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BLOQUE                     111

                 El procesamiento personal
                 y subjetivo de los cambios
                 biológicos

             I    El encuentro con un cuerpo nuevo*


Joseph D. Noshpitz




        Apariencia

Uno de los cambios más obvios en el comportamiento          entre la infancia y la adolescen-
cia es el mayor interés que adquieren los jóvenes por su propio cuerpo. Los niños
suelen estudiar su musculatura, y las niñas, su rostro y su figura. Pasan horas enteras
frente al espejo y no pueden evitar pasar frente a éste sin mirar de reojo, diciéndose a
sí mismos que no les importan los cambios ni su apariencia, aunque en realidad sienten
un vivo interés en ello.

        Anormalidades de la estatura

Los niños de poca estatura siempre esperan con ansiedad crecer algunos centímetros y
ese deseo va acompañado de toda clase de fantasías de fuerza, mando, dominio, superio-
ridad, atracción sexual y valentía. Cuando llegan a la adolescencia sin lograr la altura
esperada, experimentan a menudo una gran tensión durante el desarrollo y tristeza por
no ser la persona que esperaban ser. Es posible que los jóvenes sientan celos violentos;
se les causa una gran herida narcista. El hecho de que la vida sea injusta puede reverbe-
rar en sus pensamientos por muchos días y a veces crea una tendencia hacia la compen-
sación excesiva. Pueden volverse peleoneros, ruidosos e instigadores, o comenzar a
fanfarronear o a hacer payasadas. Quizá desarrollen una actitud especial, por ejemplo,




,.En Matilde Maddaleno et al. (eds.), La salud del adolescente y del joven, Washington, D. c.,
Organización Panamericana de la Salud (Publicación Científica, 552), 1995, pp. 105-111.

                                              55
hacer buenas tareas en el colegio o tocar bien algún instrumento o unirse a jóvenes más
grandes y fuertes aun si ello implica delincuencia (junto con ellos y, hasta cierto punto,
para ellos). La niñas son menos vulnerables que los niños en ese sentido pero, con
frecuencia I     errnuy baja estatura se sienten marcadas por ese factor.
   L ~a    estatu~     e~          a menudo como unaJorma de cast~;               por chiste, a
los jóvenes bajos se les dicen que están "aserrados".   1
                                                            Lo~ apodos y las~       de que son
objeto confirman que algo les falta, que han sufrido algún daño. Algunas veces, la tenden-
cia a considerarlos   más jóvenes de lo que en realidad son produce una fuerte reacción;
es posible que esos jóvenes maduren precozmente              a fin de reducir esa amenaza. A
veces, tanto los niños como las niñas prefieren aprovechar su apariencia infantil y lo que
el infantilismo implica para protegerse   contra la sensación de incompetencia generada
por el progreso de la pubertad. Comúnmente, el adolescente espera que el crecimiento
se producirá, y esa esperanza se hace más intensa cuando el joven comienza a pensar en
salir con otros del sexo opuesto y en socializar.
   Pero por otra parte, los jóvenes demasiado altos tienen un problema diferente. La
niña se quejará de su altura y se sentirá desgarbada e indeseable. Puede reavivarse la
idea infantil del daño que acompaña al descubrimiento        de las diferencias sexuales. Quizá
crea que ha sido engañada o tratada en forma injusta, o que carece de la buena figura
que otras tienen. La ansiedad puede evitar que se forme la idea de que es una persona
atractiva, lo que, en esta etapa de desarrollo, es un asunto de proporciones          críticas y
sensibles. La herida narcista que se abre al sentir que no inspira cariño aumenta en
forma proporcional a la sensación de castración que ha experimentado            en la fase anal-
fálica. La impresión de deformidad personal y la falta de congruencia con una imagen
idealizada de femineidad puede mantenerse        en la mente de muchas niñas impresiona-
bles que llegan a la pubertad. El crecimiento propiamente dicho las hace sentir como si
el cuerpo estuviera fuera de control ya veces aparece cierta sensación             ·mpotencia
                                            --              --        ._-              --
en el estado emocional de la joven. Algunas niñas tratan de adaptarse encorvándose
para disimular su elevada estatura. Otras, por supuesto, se ajustan de una manera realis-
ta y se interesan por los muchachos altos con los que se sienten más cómodas y quienes
no se avergonzarán de ellas.
   El niño alto tiene un problema diferente. Durante su infancia, es siempre el más
expuesto a riesgos. Una y otra vez se le dice que no debe ser agresivo, que es más
grande y que, por ende, no debe atacar a otros ni preguntarles              en caso de que lo
ataquen.Todo el desarrollo del elemento agresivo de la personalidad puede perturbarse
con esa clase de crianza. Es posible que ese niño tenga inhibiciones, ansiedad, temor a la
pérdida del control y resentimiento    crónico de que siempre se le censure y se le diga



1 D. Rotnem, M. Generl, R. L. Hintz y D. J. Cohen, "Personality development in children

with growth hormone deficiency", en J Am Acad Child Psychiatri, núm. 16, 1977, pp.
412-426.

                                            56
que ha cometido errores, todo lo cual va matizado con un sentido de culpabilidad.
Cuando las restricciones son menores y el niño usa su fuerza, no se resuelven en forma
apropiada las tendencias a conservar un concepto grandioso de sí mismo y, por consi-
guiente, pueden surgir graves alteraciones    en sus relaciones con los compañeros. Es
posible que el niño se vuelva agresivo y que logre autorrealizarse    aterrorizado   a otros
niños con su sadismo y sus fantasías megalomaniacas de poder.
   A menudo se cree que los niños de mayor estatura son mayores que sus compañe-
ros y,en forma prematura, la sociedad centra en ellos muchas expectativas. Para el niño
con un ego más competente,       dichas expectativas pueden servir de estímulo para su
maduración. En ciertos casos, sin embargo, pueden crearles un tremendo          sentido de
inferioridad dado que siempre se les pide que realicen tareas a un nivel más allá de su
capacidad; en otros, sirve para aumentar su inclinación hacia la grandiosidad. El niño de
gran estatura, al igual que el pequeño, puede ser realmente muy vulnerable.

        Problemas de desarrollo de los senos

Para las niñas, la primera manifestación de la pubertad y la expresión primaria de su
femineidad es el crecimiento de los senos. A éstos se les han adjudicado, de acuerdo con
las culturas, enormes poderes para avivar las pasiones de los hombres y,por consiguiente,
constituyen un punto central de toda una mística y el aspecto mágico de la femineidad. Por
lo tanto, la ~   en desarrollo tiene un gran interés en los senos y no es poca su preocu-
pación al respecto. La belleza de forma es un asunto importante pero más aún lo es el
elemento de cantidad. Al igual que la altura, el desarrollo de los senos puede estar fuera
del promedio y el resultado final puede ser un crecimiento insuficiente o exagerado. La
respuesta psicodinámica es similar,con el agregado de que hay un vínculo estrecho entre
el desarrollo mamario y la identidad femenina. No es raro que la niña trate de corregir los
senos demasiado pequeños añadiendo relleno a su ropa interior o trate de reducir el
tamaño excesivo de estos por medios quirúrgicos. La presencia de alguna imperfección en
este aspecto de su propio cuerpo puede herir mucho su sentido de femineidad. Su con-
cepto acerca de su atractivo personal puede quedar gravemente afectado. Las compara-
ciones envidiosas con otros miembros de la familia aumentan las tensiones derivadas del
complejo de Edipo y las bromas de los compañeros encuentran un buen terreno para
producir sentimientos de inadecuación y aun de fealdad. En cierto modo, los senos toman
el lugar de la antigua preocupación respecto de la castración.Vuelve a surgir con la puber-
tad la ecuación cuerpo/falo a la que recurren muchas niñas después de su primeras desilu-
siones y con ella la idea de que todo el cuerpo es hermoso, sensual, incitante y digno de
exhibirse. La niñas observan ansiosamente el desarrollo del contorno del cuerpo para
cerciorarse de mantener y aumentar su encanto. Cualquier cosa que disminuya su atrac-
ción, por ende, afecta mucho la impresión que tiene la niña de ser una persona sexual
digna de cariño, en general, y su condición de mujer, en particular. La niña con senos muy
pequeños se puede sentir castrad a, privada de belleza, masculinizada y carente de algo


                                             57
esencial. La que tiene senos grandes se puede sentir desaliñada, extravagante, desgarbada
y aun fea y deformada. A menudo, esos problemas del cuerpo incrementan otras dificulta-
des que puede tener la niña, lo que puede lIevarlas a sobrecompensar      mediante su dispo-
nibilidad sexual. Algunas niñas enloquecen por los niños,se les entregan y creen que nadie
se interesará en ellas si no están dispuestas al contacto sexual. En casos en que la organi-
zación básica de la personalidad es diferente, puede surgir una profunda timidez y cohibi-
ción, que le da a la niña la idea de que todo el mundo nota su "problema".

        Voz chillona

Un problema análogo para el niño, pero de ninguna manera idéntico, es el cambio de
voz. A diferencia del desarrollo de los senos que comienza en la pubertad, el cambio de
voz suele presentarse al final de la transformación    ocurrida durante este periodo y está
sujeto a cierto control voluntario. Por ejemplo, un niño excesivamente          apegado a su
madre no perdió el tono alto y chillón de la vocalización hasta que dejó su hogar para
asistir a la universidad, donde, casi de la noche a la mañana, empezó a hablar en una voz
profunda y más masculina. La voz del niño se encuentra vinculada a la imagen que tiene
de sí mismo como niño y como un ser afeminado. En esas condiciones no tiene que
afrontar ni los rigores de la independencia ni las responsabilidades de la masculinidad.
Tampoco tiene el niño que separarse de la madre;tiene su voz y, por lo tanto, su presen-
cia está con él constantemente.    La voz es el falo del padre; es potencia; es un instrumen-
to de penetración, de vigor, de agresividad. El que la voz no sea suficientemente profun-
da ni alta significa castración, debilidad e infantilismo.

        Acné

Quizás ningún otro problema físico de la adolescencia está tan generalizado como esta
perturbadora    afección de la piel. Muchos jóvenes la consideran como una señal de
vergüenza y de maldad. A veces se considera como indicio de la masturbación, el secre-
to interior escondido que de repente brota para que todos lo vean. Con frecuencia, se
considera como algo que desfigura, deforma y afea, algo que hiere el propio narcisismo.
El niño se cree marcado, un ser por el que nadie se interesará y ello afecta la forma
como percibe su experiencia social. El joven vulnerable pasará luego por la reacción de
compensación o de retirada que se mencionó anteriormente.

        Apariencia física poco común

Las diferencias físicas pueden desempeñar       una función importante    en la facilidad y la
comodidad del ajuste que tiene lugar durante la pubertad. En particular, las nalgas dema-
siado grandes pueden ser un motivo de profunda e intensa preocupación. Al joven le
pueden sugerir homosexualidad       o afeminación; mira ansiosamente      para ver si alguien
observa esa parte de su cuerpo; se imagina cuál será su apariencia cuando lo miran por
detrás o, quizá peor, de lado. Es como si todos los temores del crecimiento y del cambio


                                              58
que ocurren en la pubertad se concentraran         en ese lugar. Se observa un fuerte elemen-
    to regresivo, los problemas de la fase fálica son demasiado amenazadores y los intereses
     del niño se expresan en términos de la fase anal. A cierto nivel se siente como un joven
    que tiene los pantalones llenos después de un accidente anal y que teme que le descu-
     bran; esta clase de temor es en realidad una representación          y manifestación menos
     intensa del mayor problema que causa el complejo de Edipo y las represalias implícitas.
     La culpabilidad se convierte en vergüenza; el niño se preocupa menos por la castración
    y más por la humillación de que la gente lo mire y se ría de él. Paradójicamente, un cierto
     número de jóvenes que pasan por esta experiencia buscan corregirla por medios qui-
     rúrgicos. Piden que se les extirpen las partes femeninas para proteger su masculinidad;
    lo que sería una forma de castración en aras de la conservación o de la entrega de la
    parte femenina de sí mismo para mantener la masculinidad.
        En general, cualquier mancha, deficiencia o aspecto del cuerpo         ue se considere sin
    atractivo o que desafíe el sentido de su identidad sexual provoca en el joven una serie de
    reacciones cuya naturaleza dependerá de los im ortantes puntos de fijación infantiles.
        Si ha habido perturbaciones     durante la etapa del desarrqllo simbiótico_grgJ, la viven- ~
    cia de la herida narcisista puede ser extrema. La unida simbiótica defectuosa deja su
    huella dejando un sentimiento de randiosidad no resuelto junto a una fra ilidad exce-
    siva. La perfección de sí mismo es un tema constante que, de una manera alterna, au-
    menta a proporciones      irreales o se derrumba completamente        dejando al joven con la
    dolorosa idea de que ~rece        de todo. valor.
        Las funciones intelectuales co ~vas             pueden ser afectad s o no por este proce-
    so. Cuando se ve~uede                     verse un ~eudoretraso      mental pertinaz y graves
    dificultades en las relaciones. Si~n          afpctad,y, la imagen que se presenta es de, un
    niño inteligente que es      emasiado vulnerable, e océntrico y megalómano como            ara
    poder sostener relaciones adecuadas con sus compañeros. La pubertad puede ser una
    época particularmente     difícil para esos jóvenes ya que no ueden tolerar nin una crí i-
    ..9, ~cesitan   con urgencia creer en su      ro ia erfección y superioridad, y deben con-
    frontar constantemente     las discrepancias que existen entre lo que desearían creer y la
    realidad que se les presenta. Si la pubertad trae consigo cualquiera de las afecciones aquí
    descritas, es posible que los jóvenes entren en un estado crónico de pánico por las
    grandes deficiencias que los aquejan y por la tremenda destrucción           que implica esta
    invasión de su estado de perfección.


-       El niño que está en la fa
    nes objetales, es particularmente
                                            pasa por una etapa de reconciliación en sus relacio-
                                          vulnerable. Puede verse profundamente
    experiencias causantes de tensión y cualquier acontecimiento traumático
                                                                                     afectado por


    car fijación a este nivel. Es este el momento de consolidar la idea de autonomía,de hacer
    las primeras exploraciones      provisionales en el campo de lo que constituye la indepen-
    dencia, de construir la primera vaga imagen corporal, de comenzar a establecer el con-
    cepto de sí mismo como actor y ejecutor; pero todos estos procesos son nuevos y



                                                   59
frágiles y pueden ser alterados y destruidos. Como resultado, puede producirse una

                     -
inclinación hacia la pasividad,j.Jn sentido de futilidad y una necesidad crónica de apego
                                  --
                                           ----
aferrado que fácilmente se convierte en dependencia hostil.
----
        Perturbaciones del desarrollo

        Problemas de identidad sexual
El periodo de la pubertad es un momento crítico para la consolidación de la identidad
sexual. Algunos niños comienzan a dar muestras de que distinguen los sexos alrededor de
los 12 meses y todos lo hacen a los 24 meses. Las diferencias de sexo se reconocen
claramente a los 18 meses, época en la cual el niño responde a ellas. En muchos casos, se
pueden recordar o reconocer patrones de identidad sexual perturbada a los tres o cuatro
años de edad. Aun antes de llegar a la adolescencia, ya muchos niños se conocen como
marimachos o afeminados, o tienen alguna otra clase de manifestación atípica en sus ex-
presiones de identidad sexual. La pubertad propiamente dicha, con el consiguiente interés
fálico que crea, puede representar una masculinidad o femineidad paradójica para el niño
que está básicamente confundido con su propia orientación. Al reforzarse los impulsos
fálicos, el afeminado pasivo se convierte en un niño ordinario y el marimacho en una
persona más femenina, por lo menos por un tiempo. Sin embargo, a medida que el joven
llega a la edad adulta disminuye el estímulo suplementario que recibe y es posible que se
restituya el equilibrio básico.
   Por otra parte, muchos problemas sexuales y genéricos aparecen en la pubertad por
primera vez. El incesto puede ser desencadenado    por la sexualidad que se desarrolla en
el niño o la niña. Es posible que los actos impulsivos de masturbación en público, exhibi-
cionismo o interés exagerado en ver objetos o actividades sexuales sean funciones de
las nuevas presiones sexuales que sufre el ego aún sin desarrollar. Los diversos factores
personales, sociales y culturales traen como resultado experiencias sexuales y embara-
zos precoces. Es posible que en esta época comience a manifestarse la explotación
sexual de los niños pequeños por parte del adolescente, y que en algunos casos se inicie
la prostitución. Algunos niños han participado en prácticas abiertamente homosexuales
desde temprana edad, pero muchos que no tenían idea de esos intereses comienzan a
notar ahora, por primera vez, la reacción sexual al cuerpo de los compañeros de su
mismo sexo (en vestuarios, baños comunes, piscinas, etcétera). Si esa reacción es leve,
puede constituir una complicación muy común del desarrollo normal (derivada de la
experiencia negativa que le ha causado antes al niño el complejo de Edipo). Sin embargo,
en muchos casos, el joven no está preparado y cuando ello sucede puede ser de gran
importancia para él y llegar a crearle preocupaciones   mórbidas sobre la posibilidad de
que sea homosexual.
   Al mismo tiempo, se observan casos en los que la homosexualidad se manifiesta como
fuente primaria de gratificación. Algunas veces un patrón latente es desencadenado por


                                           60
una seducción homosexual; otras, las experiencias heterosexual es resultan ser extraña-
 mente decepcionantes y un encuentro "casual" revela el patrón predominante. Hay casos
 en los que las poderosas fantasías homosexuales se dejan de lado por un tiempo y en los
 que el adolescente pone un gran empeño en ser tan heterosexual como le sea posible, a
 fin de afirmar su propia identidad sexual mediante una acción vigorosa. Eljoven se convier-
 te en un "macho" sexualmente hiperactivo o la adolescente "se enloquece por los mucha-
 chos". Esos excesos tienen sus propias complicaciones y de ellos se desprenden comple-
 jos de ajuste.

            Pubertad precoz y pubertad demorada

 De particular interés son las circunstancias que rodean a la pubertad precoz y a la puber-
 tad demorada. La niña en la que el crecimiento de los senos se inicia a los ocho años y la
 menstruación a los nueve está radicalmente fuera de sincronía con sus amigos y compañe-
 ros de clase. A menudo se siente dolorosamente      cohibida, confusa y avergonzada por lo
 que le está pasando; no lo entiende y aun después que se le explica, no puede explicarlo a
 otros. Elapoyo y la guía de los padres y la ayuda de los maestros, además de las explicacio-
 nes y enseñanzas de los médicos de la familia y el esfuerzo que hagan por calmarlas,
 pueden ser de incalculable valor. Por otra parte, los compañeros ansiosos que expresan
 sus tensiones por medio de bromas sádicas pueden amargarle la vida. Su grupo de compa-
 ñeros necesita ayuda para que esta niña no quede excluida y se le explote en ningún
 sentido.
    Paradójicamente,    no toda la gama de emociones de la pubertad coincide con las
 transformaciones    biológicas. Es posible que los profundos intereses sexuales, los cam-
 bios anímicos y la turbulencia que acompañan a ese periodo de la vida no se presenten
 sino hasta años más tarde. Sin una buena dosis de apoyo, esas niñas pueden tener con-
 ceptos radicalmente erróneos de lo que les sucede. Se pueden sentir enfermas, heridas
 y diferentes. Las niñas temen sangrar hasta morirse. Estas jóvenes tienden la impresión
 de que todo está fuera de control y su ego latente se ve sacudido; algunas veces las niñas
 se muestran ansiosas o deprimidas. Se imaginan que lo que les sucede es un castigo o el
 resultado de una falta cometida. La mayor vulnerabilidad de esas niñas a la explotación
                                                                                  ,..
es siempre un factor importante; si hay seducción, con seguridad se produciría aún
mayor cupabiidad y confusión.
   Si se toman las medidas adecuadas, esta clase de precocidad no se convierte en un
factor perturbador     del desarrollo; sin embargo, cuando no se adoptan esas medidas,
puede convertirse     en una amenaza al concepto que la joven tiene de sí misma y que
tardará muchos años en disiparse.
    La precocidad de los niños varones presenta sus propios problemas. En este caso, los
problemas sexuales son quizá menos predominantes que los de agresividad. Como ya se
indicó, al niño de gran estatura se le considera siempre como un joven potencialmente
destructivo y, en cierta medida él, internalizado las voces de alerta, se considera a sí


                                             61
mismo peligroso, amenazador y una especie de monstruo. Puede hacerle frente a todo
eso identificándose con la imagen y convirtiéndose      en un matón, o puede tratar de
desecharla y quedar inhibido y paralizado. En este caso también el apoyo de los padres
y la comprensión   adecuada en la escuela pueden ayudar a prevenir esos problemas y
permitir que el desarrollo proceda normalmente.
   La pubertad demorada causa una clase diferente de tensión emocional. Suele prevalecer
la idea de ser inadecuado y una sensación de injusticia:una persona que carece de lo que
tiene todo el mundo, que se siente dejada de lado o que está atrasada respecto a los demás.
   El niño se preocupa por el tamaño de sus órganos genitales -son más pequeños que
los de sus compañeros-     y comienza a aumentar su ansiedad de castración. En algunos
casos, el joven ha sido ambivalente en lo que respecta al crecimiento, y la demora de
éste puede traer consigo un cierto alivio. Por la exclusión parcial de los compañeros,
que prevalece, junto con la experiencia constante de ser tratado como si fuera más
joven, es un fuerte incentivo para que el desarrollo se convierta en un objeto de profun-
da preocupación. Para la niña, la situación es diferente pero no tanto. Es desconcertante
y frustrante para la joven adolescente sentir que a ella le falta esa dimensión esencial
que tanto preocupa a sus compañeros y a menudo se siente alarmada y desconsolada.
Más que eso, el complejo de castración de la infancia, que presuntamente     estaba sepul-
tado desde hacía tiempo, vuelve a despertarse    y la niña siente una profunda envidia por
las que ya se han desarrollado.
   Dinámicamente, la idea de castigo está siempre presente. Las presiones del complejo
de Edipo llevan a los jóvenes a creer que lo que les sucede es el resultado de sus malas
acciones o es una persecución de sus padres antagonistas y vengativos. En particular, la
pérdida del boleto de admisión a la arena sexual/social de las relaciones adolescentes
significa una exclusión perturbadora   de las experiencias del grupo, que para ellos revis-
ten importancia crítica.


        Conclusión

Los profesionales que atienden las necesidades de los jóvenes pueden aumentar su
eficiencia conociendo y familiarizándose con los problemas del crecimiento y desarrollo
del adolescente. La mayoría de éstos logran superar los conflictos y las angustias de la
adolescencia, y los padres y los profesionales de salud afortunadamente    pasan por esos
momentos sin sufrir una derrota total.




                                            62

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  • 1. BLOQUE 111 El procesamiento personal y subjetivo de los cambios biológicos I El encuentro con un cuerpo nuevo* Joseph D. Noshpitz Apariencia Uno de los cambios más obvios en el comportamiento entre la infancia y la adolescen- cia es el mayor interés que adquieren los jóvenes por su propio cuerpo. Los niños suelen estudiar su musculatura, y las niñas, su rostro y su figura. Pasan horas enteras frente al espejo y no pueden evitar pasar frente a éste sin mirar de reojo, diciéndose a sí mismos que no les importan los cambios ni su apariencia, aunque en realidad sienten un vivo interés en ello. Anormalidades de la estatura Los niños de poca estatura siempre esperan con ansiedad crecer algunos centímetros y ese deseo va acompañado de toda clase de fantasías de fuerza, mando, dominio, superio- ridad, atracción sexual y valentía. Cuando llegan a la adolescencia sin lograr la altura esperada, experimentan a menudo una gran tensión durante el desarrollo y tristeza por no ser la persona que esperaban ser. Es posible que los jóvenes sientan celos violentos; se les causa una gran herida narcista. El hecho de que la vida sea injusta puede reverbe- rar en sus pensamientos por muchos días y a veces crea una tendencia hacia la compen- sación excesiva. Pueden volverse peleoneros, ruidosos e instigadores, o comenzar a fanfarronear o a hacer payasadas. Quizá desarrollen una actitud especial, por ejemplo, ,.En Matilde Maddaleno et al. (eds.), La salud del adolescente y del joven, Washington, D. c., Organización Panamericana de la Salud (Publicación Científica, 552), 1995, pp. 105-111. 55
  • 2. hacer buenas tareas en el colegio o tocar bien algún instrumento o unirse a jóvenes más grandes y fuertes aun si ello implica delincuencia (junto con ellos y, hasta cierto punto, para ellos). La niñas son menos vulnerables que los niños en ese sentido pero, con frecuencia I errnuy baja estatura se sienten marcadas por ese factor. L ~a estatu~ e~ a menudo como unaJorma de cast~; por chiste, a los jóvenes bajos se les dicen que están "aserrados". 1 Lo~ apodos y las~ de que son objeto confirman que algo les falta, que han sufrido algún daño. Algunas veces, la tenden- cia a considerarlos más jóvenes de lo que en realidad son produce una fuerte reacción; es posible que esos jóvenes maduren precozmente a fin de reducir esa amenaza. A veces, tanto los niños como las niñas prefieren aprovechar su apariencia infantil y lo que el infantilismo implica para protegerse contra la sensación de incompetencia generada por el progreso de la pubertad. Comúnmente, el adolescente espera que el crecimiento se producirá, y esa esperanza se hace más intensa cuando el joven comienza a pensar en salir con otros del sexo opuesto y en socializar. Pero por otra parte, los jóvenes demasiado altos tienen un problema diferente. La niña se quejará de su altura y se sentirá desgarbada e indeseable. Puede reavivarse la idea infantil del daño que acompaña al descubrimiento de las diferencias sexuales. Quizá crea que ha sido engañada o tratada en forma injusta, o que carece de la buena figura que otras tienen. La ansiedad puede evitar que se forme la idea de que es una persona atractiva, lo que, en esta etapa de desarrollo, es un asunto de proporciones críticas y sensibles. La herida narcista que se abre al sentir que no inspira cariño aumenta en forma proporcional a la sensación de castración que ha experimentado en la fase anal- fálica. La impresión de deformidad personal y la falta de congruencia con una imagen idealizada de femineidad puede mantenerse en la mente de muchas niñas impresiona- bles que llegan a la pubertad. El crecimiento propiamente dicho las hace sentir como si el cuerpo estuviera fuera de control ya veces aparece cierta sensación ·mpotencia -- -- ._- -- en el estado emocional de la joven. Algunas niñas tratan de adaptarse encorvándose para disimular su elevada estatura. Otras, por supuesto, se ajustan de una manera realis- ta y se interesan por los muchachos altos con los que se sienten más cómodas y quienes no se avergonzarán de ellas. El niño alto tiene un problema diferente. Durante su infancia, es siempre el más expuesto a riesgos. Una y otra vez se le dice que no debe ser agresivo, que es más grande y que, por ende, no debe atacar a otros ni preguntarles en caso de que lo ataquen.Todo el desarrollo del elemento agresivo de la personalidad puede perturbarse con esa clase de crianza. Es posible que ese niño tenga inhibiciones, ansiedad, temor a la pérdida del control y resentimiento crónico de que siempre se le censure y se le diga 1 D. Rotnem, M. Generl, R. L. Hintz y D. J. Cohen, "Personality development in children with growth hormone deficiency", en J Am Acad Child Psychiatri, núm. 16, 1977, pp. 412-426. 56
  • 3. que ha cometido errores, todo lo cual va matizado con un sentido de culpabilidad. Cuando las restricciones son menores y el niño usa su fuerza, no se resuelven en forma apropiada las tendencias a conservar un concepto grandioso de sí mismo y, por consi- guiente, pueden surgir graves alteraciones en sus relaciones con los compañeros. Es posible que el niño se vuelva agresivo y que logre autorrealizarse aterrorizado a otros niños con su sadismo y sus fantasías megalomaniacas de poder. A menudo se cree que los niños de mayor estatura son mayores que sus compañe- ros y,en forma prematura, la sociedad centra en ellos muchas expectativas. Para el niño con un ego más competente, dichas expectativas pueden servir de estímulo para su maduración. En ciertos casos, sin embargo, pueden crearles un tremendo sentido de inferioridad dado que siempre se les pide que realicen tareas a un nivel más allá de su capacidad; en otros, sirve para aumentar su inclinación hacia la grandiosidad. El niño de gran estatura, al igual que el pequeño, puede ser realmente muy vulnerable. Problemas de desarrollo de los senos Para las niñas, la primera manifestación de la pubertad y la expresión primaria de su femineidad es el crecimiento de los senos. A éstos se les han adjudicado, de acuerdo con las culturas, enormes poderes para avivar las pasiones de los hombres y,por consiguiente, constituyen un punto central de toda una mística y el aspecto mágico de la femineidad. Por lo tanto, la ~ en desarrollo tiene un gran interés en los senos y no es poca su preocu- pación al respecto. La belleza de forma es un asunto importante pero más aún lo es el elemento de cantidad. Al igual que la altura, el desarrollo de los senos puede estar fuera del promedio y el resultado final puede ser un crecimiento insuficiente o exagerado. La respuesta psicodinámica es similar,con el agregado de que hay un vínculo estrecho entre el desarrollo mamario y la identidad femenina. No es raro que la niña trate de corregir los senos demasiado pequeños añadiendo relleno a su ropa interior o trate de reducir el tamaño excesivo de estos por medios quirúrgicos. La presencia de alguna imperfección en este aspecto de su propio cuerpo puede herir mucho su sentido de femineidad. Su con- cepto acerca de su atractivo personal puede quedar gravemente afectado. Las compara- ciones envidiosas con otros miembros de la familia aumentan las tensiones derivadas del complejo de Edipo y las bromas de los compañeros encuentran un buen terreno para producir sentimientos de inadecuación y aun de fealdad. En cierto modo, los senos toman el lugar de la antigua preocupación respecto de la castración.Vuelve a surgir con la puber- tad la ecuación cuerpo/falo a la que recurren muchas niñas después de su primeras desilu- siones y con ella la idea de que todo el cuerpo es hermoso, sensual, incitante y digno de exhibirse. La niñas observan ansiosamente el desarrollo del contorno del cuerpo para cerciorarse de mantener y aumentar su encanto. Cualquier cosa que disminuya su atrac- ción, por ende, afecta mucho la impresión que tiene la niña de ser una persona sexual digna de cariño, en general, y su condición de mujer, en particular. La niña con senos muy pequeños se puede sentir castrad a, privada de belleza, masculinizada y carente de algo 57
  • 4. esencial. La que tiene senos grandes se puede sentir desaliñada, extravagante, desgarbada y aun fea y deformada. A menudo, esos problemas del cuerpo incrementan otras dificulta- des que puede tener la niña, lo que puede lIevarlas a sobrecompensar mediante su dispo- nibilidad sexual. Algunas niñas enloquecen por los niños,se les entregan y creen que nadie se interesará en ellas si no están dispuestas al contacto sexual. En casos en que la organi- zación básica de la personalidad es diferente, puede surgir una profunda timidez y cohibi- ción, que le da a la niña la idea de que todo el mundo nota su "problema". Voz chillona Un problema análogo para el niño, pero de ninguna manera idéntico, es el cambio de voz. A diferencia del desarrollo de los senos que comienza en la pubertad, el cambio de voz suele presentarse al final de la transformación ocurrida durante este periodo y está sujeto a cierto control voluntario. Por ejemplo, un niño excesivamente apegado a su madre no perdió el tono alto y chillón de la vocalización hasta que dejó su hogar para asistir a la universidad, donde, casi de la noche a la mañana, empezó a hablar en una voz profunda y más masculina. La voz del niño se encuentra vinculada a la imagen que tiene de sí mismo como niño y como un ser afeminado. En esas condiciones no tiene que afrontar ni los rigores de la independencia ni las responsabilidades de la masculinidad. Tampoco tiene el niño que separarse de la madre;tiene su voz y, por lo tanto, su presen- cia está con él constantemente. La voz es el falo del padre; es potencia; es un instrumen- to de penetración, de vigor, de agresividad. El que la voz no sea suficientemente profun- da ni alta significa castración, debilidad e infantilismo. Acné Quizás ningún otro problema físico de la adolescencia está tan generalizado como esta perturbadora afección de la piel. Muchos jóvenes la consideran como una señal de vergüenza y de maldad. A veces se considera como indicio de la masturbación, el secre- to interior escondido que de repente brota para que todos lo vean. Con frecuencia, se considera como algo que desfigura, deforma y afea, algo que hiere el propio narcisismo. El niño se cree marcado, un ser por el que nadie se interesará y ello afecta la forma como percibe su experiencia social. El joven vulnerable pasará luego por la reacción de compensación o de retirada que se mencionó anteriormente. Apariencia física poco común Las diferencias físicas pueden desempeñar una función importante en la facilidad y la comodidad del ajuste que tiene lugar durante la pubertad. En particular, las nalgas dema- siado grandes pueden ser un motivo de profunda e intensa preocupación. Al joven le pueden sugerir homosexualidad o afeminación; mira ansiosamente para ver si alguien observa esa parte de su cuerpo; se imagina cuál será su apariencia cuando lo miran por detrás o, quizá peor, de lado. Es como si todos los temores del crecimiento y del cambio 58
  • 5. que ocurren en la pubertad se concentraran en ese lugar. Se observa un fuerte elemen- to regresivo, los problemas de la fase fálica son demasiado amenazadores y los intereses del niño se expresan en términos de la fase anal. A cierto nivel se siente como un joven que tiene los pantalones llenos después de un accidente anal y que teme que le descu- bran; esta clase de temor es en realidad una representación y manifestación menos intensa del mayor problema que causa el complejo de Edipo y las represalias implícitas. La culpabilidad se convierte en vergüenza; el niño se preocupa menos por la castración y más por la humillación de que la gente lo mire y se ría de él. Paradójicamente, un cierto número de jóvenes que pasan por esta experiencia buscan corregirla por medios qui- rúrgicos. Piden que se les extirpen las partes femeninas para proteger su masculinidad; lo que sería una forma de castración en aras de la conservación o de la entrega de la parte femenina de sí mismo para mantener la masculinidad. En general, cualquier mancha, deficiencia o aspecto del cuerpo ue se considere sin atractivo o que desafíe el sentido de su identidad sexual provoca en el joven una serie de reacciones cuya naturaleza dependerá de los im ortantes puntos de fijación infantiles. Si ha habido perturbaciones durante la etapa del desarrqllo simbiótico_grgJ, la viven- ~ cia de la herida narcisista puede ser extrema. La unida simbiótica defectuosa deja su huella dejando un sentimiento de randiosidad no resuelto junto a una fra ilidad exce- siva. La perfección de sí mismo es un tema constante que, de una manera alterna, au- menta a proporciones irreales o se derrumba completamente dejando al joven con la dolorosa idea de que ~rece de todo. valor. Las funciones intelectuales co ~vas pueden ser afectad s o no por este proce- so. Cuando se ve~uede verse un ~eudoretraso mental pertinaz y graves dificultades en las relaciones. Si~n afpctad,y, la imagen que se presenta es de, un niño inteligente que es emasiado vulnerable, e océntrico y megalómano como ara poder sostener relaciones adecuadas con sus compañeros. La pubertad puede ser una época particularmente difícil para esos jóvenes ya que no ueden tolerar nin una crí i- ..9, ~cesitan con urgencia creer en su ro ia erfección y superioridad, y deben con- frontar constantemente las discrepancias que existen entre lo que desearían creer y la realidad que se les presenta. Si la pubertad trae consigo cualquiera de las afecciones aquí descritas, es posible que los jóvenes entren en un estado crónico de pánico por las grandes deficiencias que los aquejan y por la tremenda destrucción que implica esta invasión de su estado de perfección. - El niño que está en la fa nes objetales, es particularmente pasa por una etapa de reconciliación en sus relacio- vulnerable. Puede verse profundamente experiencias causantes de tensión y cualquier acontecimiento traumático afectado por car fijación a este nivel. Es este el momento de consolidar la idea de autonomía,de hacer las primeras exploraciones provisionales en el campo de lo que constituye la indepen- dencia, de construir la primera vaga imagen corporal, de comenzar a establecer el con- cepto de sí mismo como actor y ejecutor; pero todos estos procesos son nuevos y 59
  • 6. frágiles y pueden ser alterados y destruidos. Como resultado, puede producirse una - inclinación hacia la pasividad,j.Jn sentido de futilidad y una necesidad crónica de apego -- ---- aferrado que fácilmente se convierte en dependencia hostil. ---- Perturbaciones del desarrollo Problemas de identidad sexual El periodo de la pubertad es un momento crítico para la consolidación de la identidad sexual. Algunos niños comienzan a dar muestras de que distinguen los sexos alrededor de los 12 meses y todos lo hacen a los 24 meses. Las diferencias de sexo se reconocen claramente a los 18 meses, época en la cual el niño responde a ellas. En muchos casos, se pueden recordar o reconocer patrones de identidad sexual perturbada a los tres o cuatro años de edad. Aun antes de llegar a la adolescencia, ya muchos niños se conocen como marimachos o afeminados, o tienen alguna otra clase de manifestación atípica en sus ex- presiones de identidad sexual. La pubertad propiamente dicha, con el consiguiente interés fálico que crea, puede representar una masculinidad o femineidad paradójica para el niño que está básicamente confundido con su propia orientación. Al reforzarse los impulsos fálicos, el afeminado pasivo se convierte en un niño ordinario y el marimacho en una persona más femenina, por lo menos por un tiempo. Sin embargo, a medida que el joven llega a la edad adulta disminuye el estímulo suplementario que recibe y es posible que se restituya el equilibrio básico. Por otra parte, muchos problemas sexuales y genéricos aparecen en la pubertad por primera vez. El incesto puede ser desencadenado por la sexualidad que se desarrolla en el niño o la niña. Es posible que los actos impulsivos de masturbación en público, exhibi- cionismo o interés exagerado en ver objetos o actividades sexuales sean funciones de las nuevas presiones sexuales que sufre el ego aún sin desarrollar. Los diversos factores personales, sociales y culturales traen como resultado experiencias sexuales y embara- zos precoces. Es posible que en esta época comience a manifestarse la explotación sexual de los niños pequeños por parte del adolescente, y que en algunos casos se inicie la prostitución. Algunos niños han participado en prácticas abiertamente homosexuales desde temprana edad, pero muchos que no tenían idea de esos intereses comienzan a notar ahora, por primera vez, la reacción sexual al cuerpo de los compañeros de su mismo sexo (en vestuarios, baños comunes, piscinas, etcétera). Si esa reacción es leve, puede constituir una complicación muy común del desarrollo normal (derivada de la experiencia negativa que le ha causado antes al niño el complejo de Edipo). Sin embargo, en muchos casos, el joven no está preparado y cuando ello sucede puede ser de gran importancia para él y llegar a crearle preocupaciones mórbidas sobre la posibilidad de que sea homosexual. Al mismo tiempo, se observan casos en los que la homosexualidad se manifiesta como fuente primaria de gratificación. Algunas veces un patrón latente es desencadenado por 60
  • 7. una seducción homosexual; otras, las experiencias heterosexual es resultan ser extraña- mente decepcionantes y un encuentro "casual" revela el patrón predominante. Hay casos en los que las poderosas fantasías homosexuales se dejan de lado por un tiempo y en los que el adolescente pone un gran empeño en ser tan heterosexual como le sea posible, a fin de afirmar su propia identidad sexual mediante una acción vigorosa. Eljoven se convier- te en un "macho" sexualmente hiperactivo o la adolescente "se enloquece por los mucha- chos". Esos excesos tienen sus propias complicaciones y de ellos se desprenden comple- jos de ajuste. Pubertad precoz y pubertad demorada De particular interés son las circunstancias que rodean a la pubertad precoz y a la puber- tad demorada. La niña en la que el crecimiento de los senos se inicia a los ocho años y la menstruación a los nueve está radicalmente fuera de sincronía con sus amigos y compañe- ros de clase. A menudo se siente dolorosamente cohibida, confusa y avergonzada por lo que le está pasando; no lo entiende y aun después que se le explica, no puede explicarlo a otros. Elapoyo y la guía de los padres y la ayuda de los maestros, además de las explicacio- nes y enseñanzas de los médicos de la familia y el esfuerzo que hagan por calmarlas, pueden ser de incalculable valor. Por otra parte, los compañeros ansiosos que expresan sus tensiones por medio de bromas sádicas pueden amargarle la vida. Su grupo de compa- ñeros necesita ayuda para que esta niña no quede excluida y se le explote en ningún sentido. Paradójicamente, no toda la gama de emociones de la pubertad coincide con las transformaciones biológicas. Es posible que los profundos intereses sexuales, los cam- bios anímicos y la turbulencia que acompañan a ese periodo de la vida no se presenten sino hasta años más tarde. Sin una buena dosis de apoyo, esas niñas pueden tener con- ceptos radicalmente erróneos de lo que les sucede. Se pueden sentir enfermas, heridas y diferentes. Las niñas temen sangrar hasta morirse. Estas jóvenes tienden la impresión de que todo está fuera de control y su ego latente se ve sacudido; algunas veces las niñas se muestran ansiosas o deprimidas. Se imaginan que lo que les sucede es un castigo o el resultado de una falta cometida. La mayor vulnerabilidad de esas niñas a la explotación ,.. es siempre un factor importante; si hay seducción, con seguridad se produciría aún mayor cupabiidad y confusión. Si se toman las medidas adecuadas, esta clase de precocidad no se convierte en un factor perturbador del desarrollo; sin embargo, cuando no se adoptan esas medidas, puede convertirse en una amenaza al concepto que la joven tiene de sí misma y que tardará muchos años en disiparse. La precocidad de los niños varones presenta sus propios problemas. En este caso, los problemas sexuales son quizá menos predominantes que los de agresividad. Como ya se indicó, al niño de gran estatura se le considera siempre como un joven potencialmente destructivo y, en cierta medida él, internalizado las voces de alerta, se considera a sí 61
  • 8. mismo peligroso, amenazador y una especie de monstruo. Puede hacerle frente a todo eso identificándose con la imagen y convirtiéndose en un matón, o puede tratar de desecharla y quedar inhibido y paralizado. En este caso también el apoyo de los padres y la comprensión adecuada en la escuela pueden ayudar a prevenir esos problemas y permitir que el desarrollo proceda normalmente. La pubertad demorada causa una clase diferente de tensión emocional. Suele prevalecer la idea de ser inadecuado y una sensación de injusticia:una persona que carece de lo que tiene todo el mundo, que se siente dejada de lado o que está atrasada respecto a los demás. El niño se preocupa por el tamaño de sus órganos genitales -son más pequeños que los de sus compañeros- y comienza a aumentar su ansiedad de castración. En algunos casos, el joven ha sido ambivalente en lo que respecta al crecimiento, y la demora de éste puede traer consigo un cierto alivio. Por la exclusión parcial de los compañeros, que prevalece, junto con la experiencia constante de ser tratado como si fuera más joven, es un fuerte incentivo para que el desarrollo se convierta en un objeto de profun- da preocupación. Para la niña, la situación es diferente pero no tanto. Es desconcertante y frustrante para la joven adolescente sentir que a ella le falta esa dimensión esencial que tanto preocupa a sus compañeros y a menudo se siente alarmada y desconsolada. Más que eso, el complejo de castración de la infancia, que presuntamente estaba sepul- tado desde hacía tiempo, vuelve a despertarse y la niña siente una profunda envidia por las que ya se han desarrollado. Dinámicamente, la idea de castigo está siempre presente. Las presiones del complejo de Edipo llevan a los jóvenes a creer que lo que les sucede es el resultado de sus malas acciones o es una persecución de sus padres antagonistas y vengativos. En particular, la pérdida del boleto de admisión a la arena sexual/social de las relaciones adolescentes significa una exclusión perturbadora de las experiencias del grupo, que para ellos revis- ten importancia crítica. Conclusión Los profesionales que atienden las necesidades de los jóvenes pueden aumentar su eficiencia conociendo y familiarizándose con los problemas del crecimiento y desarrollo del adolescente. La mayoría de éstos logran superar los conflictos y las angustias de la adolescencia, y los padres y los profesionales de salud afortunadamente pasan por esos momentos sin sufrir una derrota total. 62