1. Observación de una clase
La clase fue dirigida por la maestra hacia su grupo de tercer grado, la docente no
presentó a los alumnos lo que iban a aprender, se limitó a ordenarles que copiaran
las preguntas que ella anotó en el pizarrón a manera de cuestionario, las
condiciones al momento de llevar la clase eran apropiadas, había disponibilidad de
los alumnos y tiempo ideal para desarrollarla, sin embargo la falta de sentido hizo
que los alumnos perdieran el interés progresivamente. Dentro de los materiales
que utilizó solamente se incluye el libro de texto la entidad donde vivo de donde
previamente extrajo las preguntas para el cuestionario, dicho material fue útil, pero
la carencia de complementos revertió su efecto.
La técnica que utilizó se basa en conductismo puro, consistía en que cada niño
debería guardar silencio y responder individualmente el cuestionario, al primer
niño que sorprendía en otra actividad lo exponía frente a los demás con regaños
hirientes, al niño que terminaba antes no le reconocía el mérito sino que se
enfocaba en hallarle errores mínimos para que volviera a realizarlo y mantenerlo
ocupado, ya transcurridos los cincuenta minutos de la clase dejaba salir al recreo
solamente a aquellos que finalizaron la actividad, asimismo no ejecutó ninguna
actividad adecuada a las necesidades de los alumnos, sólo a regañadientes volvía
a dar las instrucciones a los niños rezagados. La docente anunció que la actividad
debía realizarse estrictamente de manera individual, si alguien no acataba la orden
le advertía que le rompería su hoja o le escribiría un recado a sus padres.
2. La clase estuvo centrada en la maestra la mayoría del tiempo a través de
imposiciones y condiciones. Los alumnos no entendían el propósito de lo que
estaban haciendo, en voces bajitas comentaban “esto a mí para qué me va a
servir” o “no le entiendo, no me gusta”. La interacción alumno-maestro era de poca
confianza fundamentada en respeto implantado, escazas ocasiones la maestra
bromeaba un poco con los niños. Ocurrió que cuando los alumnos buscaban las
respuestas en el libro, la maestra aprovechó para salirse cinco minutos que se
prolongaron a veinte.
Cuando la clase estaba por terminar, interrumpió a los alumnos que querían ser
calificados o revisados, les pidió que regresaran a sus lugares, y les repartió
recados a cada uno, les avisó sobre una deuda que tenían que liquidar con la
maestra de inglés para el día siguiente, quería que sus papás lo firmaran y
enviaran el dinero, así fue como se desvió el plan de clase y los cambios que
conllevó el anuncio en plena actividad contribuyeron a acrecentar la confusión de
algunos alumnos, por ende no concluyó el tema, decidió dejar una tarea que no
tenía relación con la actividad anterior.
Considero que la docente no logró que los alumnos obtuvieran el aprendizaje
esperado, por la manera en que aborda su plan de clase en un ambiente hostil y
todos los aspectos mencionados en los párrafos de arriba en conjunto promueven
inseguridad, individualismo, ciega obediencia, apagando el interés de los alumnos
por aprender.
3. El grupo está conformado por treinta y dos alumnos, ese día faltaron dos, durante
la clase una pequeña se sintió mal y optó por retirarse, se deduce que en lo
general el grupo estuvo presente. Por naturaleza los niños son muy activos, pero
bajo las condiciones de la clase descrita pocos se animaban a alzar la mano para
exteriorizar sus opiniones, ideas o dudas, y la maestra sólo solicitaba participación
a aquellos que entendían más rápido. Los alumnos que se quedaban atrás
permanecían bastante pasivos e indiferentes. La docente no respondió a las
diferentes necesidades de los alumnos, y están acostumbrados a ello, es por eso
que la clase les resultó complicada, conocida por rutinaria, y sin dirección, quizás
no difícil, pues la logística era simple, pero sí lo suficiente tediosa como para lograr
que a ningún niño le llame la atención saber más sobre la entidad donde viven o
desarrollar la conciencia histórica.
Creo que los alumnos no aprendieron nada significativo durante toda la clase, es
probable que hayan aprendido a buscar respuestas sin leer por convicción, a
permanecer callados, y a copiar discretamente al compañero de al lado. También
dudo que la clase haya sido de su agrado, no se les tomó en cuenta para
desarrollarla de esa manera. La parte favorita de los alumnos pudo haber sido
cuando sonó el timbre para salir al recreo. Sin embargo la nobleza de los niños
hace que admiren a su maestra y quieran ganarse su aprecio, es por eso que
pese a que las clases se desenvuelvan de esa forma, ellos intentarán hacerlo
bien, al menos una vez.
Alejandra Livier Márquez Alamos