Este documento discute la postura política de los psicólogos. Sugiere que los psicólogos tienen derecho a tomar una postura política, pero deben analizarla críticamente para evitar un apoyo ideológico ciego. También argumenta que los psicólogos no deben adherirse públicamente a candidatos políticos u opciones filosóficas sin una reflexión profunda, para no perder su credibilidad ni coartar su creatividad.