Un mundo de gente buena gente con sentido, con valores y principios, con gobiernos y con empresas alineados hacia el Bienestar General en lugar de dominados por la desesperación y el desprecio por el ser humano y su futuro
1. GOBIERNOS CONSCIENTES Y GOBIERNOS DEMENTES.
Empresas conscientes y empresas dementes.
Por Alberto Levy*
Vinicius de Moraes, en su Soneto a la Desesperación dijo
“De repente la risa se hizo llanto, silencioso y blanco como la bruma;
de las bocas unidas se hizo espuma, y de las manos dadas se hizo espanto.
De repente la calma se hizo viento que de los ojos apagó la última llama,
y de la pasión se hizo el presentimiento y del momento inmóvil se hizo el drama.
De repente, no más que de repente, se volvió triste lo que fuera amante, y solitario lo que
fuera contento.
El amigo próximo se hizo distante, la vida se volvió una aventura errante.
De repente, no más que de repente
Pero Wilfred Peterson dijo:
"Camina junto a los soñadores, los que creen, los que tienen coraje, los que tienen
entusiasmo, los que hacen planes, los que hacen, los que tienen la cabeza en las nubes y
los pies en el suelo. Deja que sus espíritus enciendan un fuego que lleves en tu alma para
dejar este mundo mejor que cuando lo encontraste"
Y yo quiero que, desde estos extremos de la tristeza y de lo la ilusión, podamos, nada
menos, lograr hablar de las empresas de gente demente o de gente buena gente.
Personalmente, sueño solamente con empresas de gente buena gente. Y creo que esta es
la idea que el nuevo mundo que hemos empezado a vivir en Argentina habrá de fomentar
y de lograr.
Sueño con empresas conscientes que crean valor sustentable y con líderes que crean
sueños compartidos.
Sueño con empresas que les importe que su gente viva cohesión grupal y compromiso
individual.
Sueño con empresas de cualquier sector, de cualquier país y de cualquier nivel de
desarrollo que sustenten su presente y su futuro en el respeto irrestricto por el ser humano.
Dediqué mi vida a la dinámica empresarial, a la especialidad del desarrollo estratégico-
operacional, a la pasión por innovar, de emprender y competir, a marcar a fuego la
necesidad de desafiar los mapas mentales, especialmente cuando fueron exitosos en el
ayer, a la necesidad imperiosa de desaprender, de aprender a dudar, de aprender a
olvidar, a la integración entre diferentes áreas y niveles para crear unidad, intensidad
direccional, interpretación común y sentido de identidad, a valorar la diversidad y respetar
al otro que piensa diferente.
No a “”TOLERAR”.
Decir “Tolerar” es un insulto denigrante.
El verbo es "RESPETAR".
2. Y ahora, después de tantos años con cientos de empresas en decenas de países, de
tantas experiencias y fracasos, y éxitos y alegrías y sueños alcanzados y de sueños
destrozados y de ilusiones, desilusiones, mitos olvidados, modas pasajeras y versos
denigrados, siento que era verdad.
Que cada vez más empresas se alejan de la desesperación y se acercan a la esperanza
de vivir en el marco de valores trascendentes.
Valores como Benevolencia, Humildad, Compasión, Perseverancia, Humildad, Solidaridad,
y Nobleza como tronco de Integridad y Dignidad.
Y ahora, después de tantos años de jamás haber expresado mi posición ideológica en
cuanto a cómo lograr Bienestar General, me emociona que un equipo de líderes unidos en
la gestión de lo público, nos prometan la plataforma como para que nos unamos para que
vivamos un mundo mejor.
Muchos me van a insultar tal como lo han hecho desde que me animé a decir lo que creo y
lo que siento.
Pero, como también dijo Vinicius,
“¿Cuántos, los maxilares contraídos,con sangre en las cicatrices dirán: Fue un loco
amigo...?”
Brindo por lo único que se brindar, Por la vida!
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*Alberto Levy es Director General de LEVY Dinámica Empresarial, Doctor en Ciencias
Económicas, Universidad de Buenos Aires, Doctor en Psicología, UBA, Profesor Emérito,
UBA. Escribió cuarenta libros y y y y y
Y es el abuelo de Ilan y Noam Levy. Y, esto, es lo más importante.