciones, el "eclipse de la fe". "El Señor quiere rezar siempre con insistencia, para no caer en la tentación y ser liberados del mal, porque nuestra carne es débil". Una estrategia muy de Jesús: "El Señor combate al demonio rezando". "El progreso de la fe viene por pasar a través de las tentaciones y las pruebas. Toda la vida de Simón Pedro puede ser vista como un progreso de la fe, gracias al acompañamiento del Señor, que nos enseña a discernir qué es lo que viene del Padre y qué viene del Demonio", añadió. El tercer paso es el gesto de amor de Jesús a Pedro en el lago del Tiberíades. "No es el perdón, porque Pedro ya fue perdonado con su llanto. Es otra cosa. El peso de nuestro pecado.... Pero el Señor es siempre fiel, siempre nos lleva adelante. No sólo te perdona, no sólo pregunta si le amas.... Pregunta a Pedro si es su amigo. El Señor va hacia adelante, y la fe de Pedro es plena. El pecador que lo ha negado, y el Señor lo ha hecho Papa. Y esta es la lógica del Señor". Francisco: "Las llagas de nuestros hermanos son las llagas de Dios" "Un dios 'desencarnado' no es un dios real" "El Dios hecho carne es el fundamento de las obras de misericordia" Redacción, 02 de marzo de 2017 La brújula del cristiano es seguir a Cristo crucificado, no a un dios desencarnado, ideológico, sino a Dios hecho carne, que lleva en sí las llagas de nuestros hermanos. Son los conceptos que expresó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Al inicio de la Cuaresma resuena con fuerza la invitación a convertirse. Y la Liturgia del día -observó el Papa- pone esta exhortación ante tres realidades: el hombre, Dios y el camino. La realidad del hombre es la de elegir entre el bien y el mal: "Dios nos hizo libres y la elección es nuestra", dijo Francisco. Pero Él -añadió- "no nos deja solos", sino que nos indica el camino del bien con los Mandamientos. Después está la realidad de Dios: "Para los discípulos era difícil entender" el camino de la cruz de Jesús. Porque "Dios tomó toda la realidad humana, menos el pecado. No hay Dios sin Cristo. "Un dios sin Cristo, 'desencarnado', no es un dios real": "La realidad de Dios es Dios hecho Cristo por nosotros. Para salvarnos. Y cuando nos alejamos de esto, de esta realidad, y nos alejamos de la Cruz de Cristo, de la verdad de las llagas del Señor, también nos alejamos del amor, de