Este poema de Rudyard Kipling anima a las personas a no rendirse cuando las cosas van mal. Aconseja seguir luchando incluso cuando se tiene poco y se sufre mucho dolor, porque después de la duda y la oscuridad puede surgir el triunfo. Recomienda insistir más cuando todo está peor y no dejar que la ignorancia impida ver lo cerca que puede estar el bien deseado.