1. Cirrosis hepática
Conocimientos básicos sobre el hígado
Cuando hay una cirrosis, el hígado forma nódulos delimitados por tejido fibroso. La funcionalidad de estos
nódulos no es igual a la del hígado normal.
E l hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano. Está ubicado en la zona
superior del abdomen en el lado derecho, por debajo de las costillas y pesa aproximadamente 1,5
kg. Un hígado normal es de contorno liso y elástico, está conectado directamente al intestino
delgado por medio del conducto biliar, el cual transporta la bilis que se produce en el hígado hacia
el intestino delgado donde es utilizada para la digestión. El hígado funciona como una gran fábrica
química. Casi toda la sangre que sale del estómago e intestino pasa por el hígado. Entre las muchas
funciones que el hígado cumple están las siguientes:
Producción de bilis y otras enzimas (proteínas) digestivas.
Control de infecciones.
Producción de proteínas que ayudan a la coagulación de la sangre.
Metabolismo del colesterol.
Almacenamiento de glicógeno que sirve de combustible a los músculos.
Mantención y regulación de los niveles hormonales.
Metabolización de medicamentos, alcohol y otras drogas.
Considerando todas las funciones del hígado, no es sorprendente que las enfermedades hepáticas
alteren todas las demás funciones del cuerpo. Una de las enfermedades más importantes del
hígado es la cirrosis.
¿Qué es la cirrosis?
La cirrosis es la consecuencia de un daño acumulado en el hígado, habitualmente durante varios
años, que se caracteriza por la acumulación de fibrosis (“cicatrices”) en el tejido hepático y
disminución del tejido hepático funcionante. Estos cambios del hígado interfieren con la estructura
y funcionamiento normal del hígado, ocasionando serias complicaciones en la circulación de la
sangre a través de dicho órgano y en sus funciones.
2. ¿Cuáles son las causas de la cirrosis?
Existen numerosas causas que pueden desencadenar la cirrosis hepática, entre las principales
están:
Virus de hepatitis B, hepatitis C, y hepatitis D.
Consumo excesivo de alcohol.
Hígado graso no alcohólico (también llamada esteatohepatitis no alcohólica): Condición
frecuente en la población general, asociada a diabetes y obesidad.
Enfermedades autoinmunes: Hepatitis autoinmune y cirrosis biliar primaria.
Enfermedades hereditarias o congénitas como:
Hemocromatosis, en la cual se acumula hierro dentro del hígado dañado el tejido.
La enfermedad de Wilson, la cual es causada por una alteración en el transporte del
cobre, acumulándose en el hígado y en otros tejidos.
Obstrucción prolongada del conducto biliar, como la colangitis esclerosante.
Ausencia de proteínas específicas o enzimas para metabolizar diferentes substancias en el
hígado, como la deficiencia de alfa 1-antitripsina.
Ciertas enfermedades del corazón (insuficiencia cardiaca).
Reacción severa a drogas o medicamentos.
Exposición prolongada a agentes tóxicos en el medio ambiente.
¿Se pueden identificar las causas de la cirrosis?
Sí. La mayoría de las veces las causas de la cirrosis se pueden identificar:
En caso de cirrosis alcohólica: Antecedentes de consumir alcohol regularmente o en exceso,
cambios físicos o de conducta y una biopsia del tejido hepático.
En caso de hepatitis: Exámenes de sangre para detectar el virus u otros marcadores
específicos de la enfermedad, imágenes y biopsia hepática entre otros. La biopsia hepática es
una muestra del tejido del hígado que se obtiene bajo anestesia local.
¿El beber excesivamente puede llevar a una persona a adquirir cirrosis?
Muchas personas que ingieren alcohol en cantidades excesivas desarrollan cierto grado de daño al
hígado, pero no necesariamente lleva a la cirrosis hepática. Entre aquellos individuos que
consumen entre 200 y 400 mL de alcohol diariamente por un período de 15 años o más,
aproximadamente una tercera parte desarrollará cirrosis hepática, otra tercera parte desarrollará
hígado graso y el resto tendrá problemas hepáticos leves. En general, mientras más beba y
mientras más frecuente y regularmente lo haga, mayor será la probabilidad de que termine
desarrollando cirrosis hepática. El alcohol por sí sólo en cantidades excesivas es un tóxico que
puede causar cirrosis.
¿Puede una persona que bebe socialmente adquirir cirrosis?
3. Sí. Los individuos que ingieren alcohol socialmente también pueden desarrollar cirrosis. Los
factores que contribuyen al desarrollo de la enfermedad son:
Cantidad de alcohol consumida.
Frecuencia con que se consume alcohol.
Factores genéticos o hereditarios.
Estado físico y nutricional.
No se saben las razones por las que algunos individuos son más propensos que otros a los efectos
del alcohol. Las mujeres toleran peor el alcohol que los hombres. Muchos investigadores creen que
la razón de esto es que los hombres tienen una habilidad mayor que las mujeres para metabolizar y
eliminar el alcohol. Investigaciones indican que las mujeres, aún consumiendo menos alcohol que
los hombres, desarrollan cirrosis más frecuentemente que los hombres.
¿La hepatitis siempre resulta en cirrosis?
Algunos pacientes con hepatitis crónica viral desarrollan cirrosis, Hay 5 tipos conocidos de virus
causantes de hepatitis.
La hepatitis aguda de tipo A y la hepatitis E no llevan a la hepatitis crónica (se han descrito
casos excepcionales de hepatitis E crónica en pacientes inmunosuprimidos, pero no es lo
habitual).
La hepatitis tipo B aguda lleva a una infección crónica en el 5% de los pacientes adultos. En
una minoría de estos pacientes, la hepatitis crónica progresa a cirrosis.
La hepatitis aguda tipo D afecta sólo a individuos previamente infectados con el virus de la
hepatitis B.
La hepatitis aguda tipo C se convierte en crónica en aproximadamente 80% de los adultos
infectados. Una minoría de estos pacientes (20 – 30%) progresará a cirrosis hepática en un
período de varios años (10 a 30 años).
¿Cuáles son los signos y síntomas de la cirrosis?
El principio de la cirrosis es por lo general silencioso siendo muy pocos los síntomas específicos. A
medida que se acumula el daño en el hígado, pueden aparecer los siguientes síntomas:
Pérdida de apetito.
Malestar general.
Náusea y vómitos.
Pérdida de peso.
Aumento del tamaño del hígado.
Ictericia o coloración amarilla de la piel y la parte blanca de los ojos, debido a la
acumulación de la sangre cuando el hígado no es capaz de eliminar bien la bilis.
Prurito o picazón.
Ascitis o acumulación de líquido en el abdomen.
4. Vómitos con sangre, por ruptura de venas (várices) en la parte baja del esófago.
Encefalopatía o cambios del estado de conciencia, los que pueden ser sutiles (confusión) o
profundo (coma).
El diagnóstico de la cirrosis puede ser inesperado. Una persona puede presentarse al médico con
síntomas que no aparezcan de enfermedad hepática y luego de un examen físico y análisis de
sangre descubrir que tiente cirrosis.
¿Cuál es el tratamiento para la cirrosis?
El tratamiento para la cirrosis depende del tipo de cirrosis que padezca la persona, el tiempo que
haya durado la enfermedad y el daño permanente que haya sufrido el hígado. Algunas veces el
daño que sufren el hígado se puede corregir si se encuentra la causa específica de la cirrosis y se da
el tratamiento adecuado.
En el caso de la cirrosis alcohólica, la abstención total y una dieta balanceada son partes
importantes del tratamiento.
En el caso de la cirrosis secundaria a hepatitis viral, se usan medicamentos para aumentar la
respuesta del sistema de inmunidad contra el virus, como el interferón.
En casos de cirrosis causada por hepatitis autoinmune, los corticosteroides solos o
combinados con la azatioprina pueden ser un tratamiento efectivo.
En los pacientes cirróticos con ictericia, el tratamiento suplementario con vitaminas
liposolubles pueden ayudarlos.
En el caso de la enfermedad de Wilson, se eliminan las cantidades excesivas de cobre en el
organismo por medio de medicamentos.
En la hemocromatosis, se elimina el exceso de hierro por medio de flebotomías (extracción
de sangre).
Muchos tipos de cirrosis requieren un trasplante de hígado cuando la insuficiencia hepática
está avanzada.
¿Cuáles son las complicaciones de la cirrosis?
Las complicaciones de la cirrosis incluyen la ascitis, la encefalopatía hepática y la hemorragia por
ruptura de várices esofágicas.
La ascitis es tratada reduciendo la ingesta de sal más la administración de diuréticos. En
algunos casos es necesaria la evacuación directa de grandes cantidades de líquido en el
abdomen por medio de un catéter a través de la pared abdominal, también llamado
paracentesis.
El tratamiento del coma hepático o principio de coma (encefalopatía hepática) requiere
medicamentos específicos, reducir la ingesta de proteínas y el control de la hemorragia
digestiva.
El tratamiento de las hemorragias por las várices esofágicas incluye tratamientos
endoscópicos como la ligadura o escleroterapia (inyección directa de una sustancia química que
5. destruye la várice en su interior) y otros tratamientos como medicinas que disminuyen la
tendencia a sangrar, compresión de una várice sangrante por medio de balones inflables
especiales y un procedimiento llamado shunt protosistémico intrahepático transyugular (TIPS).
¿Como puede afectar la cirrosis a otras enfermedades que yo padezca o
su tratamiento?
La responsabilidad del hígado por el funcionamiento adecuado de todo el organismo es tan grande
que una enfermedad crónica del hígado puede modificar las respuestas de su organismo a una
variedad de enfermedades. El funcionamiento anormal del hígado en la cirrosis puede:
Afectar la dosis de medicamentos requeridos para el tratamiento de otras enfermedades.
Modificar el tratamiento de la diabetes.
Afectar la respuesta del organismo a las infecciones.
Alterar la tolerancia a procedimientos quirúrgicos.
Los pacientes con cirrosis son propensos a desarrollar infecciones bacterianas, trastornos en el
funcionamiento del riñón, úlceras estomacales, cálculos en la vesícula, cierto tipo de diabetes y
cáncer del hígado.
¿Cuáles son las expectativas de tener una salud razonable y
supervivencia con un tratamiento?
El tratamiento en esta etapa y con adherencia adecuada a las recomendaciones de su médico puede
llevar a una mejoría de los síntomas, con lo que el paciente puede llevar una vida y actividades
normales. Cuando la cirrosis no es descubierta a tiempo, el pronóstico puede ser menos favorable
con respecto a tener una mejoría y las complicaciones como la ascitis y la hemorragia son más
frecuentes.
¿Cómo puedo yo evitar la cirrosis?
No beba en exceso. Evite el uso de bebidas alcohólicas. El alcohol destruye las células del
hígado. El grado de regeneración de las células del hígado varia de persona a persona. Un daño
previo al hígado por virus desconocidos o sustancias químicas pueden afectar el proceso de
regeneración.
Siga una alimentación balanceada, mantenga un peso adecuado y haga actividad física
regular.
Busque ayuda médica. Manténgase bajo cuidado médico si desarrolla una hepatitis viral
hasta que su mejoría esté asegurada.
El hígado es un órgano grande, con gran reserva funcional, capaz de seguir desempeñando sus
funciones vitales aunque esté dañado. También tiene la capacidad de repararse a sí mismo en
cierto grado. Las células que mueren pueden se reemplazadas por otras nuevas. Si la causa de la
cirrosis puede ser eliminada o controlada, esta capacidad del hígado permite que se logre cierta
mejoría y puede permitir desempeñar una vida normal.