Udelar/Farq/EUCD Ergonomía 2° Textil, informe Siente y toca!
1. Siente y toca!
1) La propuesta del juego consta en ir presentándole al jugador texturas de forma aleatoria
desde un muestrario; y él debía ser capaz de identificarlas, memorizarlas y poder
reconocerlas únicamente a través del tacto en un tablero donde se encuentran 6 distintas
texturas repetidas 4 veces cada una y distribuidas desordenadamente.
Instrucciones:
Cubrir los ojos del jugador
Girar la ruleta del muestrario hasta que se obtenga la textura que el jugador
deberá reconocer
Mostrarle la textura que salió, al jugador desde el muestrario e indicarle
donde está el tablero para que busque la textura
Repetir el juego hasta que haya experimentado con varias texturas y si lo
desea con diferentes partes del cuerpo (codo, muñeca, etc.)
Piezas: Un tablero con 6 texturas (4 veces repetidas) lija, gaza, mosquetero, peluche,
amansa-loco y hule; un muestrario giratorio de texturas.
2) Objetivos
El objetivo del juego es profundizar el sentido del tacto a través de la interacción con diferentes
texturas y materiales.
Se aspira a la experimentación e interiorización de las sensaciones y grados de dificultad en el
relacionamiento con cada una de las piezas.
2. MATERIALIDAD
“Toca y siente” es un juego basado en el sentido del tacto y el conocimiento de éste cuando se
lo pone a prueba; por ello a la hora de elegir los materiales con los cuales el usuario deberá
interactuar al jugar, debimos ser cautelosas y seleccionar materiales distintos entre sí pero que
despierten la curiosidad del jugador al sentirlo sin antes haberlo visto.
El tablero que contiene las texturas es de lienzo, material que cumple la función de ser lo
suficientemente neutro al tacto mientras el usuario tantea la zona explorándola mientras busca la
textura que le toco adivinar sin distraerlo ni confundirlo. También fue elegido por ser tela, de
modo que cumpla con la función de poder ser enrollado para guardarlo fácilmente y que no
ocupe demasiado espacio.
Texturas a adivinar:
Tela de peluche o “felpudo”: elegida por su particular semejanza a la piel animal, busca
generar intriga a quien la toca sin saber que es, varios de los participantes sintieron ternura o
les pareció placentero al sentirla. Esta textura fue fácil de identificar para quien experimento
el juego, ya que es la que más se diferencia del resto.
Lija: el elemento más rudo a identificar que presenta el juego, debido a su aspereza.
Buscamos que el usuario experimente tratando de encontrarla con diferentes partes de su
mano y brazo, no es tan sensible la piel en el codo como lo es en la yema de los dedos, sin
embargo con la lija, la piel se raspa y hace que quede más sensible, por lo cual, la primera
sensación es de impresión.
Hule: seleccionada por ser suave, lisa y fría, propiedades que la piel capta de manera
cotidiana y sabe diferenciarla sin mayor dificultad inclusive cuando no podemos ver, estos
datos los comprobamos durante la experiencia, observando que el jugador no se exaltaba
cuando llegaba a reconocerla.
Rejilla plástica: este material fue elegido como la “trampa” del juego y así agregarle
dificultad y despertar la atención y curiosidad del jugador debido a su parecido al tacto con
la lija. Nuestro objetivo con dicha textura se cumplió, ya que los participantes se confundían
en variadas oportunidades, uno de ellos con confeso que sentía que al tacto parecía más
“enrejada” de lo que se veía.
Gaza: si bien es un textil plano, en el tablero lo presentamos con volumen en forma de
rollito, así el jugador podrá sentirla casi con toda su mano y la identificará por su finesa y
suavidad.
Globo relleno: sin duda el más polémico de las texturas elegidas, ya que este debía
adivinarse no solo tocando la superficie del globo (la cual podría confundirte con el hule)
sino que si presionabas, sentirías además lo que sucede con el relleno de harina y almidón.
Algunos jugadores sintieron rechazo ni bien presionaron el globo, otros, por la intriga
llegaban a intentar sentirlo un par de veces más para estar seguros que era la textura que
buscaban.
3. 3) Desarrollo del juego, observaciones y resultados
El juego se puso en práctica con varios participantes de los diferentes grupos de la clase. A cada uno
de ellos se le tapó los ojos y se le pidió que tocase, con determinada parte del cuerpo, una textura
dada al azar del muestrario, y que luego pudiera encontrarla en el tablero.
Para algunos de los participantes resultaba mucho más sencillo encontrar las texturas que para otros,
y allí nos percatamos de la primera observación: los jugadores que habían visto el tablero con las
diferentes texturas antes de empezar a jugar podían hallarlas más rápidamente que los otros, ya que
aunque aún no las hubiesen tocado, conservaban en su memoria las características visibles, que
luego asociaban al tacto. A partir de aquí, el tablero se comenzó a mantener oculto hasta que los
jugadores se encontraran con los ojos vendados.
Para poder conseguir un mayor rango de experiencias, se fue cambiando la metodología del juego a
medida que variaban los participantes. A algunos de ellos se les pidió que tocasen con una mano la
textura del muestrario, pero que la encontraran en el tablero con la otra. Esta experiencia demostró
ser más difícil para los jugadores, ya que al haber sentido con determinada extremidad la textura, les
resultaba complicado identificarla con la que no lo habían hecho.
Otros jugadores tuvieron que identificar las texturas con el codo. En este caso, se observó que
resultó más complicado diferenciar las texturas similares (rejilla y lija, por ejemplo), que no eran
tan fácilmente confundibles cuando se las tocaba con los dedos.
Finalmente, algunos participantes realizaron la experiencia utilizando la muñeca. En tales casos, los
mismos manifestaron que luego de sentir una textura con esa parte del cuerpo, ésta quedaba muy
sensible, con la sensación de esa textura, por lo que luego se volvía más difícil identificar las
características de una distinta.
En cuanto a las reacciones frente al contacto con las texturas, se repitieron algunas en particular que
llamaron la atención. Por un lado, la textura formada por globos rellenos de harina y almidón, una
textura suave y ''amasable'', generó asco en varios participantes, cuando la tocaron con los ojos
cerrados. Por otra parte, siempre que los jugadores tocaban la textura blanca y peluda, su
comentario era acerca de su suavidad y que ''parecía un conejo''. La lija, por su lado, fue la textura
más reconocible e identificada con tal nombre, al ser una textura muy conocida por todos los
participantes.
Aunque se trataba de un juego relativamente sencillo, y en el que sólo podía participar una persona
a la vez, los participantes en general se divirtieron, sobre todo aquellos a los que más les costaba
encontrar las texturas buscadas, que al no poder contar con el sentido de la vista, comenzaban a
sentir desesperación y excitación. Algunos, incluso, se mostraron muy sorprendidos de lo complejo
que se volvía el juego al realizar las experiencias con ciertas partes del cuerpo, cosa que no parecía
al principio cuando éste era explicado.
4.
5. 4) El sentido del tacto es llamado fundamental, ya que los demás se consideran
especializaciones del tacto. Así, para percibir los sabores es necesario que el alimento se ponga
en contacto con la lengua. Lo mismo pasa con los olores, que deben tocar la pituitaria. Vemos
un cuerpo cuando la luz que este emite o refleja toca la retina. Los sonidos deben chocar contra
el tímpano para que se inicie la vibración que nos generará la audición.
A través de la piel percibimos mucha información que proviene del medio que nos rodea, es el
órgano de mayor sensibilidad táctil. Percibimos todo tipo de sensaciones, cada una de las cuales
tiene receptores específicos: la sensación táctil –contacto–, la presión, el frío, el calor y el dolor.
Los corpúsculos son receptores que están encerrados en cápsulas de tejido conjuntivo y
distribuido, entre las distintas capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis). Los receptores
encargados del tacto o de la sensación de contacto son los corpúsculos de Meissner, que nos
permiten darnos cuenta de la forma y tamaño de los objetos y discriminar entre lo suave y lo
áspero.
Siendo un sentido tan importante, y el órgano más grande que tenemos, nos pareció interesante
experimentar cómo funcionaba aislándolo del sentido de la vista, ya que solemos darle más
importancia a la información que este nos provee… Planteamos este ejercicio en la búsqueda de
priorizar la función de los corpúsculos de Meissner y como varía en distintas partes del cuerpo.
5) Valoración crítica de nuestro trabajo y el de otros compañeros
La valoración que realizamos acerca de nuestro juego es positiva, ya que con su puesta en práctica
logramos mejores repercusiones de las esperadas. Fue pensado como un juego simple de
experimentación, pero al ir observando las diversas reacciones de los participantes el mismo se
volvió cada vez más interesante. Nos permitió darnos cuenta de mejor manera los diferentes grados
de sensibilidad que tenemos en un mismo órgano, la piel, según la parte del cuerpo en la que se
encuentre. También nos permitió vislumbrar cómo cuando uno de nuestros sentidos no está en
funcionamiento (la vista, en este caso) los otros adquieren mayor fuerza, permitiéndonos percibir
las cosas que nos rodean de una manera totalmente diferente.
Juego “Adivina que” La propuesta de este juego consistía en que el jugador describa las sensaciones
que le transmitían las texturas o materiales que se encontraban en 5 cajas. Percibías únicamente a
6. través del sentido del tacto ya que el jugador permanecía con los ojos vendados durante el juego.
Las cajas se encuentran cubiertas de forma que no podías ver el interior.
Este juego se basaba en el mismo sentido que nuestro juego, pero desde un enfoque diferente. Su
objetivo era poder reconocer a través del tacto que había en cada textura. Lo que nos pareció
interesante fue como algunas texturas, sobre todo las que son de una forma u otra más agresivas al
tacto (como la lija, o los pinchos) era posible reconocer de inmediato, mientras que otras texturas
más “amigables” (como los pedacitos de lana o el peluche) eran más difíciles de identificar, y se
percibían de una forma muy distinta a cuando se los toca y ve al mismo tiempo.
Uno de los juegos en los que participamos estaba relacionado con el sentido de la visión. El mismo
consistía en mirar unas hojas A4 en las que estaban impresas muchísimas letras iguales, y hallar
rápidamente la diferente. La dificultad radicaba en que las letras iguales y la diferente eran muy
parecidas, y más al estar ésta última entre las otras, ya que nuestro cerebro tiende a identificarla
como la misma. Era un juego muy interesante, en el que, sobre todo en algunos casos, había que
centrarse mucho para poder encontrar la letra diferente. Nos hizo pensar en cómo a veces nuestros
sentidos nos engañan, ocultándonos cosas que están a la vista pero que no logramos ver a no ser que
prestemos atención.
7. Uno de los juegos que ofrecían nuestros compañeros, desafiaba el sentido auditivo. Se trataba de
una experiencia de a par, donde una de las partes utilizando una caja con piedritas como sonajero
emitía determinado ritmo, jugando con el tempo, las pausas y la intensidad del sonido; el otro
jugador con tan solo el recurso de golpear sus palmas, debía imitar los sonidos que emitía el
contrincante