La crisis financiera de finales del siglo XVIII en Francia, agravada por la ayuda prestada a los Estados Unidos durante su guerra de independencia, llevó a una reforma fiscal propuesta que afectaría a las clases privilegiadas. Estas se negaron, provocando disturbios y el estallido de la Revolución Francesa en 1789, que daría paso a la Asamblea Nacional, la Convención y el Directorio, y vería la radicalización de la revolución y el establecimiento de la república democrática y luego la burguesa.