2. La familia es para el niño su primer núcleo de convivencia y de actuación, a partir de la cual, irá estableciendo,
configurando y construyendo sus pilares como persona, según sean atendidas sus necesidades básicas. Desempeña
funciones que le son propias como: la educativa, la afectiva y la socializadora. Estas funciones son imprescindibles
para el desarrollo integral de los niños, y sobre todo, en el caso de niños que presentan algún déficit o necesidad
específica.
¿Qué reacciones y actitudes se dan con más frecuencia entre los padres de los niños con necesidades
específicas?
Suelen ser, por norma general, complejas, pues en la familia no sólo conviven padres e hijos, sino
hermanos, abuelos y otras personas que proyectan sus ansiedades y expectativas. Cada padre reacciona
de manera diferente ante la noticia, por tanto, cada uno le hará frente de una forma distinta. Según
Padilla y Sánchez (2007), las actitudes más frecuentes son:
- Las actitudes de los padres respecto al hijo con
necesidades son: de sobreprotección o de rechazo. Éste
último puede adquirir varias formas: negación de la
evidencia, dejar al niño al cuidado de otras personas y
exigencia excesiva.
- Las actitudes de los padres frente a los otros hijos pueden
ser: de exigencia extrema o de abandono, pues piensan
que no necesita tanta ayuda como su otro hijo.
- En la pareja: ésta también se ve afectada pudiendo
aparecer sentimientos de culpabilidad, llegando a poner
en riesgo la estabilidad de la misma.
3. La familia en la legislación educativa
Debido al gran papel que juega la familia en el proceso educativo, su
importancia se ve especialmente recogida en la legislación educativa
actual. De hecho, la Constitución Española (1978) reconoce y destaca
la función educadora de la familia, entres otras, como un derecho y
como un deber, al tiempo que estimula y protege la participación de
los padres indicando cauces de participación e implicación
4. Para legislación actual, la familia es uno de los principales pilares
en los que se sustenta la educación, es por ello que en su
preámbulo señala que para el logro de una educación de calidad,
es fundamental el esfuerzo que deben desempeñar de forma
compartida todos los miembros de la comunidad educativa. Cada
uno de ellos deberá realizar una contribución específica. Las
familias por su parte, deberán colaborar y comprometerse con el
trabajo cotidiano de sus hijos y con la vida de los centros
docentes.
El Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre, por el
que se establecen las enseñanzas mínimas del
segundo ciclo de Educación Infantil, destaca que para
lograr la finalidad que se persigue con dicha etapa
educativa, es decir, contribuir al desarrollo físico,
afectivo, social e intelectual de los niños y niñas, es
imprescindible una estrecha cooperación con las
familias.
5. Coordinación familia-escuela
La coordinación entre familia y escuela tiene una
importancia esencial, sobretodo en la etapa de
Educación Infantil, ya que esta relación permitirá
caminar a ambos contextos en la misma dirección y
con idénticos objetivos y finalidades, dando
continuidad a lo que se trabaja en la escuela y
posteriormente en casa y viceversa.
Independientemente del tipo de colaboración que se
establezca, este sentido bidireccional de
coordinación y comunicación entre ambos contextos
debe estar siempre presente.
Esta coordinación se llevará a cabo a través de la acción
tutorial, bien de una manera más formal (entrevistas,
reuniones, circulares, informes individuales...) o más
informal (intercambio de información a la entrada y a la
salida, charlas, actividades para la familia,...).
Mientras más cauces de colaboración se abran entre familia
y escuela mejor será el proceso de enseñanza-aprendizaje,
más adaptado a sus necesidades, características y
posibilidades, beneficiando por consiguiente su desarrollo
integral.