El proceso de industrialización en España se inició con retraso debido a la escasez de recursos y la inestabilidad política. Se divide en tres etapas: la localización industrial inicial, el desarrollo industrial entre 1960-1975 impulsado por inversiones extranjeras, y la crisis/reestructuración desde 1975. La reconversión industrial y la reindustrialización buscaron adaptar la industria a la nueva realidad tecnológica y generar empleo, pero tuvieron menos éxito del esperado.