Los macrófagos y las células NK cooperan entre sí para incrementar su número y eficiencia contra patógenos. Los macrófagos activados tienen mayor capacidad fagocítica y destrucción, y liberan TNF e IL-12 para activar a las células NK. Estas aumentan la producción de IFN-γ e IL-2 que activan más macrófagos, creando un ciclo de realimentación positiva que fortalece la respuesta inmune innata.