El documento discute la brecha cognitiva entre países desarrollados y subdesarrollados debido a la falta de acceso a la información en estos últimos. Argumenta que la información no debería ser objeto de rivalidad y que las personas con menos recursos no deben ser excluidas. También señala la dificultad de proteger los datos de los investigadores e insta a encontrar un equilibrio entre la protección de los derechos de autor y el acceso universal al conocimiento promovido por la UNESCO.