Las consecuencias del parasitismo dependen de tres factores: el número de organismos parásitos, la virulencia del organismo y las defensas del hospedador. Para que ocurra una enfermedad infecciosa, el agente patógeno debe ser capaz de transmitirse al hospedador, colonizarlo, invadirlo, evadir sus mecanismos de defensa y causar daño, por ejemplo mediante la producción de toxinas.