Historia inventada tras la visita al museo arqueológico de Mazatlán

1. El jorobado de la
Náutica
Érase una vez hace más de mil años un
niño que nació jorobado en la actual
ciudad de Mazatlán Sinaloa, vivía en una
choza con su humilde familia a las orillas
de la playa.
Con el paso del tiempo fue creciendo, él
era una persona muy sabia, hacía comentarios muy asertivos por lo que a la gente
le gustaba ir a pedirle consejos y charlar con él. Poco a poco se fue haciendo
popular por los conocimientos que lo caracterizaban. Los altos mandos de aquel
entonces se empezaron a interesar en el así que le hicieron la invitación para
integrarlo en su sequito al que el gustosamente aceptó entrar.
Se creía que la sabiduría la cargaba en la joroba particular que tenía, era sagrado,
así fue como fue obteniendo riquezas, pues el pueblo lo empezó a estimar y por lo
tanto le realizaban obsequios con el fin de obtener consejos tan cultos.
Aconsejaba a los gobernadores con múltiples estrategias que beneficiaban al
pueblo, el cual estaba creciendo gracias a él. La prosperidad llegó a oído de otras
regiones así que se rumoraba que pretendían secuestrar al jorobado para que
hiciera progresar otros lugares. El pueblo del que era parte lo cuidó y encerró en
donde actualmente está la escuela náutica con el objetivo de que no lo
encontraran. Llegaron al antiguo Mazatlán múltiples personas sin lograr
encontrarlo, pacíficamente el pueblo los recibió y les hicieron saber que el
jorobado se había ido en búsqueda de más sabiduría sin decir a donde.
Haciéndoles saber que lo único que podían ofrecerles era la realización de un
ritual, que consistía en danzar en la playa alrededor de una escultura de 60 cm la

2. cual era una réplica del jorobado, a lo que accedieron y gustosamente se retiraron
con la creencia de que la danza les sería de gran apoyo para el desarrollo de su
comunidad.
Hoy en día la escultura de cerámica se encuentra en el museo arqueológico de
Mazatlán.