1. La muerte y el “arte de morir”
Desarrollo del tema en cuatro apartados:
1. La realidad de la muerte.
2. Concepciones filosóficas sobre la muerte.
3. Sentido cristiano de la muerte.
4. El arte de morir y el tópico de una “muerte digna”.
2. 1. La muerte: inexorable e ineludible
• “Hodie mihi, cras tibi, Hoy me ha tocado a mí, mañana te
tocará a ti (Puerta del cementerio de El Puerto de Santa María
en Cádiz, España).
• “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el
morir” (Jorge Manrique).
• "Uno sabe de la muerte cierta y sin embargo no es cierto
propiamente de ella... A la certidumbre va unida la
indeterminación de su cuando“ (Heidegger).
3. 1. La muerte: enigma y misterio
• “No sabemos qué es exactamente: una idea general sin esencia
positiva (…) la muerte es enigmática” (Polo, 2001).
• “Qué significa ‘estar muerto’. Un cuerpo muerto no es un hombre
muerto sino un cadáver: el hombre ya murió (…) los animales no se
preocupan de su muerte ni tienen culto a sus muertos, pero el hombre
sí se angustia y se duele por la muerte de otros. Pero ni el angustiarse
ni dolerse es morir” (Polo, 2001)
• Plotino: “los animales son mortales y no son conscientes de ello; los
dioses, inmortales y son conscientes de ello, pero el pobre hombre, a
mitad de camino entre ambos, es mortal y es consciente de ello: en
ello radicaría su angustia existencial”.
4. 1. La muerte: características definitorias
• “Dos características: la irreversibilidad (…) y la
descomposición del cuerpo humano, que se inicia,
una vez que la persona ha fallecido, en algunos
tejidos a los pocos minutos” (Monge, 2003)
• Es difícil determinar el instante preciso. Pertenece a
la medicina –y no a la ética– establecer los criterios
definitorios de muerte. “La muerte cerebral es el
verdadero criterio de muerte” (Juan Pablo II en un
Congreso de la Pontifica Academia de Ciencias)
5. 1. La realidad de la muerte: cuestión
teórica antes que práctica
• “¿Por qué es mortal el hombre y qué significa esto? Aquí
está la clave. ¿Por qué esto es una cuestión teórica y no
una cosa tan clara como un acta de defunción? ¿Qué
quiere decir que el hombre se muere; porqué se muere?”
(Polo, 2001).
• “ante la muerte, el enigma de la condición humana llega
a su punto culminante. Pues no sólo es atormentado el
hombre por el dolor y la disolución progresiva de su
cuerpo, sino sobre todo por el temor de su desaparición
perpetua” (GS, 18)
6. 2. Concepciones filosóficas
sobre la muerte
• ¿Es posible negar la realidad de la muerte?
• La muerte no tiene soporte ontológico en sí, no tiene identidad propia.
“La muerte es un mal, es decir, una privación, no es algo que se pueda
conceptualizar por la razón humana: es un misterio, que a lo largo de
la filosofía ha recibido diversas interpretaciones” (García, 2003).
• Epicuro (341 - 270 a.C.): “La muerte, el más horrendo de los males, en
nada nos pertenece, pues mientras nosotros vivimos no ha llegado y
cuando llegó ya no vivimos “.
• Dos modos de concebir la muerte: existencialismo y marxismo.
10. 3. El sentido cristiano de la
muerte: un misterio
• La muerte comparece ante el hombre como problema o enigma.
No es sólo algo misterioso sino un misterio, nos implica
plenamente sin que tengamos experiencia de ella, da miedo.
• Además de este sentimiento de miedo, la muerte suele conllevar
una actitud religiosa: “únicamente desde el más allá podemos
dotar de sentido el más acá de la vida humana” (García, 2003).
• Sin motivos de esperanza que ayuden a superar el desgarro que
produce el morir, el hombre sólo podría dar respuestas ficticias al
problema de la muerte. Podría sumirse en la angustia que produce
el desagarro o aniquilamiento de su existencia (Monge, 2003), o
podría aferrarse a hipótesis excesivamente optimistas como la
teoría de la reencarnación.
11. 3. El sentido cristiano de la
muerte: Visión bíblica
• Joseph Ratzinger, –en los años ’80–
se sorprendía que nuestra sociedad
quiera eludir la muerte, tratándola
como un tabú a la vez que la
convierte en un mero espectáculo. A
diario se trivializa escenas dolorosas
utilizadas como excitante
contrapuesto al aburrimiento
generalizado de la existencia.
• Ante este panorama, la Revelación nos ofrece una
respuesta al dramatismo que produce el tema de la muerte.
12. 3. El sentido cristiano de la
muerte: Visión bíblica
• Antiguo Testamento: la muerte como castigo o respuesta de la justicia divina
a los actos del hombre. El Libro de Sabiduría y otros sapienciales: la muerte
entraña el fin de los sufrimientos del justo y de las falsas ilusiones del impío
(Ratzinger, 1980).
• “Para Israel resulta desconocido un ‘sentimiento trágico de la vida’ en sí
misma (…) tal sentimiento, en cambio, le corresponde a la muerte. Porque la
vida es la suma de todos los bienes, la muerte sólo puede ser el compendio
de todas las desagracias”(Ruíz de la Peña, 1986).
• Nuevo Testamento: inaugura un modo nuevo de concebir la muerte. Ha sido
asumida por el mismo Hijo de Dios. Con su muerte en la Cruz, Cristo ha
dado muerte a la muerte (Heb 2,14-15), la ha vencido con su Resurrección (1
Cor 15,20-22).
• El Cristianismo no niega el carácter trágico que tiene el morir, por el
contrario, lo reafirma, aunque llega a colmarlo de un sentido más que
positivo, un valor divino.
13. 3. El sentido cristiano de la
muerte: “morir en Cristo”
• La muerte con la que el cristiano ha de morir es la
“muerte en el Señor”: “Dichosos los que mueren en
el Señor” (Ap 14,13). Este modo de morir se prepara
con una vida santa”.
• La muerte introduce al hombre en el estado definitivo de vida o de muerte
eternas. Así lo manifestó Jesucristo al Buen Ladrón: “Te aseguro, hoy
estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23, 42-43).
• A pesar de haber sido asumida por Cristo, la muerte no es deseable en sí
por el hombre sino que es deseable por el después. El hombre siente una
natural repugnancia ante la muerte, Jesús mismo padeció esto en el
Getsemaní. Pero en comparación con el estado de vida presente, la muerte
es “con mucho lo mejor” (Fil 1,21-23) por la comunión postmortal con Cristo:
“Ni la muerte… podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo”
(Rom 8,38-39)
14. 4. El arte de morir y el tópico de una
“muerte digna”
• “Es significativo que el pensamiento filosófico haya recibido una orientación
decisiva de la muerte de Sócrates que lo ha marcado desde hace más de
dos milenios” (Fides et ratio, 26).
• Miguel Ángel Monge (El sentido del Sufrimiento): “¿Qué significa realmente
muerte digna? Porque existe mucha literatura barata y mucho sofisma.
Piénsese que en el mismo hecho de morir no existe ‘dignidad’ ya que la
muerte de suyo es desgraciable. La dignidad viene dada por el modo en
que el enfermo se encara con ella, la grandeza del alma misma de quien la
afronta y no la ausencia de complicaciones externas”.
• Tomás de Aquino: “la muerte es de algún modo algo natural pero también
de algún modo algo antinatural” (De malo. 5,5, ad 17).
• Deseos de inmortalidad: “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti”. Así lo expresa bellamente San Agustín
en su Confesiones.
15. 4. El arte de morir: El hecho religioso
y buen humor
• La muerte de Sócrates podemos notar que su angustia se ve superada por
la confianza que deposita en los dioses y porque está convencido que
detrás de la muerte está la felicidad para siempre: “es posible, y también
se debe, suplicar a los dioses que resulte feliz mi emigración de aquí a
allá. Esto es lo que suplico: ¡que así sea!”.
• Aunque lo normal es morir como uno ha vivido, en el momento final
puede haber conversiones asombrosas, como éstas dos que se ha
registrado en la historia: 1) El ex-mandatario de Francia, Mitterrant,
encarnizado anticlerical y agnóstico quiso morir con los sacramentos de
la Iglesia. 2) Otro caso, el de Voltaire.
• El hecho religioso no puede ser nunca evadido por nadie aunque no crea
ni tenga fe. Es deber suyo brindar a su paciente todos los medios para
sobrellevar su enfermedad o su muerte con toda dignidad.
16. 4. El arte de morir: La muerte de
Sócrates
Buen humor. Con qué gracia y sentido del humor Sócrates
termina consolando a sus compañeros: me parece mejor
beber el veneno una vez lavado y no causar a las mujeres la
molestia de lavar un cadáver. Y cuando sus amigos
empezaron a llorar : ¿Qué hacéis, hombres extraños? Si
mandé afuera a las mujeres fue por esto en especial.
Y cuando sus amigos
empezaron a llorar : ¿Qué
hacéis, hombres extraños? Si
mandé afuera a las mujeres
fue por esto en especial.
17. 4. El arte de morir: tres criterios
para contribuir a una muerte digna
En El sentido del Sufrimiento, Miguel Ángel Monge, propone:
1. El enfermo debe saber que va a morir (…) derecho a una
información adecuada (…) prudentemente veraz.
2. Compartir la decisión sobre el tratamiento médico que se
siga: el enfermo (o su familia) ha de ser informado y debe
tener la capacidad de aceptar un tratamiento,
suspenderlo, etc.
3. Mantener actividades y relaciones familiares. La muerte
digna requiere que los allegados traten al ser humano
hasta el final como lo que es: una criatura a imagen y
semejanza de Dios.
18. Conclusión: “Una puerta
que se abre al Amor,
con mayúscula”
• El acompañamiento exige amor y compromiso… cada nuevo lazo que
establecemos nos llevará a las puertas de una aventura desconocida”
(Lic. Blanca Loayza, Tesis de Licenciatura 2003).
• Sanjosemaría Escrivá: Esta aventura será reconfortante al saber que
se ha ayudado a alguien a atravesar con fortaleza, tranquilidad y
esperanza, la puerta de la muerte, como una puerta “que se abre al
Amor! Al amor con mayúscula, a la felicidad, al descanso, a la alegría.
No hay que esperarla con miedo”.
• “como tú –Yo me he dado cuenta de cómo la ves: ¡Qué Dios te
bendiga!– debe mirarla de modo positivo. Y los demás también. No es
el final, es el principio. Para un cristiano morir no es morir, es Vivir.
Vivir con mayúscula. De modo que no tengáis miedo a la muerte.
Enfrentaos con la muerte. Dad la cara. Contad con ella”.
19. Bibliografía:
• POLO, Leonardo. ¿Quién es el hombre?. Madrid: Rialp, 2001.
• Consejo Pontificio de la Pastoral para los agentes de la Salud. Carta de los Agentes de la Salud. 2ª ed. Madrid: Palabra;
1996. nº 128.
• MONGE, Miguel Ángel (Ed.). Medicina Pastoral. 3ª ed. Pamplona: Eunsa; 2003. p. 195.
• L’Osservatore Romano, 31 de octubre de 1985.
• PASTORINI, Germán H. Sueños y muerte en análisis existencial. [Internet]; 2002. [acceso 15 de febrero de 2006]. Disponible
en: http://www.redcientifica.com/doc/doc200410152905.html.
• RUÍZ DE LA PEÑA, Juan Luis. La otra dimensión. Escatología cristiana. 4ª ed. Santander: Sal Térrea; 1986.
• GARCÍA CUADRADO, José Ángel. Antropología Filosófica. 2ª ed. Pamplona: Eunsa; 2003.
• EPICURO. Carta a Meneceo, en LUCRECIO. De la naturaleza de las cosas. Madrid: Espasa-Calpe, colección Austral; 1969.
• POZO, Cándido. Teología del más allá. 2ª ed. Madrid: BAC; 1980.
• MARÍAS, Julián. Conferencia del curso "Los estilos de la Filosofía", Madrid, 1999/2000 - edición: Jean Lauand. [acceso 15
de febrero de 2006]. Disponible en: http://www.encuentra.com/includes/documento.php?IdDoc=2273&IdSec=410 .
• MOUNIER, Emmanuel. El Personalismo. Antología esencial. Salamanca: Sígueme; 2002.
• Apuntes tomados de: RUIZ DE LA PEÑA, Juan Luis. Muerte y marxismo humanista: Aproximación teológica. Salamanca:
Sígueme; 1978.
• RATZINGER, Joseph. Escatología. Barcelona: Herder; 1980.
• JUAN PABLO II. Fides et ratio.
• PLATÓN, Diálogos, III. Madrid: Gredos; 1997.
• MONGE, Miguel Ángel (Ed.). El sentido del Sufrimiento. 2ª ed. Pamplona: Eunsa; 1999.
• SANTO TOMÁS DE AQUINO. De malo.
• MESSORI, Vittorio. Algunas razones para creer, II. Barcelona: Planeta+Testimonio; 2000.
• LORING, Jorge. Para salvarte. 54ª ed. Madrid: Edibesa; 2001.
• Revista Mundo Cristiano. Madrid: Palabra; Enero 1988.
• LOAYZA, Blanca, ZAPATA, Aurora. Cuidando para la vida de espaldas a la muerte. [tesis de Licenciatura]. Lambayeque:
U.N.P.R.G.; 2003.
• ZAVALA, Abraham. Una puerta que se abre al Amor. El Salvador: Hispana.