El documento discute los desafíos de la enseñanza ante la crisis del humanismo en las sociedades de control. Argumenta que el humanismo ya no puede domesticar al ser humano y que se requieren nuevos enfoques para la educación que imaginen formas alternativas de ser humano y reconstruyan los espacios interiores. También enfatiza la necesidad de que docentes y estudiantes trabajen juntos de manera responsable y solidaria para crear nuevos escenarios educativos.