La revolución industrial ocurrió en Gran Bretaña en el siglo 18 y se caracterizó por tres olas principales de cambio: 1) la primera revolución trajo inventos como la máquina de vapor que impulsaron la mecanización de la producción, 2) la segunda revolución continuó la mecanización e introdujo procesos como el de Bessemer para convertir hierro en acero, y 3) hubo consecuencias como el surgimiento del capitalismo financiero y la formación de grandes conglomerados económicos.