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¿QUÉ QUIERE DECIR SER UN BUEN PROFESIONAL DE LA EDUCACIÓN PARA EL SIGLO XXI?
I. GENERALIDADES
Posiblemente, es poco arriesgado asegurar que, a día de hoy, el profesorado continúa
siendo clave en cualquier sistema educativo. De hecho, es sencillo darse cuenta de su papel
crítico, si tenemos presente que en sus manos recae, en última instancia, la responsabilidad
de acompañar a los niños y jóvenes en el proceso de aprendizaje de las competencias que
les serán imprescindibles para poder convertirse en ciudadanos activos, participativos y, en
último término, comprometidos con el progreso social. No obstante, el ejercicio de la
función docente se ha convertido progresivamente en complejo.
En un mundo globalizado como el nuestro, las funciones educadoras se reformulan para
poder atender los retos de una sociedad fundamentada en la economía del conocimiento. El
acceso a la enseñanza obligatoria ha alcanzado a sectores sociales cada vez más amplios,
que exigen respuestas docentes flexibles, ajustadas a necesidades educativas diversas.
Pero esta complejidad a la que deben enfrentarse maestros y profesores no ha encontrado
una correspondencia clara, ni en los escenarios que les deberían facilitar la innovación, ni
en modelos de formación inicial y desarrollo profesional que podrían proporcionarles
herramientas e incentivos para afrontar con garantías su actividad cotidiana y hacer
atractiva la profesión.
En último término, el grado de responsabilidad que la sociedad ha conferido a estos
profesionales no parece haber encontrado su reverso en un conocimiento social
equivalente de la profesión docente, capaz de poner en marcha los mecanismos capaces de
atraer y retener a más profesores de calidad en los centros educativos. Así, la
interpretación adecuada de qué significa ser un buen profesional de la educación en el
siglo XXI parece que todavía plantea una cuestión no resuelta y, en cualquier caso, decisiva
para la provisión de una educación de calidad como servicio público.
II. OPINAN LOS DOCENTES
2.1 JOHN MACBEATH Profesor emérito, Universidad de Cambridge “La enseñanza es una
actividad subversiva en diversos aspectos...”
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2.1.1 Las 3 Cosas Que He Aprendido Según John Macbeath
2.1.1.1 Aprender a aprender en un mundo cambiante
➔ La retórica dominante de los “resultados” sugiere un punto final del aprendizaje al finalizar la
etapa escolar, pero los retos del auténtico aprendizaje a menudo sólo hacen que comenzar en
este momento. Tenemos por delante, por lo tanto, una gran tarea de desaprender por hacer. La
capacidad de aprender de manera autónoma y duradera, y de mantener una constante actitud
curiosa y escéptica requerirá cada vez más la habilidad de construir puentes entre el
aprendizaje en la escuela y fuera de la escuela, más allá de los límites del aula. Y ello significa
capacitar a los jóvenes para una sociedad en la que el trabajo está asumiendo nuevas e
impredecibles formas, cada vez más dependientes del trabajo en equipo, de la iniciativa y del
espíritu de grupo.
2.1.1.2 Volar por debajo del radar político
01. La enseñanza es una actividad subversiva en diversos aspectos: como crítica intelectual y
emocional de ideas inertes, resistencia al dictado de las autoridades o firme defensa de lo que
es correcto y en interés de los jóvenes; como proceso en el que aprendemos a medir lo que
valoramos en lugar de valorar lo que podemos medir fácilmente.
a. Todo ello implica la voluntad y la capacidad de identificar y compartir los criterios para
construir ambientes de alta calidad que favorezcan el aprendizaje escolar, profesional y
organizacional en un mundo inmerso en un proceso de cambio constante.
2.1.1.3 Los buenos líderes son aprendices activos y ejemplares
2.2 MARIA MASIP UTSET Catedrática de Educación Secundaria. ICE, UAB. “Convertir el
potencial individual del profesorado en potencial colectivo es un reto de futuro”
2.2.1 Las 3 Cosas Que He Aprendido Maria Masip Utset
2.2.1.1 Fomentar la inteligencia colectiva
● He aprendido que en el sistema educativo hay excelentes profesionales, pero pocas
oportunidades de mejora colectiva. El reto es cambiar el funcionamiento burocrático de los
centros y convertirlos en motores de inteligencia compartida. El profesorado tiene que poder
construir su identidad profesional en contextos ricos que permitan el aprendizaje y el
crecimiento personal.
○ Esto conlleva romper muros y rutinas individuales y dar valor a la comunicación y a la
capacidad de construir pensamiento conjunto. Requiere tiempo para crear una nueva
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cultura y poner en valor otras maneras de hacer: promover la capacidad de analizar y
de escuchar, permitir la duda, potenciar la investigación colectiva de respuestas, tolerar
el error y la ambigüedad…
2.2.1.2 El sentido de pertenencia
He aprendido que las personas no destaca ni aprenden porque se les impone
un aprendizaje, sino porque desean conseguirlo. Que el sentido de pertenencia
no depende tanto de lo que el colectivo ofrece a los individuos que lo integran,
como de la capacidad de hacerles sentir útiles para alcanzar sus finalidades.
He comprobado que los centros más cohesionados son los que favorecen
altos niveles de implicación del profesorado. Hay que ofrecer estímulos y
reconocimiento a los proyectos compartidos e incentivar la carrera docente en
el marco de proyectos colectivos.
2.2.1.3 El mapa no es el territorio
He aprendido que fomentar y hacer crecer el sentimiento de pertenencia y el
deseo de aprender de los colectivos docentes para que se conviertan en
entidades vivas no depende de la aplicación de fórmulas simplificadas, ni
tecnocráticas. Crear centros inteligentes es un objetivo ambicioso y complejo
para el que no hay atajos sencillos. No valen retos ni modelos a emular en el
corto plazo, sino una política global que fomente en el profesorado una nueva
cultura profesional.
III. BIBLIOGRAFÍA