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Tema 12
1. TEMA 12.- EL RÉGIMEN FRANQUISTA 1939-1959
1.- Fundamentos ideológicos y bases sociales. Las Instituciones
2.- Represión, guerrilla y exilio
3.- La coyuntura internacional
4.- La autarquía
(12.1) FUNDAMENTOS IDEOLÓGICOS Y BASES SOCIALES. LAS
INSTITUCIONES:
El resultado de la Guerra Civil fue la consolidación del régimen dictatorial que los
sublevados contra la República habían empezado a formar desde octubre de 1936. El régimen
implantado por Franco en España perduró hasta la muerte del dictador en 1975. En sus casi 40 años
de existencia, el franquismo se mantuvo siempre como una dictadura militar y personal férrea
con una feroz represión hacia sus opositores, aunque sus instituciones fueron evolucionando y
adaptando a las diversas coyunturas.
Se considera que el régimen franquista tuvo dos grandes etapas:
• La Primera Etapa: 1939 – 1959, se caracterizó en lo político por la creación del
Estado Totalitario y por la importantísima presencia en los gobiernos del ejército y de los
falangistas; en la Política Exterior son los años del aislamiento internacional y en lo Económico,
son los durísimos años de la Autarquía. (Tema 12)
• La Segunda Etapa: 1959-75 a la que podríamos llamar Fase Autoritaria, en la que se
van abandonando los rasgos fascistas; entran en los Gobiernos los tecnócratas, muchos de ellos
pertenecientes al Opus Dei; las relaciones internacionales son más o menos normales; en lo
económico son los años del desarrollismo y de la expansión económica. (Tema 13)
Los Fundamentos ideológicos del Régimen franquista fueron los siguientes:
1º) El Anticomunismo, entendido en términos “amplísimos” porque abarcaba a todos los
llamados “rojos”, (desde la extrema izquierda revolucionaria hasta la burguesía democrática,).
Cuando, a partir de 1950 el régimen fue admitido en las organizaciones internacionales, la
propaganda se concentró en el mensaje anticomunista.
2º) El Antiparlamentarismo, el régimen, siempre consideró al sistema parlamentario
como un modelo débil, sobre el que la democracia orgánica del régimen franquista tenía una clara
superioridad, según sus mentores. Por tanto Franco no era partidario del auténtico
parlamentarismo o sistema constitucional verdaderamente democrático.
3º) El Catolicismo. Es uno de los principios ideológicos más importantes del franquismo,
hasta el punto que la dictadura se autodenominaba o se definía como nacionalcatolicismo. Ya desde
el inicio de la guerra la jerarquía católica se identificó con la sublevación, bautizando la causa
nacionalista como cruzada. El dominio que la Iglesia ejerció sobre la vida social de la España
franquista fue absoluto: actos religiosos, procesiones, rezos públicos, proliferación de curas,
monjes y monjas, y símbolos católicos por doquier. Su influencia en la educación era absoluta, desde
la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en todos los niveles, incluida la Universidad, hasta la
titularidad de una gran parte de los colegios. Además, tenía plena competencia en materia de
censura y una presencia constante en los medios de comunicación. Se impuso una estricta moral
católica, pública y privada.
4º) El Tradicionalismo, en parte derivado de las ideas aportadas por el carlismo, pero
sobre todo arraigado en valores militares que ponían la unidad de la Patria como valor sacrosanto,
y que buscaban en el pasado histórico las justificaciones de esa unidad: se exaltaran los valores de
la Reconquista, las figuras de los Reyes Católicos (de cuyo escudo se tomaron las flechas y el yugo
para incorporarlas al nuevo escudo imperial), de Carlos V y del Imperio español, o de los conquis-
2. tadores. Así, los elementos históricos que caracterizaron los tiempos posteriores eran
“importaciones del extranjero”, y se identificaron como antiespañoles: el liberalismo, la
democracia, el marxismo y la autonomía de las regiones. Especial cuidado se tuvo en aplastar los
elementos de identidad de las diferentes nacionalidades: se prohibió el uso de cualquier lengua que
no fuera el castellano, se abolieron totalmente los órganos de autogobierno, y se utilizó una
propaganda contundente para descalificar los sentimientos nacionalistas.
Parte importante de la ideología franquista era también la defensa de los valores
sociales tradicionales: la familia tradicional, en la que la mujer desempeñaba un papel de abnegada
esposa y madre de familia;; otros valores a ensalzar y defender eran el orden social, el amor a la
patria, la religiosidad, etc.
5º) El Militarismo: los símbolos militares y la organización castrense impregnaron
también muchas manifestaciones de la vida cotidiana (vestimenta militar o de Falange, los
emblemas, los desfiles, la educación física convertida en instrucción militar…)
Sin embargo, a partir de los años sesenta, la modernización, del país y la introducción de
ideas, comportamientos sociales y costumbres extranjeras harían pasar a segundo plano ese
conjunto de valores, sobre todo en las generaciones que no habían vivido la guerra.
Las Bases Sociales sobre las que se asentaba el franquismo fueron: la Falange, la Iglesia y
el Ejército.
• De la Iglesia recibió la legitimidad moral que necesitaba. A cambio la Iglesia recibió del
Estado la protección el bienestar económico y el poder social efectivo.
• Del ejército obtuvo una fidelidad total que fue la garantía efectiva de su supervivencia
política y que tuvo la mayor presencia entre el 39 y el 45.
• La Falange aportó cuadros políticos a la dictadura, sobre todo en los primeros años, y fue el
único partido legal que aglutinó a las masas fieles a Franco; perdió influencia tras la
denota de las fuerzas fascistas en Europa.
Además de estas tres bases fundamentales debe mencionarse a los monárquicos compuestos por
diversas tendencias a veces enfrentadas entre sí: carlistas y seguidores de don Juan de Borbón.
El Estado franquista también se sintió respaldado por los grupos sociales que le habían
apoyado en la sublevación militar: grandes terratenientes, empresarios industriales,
financieros, pequeñas burguesías de provincias y campesinado católico del norte y centro. La
acomodación voluntaria al franquismo recibió un buen impulso en los años sesenta gracias a la
relativa prosperidad que sucedió a las estrecheces de los años anteriores. El crecimiento
económico hizo surgir una clase media numerosa que transigió con las restricciones políticas a
cambio de un nivel aceptable de bienestar.
Las Instituciones del Régimen: Constituido desde la guerra el soporte ideológico de la
dictadura, desde el primer momento se fueron creando las instituciones características de un
sistema político de raíz autoritaria: rechazo del principio de soberanía popular y de la democracia
representativa, carencia de Constitución, ausencia de libertades básicas, inexistencia de partidos y
sindicatos libres y concentración de poderes en manos de Franco. El sistema fue definido como de
Democracia Orgánica que implicaba que la representación política no la constituían los individuos
sino las que se suponía que eran las unidades orgánicas de la sociedad: la familia, el sindicato el
municipio, mediante la designación y elección indirecta de los candidatos
La falta de una legalidad democrática se pretendió cubrir con una serie de Leyes
Fundamentales, promulgadas según las necesidades y la creación de una Cortes consultivas para
dar apariencia de un sistema parlamentario. Las primeras leyes se promulgaron aún en plena guerra
y años siguientes:
1. El Fuero del Trabajo (1938), una especie de Carta Magna donde se declaraban los
3. principios de la política social y económica del nuevo régimen;
2. La Ley de Organización Sindical (1940), por la que se crearon formalmente los
sindicatos verticales;
3. La Ley de Cortes (1942), que creaba un Parlamento unicameral con carácter de
deliberación y asesoramiento al Jefe del Estado;
4. El Fuero de los Españoles (1945), que recogía los derechos y deberes de los
ciudadanos;
5. La Ley de Referéndum (1945), que establecía la consulta directa a la población de
leyes de gran importancia;
6. La Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947) en la que se establecía que España
era un "Reino", si bien la jefatura del Estado correspondería al "Caudillo" de forma
vitalicia, reservándose el derecho a designar a su sucesor "a título de rey o de regente".
En esta primera institucionalización del régimen se crearon unas Cortes, que nada
tenían que ver con una auténtica representación democrática. Los representantes en Cortes se
llamaban Procuradores y el sistema de elección era el siguiente:
a) Procuradores designados por el poder: ministros, dirigentes de la Falange y de los
Sindicatos Verticales.
b) Procuradores “natos” por razón de su cargo: alcaldes de las ciudades más grandes,
rectores de las universidades, altos cargos de la Iglesia, etc.
c) Procuradores elegidos por sufragio restringido e indirecto por los Ayuntamientos
(tercio municipal), los Sindicatos (tercio sindical) y los cabezas de familia y mujeres
casadas (tercio familiar).
Existía un solo Partido Político: FET (Falange Española Tradicionalista) y de las JONS, más
conocido como el "Movimiento", en el que se vieron forzados a integrarse mediante el Decreto de Unificación en
1937, todos los componentes de los distintos partidos que apoyaron la sublevación: Falange, Carlistas y CEDA,
fundamentalmente.
El mundo laboral estaba organizado en los Sindicatos Verticales, incluía a
empresarios, trabajadores y técnicos y que dependían de un Secretario General con rango de
Ministro. El Estado ejercía una férrea tutela sobre los trabajadores, dictaba las condiciones
laborales, anulando toda posibilidad de negociación colectiva e ilegalizando las huelgas.
En el plano territorial, el poder del Gobierno se transmitía mediante los Gobernadores
Civiles (que además eran Jefes Provinciales del Movimiento) y los Gobernadores Militares.
(12.2) REPRESIÓN, GUERRILLA Y EXILIO
La Represión franquista: El franquismo nunca mostró el menor interés en buscar una
reconciliación con los vencidos. Su objetivo fue siempre destruir o someter a todos aquellos que
mostraban su oposición al régimen.
Durante la Guerra Civil, los sublevados habían manifestado su voluntad de eliminar a todos
aquellos que se habían opuesto a la sublevación militar y a los que calificaban de enemigos de
España. Así, en la denominada zona nacional, los insurrectos desataron una violencia indiscriminada
contra los republicanos con detenciones, palizas públicas, fusilamientos... el fin del conflicto no
significó el fin de la violencia, sino que se procedió a la institucionalización de la represión; con este
objetivo se elaboraron una serie de leyes coercitivas y se supeditó la justicia a los fines de
Gobierno, hecho que supuso la desaparición de un Poder Judicial independiente. La primera ley
represiva fue la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939, con la que se pretendía la depuración
total de las personas que habían colaborado de una u otra forma con la República; en 1940 se añadió
la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería, por la que se abría un expediente a los acusados de
“defender ideas contrarias a la religión, la patria y sus instituciones fundamentales”.
4. El ejército fue el que en gran parte llevó a cabo esta política represiva y así, en los primeros años de
la posguerra la mayoría de las causas fueron juzgadas por tribunales militares en Consejos de Guerra,
ante los cuales la indefensión de los procesados era casi total.
En cuanto a las cifras de la represión, se calcula que en la posguerra fueron ejecutadas
50.000 personas y respecto a los presos, en 1940 había 280.000 reclusos, de los que 23.300 eran
mujeres; el elevado número de presos saturó las cárceles por lo que se habilitaron campos de
concentración, localizados en conventos, seminarios, cuarteles... para albergar a los condenados; el
hacinamiento tanto en las cárceles como en los campos de concentración y les pésimas condiciones
higiénicas y alimenticias, provocaron una elevada mortalidad. Una parte importante de los condenados
fueron enviados a los Batallones de Trabajadores, dedicados a la realización de obras de
reconstrucción de carreteras, puentes, líneas ferroviarias y obras hidráulicas, o trabajos en
canteras, minas y edificios públicos de todo tipo.
El conjunto de medidas represivas adoptadas por las autoridades se caracterizó por su voluntad
de ejemplaridad y castigo; se trataba no solo de castigar sino también de difundir el terror entre
la población y de acallar cualquier intento de disidencia; fue un tiempo de miedo y de silencio,
dada la tendencia generalizada de ocultar el pasado y de no hablar de política; por tanto la
despolitización forzada junto a la represión, fueron factores que contribuyeron a la pervivencia de
la dictadura.
Las medidas represivas contra los vencidos fueron acompañadas de un amplio proceso de
confiscación y expolio de su patrimonio. Por una parte, se requisaron las propiedades de la mayoría
de los exiliados y por otra parte los bienes de todos los partidos, sindicatos, asociaciones y
entidades vinculadas a los republicanos fueron confiscados y pasaron en buena parte a
engrandecer el patrimonio de las instituciones del régimen.
El franquismo también expulsó del mundo laboral a todos aquellos que se habían mostrado a
favor de la república; se llevó a cabo una depuración generalizada de los funcionarios y
trabajadores de las administraciones públicas y se presionó para que se actuara de igual forma en
el sector privado. Una Ley en 1939 estableció que sólo se mantendría en sus puestos de trabajo a
los funcionarios claramente adheridos al Movimiento Nacional. El ejercicio de ciertas profesiones
liberales también fue objeto de control a partir de las depuraciones obligatorias que se hicieron en
los Colegios Profesionales, como los médicos, abogados y periodistas. En todos ellos se dio de baja
de forma automática a los exiliados y a los procesados; asimismo en las empresas particulares, las
autoridades ordenaron el despido obligatorio de todos los exiliados y detenidos bajo la acusación
de abandono del puesto de trabajo.
La hostilidad del régimen contra los "nacionalismos", hizo recaer sobre ellos una dura represión
muchos de los cuales sólo defendían la autonomía como forma para organizar el Estado, sin llegar a
ser independentistas, pero de cualquier forma, ellos consideraban que atacaban el principio
inquebrantable de la unidad de España, por lo que se prohibieron y persiguieron todas las manifestaciones
lingüísticas y culturales no castellanas que pudieran servir de base para el mantenimiento del nacionalismo. El
catalán, el vasco y el gallego fueron considerados simples dialectos inapropiados para las funciones de la vida
pública y profesional; muchos intelectuales comprometidos con el nacionalismo se vieron obligados al exilio y
estas culturas quedaron vinculadas al activismo político antifranquista.
La Guerrilla: al finalizar la guerra, los partidos y sindicatos opositores a Franco: PSOE, UGT, PCE,
CNT… habían quedado desmantelados; su reconstrucción fue lenta y dificultosa y tuvo que hacerse
en la clandestinidad más absoluta, sorteando la implacable represión policial; el PCE fue el partido
que, en mayor medida consiguió rehacer su estructura y mantener cierta actividad clandestina. La
primera etapa de oposición a Franco que duraría hasta 1944 está caracterizada por la actividad
guerrillera, por los maquis, protagonizada por un considerable número de combatientes
republicanos que no se resignaban a la derrota y mantuvieron focos de resistencia armada; otro
aspecto de las guerrillas están relacionadas con organizaciones anarquistas y comunistas que
apostaron por el intento de sublevación armada para acabar con el franquismo: desde Francia
organizaron partidas de guerrilleros que entraron en España y actuaron sobre todo en zonas rurales
y de montaña, aunque también se dieron acciones significativas en grandes ciudades como Barcelona
5. y Madrid. La policía franquista y la Guardia Civil van liquidando la actividad guerrillera en los años
40 y 50.
El Exilio: en los últimos años de la Guerra Civil unas 400.000 personas comprometidas con la
República abandonaron España a través de los Pirineos o huyeron hacia el Norte de África
(Marruecos y Argelia) por algunos de los puertos mediterráneos; la inmensa mayoría fueron
internados en campos de refugiados que las autoridades francesas habían improvisado para
recogerlos; una buena parte de ellos regresaron a España y unos 200.000 permanecieron en el exilio
o regresaron a España tras la muerte de Franco. El exilio significó la pérdida de importantes
personalidades a nivel intelectual, artístico y científico, hecho que incidió en el bajo nivel de
producción cultural de la España de la posguerra..
En Francia se estableció una importante colonia de emigrados españoles; su situación se hizo más
difícil durante la ocupación alemana de Francia, (emigrados españoles considerados peligrosos
comunista), por lo que muchos optaron por emigrar a Gran Bretaña y a América, pero otros se
enrolaron en la resistencia que luchaba contra las tropas alemanas que ocupaban Francia. América
hispana fue otro de los destinos: muchos se instalaron en Méjico, el país que los acogió
generosamente gracias a la actitud de su Presidente, Lázaro Cárdena: otros se dirigieron a
Argentina, Chile Cuba, y Venezuela. Y la Unión Soviética, en donde ya residían 3000 niños
españoles enviados en 1937.
Las instituciones políticas de la República y de los Gobiernos catalán y vasco siguieron
funcionando en el exilio; el Gobierno de la República subsistió desde 1939, hasta el 21 de junio de
1977, fecha en que se disolvió, tras las primeras elecciones generales en plena transición
democrática en España.
En el exilio se desarrolló una parte muy importante de la oposición política al franquismo,
la mayoría de las organizaciones políticas y sindicales republicanas mantuvieron su organización en
el exilio, aunque caracterizadas por la división interna y las discrepancias entre las diferentes
fuerzas que dificultaron la elaboración de programas comunes para luchar contra el franquismo.
(12.3) LA COYUNTURA INTERNACIONAL
La consolidación del régimen franquista y su evolución política estuvieron muy condicionadas
por los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias más inmediatas.
Pocos meses después de concluir la Guerra Civil en España, en abril de 1939, se desencadena la
Segunda Guerra Mundial en septiembre del mismo año; El franquismo mostró su apoyo a las
potencias del Eje, o potencias fascistas, puesto que la ayuda de Alemania e Italia había sido de gran
importancia en la Guerra Civil y el régimen mantenía unas características ideológicas similares; sin
embargo, España no se hallaba en condiciones materiales de involucrarse en una guerra por lo que
Franco declaró la neutralidad de España.
En Política Interior, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, tuvo un papel hegemónico
en el nuevo Estado Nacionalsindicalista que se quería construir en España a imitación de los
regímenes fascistas. Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y gran simpatizante de Alemania,
desempeño un papel predominante en esta tarea y en las relaciones con las potencias del Eje.
Comenzada la guerra, la victoria alemana sobre Francia en junio de 1940, motivó el paso de la
neutralidad a la no beligerancia, situación que implicaba un claro apoyo diplomático y económico a
las potencias del Eje, que en aquel momento, se perfilaban como vencedoras de la guerra. Alemania
e Italia sondearon las posibilidades de integración de España en el conflicto, y Franco se entrevistó
con Hitler en Hendaya, en octubre de 1940 y con Mussolini en Bordighera en 1941; Franco que no
era contrario a la idea, consideraba la posibilidad de ampliar las colonias africanas sobre la base de
las posesiones francesas y obtener también otras ventajas como la recuperación de Gibraltar. En
las entrevistas, Franco planteó una serie de compensaciones económicas y de expansión territorial
que hicieron pensar al dictador alemán que el precio exigido era demasiado alto; finalmente, España
6. no entró en guerra, pero colaboró en el esfuerzo bélico, enviando material estratégico como el
wolframio y aprovisionamientos; además en 1941 una unidad de voluntarios: la División Azul, fue
enviada a la URSS para combatir junto a las tropas alemanas.
En octubre de 1943, la guerra empezó a ser claramente desfavorable a las potencias fascistas.
Entonces los gobiernos británico y americano presionaron al régimen de Franco para que se
distanciara formalmente del Eje; fruto de esta nueva relación internacional de fuerzas, fue la
retirada y disolución de la División Azul y el regreso al status de estricta neutralidad en octubre
de 1943.
Con la derrota de Alemania en 1945, el franquismo tuvo que asumir que su supervivencia exigía
tomar distancias del fascismo; el discurso oficial empezó a presentarlo como un régimen católico,
conservador y anticomunista, que podía evolucionar hacia una monarquía en el momento adecuado.
Esta nueva fase comportó la marginación del falangismo de los puestos más relevantes del régimen
y el abandono de la nomenclatura y de los aspectos del ritual más claramente fascistas: supresión
del saludo oficial con el brazo en alto.
Pero el fin de la Segunda Guerra Mundial supuso para el franquismo una etapa de aislamiento y
rechazo internacionales, que se puso de manifiesto con los siguientes acontecimientos:
• Las recién creadas Naciones Unidas condenaron explícitamente el régimen de
Franco, impuesto por la fuerza gracias a la ayuda de las potencias fascistas
derrotadas.
• El Gobierno de Francia cerró sus fronteras con España.
• La Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó la retirada de
Embajadores de Madrid en 1946 ya que “el régimen de Franco no representaba al
pueblo español por lo cual carecía de legitimidad” para representarle en los
organismos internacionales. Sólo se quedaron los países de regímenes amigos: la
Argentina de Perón y el Portugal de Salazar. (Texto PAU)
Así el franquismo quedó aislado internacionalmente, mientras el régimen llamaba a los
ciudadanos a la resistencia frente a la conspiración internacional “judeo-masónica-marxista”, que se
convirtió en una expresión muy utilizada por el régimen en la que implicaba tanto a los liberales
(masones) como a los marxistas en la “conspiración” contra el régimen. El gobierno respondía con
una actitud de desprecio hacia Europa: se decía “Cerremos las puertas a los aires viciados de
Europa” y se organizaban las primeras manifestaciones de apoyo a Franco en la Plaza de Oriente de
Madrid, acto de auténtica exaltación nacionalista.
La persistencia del régimen franquista en España tras la Segunda Guerra Mundial tuvo un
enorme coste económico y político, puesto que recibió unas ayudas bastante reducidas en términos
comparativos: no recibió la ayuda del Plan Marshall iniciado en 1947 y fue excluida de la nueva
Alianza defensiva occidental, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), constituida
en abril de 1949.
La consideración del papel de España en el ámbito internacional cambia cuando a finales de los
años 40 comienza el periodo llamado de la Guerra Fría entre el Bloque comunista: URSS y países
del Este y las democracias occidentales: EEUU, Gran Bretaña, Francia, etc. El papel de Franco como
adalid del anticomunismo se fue haciendo más interesante para potencias como EEUU que
comenzaron a ver a España con mayor interés.Así y gracias a que España se convirtió en un fiel
aliado occidental en la lucha contra el comunismo, las relaciones internacionales entraron en una
fase más favorable:
En 1950 la ONU revocó las recomendaciones de 1946 y España fue admitida en organismos
internacionales como la FAO y luego en la UNESCO. Era el fin del aislamiento y la ONU recomendó
la vuelta de los embajadores a Madrid.
7. Acorde con la nueva situación Franco decide remodelar el Gobierno en 1951, en el que van a
adquirir un mayor peso los católicos en detrimento de los falangistas, impulsando a figuras no tan
comprometidas con el sistema como Ruiz Jiménez en el Ministerio de Educación.
• En 1953 se firma un nuevo Concordato con la Santa Sede, lo que afianzaba aún más la
alianza con la Iglesia. El Vaticano exigía entre otras cuestiones, el establecimiento
explícito de la confesionalidad del Estado
• También en 1953 se firma el Pacto con EEUU: que abarcaron aspectos de carácter
defensivo y económico comprometiéndose los dos países a la ayuda mutua en caso de
conflicto. EEUU obtuvo de España el derecho a establecer y utilizar una serie de
instalaciones militares en territorio español, (las bases de Morón, Rota, Zaragoza y
Torrejón) a cambio España recibió material bélico pera modernizar sus fuerzas armadas
y ayuda económica y técnica (465 millones de dólares en cuatro años). Además, los
acuerdos con EEUU sirvieron para regularizar las relaciones diplomáticas y comerciales
de España con los países del bloque occidental. Pero, sobre todo, a cambio del apoyo
político de la gran potencia que aseguró al régimen su tranquilidad internacional en el
futuro. (Texto PAU)
• En 1955 España solicitó su ingreso en la ONU, el gobierno de EEUU la apoya y es
admitida.
(12.4) AUTARQUIA Y ESTANCAMIENTO ECONOMICO (1939-1959)
Al terminar la Guerra Civil, España era un país arruinado con grandes pérdidas humanas y
materiales; la mayor parte de las ciudades y gran parte de los pueblos quedaron arrasados; la red
de transportes se encontraba muy deteriorada, tanto la red de ferrocarriles, como la de
carreteras; la mortalidad durante la guerra, la represión y el exilio posterior afectaron a
trabajadores especializados cuya cualificación era importante para el proceso productivo; la
producción agrícola descendió casi un 25 % respecto a los años anteriores a la guerra; se produjo
una destrucción de parte del tejido industrial y, en general, una caída importante de la producción
en todos los sectores. La Hacienda Pública estaba arruinada al desaparecer las reservas de oro que
fueron empleadas por el Gobierno de la República para adquirir material bélico. Consecuencia de
todo lo anterior fue el hundimiento de la renta nacional y de la renta per cápita, y por tanto el
hambre para la gran mayoría de los españoles durante los años de la posguerra.
El régimen de Franco se planteó como política económica la Autarquía o Autosuficiencia
Económica, que, por un parte, era consecuencia del aislamiento internacional, pero que era también
una idea económica muy relacionada con el nacionalismo político español, que a su vez coincidía con
los planteamientos económicos del fascismo italiano, que por entonces tanto admiraban los
dirigentes falangistas, según los cuales un país no podía gozar de independencia política sino era
económicamente autónomo, casi autosuficiente. Para conseguir esto se sustituye el libre mercado,
las libertades económicas por el Intervencionismo del Estado en materia económica.
La política autárquica tuvo tres ámbitos de actuación:
1º) La reglamentación del Comercio Exterior. De este modo, las importaciones y las
exportaciones pasaron a estar completamente controladas por el Estado y era necesaria una
autorización administrativa para realizarlas. Con esta medida se limitaban al máximo los
intercambios con el exterior, reduciendo las importaciones a los productos considerados
imprescindibles. El resultado de estas restricciones fue el encarecimiento de los productos que el
Estado debía importar, por ejemplo el petróleo y una gran escasez de bienes de consumo: el
desabastecimiento afectó también a las materias primas (en la década de los años 40, las
importaciones de algodón fueron tan solo algo más de la mitad de las de 1935) y al suministro
eléctrico, lo cual provocó un notable descenso de la producción industrial.
8. 2º) El Fomento de la Industria, sobre todo la de interés estratégico, con el fin de asegurar la
independencia militar y política del nuevo Estado. Una serie de leyes y medidas favorecieron la
creación de empresas públicas, así como la nacionalización de sectores considerados
indispensables. También se fomentó el desarrollo de las industrias de bienes de equipo, que
recibieron una considerable y continuada ayuda pública, lo cual generó un elevado gasto público
que tuvo importantes efectos inflacionistas. Así pues, en 1941 se nacionalizaron todas las compañías
de ferrocarriles y se creó la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE). En 1945 se
procedió a la nacionalización de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE).
En 1941 se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI), destinado a promover la nueva política
industrial. El INI impulsó la creación de numerosas empresas públicas, cuyo objetivo era producir
los bienes que el sector privado no fabricaba por falta de rentabilidad o por excesivos gastos de
inversión. El Estado priorizó las inversiones en sectores vinculados a los intereses de la defensa
militar: hidrocarburos, vehículos de transporte, construcción naval, siderurgia, etc y en esta
primera década del franquismo se crearon las principales empresas del grupo: Iberia (1943), Banco
Exterior de España (1943), Endesa (1944), ENSIDESA (1949) y SEAT( 1950).
3ª) El tercer ámbito afectó al Sector Agrario, que vio como el Estado regulaba la
producción, la comercialización, los precios y el consumo de la mayoría de sus productos. Los bajos
precios oficiales, sobre todo de los cereales, las legumbres, el vino, el aceite y las patatas
provocaron un descenso de la producción; también disminuyó considerablemente la productividad
por hectárea, que llegó a situarse en la década de 1940 a niveles de principios del s. XX.
El resultado de la política autárquica fue un profundo estancamiento económico caracterizado
por el colapso del comercio exterior, por un notable descenso de los niveles de producción y
consumo y por una considerable disminución del nivel de vida de la población; además supuso un
freno a las tendencias modernizadoras de la economía española iniciadas a principios del siglo XX y
comportó una ampliación de las diferencias con los niveles de bienestar de los países de Europa
occidental y así mientras los países europeos afectados por la Segunda Guerra Mundial tardaron
entre 5 y 8 años en recuperar los niveles económicos de 19939, España, tras la Guerra Civil,
tardó18 años en recuperar los de 1935.
La rígida reglamentación de la economía autárquica dirigida e impuesta por el régimen dio lugar
a un desabastecimiento de mercancías y a la vez a la aparición del mercado negro: Los
productores estaban obligados a vender toda la producción a la Administración a un precio fijado
por ésta; la Administración era la intermediaria entre los productores y el pequeño comercio y con
este sistema los productores no tuvieron interés en aumentar su producción, y si lo conseguían
guardaban, escondían parte de la producción para el mercado negro; el desabastecimiento de
alimentos y otros productos dio paso al racionamiento, que se tomó como medida temporal en 1939,
y se mantuvo hasta los primeros años de la década de los 50, durante los cuales todas las familias
tenían cartillas de racionamiento para el consumo familiar; se conoce a esta época como “los años
del hambre”, que se debió tanto a la caída de la producción agrícola, como al propio racionamiento,
aunque éste se presentó como un fenómeno necesario para evitar precisamente el hambre. Hambre
y racionamiento marcaron la vida de los españoles en esos años y arrastraron a la miseria absoluta a
amplios sectores de la población. Toda esta situación provocó la aparición del estraperlo o
mercado negro, donde se hacían transacciones comerciales no oficiales y donde los precios llegaron
a duplicarse o triplicarse, así los estraperlistas hicieron enormes fortunas. Al mercado negro, y a
pesar del control oficial, llegaban todo tipo de productos empezando por los alimenticios, como el
trigo y el aceite; se cree que un tercio de la producción se comercializaba a través de estos
procedimientos ilegales. Las fuentes de energía, como el carbón o el petróleo, también estaban
racionadas, de ahí las restricciones eléctricas en esos años.
Los resultados de la política autárquica fueron un fracaso. La arbitraria política de precios y
las malas cosechas obligaron a aumentar las importaciones de trigo, posibles gracias a la
9. colaboración de la Argentina de Perón, y que paliaron en parte el hambre de los españoles; pero el
gasto de las escasas divisas en esto impidió la importación de materias primas, de las que
carecíamos, y de productos fabricados imprescindibles para el sector industrial; el agotamiento de
la vía autárquica era claro incluso para los jerarcas del franquismo que la defendían. El giro en la
política económica se inicia con el cambio de gobierno de 1951 y la llegada de la ayuda americana. En
el nuevo gobierno seguía habiendo falangistas, pero aumentó el peso de los ministros con una
mentalidad más liberal, más abiertos a la cooperación internacional que llevó a cabo un programa
económico más liberal, que se concretaba en las siguientes medidas:
• Desaparecieron los utópicos planes de autoabastecimiento y se liberalizaron las
importaciones, pero continuaron estancadas las exportaciones, lo que al final produciría
un grave problema en la economía española.
• Se decretó una liberalización parcial de precios, comercio y circulación de mercancías,
coincidente con una buena cosecha, lo que a su vez permitió acabar con las cartillas de
racionamiento (1952).
• Se inicia entonces un proceso expansivo en la producción, algo irregular, pero claramente
alcista, que afectó sobre todo al sector industrial., al mismo tiempo y, como consecuencia
de lo dicho, el sector agrario disminuía su peso en la renta nacional.
Por otra parte, la ayuda económica norteamericana (unos 1.200 millones de dólares), aunque
modesta comparada con las ayudas a otros países, como el Plan Marshall, fue importante para poner
en marcha un programa algo más liberalizador de la economía, como fue el implantado en 1951, y que
sin esta ayuda hubiese resultado imposible de llevar a cabo. En efecto, la ayuda norteamericana
supuso la posibilidad de fomentar un proceso de crecimiento industrial acelerado, gracias al
aumento de las importaciones de bienes de equipo.
Vocabulario del Tema:
Dictadura: Régimen político en el que el poder está en manos de una persona o de un grupo de
personas que lo ejercen sin control y de forma autoritaria.
Totalitarismo: Régimen político antidemocrático que atribuye al Estado un valor absoluto. La
expresión Estado Totalitario fue acuñada por Mussolini y generalmente se identifica con el
fascismo; en los Estados Totalitarios, el Estado domina totalmente las actividades públicas y
privadas de la población mediante un control absoluto de la educación, de los medios de
comunicación de masas, y de la cultura con la ayuda de un feroz aparato represivo (policía secreta);
se presenta como destructor de un orden social caduco anterior, creador de una sociedad de nuevo
cuño, no exenta de caracteres utópicos. Partido único disciplinado y centralizado dotado de fuerte
apoyadura ideológica, al frente de la cual se haya un líder con poder carismático, que controla el
Estado.
Movimiento Nacional: Alianza de fuerzas políticas conservadoras y autoritarias que se alzaron
contra la Segunda república Española en julio de 1936. Fue institucionalizado como partido único del
régimen franquista, fusionándolas en un único partido: Falange Española Tradicionalista y de las
JONS (decreto de unificación del 19 de abril de 1937); el movimiento Nacional surtió al régimen de
cuadros dirigentes, trató de encuadrar y adoctrinar a las masas para lo cual contó con otras
instituciones como el Sindicato Vertical, la Sección Femenina, el Frente de Juventudes, etcétera;
quedó disuelto en 1977, antes que se celebrasen las primeras elecciones democráticas tras la
muerte de franco.
Caudillo: Título asumido por Franco como jefe del partido único Falange Española Tradicionalista
(FET) y de las JONS; de claras connotaciones fascistas, equivale a los de Duce en Italia y Führer
en Alemania.
10. Corporativismo: Teoría económico social que propicia la formación de organizaciones de obreros,
patronos y profesionales por sectores de producción, manejados por los grupos o clases que
dominan el Estado. El auge del corporativismo tiene lugar en el periodo de Entreguerras, dentro de
los regímenes totalitarios.