Para todas aquellas personas que tengo el agrado que sean mis amigos y amigas

1. MIS ÁNGELES ¡MIS AMIGOS!
Dicen que en el sexto día, cuando Dios creo a Adán y dio por compañera a Eva, los puso a los
dos en el paraíso, pero como Adán y Eva aún no tenían parientes, les envío con ángeles para
que estos cuidaran de ellos, estos ángeles no tenían nombre, Dios les llamó ¡Amigos!
Quiero comenzar dando mi definición de la palabra amigo: Amigo: es ese ser especial, que no
lleva ni una gota de sangre tuya, no tiene el mismo apellido, ni siquiera parentesco político,
pero está contigo en las buenas y en las malas.
¿Cuándo comenzamos a tenerlos? Los primeros serán los de la infancia, los que seguro
conociste como vecino o vecina del lado o enfrente, con los que jugabas a las escondidas, o a
la comidita, y que te daba pena en dejar cuando mamá te llamaba a comer. Luego los del
colegio: esos son los “especiales”, porque con ellos estuvimos juntos muchos años, en algunos
casos los que tuvimos la suerte de estudiar en el mismo colegio, desde el jardín de la infancia,
hasta el último grado de secundaria, con los que pasamos sustos de tareas, de trabajos, de
pruebas, y tal vez también compartiste alguno que otro sábado y domingo haciendo los
deberes para el lunes, o uno que otro paseo de excursión, y de ese tienes la foto guardada.
¿Verdad? Al que tal vez siempre le invitabas algo de tu refrigerio, y él te invitaba a ti, y que con
él comentábamos la película del cine que habíamos visto, y que juntos tal vez nos
emocionamos hasta llorar.
Cuando terminamos secundaria, creímos que la amistad acababa allí, pero no. Si tuvimos la
suerte de seguir estudios superiores, en la universidad o instituto conocimos a otros más,
algunos que vinieron de lugares muy lejanos, que no pensaste nunca escuchar, pero que a
través de ellos, te lo hicieron imaginar, con costumbres incluso hasta creencias distintas, pero
que tú ibas entendiendo y considerando por ellos.
Se acabó la etapa universitaria, seguro también creíste que allí se acabó la amistad, que nunca
más ibas a encontrar amigos, no, ¡Mentira! Al lugar que llegaste a trabajar, seguro comenzaste
a conocer algunas personitas que poco a poco coincidían en gustos, comidas, conversación,
aficiones, si, ¡Ya estabas haciendo nuevamente amigos! Ahora eran otros retos, otros
problemas: los problemas de personas adultas, responsables, que ya nos tocaba vivir, pero que
con tus amigos se hizo fácil llevar, por curiosidades de la vida , algunos serán tus jefes, otras
veces tú lo serás de ellos, pero nunca te olvides, que los cargos pasan, los amigos quedan….
Y pasaron los años, seguro algún día uno de tus amigos de colegio o de tu infancia, conoció a
un amigo de tu trabajo, y te diste cuenta que tu “Cuerpo de ángeles” había aumentado, si, ya
no solo tenías a los de tu infancia, a los de tu colegio, a los de la universidad, a los del trabajo,
tal vez otro curso que estudiaste, u algún viaje que hiciste, te diste cuenta que esos ángeles
que Dios envió, se multiplicaron para agradar nuestra estadía en la tierra, porque ese es el
“arte de la amistad” , esa es la magia, que aunque no corra ni una gota de sangre igual a la
tuya por sus venas, sabrás que siempre estarán allí, para escucharte, para alegrarse o llorar
contigo, para celebrar tus triunfos o llorar los fracasos, en la muerte o en la enfermedad, si, un
buen amigo siempre estará en alguno de estos casos, si lo es….¡Allí estará!

2. Este es mi pequeño homenaje para todos aquellos ángeles terrenales, que Dios envió para
protegerme, cuidarme, hacerme reír, y todas las demás cosas bonitas que solamente un buen
amig@ puede dar … ¡Hey! , para ti que estás leyendo estas líneas y que tengo la suerte de
contar con tu amistad….¡Muchas Gracias por ser mi Amig@!
Por: Patricia San Miguel Romero