La Revolución Francesa se caracterizó por sus antecedentes políticos como el absolutismo, sus causas directas como el descontento de los estamentos y el Tercer Estado, y sus etapas como la toma de la Bastilla y la formación de la Asamblea Nacional. Generó cambios en Europa que marcaron el paso a la era moderna basada en ideales ilustrados como la soberanía popular.