Simón Rodríguez (1769-1830) fue un educador venezolano y mentor de Simón Bolívar. En 1794, presentó un proyecto innovador para establecer escuelas públicas en Venezuela que enseñaran a los estudiantes a pensar de forma crítica, pero las autoridades coloniales lo rechazaron. Más tarde, enseñó a Simón Bolívar y lo influenció con sus ideas ilustradas sobre la soberanía, la libertad y la república. Rodríguez creía en una educación que enseñara a todos los sectores
1. SimónRodríguez nació el 28 de octubre de 1769 en Caracas Venezuela. Y
se convertirá con el tiempo en el maestro de uno de los máximos responsables de
la independencia americana en los inicios del siglo XIX; Simón Bolívar.
Simón Rodríguez pasó su niñez acusado de "loco", para más tarde pasar a
ser el "maestro" o "don". De padres desconocidos, los historiadores dicen que fue
hijo adoptivo de Cayetano Carreño y de Rosalía Rodríguez. De su infancia se
conoce muy poco, prácticamente nada.
Ya en el año 1794 Simón Rodríguez, dará señales de su preocupación no
solo por los modos de enseñanza en América sino también por el acceso a un tipo
de escuela con la que él soñaba en aquellos tiempos. De esta manera, presentó al
Cabildo de Venezuela un proyecto de Escuelas Públicas, donde analizaba el
sistema educativo para aquel entonces y donde planteaba la necesidad de la
participación activa de los alumnos en las cátedras, exponiendo sus ideas y
aclarando sus dudas, una escuela totalmente innovadora para los tiempos que
corrían. Este tipo de proyectos, que pretendía involucrar en la enseñanza a todos
los sectores de la sociedad americana tuvo el rechazo de las autoridades
coloniales debido a la poca intención de las mismas de enseñar a los sectores
populares a pensar por sí mismos y sobre todo a crear por sí mismos, por ese
motivo no le prestaron ninguna atención a aquel proyecto presentado por Simón
Rodríguez.
2. Años previos a este suceso, en el año 1791 ingresa citado por el cabildo de
la ciudad como maestro de escuela en las primeras letras para niños, donde
conocerá al siguiente año a Simón Bolívar, a quien formará como persona.
En sus viajes por Jamaica, EEUU y más tarde Europa, Simón Rodríguez se
encontrará con la lectura de los hombres de la Ilustración, conociendo los
conceptos que para esa época comenzaban a difundirse por toda Europa y
América; “soberanía”, “libertad”, “fraternidad” y “republica” entre ellos.
Cultiva a través de los años un pensamiento social, político y cultural
comprometido con la educación de todos los sectores de la sociedad, por esta
razón y como sostuvimos en el párrafo anterior, suele decirse que su pensamiento
e ideas estuvieron anticipados al tiempo que vivió y esta será la principal razón por
la cual fue incomprendido, juzgado indebidamente y tildado de loco por sus rivales
políticos.
Simón Rodríguez sostenía lo siguiente:
“El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es al que enseña a
aprender; no al que manda a aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que
aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras instrucciones, sigue
enseñando virtualmente todo lo que se aprende después, porque enseñó a aprender.”
(Rumazo González, 1980:85)
Lo que pretendía decirnos en estas líneas el maestro Caraqueño era que no
sólo saber algo sobre alguna cosa es suficiente para que se le otorgue la
responsabilidad de hacerse maestro y dejar en sus manos la ignorancia de otros a
fin de que ésta pueda ser superada. Anticipándose a su tiempo, planteaba como
sostiene hoy Piliphie Merieu que con el “saber” no alcanza para generar
situaciones de aprendizajes significativos, sino que el acompañamiento en aquello
que se quiere enseñar debe ser totalmente comprometido, es enseñar no solo a
través del recitado sino a través de las cosas, del contacto con el objeto de
estudio, y el seguimiento del sujeto al que se quiere enseñar. La enseñanza y la
educación no son un asunto inmediato y breve, son actos que se ejercitan a lo
largo de la vida, se aprende no en el momento únicamente, se aprende a aprender
3. para toda la vida, esa es la razón de la educación como responsabilidad humana a
la que se refiere Rodríguez en sus escritos y sobre todo en su práctica como
docente.
Tal es la visión de este asunto, que expresa:
“Enseñen a los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el porqué de lo que se
les mande a hacer, se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como
los limitados, no a la costumbre como los estúpidos.”
La preocupación de Simón Rodríguez estaba centrada educar para la
libertad y la igualdad, Ha de entenderse que cada uno aprende lo que necesita y lo
que es común a los demás, es decir, se aprende en colectivo lo individual de cada
quien, en permanente respeto por el otro y por sí mismo. Siempre razonando,
pensando y en sintonía con los procesos de aprender y enseñar para vivir en
armonía. Aprender para cambiar y transformarse ha de ser tan cotidiano que
sentenció:
“Solo la educación impone obligaciones a la voluntad. Estas obligaciones
son las que llamamos hábitos.”Quien es objeto de la enseñanza no es estimulado
a desarrollar su creatividad, su participación es sólo de espectador, ver qué
ocurre; pero no ser partícipe para que algo ocurra. Diferente del que es educado,
éste es, según Rodríguez, permanentemente estimulado a ver lo que hay y las
diferentes acciones que puede llevar adelante con el propósito de cambiar hacia
mejores condiciones de vida desde lo que aprendió producto de la educación
recibida.
Las ideas de Simón Rodríguez quedaron en el olvido por dos siglos, más
allá de ese olvido su proyecto sobrevivió cargado de mandatos para una
educación popular. A Simón Rodríguez y su proyecto se lo puede comparar con el
de un contemporáneo suyo como lo fue Faustino Sarmiento quien también pensó
en un proyecto de institución escolar. Sin embargo, los dos tienen claras
diferencias. Mientras que para el caraqueño el núcleo organizador de su proyecto
educativo era la población pobre y marginada a quienes se les debía garantizar el
mismo derecho a la educación que los demás sectores de la sociedad, Sarmiento
4. pensaba en la escuela como un instrumento disciplinador y de control sobre la
sociedad. Rodríguez abogaba por la creación y no la copia, criticando duramente a
aquellosclases dirigentes que no pensaban en América con sus propias
particularidades sino como lugar donde se debían copiar las instituciones
europeas. Pensando en una escuela donde se enseñe todo a todos y donde se
transmitan saberes socialmente productivos, soñando en una escuela fuera de su
tiempo y de la imaginación de la sociedad del siglo XIX.