Los bloqueantes neuromusculares bloquean la transmisión neuromuscular a nivel de la sinapsis neuromuscular, causando parálisis muscular. Actúan inhibiendo la liberación o acción de la acetilcolina de forma presináptica o bloqueando sus receptores de forma postsináptica. Clínicamente se usan como adyuvantes de la anestesia general para inducir parálisis durante cirugías. Existen dos tipos principales: los no despolarizantes como la tubocurarina que bloquean los receptores, y los despolarizantes
1. Bloqueantes Neuromusculares:
Las drogas bloqueantes neuromusculares bloquean la transmisión neuromuscular
a nivel de la sinápsis neuromuscular, causando parálisis del músculo esquelético
afectado. Ello se logra por acción presináptica por inhibición de la síntesis o
liberación de acetilcolina o por acción postsináptica a nivel del receptor colinérgico.
Aunque existen drogas que actúan a nivel presináptico (como la toxina botulínica y
la tetrodotoxina), los medicamentos clínicamente relevantes actúan a nivel
postsináptico.
Funciones:
Clínicamente, el bloqueo neuromuscular se usa como un adjunto a la anestesia
general para inducir paralisis, para que la cirugía, especialmente abdominal e
intratorácica, puede ocurrir con menos complicaciones. Debido a que el bloqueo
neuromuscular puede paralizar los músculos encargados de la respiración, la
ventilación mecánica debe estar disponible para mantener una respiración
adecuada durante la operación.
Clasificación:
Los bloqueantes neuromusculares caben dentro de dos grupos:
Agentes bloqueantes no-despolarizantes (paquicurares): Estos son
medicamentos que constituyen la mayoría de los bloqueantes
neuromusculares de relevancia clínica. Actúan bloqueando la unión de la
acetilcolina con su receptor, siendo por esa razón la cual se denominan
antagonistas competitivos, y, en algunos casos, actúan bloqueando
diractamente la actividad ionotrópica de los receptores colinérgicos.1 Dentro
de los agentes bloqueantes no despolarizantes podemos encontrar los de
origen natural (tubocurarina o curare), semisintéticos (alcuronio) o sintéticos
(cisatracurio, pancuronio, vecuronio, atracurio, mivacurio o rocuronio).2
2. Agentes bloqueantes despolarizantes (leptocurares): Estos agentes actúan
despolarizando la membrana plasmática de la fibra muscular esquelética.
Esta despolarización persistente hace que la fibra muscular se vuelva
resistente a la estimulación de la acetilcolina. Como representantes de este
grupo están la succinilcolina o suxametonio y el decametonio (en desuso)
Toxinas Botulínicas:
Otra forma de realizar el bloqueo neuromuscular consiste en la aplicación
subcutánea de toxinas botulínicas, que impiden la liberación de la vesícula de
acetilcolina y por tanto la transmisión neuromuscular. Estas toxinas actúan sobre
proteínas denominadas sinaptobrevinas y sintaxinas, que acercan la vesícula a la
membrana externa de la célula y favorecen la fusión de éstas para la consiguiente
liberación del neurotransmisor a nivel presináptico. Estas toxinas están indicadas
para el tratamiento de tortícolis espasmódico, arrugas, estrabismo, espasticidad de
miembros y blefaroespamos.
INTRODUCCIÓN:
Los bloqueantes neuromusculares no despolarizantes son los bloqueantes
neuuromusculares cuyo mecanismo de acción es ocupar los receptores
postsinápticos y presinápticos de la unión neuromuscular, bloqueando de esta
manera la acción despolarizadora normal de la acetilcolina. Como el primer
principio activo que tuvo esta acción fue el curare, estos fármacos se suelen
denominar curarizantes.
Entre 1942, fecha de introducción de la d-tubocurarina y 1980 se desarrollaron
productos semi-sintéticos derivados de productos naturales.
Entre 1980 y 2000, se produjo un gran desarrollo en la investigación de
bloqueantes neuromusculares de síntesis, provenientes de la substitución de
diferentes radicales en las bencilisoquinolinas, que habían tenido su precursor en
el benzoquinonio, y los esteroides, que habían debutado con el pancuronio.
3. Mecanismo de acción de los bloqueantes neuromusculares:
La transmisión neuromuscular puede bloquearse en casi cada uno de los procesos
que intervienen en ella.
Interferencia en la síntesis de la acetilcolina: se conocen varias sustancias
que pueden reducir la formación de acetilcolina. Por ejemplo, el hemicolinio
y la trietilcolina inhiben la captación de la colina extracelular necesaria para
la síntesis de acetilcolina en el citoplasma neuronal. La trietilcolina, además,
es transportada y acetilada en la propia terminación nerviosa y puede
actuar como falso transmisor. Estos dos compuestos son herramientas
farmacológicas muy útiles, pero carecen de aplicación clínica.
Inhibición de la liberación de acetilcolina: el bloqueo de la entrada de Ca2+
disminuye la movilización vesicular y, consiguientemente, la liberación de
acetilcolina. Así actúan, por ejemplo, algunos antibióticos aminoglucósidos
o el aumento de las concentraciones extracelulares de magnesio. Algunas
toxinas, como la toxina botulínica o la b-bungarotoxina se fijan a las
terminaciones nerviosas e inhiben a concentraciones muy pequeñas
inhiben la liberación de acetilcolina. En particular la toxina botulínica se une
a la sinaptobrevina presente en la superficie de la vesícula, lo que estabiliza
la estructura de ésta y le impide participar en el proceso de liberación. Por
su parte, el vesamicol es un fármaco que interfiere en la incorporación de la
acetilcolina sintetizada a las vesículas de forma que ésta no se encuentra
disponible para la liberación.
Interferencia con la acción postsináptica de la acetilcolina: la unión del
neurotransmisor al receptor nicotínico puede evitarse con la administración
de bloqueantes no despolarizantes, que tienen un comportamiento de
antagonistas competitivos reversibles. Por el contrario, los
bloqueantes despolarizantes activan repetitivamente el receptor nicotínico
causando una desensibilización que impide que la unión de la acetilcolina
se manifieste como un potencial de estimulación de la placa motora.
4. Desacoplamiento de la excitación y la contracción muscular: algunos
fármacos pueden causar parálisis muscular por un efecto postsináptico,
mediante la alteración de algunos de los procesos que transforman la
despolarización de la fibra muscular en contracción muscular. Entre ellos se
encuentran diversos inhibidores metabólicos y el dantroleno. Este último
inhibe la liberación de calcio del retículo sarcoplásmico y se emplea en el
tratamiento de la espasticidad, hipertermia maligna y en algunos pacientes
afectos del síndrome neuroléptico maligno
El bloqueante neuromuscular más antiguo que se conoce es el curare, utilizado
por los indios de Sudamérica, quienes los aplicaban a las puntas de las flechas
usadas para cazar animales. El curare se extrae de la corteza de varias especies
del género Chondrodendron y Strychnos y su principio activo más importante es la
d-tubocurarina, el primer bloqueante no despolarizantes descrito.
Los bloqueantes despolarizantes constituyen un grupo reducido de fármacos cuyo
uso en medicina es cada vez menos frecuente. El principal representante del
grupo es el suxametonio.