Se trata de conocer a Jesús lo más acertadamente posible a Jesús hombre a través del tiempo. Un intento en formar un cuerpo de ideas o nociones teóricas sobre un hombre que vivió hace 2000 años y cuya trascendencia histórica y religiosa modificó el destino de la humanidad.
1. LA MENTE DE JESÚS
(Extraído del libro “El estrés de Jesús”. Ensayo Médico-Histórico. Dr.Daniel
López Rosetti)
2. En esta oportunidad hablaremos sobre el tema de
¿cómo era la mente de Jesús? Según el Dr. Daniel
López:
Se trata de conocer a Jesús lo más acertadamente
posible a Jesús hombre a través del tiempo. Un
intento en formar un cuerpo de ideas o nociones
teóricas sobre un hombre que vivió hace 2000
años y cuya trascendencia histórica y religiosa
modificó el destino de la humanidad. Se trata de
describir como era su carácter, humor, forma de
ser, aptitud de liderazgo, inteligencia, en definitiva
su personalidad.
3. EL CARÁCTER DE JESÚS
“Es en principio conveniente esbozar a grandes rasgos
los perfiles salientes de la personalidad de Jesús en
términos de empatizar con él y en consecuencia,
intentar ponernos en su lugar frente a una
circunstancia amenazante. Jesús como judío
practicante y conocedor de las escrituras se encontraba
necesariamente bajo el imperio de ellas, es decir,
reglaban su vida. No obstante guarda-
ba ciertas diferencias propias que jus-
tamente dieron lugar a una nueva con-
cepción. A un nuevo camino para el
mismo rumbo.
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7. A diferencia de Juan Bautista Jesús no practica el
ascetismo. Si ayuna, ora y realiza obras de justicia, tal
como lo establece la ley. Sin embargo, a diferencia de
la costumbre, aconseja que es mejor que se ore o
ayuna, al igual que se debe esconder cuando se hace
el bien, estos actos
quedarán reserva-
dos para sí y para
Dios, en definitiva se
trata de una
persona que no
hace alarde.
8. Jesús era una persona alegre que levantaba el ánimo y
estimulaba, gustaba de las fiestas, de la amistad, del
compartir, compartir caminatas y especialmente la
comida, constituyendo esta última costumbre un
momento de gran valor en el que compartiendo la
mesa se comparte todo. De hecho, los Evangelios
hablan de la última cena como del momento sublime
en el cual Jesús comparte con sus discípulos los
momentos importantes. Compartir la mesa era un
fuerte signo de igualdad en aquel entonces. Sólo se
compartía con los iguales y para Jesús todos podían
serlo. Jesús compartía la mesa con todos por igual,
pecadores, cobradores de impuestos, enfermos, se
sentaban con él y sentían igualdad.
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10. Jesús era portador de
una personalidad con
gran magnetismo, los
discípulos lo siguieron
inmediatamente sin
dudas. Sin embargo
no utiliza la seducción,
sino que invita a
seguirlo dando esperan
za, pero no engaña, advierte sobre las desventajas de
seguirlo. Por tanto se descarta una conducta psicopáti-
ca, propia de quien convence con engaños
manipulando a las personas en beneficio personal.
11. Jesús estimulaba a sus seguidores, les daba ánimo, los
hacía sentir útiles, aumentaba sí la autoestima entre
quienes lo seguían. Fue un hombre sencillo, simple,
“manso de corazón”, humilde. Jesús era una persona que
sabía perdonar, perdonaba siempre.
Jesús era un hombre optimista, su carácter transmitía
optimismo, fe y esperanza, señalaba: “todo lo que es
fracaso para el mundo tiene un final feliz
(Bienaventuranzas). En el episodio de la curación del
paralítico Jesús exclama “¡Ánimo! Tus pecados se son
perdonados”. Cabe señalar que en la época se
interpretaban las enfermedades como un castigo o
consecuencia de un pecado cometido por el paciente o
por sus familiares.
12. Por tanto, el proceso de sanación guardaba relación
con el origen e influencia psicológica de las
enfermedades. La curación del cuerpo era para
Jesús consecuencia de la curación del alma,
concepto hoy muy claro en medicina psicosomática.
Igual evento de curación mediante la fe, la
esperanza y el optimismo que Jesús transmitía
puede verse en el episodio de la hemorroisa (Mt
9,20). La mujer enferma se decía a si misma “con
solo tocar su manto, me salvaré”. Jesús volviéndose
a ella y al verla le dijo ¡Ánimo!, hija, tu fe te ha
salvado y la mujer quedó curada.
13. personalidad neurótica.
Por otra parte difícilmente con una neurosis hubiera
captado la atención y adhesión sostenida por parte de
sus seguidores. Impresiona que los distintos
mecanismos psicológicos descritos por Freud juegan
equilibradamente en Jesús hombre. No hay evidencia
de neurosis.
Podemos concluir que
no hay evidencia en las
descripciones sobre los
dichos y hechos de Jesús
hombre de alguna
manifestación de una
14. Hasta aquí y haciendo referencia a lo que de él
sabemos por sus dichos y hechos, podríamos ya a
esta altura delinear sus aspectos caracterológicos
generales . Jesús era un hombre sencillo, humilde,
no hacía alarde de sus actos, con gran capacidad de
liderazgo y magnetismo. Debió presentar una
personalidad estimulante, propia de los
revolucionarios. Una persona optimista, divertida,
alegre, que transmitía fe y esperanza. Una persona
que compartía todo lo que tenía, todo lo daba.
Sabía disfrutar de los buenos gustos. Le gustaba
vivir y se le notaba.
15. Otro aspecto de interés en
cuanto al delineamiento
del perfil psicológico de
Jesús hombre es la
evaluación de su
capacidad intelectual.
LA INTELIGENCIA DE JESÚS
Hoy según distintos autores y con algunas variantes,
se acepta que la inteligencia es un conjunto de
habilidades que permiten abordar problemas nuevos
y encontrar la solución.
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17. También podemos suponer que la inteligencia
cinético-corporal pudo haber estado estimulada en
un hijo de carpintero que heredó la profesión del
mismo. Como hemos especulado en su momento es
muy probable que Jesús de Nazareth hubiera
trabajado como carpintero junto con su padre, José,
de quien aprendió este oficio.
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19. Sus acciones y proyectos fueron consecuencia y
consecuente de una convicción profunda, una
estabilidad emocional y una paz interior que sólo es
posible concebir en quien tiene un definido
conocimiento sobre sus emociones, necesidades y
vocación, sin dar lugar a confusión o dudas.
Respecto a la última de las inteligencias descritas , la
interpersonal resulta evidente que debió encontrarse
particularmente desarrollada en Jesús. Las facultades
de entender y comprender a los demás es condición
sine que non para quien ejerció semejante influencia
entre quienes lo conocieron personalmente.
20. Seguramente debió ser poseedor de una gran facilidad para
comprender a los demás e interpretar miradas,
expresiones, palabras y gestos. A su vez, las facultades de
curación o sanación de dolencias acreditadas a Jesús solo
puede darse cuando se tiende un puente interpersonal
firme y sólido, donde la fe solo puede nacer de un mensaje
claramente expresado por él y fácilmente entendido por
quienes creyeron en Jesús en la Galilea de hace 2000 años.
21. Jesús debió haber sido una persona portadora de un
gran magnetismo personal que resultaba impactante
como para lograr tal cantidad de adeptos en tan poco
tiempo, en una propuesta de un camino diferente y
prometedor, el denominado por él, como el “Reino
de los Cielos”.
Por otra parte también debió haber tenido un perfil
de inteligencia emocional sumamente desarrollado.
Por tal se entiende hoy día y de manera integradora,
a la habilidad para conjugar equilibradamente a la
razón con la emoción.
22. La razón se relaciona con los procesos de pensamiento
lógicos mientras que la emoción está emparentada con
el corazón. El equilibrio significa armonizar
adecuadamente ambas dimensiones, circunstancia
indispensable en una persona mentalmente sana.
Asimismo debe destacarse que aquellas personas de
gran riqueza emocional transmiten esta condición a
quienes los rodean. Se crea así un vínculo que
enriquece y profundiza la relación interhumana en base
a los verdaderos valores y no a cuestiones materiales,
circunstanciales o relativas al poder que constituían la
normativa de la época.
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25. No prestaba atención a lo que de él decían sus
opositores. Él sabía que no encajaba con el modelo
de Mesías esperado, aquel de caballo, capa, espada y
botas, sino a uno muy distinto de manto, sandalias y
un asno, cambiando el filo del metal por la promesa
del amor para todos.
Tampoco encaja Jesús en la figura de una persona
hiperdinámica, hiperactiva. Alternaba actividad y
reposo. Sabía vivir. Compartía la alegría de una
comida con todos. Se alejaba en numerosas
oportunidades para estar solo, meditar, orar y
descansar.
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27. Se cita que en
oportunidades se dirigió
a Betania, a la casa de
su amigo Lázaro para
tomar un descanso. No
era perfeccionista. Criti-
caba las numerosas
ordenanzas que esta-
blecía la tradición de los
fariseos y no prestaba
atención a detalles (tus
discípulos no se lavan
las manos).
28. Jesús hombre debió haber sido portador de una
personalidad equilibrada. No era portador de una
personalidad autoestresora, por tanto es de
suponer que cuando presentó episodios de estrés
agudo, fue realmente en concordancia con la
magnitud de los hechos y su reacción muy
probablemente hubiera sido dimensionada con los
mismos.
29. Por su mensaje, los
dichos y hechos que se
le atribuyen y el
proyecto que propuso
por el llamado “Reino
de los cielos”, deben
resultar consecuentes
con su forma de ser.
RESUMEN: LA MENTE DE JESÚS
30. Para haber realizado semejante cambio en la historia
de la humanidad, Jesús debió haber presentado
facultades extraordinarias. Entre ellas debemos citar
un fuerte liderazgo y magnetismo personal que
promovió el hecho de que su propuesta fuera seguida
por tantos. Jesús acorde a la religión a la cual
pertenecía y se había formado, oraba, ayunaba y
realizaba obras de bien, pero a diferencia de la
costumbre de los fariseos, recomendaba esconder que
se practicaban esas acciones. De este modo
estimulaba a su práctica como un acto privado
reservado para sí mismo y para Dios. Evitaba de este
modo la conducta hipócrita de quienes ostentaba sus
acciones haciéndolas públicas. Jesús era humilde y no
hacía alarde.
31.
32. A Jesús le gustaba vivir. Jesús compartía todo, su
conducta era generosa y no tenía egoísmos. Debió
ser poseedor de una personalidad con un fuerte
magnetismo atraía a la gente pero sin engaños,
atraía a la gente pero sin engaños, conducta no
psicopática, advertía de los peligros de seguirlo.
Estimulaba a sus seguidores, infundía ánimo, fe y
esperanza. Fue sencillo y bueno, manso de corazón.
Sabía perdonar, perdonaba siempre. Sus conductas
descarten componentes neuróticos. Jesús debió
haber sido un hombre muy inteligente destacándose
en este aspecto aquellas habilidades referidas a la
inteligencia intra e interpersonal, lingüística,
espacial, cinético-corporal.