San Agustín nació en el año 354 en Tagaste, Numidia, en el norte de África. En su juventud llevó una vida desordenada hasta que en el 373 leyó la obra Hortensius de Cicerón, que despertó su interés por la sabiduría. San Agustín realizó importantes aportes al cristianismo al sintetizar la filosofía platónica con la doctrina cristiana y se esforzó por alcanzar la salvación a través de la razón y las verdades reveladas.