La persona sufrió un impacto de arma de fuego de alto calibre en la cara y el cuello, lo que provocó una anquilosis de la mandíbula con el hueso hioides. Como resultado, la persona no podía mover la mandíbula, tenía sialorrea constante, dislalia y alteraciones de la personalidad. Se requirió una reconstrucción mandibular secundaria debido a la gran pérdida de tejidos duros y blandos.