2. INTRODUCCIÓN: ORIGEN DEL TÉRMINO
- El término “teología” proviene del griego θεολογία, literalmente: θεός
(theós) Dios, y λόγος, “logos”, ello es “discurso”, “verbo con sentido”, por
extensión “saber” sobre Dios.
- El término, sin embargo, atravesó por diferentes cosmovisiones y
hermenéuticas, enriqueciendo, o mejor, alcanzando su verdadero sentido.
- “Teología”, además, puede entenderse
de diferentes maneras, según la perspectiva
epocal, la escuela teológica o del pensador
de que se trate.
- Existe un elemento común en todo pensar teológico: el discurso
teológico versa en torno a Dios y a la fenomenología de la experiencia
humana frente a la realidad de lo divino.
3. USO DEL TÉRMINO EN ARISTÓTELES
Aristóteles hace uso del término,
empleándolo en numerosas ocasiones
con dos significados:
1. Teología como la rama fundamental del saber filosófico, también
llamada filosofía primera o conocimiento de los principios, más tarde
llamada Metafísica por sus seguidores.
4. LO TEOLÓGICO EN ARISTÓTELES
2. Teología como denominación del pensamiento mitológico-poético
inmediatamente previo al pensar filosofante, en un sentido en ocasiones
peyorativo, y sobre todo usado en referencia a pensadores antiguos pre-
filósofos (como Hesíodo, Orfeo y Ferécides de Siro):
«οισί δέ τινες οί και τους παμπαλαίους και πολύ προ της νυν γενέσεως
και πρώτους θεολογήσαντας ούτως οίονται περί της φύσεως υπολαβείν
[…]» : “Hay algunos que piensan que los más antiguos que, antes de
nuestra generación, se ocuparon con la teología, concebían la naturaleza
de esta misma manera […]”. (Trad. Del Autor).
5. LA TEOLOGÍA CRISTIANA: EL APÓSTOL PABLO
- La oposición entre “saber lógico-racional” y “experiencia personal del ser de
Dios en su operación”, queda ya indicada en el pansar teológico de Pablo:
“Como el mundo mediante su propia
sabiduría no conoció a Dios en su
divina sabiduría, quiso Dios salvar
a los creyentes mediante la necedad
de la predicación. Así, mientras los
judíos piden señales y los griegos
buscan Sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad
para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y
sabiduría de Dios”
6. El TEOLOGIZAR AUTÉNTICO COMO EXPERIENCIA DE DIOS
- El apóstol Juan fue el primero en recibir el atributo
de “Teólogo”, en este caso de boca de Eusebio, quien
entendió que el teologizar auténtico es en lo esencial
experimentar a Dios como presencia transformacional
y operación soteriológica que conduce al ser humano
y a la creación toda al estado superior de ser: el
ser-persona según su naturaleza a imagen de Dios.
- El fundamento del saber teológico en Juan, como en Pablo, será entonces, no
el “aprehender”, en el sentido aristotélico-tomista, sino el “ver” en el sentido que
el propio Juan define: “[…] y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del
Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.” (Jn. 1, 14).
7. DEFINICIONES DE LO TEOLÓGICO: CLEMENTE DE
ALEJANDRÍA
- Sólo a través de un proceso de experiencia paulatina se impone tanto en
Oriente como en Occidente el uso cristiano del término “teología” y se
enriquece su definición.
“Teología es el conocimiento de las cosas divinas” (Clemente de
Alejandría)
9. SAN ANSELMO DE CANTERBURY: LOS CIMIENTOS DE LA
ESCOLÁSTICA
- San Anselmo de Canterbury define la teología como una conciliación
entre el intelecto y la fe, lo cual resume en su frase: “fides quaerens
intellectum” (“el creyente preguntando al intelecto”), señalando con ello el
camino que tomaría la teología escolástica en Occidente como
“conocimiento intelectual de Dios y de las cosas de Dios”.
- Su formación agustiniana le acercará a su intuición filosófica más
característica: la búsqueda del entendimiento racional de aquello que, por
la fe, ha sido revelado, fundamento de la “ontoteología” de Occidente.
10. SAN ANSELMO DE CANTERBURY
“Señor, yo no pretendo penetrar en tu profundidad, ¿c ómo iba a comparar mi
inteligencia con tu mister io? Pero deseo comprender de alg ún modo esa verdad que creo
y que mi coraz ón ama. No busco comprender para creer, esto es, no busco comprender de
antemano, por la raz ón, lo que haya de creer despu és, sino que creo pr imero, para
esforzar me luego en comprender. Porque creo una cosa: si no empiezo por creer, no
comprenderé jamás”
(San Anselmo. Proslogion)
11. LO HISTÓRICO CONSTITUYE UN ELEMENTO ESEN CIAL EN EL
PENSAR TEOLÓGICO
- El pensamiento teológico no es lineal, ni se manifiesta históricamente sólo
bajo una única forma doctrinal, o a través de las mismas categorías.
- Dada su raíz histórico-existenciaria y la imposibilidad humana de aprehender
la esencia del misterio del Ser, proliferan los sistemas y las concepciones
teológicas a lo largo de la historia del Cristianismo.
- La voluntad intelectual de saber y la conceptualización/descripción discursivo-
analítica del contenido mismo del “misterio”, a partir de los problemas
ontológicos fundamentales heredados de la filosofía de Platón y Aristóteles
definen la actitud teológica de la Escolástica latina.
12. LA FORMA CATÓLICA LATINA DEL PENSAR TEOLÓGICO
Los problemas fundamentales de la Escol ástica son:
1. El problema del ser de Dios frente a la quaestio del “esse in genere” y de
los entes, y por consiguiente frente al fen ómeno de la multiplicidad de los
entes.
2. El problema de los “universales”, ello es, de la realidad o no de las ideas
genéricas del pensar.
3. El problema de la relaci ón entre “naturaleza” y “gracia”, el cual conduce
al álgido tema del libre albedr ío, que constituyó, hasta el siglo XIX, objeto
de confrontación teológica especialmente entre Jesu ítas y Dominicos.
13. LA FORMA DEL PENSAMIENTO TEOLÓGICO ORIENTAL
- Sin negar la presencia de una tradición místico-apofática en la teología
latina (San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, San Francisco de Asís),
podemos afirmar que una teología eclesiológica “sistemáticamente” mística se
desarrolla en la tradición cristiana oriental, especialmente a partir de la
Patrística Ortodoxa Griega.
- La teología ortodoxa hace énfasis
en la experiencia del encuentro personal,
indescriptible y por ello inconceptualizable,
de la persona con Dios en la dimensión
teándrica de la Persona de Cristo como
“Dios y hombre verdadero”.
14. LA FORMA DEL PENSAMIENTO TEOLÓGICO ORIENTAL
Los orígenes de esta concepción del teologizar
como un “ver” a través del Logos como Luz se remonta al propio
Evangelista Juan, a las Epístolas de san Pablo, al
Apocalipsis de san Juan, y se hereda y desarrolla en el pensamiento
de Padres eclesiásticos como san Dionisio Areopagita,
san Clemente de Alejandría, san Atanasio, san Basilio Magno, etc.
15. LA TEOLOGÍA MÍSTICA
- Una teología propia y sistemáticamente mística no aparece sino hasta el
siglo IV en la obra de san Dionisio Areopagita, el cual desarrolla hasta sus
máximas consecuencias esta experiencia.
- Esta teología se despliega en san Gregorio de Nisa y san Gregorio
Nazianceno, y se plenifica en la experiencia teológica de san Simeón el
Nuevo Teólogo y de san Gregorio Palamás.
16. LA TEOLOGÍA MÍSTICA
La teología mística ortodoxa tiene car ácter “apofático”, se acerca a la
Esencia de lo que es a través de formulaciones “negativas”, destacando los
elementos que distinguen esa Realidad de la condici ón humana.
La concepción de los Padres de la Iglesia se r ige por dos pr incipios
fundamentales:
1. la absoluta Trascendencia de Dios (el siempre “Otro”) y su esencial
incognoscibilidad e inescrutabilidad a trav és de la razón; y
2. la concepción de la diferencia entre la “Esencia” y las “operaciones” de
Dios”.
17. EL SER HUMANO PARTICIPA DEL SER DE DIOS
- Esta concepción garantiza:
1. la diferencia entre Dios-Creador
y creación evitando todo tipo de
panteísmo, y
2. afirma la participación del ser humano
y de la creación toda en el ser de Dios,
en tanto su “operación” es expresión de Su esencia y precisamente por
ello diferente de ésta.
3. El ser humano participa realmente en el ser de Dios a través de Sus
operaciones increadas.
18. EL PLENO SER EN DIOS COMO DEIFICACIÓN
- De esta manera queda bien fundada la base sobre la cual descansa la
posibilidad de la transformación radical del ser humano y de la creación en total
en pro de su plena restauración en Cristo resucitado: la deificación.
La deificación no es un estado al que accede el
hombre como resultado de su voluntad, ni
tampoco un don que merece, sino un regalo de
Dios que conduce a la total unión con Él.
- Los Padres de la Iglesia definen con total precisión que el ser humano
puede acceder a la deificación, no como resultado de su voluntad, sino de la
gracia de Dios.
19. ORIGEN FENOMENOLÓGICO DEL PENSAR TEOLÓGICO EN GENERAL
- El origen fenomenológico del pensar teológico es la propia condición
existenciaria del hombre.
- En este sentido, la “teología” tiene de suyo y por esencia una dimensión
antropológica que tiene que ver con lo que Heidegger llama la
“preeminencia óntico-ontológica del ser ahí”.
“El hombre retorna a Dios, cuando se realiza a s í mismo”
(Constantino Papapetru)
20. ANTROPOLÓGICAMENTE, LA TEOLOGÍA SE ORIGINA EN LA
VOCACIÓN A LA RE-LIGACIÓN DEL HOMBRE
“Hacer teología”, en sentido
esencial, es entonces
“conocerse a sí mismo”, no sólo
como “ego” intrahistor izado,
sino como fundamento
trascendente que habita en la
hondura misma de lo Real, que es
el Sentido del ser.
Sólo puede teologizar un ente que en su propio modo de ser se caracter iza
por tener conciencia de s í como vocación por el Todo, y tiende como persona
a la realización de esta vocación.
En esta condición se funda el fenómeno antropológico que Xavier Zubiri
llamó “religación”.
21. CONÓCETE A TÍ MISMO
- El conocimiento de Dios, no puede ser un conocimiento exacto y preciso.
- Dios no es “objeto”, entidad presente “ante los ojos” para el concepto, que
puede alcanzarse y dominarse a través de la voluntad cognoscitiva.
- El hombre es vocación de autorrealización, pero autorrelación consiste en
llegar a ser en cuanto persona aquello que ya es según su naturaleza.
- En Προς Ιέρωνα, afirma Píndaro: «γένοι’ οίος εσσί μάθων», literalmente
“conviértete en lo que eres habiéndote conocido [a tí mismo]”. La realidad
dinámica del ser persona se transforma de acuerdo a la realidad estática de la
esencia, de la naturaleza. “Conocer” a Dios es “conocerse” a sí mismo según la
naturaleza.
22. EL SENTIDO DEL TEOLOGIZAR COMO VIVENCIA, NO GNOSIS, DE DIOS
“Ni los Padres ni los Santos acceden a la experiencia de la Esencia
de Dios, porque ningún ser humano puede tener nunca la
experiencia de la Esencia de Dios, sino sólo la experiencia de la
operación física de la esencia de Dios, que es la gloria de Dios...el
conocimiento de la experiencia de la deificación no es sin embargo
conocimiento.” (I. Romanidis)
La pitonisa de Delfos revela la
voluntad de Apolo, pero no la
determina ni puede alterarla.
- Resulta imposible aprehender la esencia de Dios, no sólo definirla a
través de conceptos, sino incluso representarla bajo la forma del pensar
discursivo y expresarla a través de las estructuras del lenguaje.
23. EL SENTIDO DEL TEOLOGIZAR COMO VIVENCIA, NO GNOSIS, DE DIOS
- El pensar teológico como saber se presenta
bajo la forma de unidad dialéctica entre la
experiencia del re-ligare como situación
ontológico-existencial y la necesidad de
comprender a través de la razón el encuentro
con lo Trascendente.
- El pensar teológico tiene lugar entre la razón comprehensiva, la
experiencia existenciaria de lo trascendente y la Revelación como
comunicación anticipada de Dios con el hombre.
24. ¿QUÉ ESTUDIA LA TEOLOGÍA?
El “objeto” de estudio de la teolog ía es “complejo”:
1. Lo trascendente (Dios) como experiencia,
2. La fenomenología de la necesidad y exper iencia de lo
Trascendente como “religare”.
3. La revelación como comunicación anticipada de Dios con el
“ser ahí”.
4. La Biblia como texto que contiene en palabras la plenitud de
la Revelación.
5. La propia histor ia del estudio de los t ópicos anter iores como
autoconsciencia del pensar teol ógico.
25. EL FIN DE LA TEOLOG ÍA ES LA DEIFICACIÓN
- El sentido trascendental
del pensar teológico no
es la adquisición de un saber
que define una “imago mundi”,
una suerte de “mapa místico”.
Este pensar realiza su sentido fundamental, y retorna
plenificado a su lugar de origen, cuando es vía de religación y
culmina en la plena unidad de la persona consigo misma en
Dios.