1. Publicado en la Revista de cultura, arte e ideas La Marea. Febrero de 2007.
Los invisibles
No sólo en la Argentina,
no sólo en América latina,
el sistema está ciego.
¿Qué son las personas de carne y hueso?
Para los economistas más notorios, números.
Para los banqueros más poderosos, deudores.
Para los tecnócratas más eficientes, molestias.
Y para los políticos más exitosos, votos
La democracia somos nosotros, le respondió la gente, y nosotros estamos hartos.
¿O acaso la democracia consiste solamente en el derecho de votar cada cuatro años? ¿Derecho de
elección o derecho de traición?
En la Argentina, como en tantos otros países, la gente vota, pero no elige.
Vota por uno, gobierna otro: gobierna el clon.
(…)
Un siglo después, en la orilla argentina del río, muchos de los manifestantes llevaban la camiseta de
su selección nacional de fútbol, su entrañable señal de identidad, su alegre certeza de patria: con la
camiseta puesta, tomaron las calles. La gente, harta de ser espectadora de su propia humillación, ha
invadido la cancha.
No va a ser fácil desalojarla
Fragmento - Eduardo Galeano Pagina/12 enero 2002
DOS CARAS DE LA MONEDA.
Tsunami inmobiliario con emergencia habitacional y ambiental en la ciudad
autónoma de Buenos Aires.
La vivienda.
En el 2004 la Legislatura declaró en “emergencia habitacional” a la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires. De sus 2.800.000 habitantes, 500.000 se encuentran con gravísimos problemas
habitacionales.
150.000 en 12 viejas villas y en 24 nuevos asentamientos.
200.000 en ocupaciones ilegales.
150.000 en conventillos, hoteles o inquilinatos
3.000 en la calle
Miles en conjuntos habitacionales deteriorados, o en viejas casas con graves problemas
de infraestructura y mantenimiento

2. El techo es imposible para la mayoría. En los sectores medios bajos y pobres la penuria es
profunda. A diario, los medios dan cuenta de la proliferación de los desalojos forzosos. Se amplían
las ocupaciones de edificios y casas. Se extienden las villas y se incrementa su población. Se
producen gravísimas situaciones, como el incendio de Villa Cartón en Soldati. Los deudores
hipotecarios, víctimas de elevadas tasas de interés e indexaciones, con sus protestas fuerzan la
prórroga de las ejecuciones.
Varios miles más, la mayoría de los sectores medios, entre ellos las jóvenes familias, también ven
lejos el acceso a la vivienda propia. Con precios dolarizados, bajos salarios en pesos y trabajo en
negro, el crédito es inaccesible. Disparados los precios de los alquileres urbanos. Se calcula que
120.000 viven hacinados en viviendas de familiares.
El hábitat y el ambiente.
Las cuencas de los tres ríos de llanura que recorren el Área Metropolitana Buenos Aires: Luján,
Reconquista y Riachuelo- Matanza, se encuentran contaminados, y la Corte Suprema intimó a los
gobiernos Nacional, Provincial y de la Ciudad a tomar medidas “urgentes” sobre la cuenca del
Matanza–Riachuelo. Los basurales a cielo abierto, el vertido de las cloacas máximas que lo cruzan,
de efluentes industriales sin tratar, la limpieza en sus aguas de los buques tanques de Dock Sud,
han destruido toda forma de vida en sus aguas. Las emanaciones de gases tóxicos contaminan el
aire. Los 4.500.000 habitantes que viven en su cauce están seriamente afectados en sus
condiciones de salud y de vida.
La red de bases de hormigón de las “torres” construidas sobre la ribera y en zonas cercanas a la
costa (Puerto Madero, microcentro, Retiro, Recoleta, Palermo, Belgrano, Núñez) agregan
contaminación al acuífero Puelche y “constituyen –subterráneamente– un verdadero dique a la
evacuación de las aguas de lluvias, retrasando y muchas veces impidiendo el escurrimiento”1, lo que
contribuye a las inundaciones periódicas de la ciudad.
Febrilmente se construye para pocos.
El tsunami inmobiliario (1.600 obras en abril del 20072), no para de hacer crecer aceleradamente y
concentradamente el volumen y la superficie construida. Se han construido 7.800.000 m2 en la
Argentina durante el 2006, con una inversión de 4.000 millones de dólares colocados en viviendas,
barrios privados, torres premium, departamentos para renta, hotelería, nuevos shoppings. Boom
inmobiliario de alta categoría, proyectos faraónicos, inversores extranjeros: en la ciudad de Buenos
Aires, en los últimos 40 años se habían construido 1.500.000 de m2; sólo en el 2006 se construyeron
2.750.0003.
Avanza la construcción de núcleos de torres y urbanizaciones de manzanas en altura, como
culminación de la venta de las 170 hectáreas de la tierra pública del Puerto Madero; siguen las obras
en el corredor norte desde Recoleta, Palermo Hollywod, La Imprenta, Belgrano, y se va extendiendo
a Caballito, Villa Devoto, Villa Urquiza. Primero fueron 150 manzanas, ahora ya se tocaron 600.4
1
Arq. Osvaldo Guerrica Echeverría. Asociación Amigos del Lago de Palermo.
2 La Nación Inmobiliario.
3 Boletín Consejo Profesional de Arquitectos Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
4 La Nación Inmobiliario.

3. Ante la aguda escasez de suelo urbanizado disponible, la demolición va en aumento; en el 2006
fueron volteadas 750 casas porteñas. Y se promueve ampliar Puerto Madero hacia Retiro
construyendo un puerto de cruceros; hacia La Boca, incorporando al boom inmobiliario la Ciudad
Deportiva con un barrio exclusivo “desarrollado” por IRSA; reconvertir las tierras en los márgenes del
Riachuelo y recuperar para el mercado inmobiliario las tierras de las playas ferroviarias,
desafectadas desde la privatización del ferrocarril (300 hectáreas).
La normativa actual -aprobada en agosto del 2000, en una bochornosa jornada el día anterior a la
asunción de Ibarra- permite todos los excesos. Permitió el englobamiento de parcelas para elevar la
altura y la construcción sin evaluación de impacto ambiental. Permitió el aumento de la capacidad
constructiva en lotes angostos, en desmedro de las condiciones de vida: ambientes más pequeños,
menos aire y menos luz.
Se pone en evidencia el colapso de la infraestructura de redes de servicios, que fue privatizada y
usufructuada sin las necesarias inversiones: no se extendió, amplió ni conservó la red; el 40% del
agua se pierde en cañerías troncales y maestras. Colapsa el servicio eléctrico, sometiendo a
apagones a millones. Y la impaciencia desborda en los pasajeros de las concesiones ferroviarias,
como en Constitución.
En una ciudad donde murieron 192 jóvenes por “corrupción” en los controles de habilitaciones, los
derrumbes de las medianeras de casas linderas a los excavaciones de varias obras en los barrios
más cotizados vuelve a poner en evidencia el desmantelamiento de los sistemas de verificación y
control, que hacen recaer exclusivamente en la “responsabilidad” y “ética” de los profesionales el
seguimiento y control de las obras.
La febril actividad constructiva se desarrolla sobre el trabajo en negro de obreros, contratistas y
profesionales, y sobre la sub-contratación y terciarización de los trabajos más riesgosos, para
deslindar responsabilidades de las grandes empresas. Miles de profesionales de la construcción,
golpeados duramente por la reciente desocupación, pelean en condición desigual por recibir algo de
esta tajada, y muchas veces son los primeros en ver afectadas sus pequeñas inversiones.
Ciudad fragmentada.
Se profundizan las transformaciones socio-urbanas de los ´90 que favorecen y aumentan la
fragmentación urbana, la privatización de áreas de la ciudad y del espacio público y favorecen la
extranjerización; algunas áreas de la ciudad tienen un valor 8 veces mayor que otras.
Se acentúan las tensiones propias de esa transformación: las obras públicas, como la ampliación de
la red de subterráneos hace ingresar nuevos barrios al “área” de expectativa inmobiliaria,
encareciendo tierras y edificios; la escasez de tierra presiona sobre su valor, eleva los alquileres,
congestiona el tránsito y desaloja a los antiguos vecinos.
Esta forma de crecimiento de la ciudad está sostenida por la demanda de inversores extranjeros,
tanto para comprar como para construir, ya que el precio de la tierra y del metro cuadrado
construido es mucho más barato que en las grandes capitales del mundo, y permite obtener tasas

4. de retorno de más del 30%; también por la demanda de los beneficiados por las exportaciones, en
particular de soja, que adquieren propiedades como refugio del valor de sus ahorros.
Y es alentada por las políticas oficiales, que ven en la construcción “la locomotora” que impulsa a
muchas actividades industriales, lo que implica demanda de mano de obra. Lleva 16 trimestres de
crecimiento consecutivo. En la construcción se han creado 18.000 empresas, de las cuales 8.000
son subcontratistas; y si bien se crearon 67.700 nuevos puestos de trabajo en relación de
dependencia, tanto en unas como en otras la mayoría de los trabajadores está en negro.
Los costos de la construcción le ganaron a la inflación. El precio del metro cuadrado sigue
creciendo, habiendo ya recuperado el valor en dólares anterior a la devaluación. Los materiales de
construcción han tenido una escalada impresionante: según datos del INDEC, el ladrillo aumentó un
330%; el hierro un 318%, la arena un 248%; y el cemento 167%. Tienen valor de exportación: sus
precios se han puesto en línea con el dólar, sin el menor control oficial. El gobierno se hace el
distraído y los ignora a la hora de “elaborar” los índices de inflación.
El “negocio” es “independizarse” de la mayoría del pueblo argentino con ingresos en pesos,
construyendo para clientes que puedan pagar a valor de mercado internacional el metro cuadrado. Y
someter la ciudad a las transformaciones que sean necesarias para ese fin.
Derecho a la ciudad y a la vida urbana digna
Al mismo tiempo crecen los reclamos por planes oficiales de vivienda, y crecen las ocupaciones de
las viviendas construidas en las tierras de las villas, que el Instituto de la Vivienda no entrega; se
realizan experiencias de construcción con cooperativas que reciclan viejos edificios en desuso; los
vecinos de los barrios desbordados por el crecimiento especulativo y anárquico se organizan y
logran instalar el debate sobre el tipo de ciudad que se está desarrollando; imponen la suspensión
transitoria de algunos permisos de construcción; reclaman por el colapso de las redes de
infraestructura, por el robo del sol, del aire, de la privacidad, que producen ciertas tipologías de
construcción.
Se multiplican las asociaciones de ambientalistas contra los efectos de la urbanización desigual,
como los que reclaman contra la contaminación del Riachuelo, en defensa de los espacios verdes
urbanos y por el destino para uso público de las tierras de las empresas publicas privatizadas, como
las playas ferroviarias, hoy en manos del ONABE.
Y en las facultades de arquitectura avanzan los cuestionamientos al tipo de formación que se ha
impartido todos estos años, y se realizan experiencias de trabajo conjunto con las organizaciones
sociales, de vecinos, de trabajadores.
La riquísima historia que tienen los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires de organizarse y “tomar
en sus manos” la lucha por la vivienda y el hábitat digno, desde la huelga de inquilinos de 1907,
llegando a las movilizaciones de diciembre de 2001 y a las experiencias de organización de las
asambleas vecinales y las multisectoriales, surge ante cada nuevo hecho y va haciendo recorrer un
camino juntos a todos los afluentes que se tienen que unir por el derecho a la vivienda, a un hábitat
saludable y a una vida urbana digna.

5. Mg. Arq. Beatriz H. Pedro
Profesora de Conocimiento Proyectual del CBC
Profesora de Estructuras de la carrera de Arquitectura
Coordinadora del Área Hábitat del Taller Libre de Proyecto Social
Secretaria de Extensión
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA.