Los tutores se enfrentaron a varias dificultades como falta de libros, mapas e internet. Acudían a otros maestros para obtener ayuda. Un alumno leía lento y con inseguridad, por lo que se le asignó un tutor personalizado. Otro alumno necesitaba lentes y no podía leer, así que el tutor le leyó en voz alta para que pudiera contestar preguntas. Los tutores tuvieron que adaptarse a diferentes ritmos de aprendizaje.