La abuelita Rigoberta decidió ofrecer sus servicios como "abuelita" para niños que no tenían abuelos, ya que muchos se sentían tristes sin uno. Fundó la primera Compañía de Abuelos Voluntarios, la cual tuvo mucho éxito al reunir a abuelos sin nietos con niños sin abuelos. Gracias a su iniciativa, muchas personas pudieron disfrutar de la compañía de un abuelo u nieto adoptivo.