2. Se considera a la “resistencia al cambio” como parte de la naturaleza humana, en mi opinión
esto es un error grave. El ser humano no se resiste a los cambios, en la gran mayoría de las
ocasiones es el promotor de los mismos.
Si comparamos nuestro entorno con cualquier otra especie viva, nos daremos cuenta de lo
distintos que somos hoy a lo que éramos hace 50 años. De hecho, somos la única especie que
plantea la “necesidad de un cambio”.
La resistencia al cambio es un mecanismo de defensa que se promueve a través del miedo.
Ante el temor de perder lo que tengo, me retraigo, me aparto, me alejo e intento pasar
desapercibido para no perder lo que de algún modo ya he ganado.
Dando como condecuencia uno de los problemas más frecuentes en los procesos de
innovación en las empresas es la resistencia al cambio que ofrecen —en la fase de
implementación— los empleados y los colaboradores afectados.
Lo que sucede en realidad es que nos resistimos a las posibles consecuencias negativas del
cambio, pues tenemos miedo a lo desconocido. Como seres inteligentes, cada uno analiza el
cambio y sus consecuencias en los diferentes aspectos que componen su vida.
Hay tres razones fundamentales por las que la gente se resiste a cambiar:
La primera de ellas es por interés propio. A la gente le preocupan mucho más los beneficios
en su situación individual, que en el ámbito colectivo o de negocio. Para combatir este efecto
es importante que las personas afectadas entiendan que el cambio se hace para mejorar
individualmente, aunque a corto plazo no se vea.
La segunda razón es por problemas de comunicación, ya sea porque haya habido un defecto
o un exceso en lo que se ha transmitido al equipo. Lo mejor aquí es no improvisar, trabajar
muy bien los mensajes y el ritmo con que se van aportando nuevos.
La tercera razón es más difícil de combatir, ya que tiene que ver con los empleados que
sienten aversión al cambio. Suelen ser personas que necesitan sentirse muy seguras y que
toleran muy mal cualquier modificación en su trabajo habitual. Con este tipo de personas es
muy difícil avanzar por el camino de la innovación; por tanto, es mejor que ocupen puestos
3. de trabajo que no estén directamente relacionados con la estrategia competitiva de la
empresa.