Wilhelm Ritter: teacher of Maillart and Ammann(ES)- David P. Billington
1. Wilhelm Ritter: teacher of Maillart and Ammann
Autor(en): Billington, David P.
Traducido al español e ilustrado por David Ostáriz Falo
Madrid, Mayo de 2017
Nota del traductor/Prefacio:
El presente texto constituye una traducción lo más fiel posible del documento original, que
se obtuvo del archivo digital de la Universidad Politécnica de Zúrrich. No se han incluido las
referencias del mismo, que pueden encontrarse en el original. Aunque puede encontrarse
alguna diferencia entre de redacción, todos los cambios realizados, que en ningún caso
alteran el contenido fundamental, han sido con el objeto de facilitar la lectura y que así
aquellos interesados en leerlo en español no se encuentren con ninguna costumbre de
redacción del inglés que pueda resultar incómoda. Siendo además este el primer texto que
he traducido con intención divulgativa en vez de para uso meramente personal, ruego
disculpen las erratas o imperfecciones que encuentren.
Decidí traducir este texto porque, a pesar de vivir en la era de la información, me resultó
de gran dificultad encontrar información consistente sobre el ingeniero Wilhelm Ritter,
figura que despertó una gran admiración en mí desde que descubrí su existencia en el libro
escrito por el autor de este mismo artículo La Torre y el Puente. La mayoría de biografías
suyas que circulan por internet no suelen tener más de dos párrafos y, en enciclopedias
publicadas ni se le mencionaba.
Personalmente, siendo alguien que valora en gran medida la importancia de la educación,
me asombró la idea de que una misma persona hubiese sido maestro de tan grandes
ingenieros como fueron Robert Maillart y Othman Ammann, considerados los mejores
diseñadores de puentes del siglo XX, cada uno con un material distinto. Quiero pensar que
fue Ritter quien marcó la diferencia y logró no solamente enseñar sino inspirar, académica,
profesional e incluso personalmente a sus alumnos. Todo ello unido a la feliz coincidencia
de haber tenido la oportunidad de impartir a alumnos con capacidades tan sobresalientes
dio como resultado unos ingenieros cuya obra trascendería más allá de lo que nadie pudiese
haber pensado.
2. Este artículo fue presentado por primera vez en la Convención de la Sociedad Americana de
Ingenieros Civiles en Boston en abril de 1979, en una sesión en honor de Othmar Ammann; fue
presentado más adelante, en junio de 1980, en el instituto tecnológico federal suizo en Zurich
por petición del profesor Christian Menn, que se reconoce a sí mismo en la misma tradición
comenzada por los profesores Culmann y Ritter. El artículo fue publicado por primera vez en el
"Diario" de la División Estructural de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles, Vol. 206, No.
ST5, mayo de 1980, págs. 1103-1116 y se reimprime con permiso en marzo 1987 en la revista
Ingénieurs et Architectes Suisses.
Wilhelm Ritter: teacher of Maillart and Ammann
Este artículo persigue hacer consciente a la
profesión contemporánea de ingeniería
estructural de una tradición educativa del siglo XIX
que casi se ha perdido. Esa tradición educativa
poseía ideas que no tienen fecha de caducidad y
que pueden estimular una ‘sana revisión’ de la
investigación y la docencia actuales en ingeniería
estructural.
Un buen caso puede hacerse por el juicio de que
los dos mejores diseñadores de puentes del siglo
XX fueron Robert Maillart (1872-1940) empleando
hormigón y Othmar Ammann (1879-1965)
empleando acero. Es un hecho remarcable que
ambos poseyeran el mismo contexto educativo
suizo e incluso el mismo profesor de diseño de
puentes: Wilhelm Ritter (1847-1906). Por tanto,
parecía de interés explorar la carrera(trayectoria)
de ese académico de finales del XIX para recuperar
algo de su enseñanza e investigación,
especialmente aquella que pudiese haber influido
a sus dos estudiantes distinguidos. Partiendo de la
documentación publicada, puede probarse que
Ritter tuvo una poderosa y duradera influencia en
la carrera de Maillart. El profesor Fritz Stüssi, en su
libro sobre Ammann, también enfatizó la
sigificancia de Ritter e incluso reproduce alguno de
sus primeros trabajos en puentes colgantes. Ya
que parece correcto dar crédito a Ritter con
influencia directa, el objeto de este artículo es
caracterizar esa influencia esbozando brevemente
primero la tradición ingenieril en la que Ritter se
formó, segundo su propia carrera como profesor e
investigador en ingeniería de puentes, y
finalmente las ideas centrales de la visión de Ritter
en el diseño de puentes.
Fundación de la Politécnica de Suiza
El fervor revolucionario que barrió Europa en 1848
jugó un papel fundamental en la historia suiza,
proveyendo una situación en dio a los suizos la
posibilidad de formar un gobierno centralizado
basado en una nueva constitución. Aunque ya
había existido una Confederación Suiza desde
1291, no llegó a funcionar como el estado nacional
que conocemos actualmente hasta 1848. Una
fugaz guerra civil a finales del año 1847 precipitó
la fundación de la Suiza moderna. Aunque a día de
hoy (1980) Suiza es el país más descentralizado de
las grandes naciones europeas, su impresionante
fortaleza económica le debe mucho a la unidad
lograda en 1848.
Un objetivo principal del nuevo gobierno en 1848
fue el establecimiento de dos instituciones
federales de enseñanza superior en Suiza: una
universidad federal en Zurich y un instituto
tecnológico federal en Lausana. Se asumió que la
educación, al igual que el servicio postal, el
ferrocarril y la política aduanera se beneficiarían
de una presencia más centralizada en la
reconstruida Confederación.
En la Europa de 1848 había dos tradiciones
distintas de educación ingenieril. En la tradición
francesa, fundada durante la Revolución, toda la
educación era estandarizada y controlada desde
París; de hecho, la mayor parte de la ingeniería se
enseñaba en una única ciudad capital. La otra
3. tradición era la alemana, en la cual las
instituciones educativas habían sido fundadas por
estados individuales, teniendo diferentes
características locales, y en las cuales la ingeniería
era también enseñada en muchos lugares
diferentes sin haber una escuela dominante.
Ambas tradiciones tenían en común el principio de
que la ingeniería debería tener una institución
completamente separada de la universidad
tradicional, que enseñaba los estudios clásicos y
las ciencias puras. Esta visión clara se originó, al
menos en parte, a partir de las ideas de que la
ingeniería era algo nuevo, que su contenido
apenas estaba conectado a las disciplinas
enseñadas en las universidades, y que sus
asignaturas estaban estrechamente conectadas a
la prosperidad de una nueva economía industrial
emergente. Los símbolos de algo nuevo, algo
diferente, y algo útil también hicieron que las
escuelas técnicas fuesen vistas por los gobiernos
de inicios del siglo XIX como símbolos de futuro
nacional.
Por tanto, cuando el nuevo gobierno federal en
Berna intentó establecer dos instituciones,
encontró dos respuestas distintas. No había una
gran objeción a una escuela de ingeniería, pero
ante una nueva universidad federal se alzó un
estruendoso disentimiento por parte de los
cantones que ya tenían universidades. El resultado
fue que la universidad federal nunca apareció,
pero sí un instituto tecnológico federal en Zurich,
en 1855.
Había al menos tres buenas razones por las que las
condiciones eran excelentes para la fundación de
una nueva escuela de ingeniería suiza en 1855.
Primero, llegó de forma tardía; segundo, lo hizo
como una iniciativa nacional; y tercero, vino tras
una planificación y un debate sustanciales y de alta
calidad.
Su retraso o tardanza respecto a las escuelas
francesa y alemana se tradujo en que sus
fundadores pudieron beneficiarse de un estudio
de numerosos ejemplos en funcionamiento y
podían elegir a personas bien formadas para su
primer claustro. Una primera propuesta redactada
en 1851 por la suiza francesa seguía ejemplos
franceses, especialmente aquellos de la Escuela
Parisina Central de Artes y Manufacturas, pero
una propuesta posterior guiada por el suizo-
alemán Alfred Escher (1819-1882) ese mismo año
seguía más el ejemplo alemán de Karlsruhe. Una
diferencia principal radicaba en la organización del
Ilustración 1: Cantones Suizos
4. claustro, el cual en el sistema francés tenía
profesores individuales y administradores
centrales, mientras que en el alemán había grupos
de profesores en departamentos con menos
personal central. Eventualmente, la Asamblea
Federal escogió el sistema Karlsruhe.
Con el sistema Karlsruhe escogido, era natural que
la búsqueda del profesorado fundador tornase
también en esa dirección. En 1854, 189 personas
fueron contactadas como profesores potenciales;
de ellos 113 eran alemanes, 67 suizos, 11
franceses, tres belgas, dos italianos, y tres
ingleses. El primer grupo escogido era
impresionante; al menos cuatro de los treinta y un
profesores originales eran hombres cuya
envergadura internacional era tan grande que
cada uno podría haber sido reconocido como el
mejor académico en su campo en todo el mundo:
el arquitecto Gotfried Semper (1803-1879), el
ingeniero civil Carl Culmann (1821-1879), el físico
Rudolf Clausius (1822-1888), y el historiador Jacob
Burckhardt (1818-1897). Sólo Burckhardt era
suizo, los otros tres alemanes y de esos Semper y
Culmann fueron de gran importancia en la
educación de Maillart y Ammann.
Además de tener la ventaja de llegar
posteriormente la nueva escuela tenía el beneficio
de ser un instituto nacional, el único de su tipo en
Suiza y por lo tanto un símbolo unificador. No sólo
podría atraer, por lo tanto, la más alta calidad de
la facultad en el país, sino que podría servir como
un nuevo centro de unidad cultural. En las
ceremonias de apertura del 15 de octubre de
1855, el primer presidente de la junta de regentes
del nuevo instituto, el senador Johann Konrad
Kern (1808-1888) habló de cómo este tipo de
instituto necesitaba armonizar las diferentes
tradiciones de Suiza de la localidad, Nacionalidad
y de fe. Recordando claramente todas las luchas
que condujeron a la Constitución de 1848, Kern vio
la nueva escuela como una donde podían reunirse
pacíficamente protestantes y católicos romanos,
suizos franceses y suizos alemanes, los del cantón
de Basilea (densidad de 830 personas por
kilómetro cuadrado En 1850), y los de los
Graubunden (densidad de 12,4 personas por
kilómetro cuadrado). Que este ideal se haría
posible a través de una escuela de ingeniería era
característica de una visión de mediados de siglo
de la tecnología.
Pero quizás lo más importante de todo, para el
éxito de la nueva escuela fue la calidad del debate
y la planificación que condujo finalmente al 7 de
febrero de 1854 a la ley federal estableciendo la
escuela y luego a los reglamentos aprobados por
la Asamblea Federal el 31 de julio del mismo año.
Las dos figuras más importantes en el debate y la
planificación fueron Alfred Escher desde Zurich y
Johann Kern desde Thurgau. Ambos fueron
presidentes de la Asamblea Federal después de
1848 y siguieron siendo líderes nacionales hasta el
final de sus vidas.
Fueron personas de tan alto nivel nacional como
Escher y Kern quienes debatieron y planificaron la
nueva escuela y vio claramente que necesitaba ser
una gran institución, tanto para ayudar a unificar
el país como darle a la nueva nación prestigio
internacional. Ellos tuvieron éxito en gran parte
debido a la gente que eligieron, siendo Culmann el
más importante para la ingeniería civil.
La tradición Culmann
Ilustración 2: Carl Culmann Fuente: wikipedia
Tras la designación de Semper como jefe del
departamento de Arquitectura, Culmann supuso
el siguiente nombramiento principal de Kern.
Culmann recibió un diploma de ingeniería de
5. Karlsruhe en 1841, después de lo cual trabajó para
los ferrocarriles estatales bávaros hasta que fue
convocado a Zurich en 1855. Además de poseer
experiencia de campo de primera mano con
estructuras ferroviarias construidas durante los
inicios del auge ferroviario, Culmann estaba
fuertemente motivado para estudiar estructuras
recientemente terminadas en otros lugares y para
sistematizar la ingeniería estructural. Estos
objetivos le llevaron en dos direcciones que
influirían fuertemente en Ritter. Primero hizo un
viaje de estudio de dos años a Bretaña y los
Estados Unidos para aprender sobre construcción
de puentes y ferrocarriles; El resultado fue un
informe en 1851 ampliamente leído. Segundo,
inició estudios detallados de análisis estructural; a
principios de su carrera docente comenzó a
sistematizar estos estudios y en 1866 los publicó
en su libro Estática gráfica, probablemente el libro
más influyente sobre el análisis estructural de la
época. La idea básica detrás de su trabajo era
demostrar el comportamiento estructural a través
de diagramas geométricos en lugar de con
fórmulas algebraicas. "El dibujo es el lenguaje de
los ingenieros" solía decir: “porque el modo de
pensar geométrico es una visión del objeto en sí
mismo y, por lo tanto, es la forma más natural,
mientras que, con un método analítico, tan
elegante como pueda llegar a ser, el sujeto se
esconde detrás de símbolos extraños.”
En 1875 apareció una versión revisada y ampliada
de su libro y en 1879 fue traducido al francés. En
el momento de su muerte en 1881, la obra de
Culmann era conocida y utilizada en toda Europa,
pero su valor no fue indiscutible. Como sugiere su
contraste entre los métodos geométrico y
algebraico, había otra escuela de pensamiento,
que creía más en análisis y fórmulas abstractos.
Además de enseñar y escribir, Culmann fue
consultor en prácticamente cada puente suizo
importante construido durante su permanencia
en Zurich. Aparte, estudió las avenidas de
inundación en Suiza y los problemas en muros de
contención, además de hacer un famoso estudio
en 1865 de las similitudes entre las tensiones en el
hueso de la cadera humano y una grúa de
construcción cargada. Pero la tradición Culmann
era algo más que simplemente la geometría sobre
el álgebra; tenía tres componentes que
establecieron las pautas para la ingeniería civil en
la escuela de Zurich durante medio siglo. Estas tres
bases para su influencia fueron, primero, su
intensa experiencia obtenida entre 1841 y 1855,
segundo, sus extensos viajes para el estudio de
obras públicas extranjeras, y tercero, su
investigación individual que condujo al desarrollo
de métodos visuales para el análisis estructural.
La tradición de Culmann, en la que Maillart y
Ammann se formaron, requirió algo más que un
talentoso profesor fundador; exigía que un
sucesor siguiera adelante enseñando la misma
línea. No es necesario explicar que el segundo
individuo es crucial para el establecimiento de una
tradición, en oposición a la consagración de un
maestro. Culmann, Maillart y Ammann tuvieron la
suerte de que el profesor elegido en 1882 para
suceder al fundador fue Karl Wilhelm Ritter (1847-
1906).
Aunque no es tan conocido como algunos de sus
contemporáneos alemanes, puede considerarse a
Ritter como el profesor de ingeniería estructural
más destacado del último cuarto del siglo XIX.
Tenía una cualidad indispensable para ser un
sucesor acertado: reverencia crítica hacia su
maestro. Esto puede observarse en sus dos breves
escritos sobre Culmann.
Después de la muerte de Culmann en 1881, Ritter
regresó a Suiza desde Riga, donde había sido
profesor, y de inmediato empezó a pensar en
completar el gran proyecto de Culmann de
redactar el segundo volumen de la Estática
Gráfica. Cuanto más estudiaba el proyecto, más se
convencía de que tal esfuerzo no podía hacerse
como Culmann lo había imaginado. Ritter
finalmente decidió escribir sus Aplicaciones de
Estática Gráfica como cinco volúmenes separados
(sólo aparecieron cuatro) en los que decidiría por
su cuenta la organización y el contenido. Era
evidente que seguía la tradición Culmann, pero los
libros nuevos debían ser suyos. Hay una diferencia
radical entre asumir el trabajo parcialmente
terminado de otra persona y simplemente editarlo
y completarlo, y tomar las ideas básicas de otra
6. persona y usarlas como punto de partida para un
nuevo enfoque. Como Ritter escribió al principio
de su nueva primera parte: "Evidentemente
Culmann tuvo la idea de mantener el segundo
volumen lo más similar posible al primero. El
escritor [Ritter] tenía un sentimiento de
reverencia guiándolo en la misma dirección; por
otro lado, siguiendo el camino de Culmann, la
integridad del tratado habría sido perjudicada; y
especialmente cuando uno observa los recientes
acontecimientos ... Por tanto, parecía más
conveniente que apareciera una obra nueva e
independiente.”
No sólo los enfoques publicados por Culmann se
podían reelaborar sustancialmente, sino que
algunos de sus métodos de presentación
generales parecían ser incómodos para Ritter. Por
ejemplo, en su segunda edición, Culmann había
dado los métodos de resolución geométricos y
algebraicos. Ritter sintió que esto era redundante
y el tratamiento algebraico estaba fuera de lugar
en una obra titulada Estática Gráfica. Así comenzó
Ritter a los 35 años en Zurich con el mismo espíritu
de Culmann de pensamiento independiente y
juicio crítico, irónicamente en forma de crítica
respetuosa hacia el propio Culmann.
En su segundo escrito sobre Culmann, un breve
esbozo biográfico de 1903 para el diccionario
biográfico alemán, Ritter reflexiona, cerca del final
de su propia carrera, sobre la influencia de
Culmann de la siguiente manera: "El método de
enseñanza de Culmann no era fácil de seguir,
debido a su temperamento animado sus
pensamientos a menudo se adelantaron a sus
palabras. Además, sus libros carecían en muchos
aspectos de la claridad y minuciosidad deseables.”
Pero siguió ese juicio bastante severo por una
imagen que tal vez porque sigue a una crítica
negativa gana en credibilidad e idoneidad: "Era
como el águila, que dibuja su círculo muy por
encima de las cabezas de sus estudiantes. Las
carencias de su presentación verbal y sus
publicaciones escritas, eran compensadas por la
inspiración personal con la que animaba sus
conferencias y el cálido interés personal que tomó
en cada uno de sus estudiantes.”
Sin embargo, Ritter da la sensación de Culmann
mejor que los meros superlativos jamás podrían.
Para Ritter era mucho más importante haber
descubierto la inspiración y la personalidad de
Culmann que la claridad y la minuciosidad de su
obra. Debido a la clara crítica de Ritter de ese
trabajo, somos mucho más comprensivos con su
último elogio a Culmann; suena mucho más
verdadero de lo que lo haría en un artículo
dedicado sólo a la alabanza: "El don del dominio
de su material, la asombrosa facilidad con la que
respondía a las preguntas más difíciles y las bases
subyacentes de su carácter-bondad y modestia- le
ganaron el respeto unánime y el honor de todos
los que se sentaron a sus pies."
Esta no es la adulación acrítica de un ayudante
leal, sino la respuesta humana de un gran hombre
a otro. De hecho, no está fuera de lugar afirmar
que Ritter, muy cerca del final de su propia vida,
está inconscientemente escribiendo su propio
epitafio y, de alguna manera, el epitafio de una
educación de ingeniería del siglo XIX que estaba,
incluso cuando Ritter escribía su La evaluación de
Culmann, ya en declive.
Whilhelm Ritter
Ilustración 3: Whilhelm Ritter
Karl Wilhelm Ritter nació el 14 de abril de 1847 en
Liestal, un pequeño pueblo al sur de Basilea,
donde su padre era maestro en una escuela
primaria para niñas. Su familia provenía
7. originalmente de Altstätten, en el Rin suizo, en el
cantón de St. Gallen. Tras su educación en la
escuela de Liestal estudió en la escuela de
comercio de Basilea (Gewerbeschule, ahora
llamada Realschule) que en inglés se llamaría hoy
una escuela secundaria técnica, no profesional. En
1865 entró en la Escuela Politécnica de Zurich,
graduándose como primero de una promoción de
20 ingenieros civiles en 1868.
Después de un año trabajando en una línea de
ferrocarril en Hungría, fue invitado por Culmann a
ser uno de sus asistentes. Después de otro año se
cualificó como Privatdozent, lo que le permitió
dirigir clases tanto en mecánica estructural a
arquitectos como en geometría práctica para
estudiantes que se preparan para entrar en la
escuela. Además, comenzó a ayudar a los
estudiantes que estaban teniendo problemas, que
eran muchos, siguiendo las conferencias de
Culmann. Luego, en 1873, Ritter fue llamado a
Riga para convertirse en un profesor regular, un
honor muy inusual para un ingeniero de sólo 26
años de edad. La escuela politécnica de Riga se
había abierto solamente en 1862 y se había
convertido rápidamente en un instituto
importante en Rusia gracias principalmente a su
base de lengua alemana ya su tan cercana
localización a otros centros de industria y
educación occidentales europeos. Debido a la
fuerte reputación internacional de Culmann aún
en 1862, la nueva escuela invitó a uno de sus ex
ayudantes Henri Bessard (1837-1873) a ser su
primer profesor de ingeniería civil.
Desafortunadamente, en la primavera de 1873,
Bessard cayó de un puente en un viaje de
inspección y murió. La escuela de Riga envió de
nuevo a Culmann para otro asistente y él
recomendó calurosamente a Ritter. En Riga, Ritter
tuvo una buena oportunidad para desarrollar
nuevas ideas de enseñanza, para trabajar en
problemas prácticos surgidos en la ciudad de Riga,
que se estaba industrializando rápidamente, y
para escribir. Rápidamente se convirtió en jefe del
Departamento de Ingeniería Civil y editor de la
recién fundada revista de ingeniería Die Rigasche
Industriezeitung, en la que aparecieron muchos de
sus primeros escritos. Entre 1873 y 1882 maduró
hasta convertirse en uno de los principales
académicos de ingeniería europea y, cuando llegó
la llamada de Zurich estaba listo, no como un
ayudante está listo para entrar en la oficina de su
amo, sino como Culmann estaba listo en 1855, una
mente independiente dispuesta a asumir mayores
responsabilidades, pero en lo que era entonces
una escuela bien desarrollada.
Ritter reflexionaría después que sus primeros años
en Zurich fueron lo mejor de su vida: "La actividad
académica de mis colegas me estimuló en gran
medida. El estudio científico era muy respetado
aquí y se abrió camino rápidamente en la práctica,
mientras yo estaba profundizando en cuestiones
de análisis estructural más y más cada año.”
El campo de enseñanza de Culmann se había
ampliado tanto en 1881 que en realidad fue
reemplazado por dos profesores: Ritter para
Estática Gráfica y Puentes y Eduard Gerlich (1836-
1904), que había sido ingeniero jefe para la
construcción de la línea del Gotardo, para los
campos de Ingeniería y Gestión Ferroviaria. Por lo
tanto, el trabajo de Ritter se centró más en el
desarrollo de las aplicaciones de la estática gráfica
de Culmann, en el estudio de problemas
estructurales en el diseño de puentes y en una
amplia gama de preguntas prácticas para las que
se buscaba su consejo. Sus primeros libros
importantes fueron las dos partes de sus
Aplicaciones de Estática Gráfica, Las Tensiones
Internas en Vigas, en 1888 y Las Celosías en 1890.
Los dos últimos volúmenes fueron vigas continuas
en 1900 y Arcos en 1906. Estaba demasiado
enfermo para completar el último por lo que su
hijo, el ingeniero Hugo Ritter, lo completó por él
durante el último año de su vida.
Además, Wilhelm Ritler escribió otros tres libros
cortos antes de 1890. Uno sobre vigas continuas
salió en 1871 y fue el trabajo de Ritter bajo
Culmann. Este trabajo fue revisado y reimpreso en
1883 y traducido al francés en 1886. Un segundo
libro corto sobre bóvedas de túneles se publicó en
1879, y fue traducido al italiano en 1880. Un tercer
libro sobre arcos fue publicado en 1886. Un texto
adicional de gran importancia también se publicó
antes de 1890, un extenso artículo que apareció
8. en los primeros seis números del nuevo Swiss
Building Journal (Schweizerische Bauzeitung SBZ)
de 1883, sobre los cálculos de los arcos rigidizados
y los puentes colgantes rigidizados. Este artículo
sirve para enfatizar el amplio espectro de la
investigación de Ritter y especialmente su
profundo estudio de las formas de puente
modernas.
Este estudio incluyó un viaje de tres meses a los
Estados Unidos en 1893 para visitar la Feria
Mundial de Chicago y para estudiar los puentes
americanos. En 1895, el libro de Ritter, Los
Puentes de los Estados Unidos, hizo su aparición y
sus conferencias en 1893-1894 se animaron
enormemente como resultado de esta gira.
Mientras tanto, Ritter realizó una amplia variedad
de trabajos de consultoría, así como un estudio
sobre las pruebas de carga a escala real de puentes
terminados. En 1885 se convirtió en miembro del
consejo de construcción de la ciudad de Zurich. A
finales de la década de 1880 era tan conocido
fuera de Suiza que en 1889 recibió una oferta de
la prestigiosa Universidad Técnica de Munich, que
declinó "por amor hacia la Escuela Politécnica y
hacia su país ". El Consejo Federal, por gratitud, le
concedió un contrato vitalicio y la ciudad de Zúrich
les dio a él y a su familia la ciudadanía como una
muestra de agradecimiento. Estos eran honores
inusuales para un profesor de ingeniería, y
parecían expresar el orgullo de la nación en su
nueva escuela y el lugar que ahora ocupaba en los
círculos europeos.
Ritter causaba una profunda impresión personal
en sus estudiantes y asociados. Era un hombre de
familia, conocido por sus alumnos por su
hospitalidad. Su esposa era estadounidense, una
Miss Jacoby de Boston, a quien conoció en una
visita a casa desde Riga en el verano de 1874.
Tuvieron cinco hijos, en cuya educación temprana
Ritter desempeñó un papel fundamental,
incluyendo el enseñarles personalmente cómo
hacer el dibujo de ingeniería. Gráficos incluso en el
hogar.
Personalmente, Ritter poseía sentimientos
sensibles. Cuando uno de sus buenos amigos
murió de una caída en el paso de Sanetsch, Ritter
abandonó el senderismo de montaña y su pesar lo
mantuvo en un estado de aflicción por semanas.
En esos momentos encontraba su consuelo
principal en la música. Era un buen pianista y sabía
tocar música melancólica con gran sentimiento en
momentos de crisis.
También era profundamente religioso, un
miembro dedicado de la iglesia metodista. Al
mismo tiempo, entendía y respetaba las creencias
de los demás. Fue conocido por su imparcialidad y
por su falta de voluntad para hablar en contra de
cualquiera a sus espaldas. Le gustaba decir que
trabajaba por el conocimiento y no por el dinero.
En 1887 fue nombrado Director de la Escuela
Politécnica, como lo había sido Culmann 15 años
antes, y permaneció en este puesto hasta 1891.
Entre 1896 y 1898 fue Presidente de la
Organización de Investigación de Ciencias
Naturales de Zurich y en 1898 la Universidad de
Zurich le galardonó con un título de doctor honoris
causa. Ritter fue muy honrado y tenía grandes
talentos, pero su susceptibilidad a sentimientos
profundos hasta casi depresiones, parece haber
estado relacionada con el inicio de una agitación
nerviosa que comenzó a dificultar su trabajo tras
el cambio de siglo. En la primavera de 1902, la
enfermedad lo forzó a renunciar al trabajo y lo
hundió en una profunda melancolía. Se fue de
Locarno a Albisbrunn, y a Spiez para descansar.
Finalmente, en la primavera y el verano de 1904,
volvió a enseñar, pero el esfuerzo era demasiado
grande. Entró en un sanatorio en Küssnacht hasta
marzo de 1905. Luego se trasladó a Asyl
Remismühle donde murió el 18 de octubre de
1906.
La muerte de Ritter concluyó una tradición de
medio siglo de educación de la ingeniería
estructural en Zurich, que debía producir durante
el próximo medio siglo al menos dos hombres que
pueden ser llamados los dos diseñadores de
puentes más destacados del siglo XX; Uno en
hormigón y otro en acero. Su interés general en los
puentes y gran parte de sus obras posteriores con
formas especiales se puede remontar fácilmente a
la tradición de Zurich y especialmente a las ideas
de Wilhelm Ritter.
9. Las ideas de Ritter
Las ideas de Ritter, como las de Culmann, se
basaban en la experiencia de campo, en viajes de
estudios internacionales y en investigaciones
individuales que enfatizaban los métodos visuales
de análisis. Estos tres componentes en una carrera
profesional permitieron, en términos más
generales, un tipo de enseñanza que incluía
experiencia de primera mano con estructuras en
el medio natural, una amplia variedad de
imágenes estructurales basadas en los resultados
de la construcción en diferentes entornos sociales
y un tipo de Beca en la que el profesor solo
elaborase un nuevo enfoque a las viejas ideas. Este
nuevo enfoque debía ser uno que surgiese
directamente de la práctica del diseño, pero que
fuese sistemático y lo suficientemente general
como para ser de valor básico para los estudiantes
a lo largo de toda su trayectoria. Así fue la
continuación de la tradición Culmann a través de
Ritter y así fue el contexto intelectual dentro del
cual Maillart y Ammann aprendieron ingeniería
estructural entre 1890-1894 y 1898-1902,
respectivamente.
Para examinar más detalladamente ese contexto,
tomaré tres de los escritos de Ritter para dar una
idea de su enfoque: el primero, sobre el valor de
la experiencia de campo de primera mano, el
segundo sobre el estudio internacional y el
tercero, que demuestra la investigación de Ritter
sobre el comportamiento estructural.
El 9 de abril de 1892, apareció en el Bauzeitung
una breve nota que sostenía que las pruebas de
carga a gran escala en puentes de acero no sólo
eran inútiles, sino posiblemente incluso
engañosas. Le siguió un avivado debate,
terminando el 9 de julio con un breve informe de
la opinión del profesor Franz Engesser de
Karlsruhe que "protestaba contra la situación en la
que las pruebas de carga, incluso en pequeñas
estructuras de 2 metros de amplitud, se realizan
ampliamente, porque tales experiencias no son
sólo inútiles, sino también son perjudiciales, ya
que a través de ellas se dilapidan el tiempo, la
energía y el dinero y las operaciones se bloquean
y se ponen en peligro.”
En la próxima edición, Ritter escribió una defensa
detallada de lo que se había convertido en la
práctica común de pruebas de carga a escala real
en Suiza. En efecto, presentó una posición suiza en
desacuerdo con una posición alemana. En un
sentido más amplio, reflejó una actitud más
pragmática y equilibrada hacia la comprensión del
comportamiento estructural frente a un enfoque
más teórico y dogmático que enfatizó el análisis.
Sería erróneo generalizar esta distinción; Pero en
la medida en que se puede caracterizar las
actitudes nacionales, los suizos tienden a ser
menos seguros de las teorías matemáticas
emergentes en la ingeniería y más abiertos a la
necesidad de demostraciones visuales de
rendimiento. La diferencia entre Engesser, un
distinguido profesor alemán, y Ritter, en esta
cuestión sobre puentes, fue principalmente una
diferencia en la actitud y la filosofía.
Lo que Ritter presentó fue el punto de vista de que
las obras públicas en un entorno difícil siempre se
construyen dentro de la incertidumbre. A fines del
siglo XIX no había manera de predecir
matemáticamente la respuesta completa de una
estructura pública; Y a pesar de muchas nuevas
teorías matemáticas, libros de texto detallados e
inmenso poder de cálculo, la misma condición
existe a finales del siglo XX. La validez de cualquier
trabajo descansa, como subrayó Ritter cerca del
final de su artículo, con "el experto probado" que
debe dar "un juicio confiable.” En resumen,
siempre descansa finalmente en el juicio de una
persona y no en la solución de una ecuación.
Por lo tanto, para Ritter la experiencia de campo
de primera mano tan útil para el ingeniero se
obtendría en parte a través de pruebas de carga a
escala completa. A diferencia de Culmann, él
mismo no poseía una extensa experiencia de
campo; su temprana brillantez lo llevó demasiado
pronto a la silla de profesor para ello. Pero
mediante un reemplazo satisfactorio puso gran
valor en la experiencia que obtuvo de esas
pruebas de carga. Esta tradición desempeñó un
papel central en la carrera de Maillart, ya que le
10. permitió demostrar a la profesión no sólo que sus
diseños radicalmente delgados eran seguros, sino
aún más importante, que sus métodos de análisis
radicalmente simples eran correctos. No es
demasiado para afirmar que la defensa de Ritter
de tales experiencias de campo, en contra de las
objeciones alemanas, permitió construir
estructuras para las cuales los análisis complejos o
también llamados más rigurosos hubieran
oscurecido los potenciales de diseño.
Ritter aplicó esta actitud directamente al primer
gran diseño de Maillart, el puente de Zuoz, para el
cual Ritter no pudo proporcionar, como consultor
en 1901, un análisis matemático satisfactorio. Así,
dirigió e interpretó la prueba de carga a escala
completa que demostró la validez de los cálculos
simples de Maillart. Parece igualmente cierto que
no se construyeron tales puentes en Alemania
durante este período, al menos en parte debido a
la falta de voluntad de personas como Engesser a
abandonar su confianza plena en los cálculos
matemáticos. El segundo aspecto de las ideas de
Ritter, que se relaciona más con la ampliación de
los horizontes del ingeniero, fue ilustrado por su
viaje a los Estados Unidos, tal y como podía verse
en su libro de 1895 y en numerosos artículos en la
Bauzeitung. Estos artículos mostraron la amplitud
de la visión de Ritter. Había desde bocetos de la
propia Exposición de Chicago, a informes sobre
puentes basculantes de Chicago, a un estudio
sobre educación de ingeniería en los Estados
Unidos, y finalmente a un informe sobre puentes
sobre todo el país.
El libro estaba dedicado a puentes de madera y
metal; El epígrafe "Eiserne Brücken" incluye
puentes de hierro y acero, aunque la traducción
correcta de Eiserne es hierro y la palabra acero es
Stahl.
Ritter se sorprendió de lo poco que se exhibió en
la Feria Mundial de Chicago en relación a los
puentes. Como informó, "con toda su extensión y
abundancia, la Feria ofreció relativamente poca
información sobre las estructuras de los puentes
en los Estados Unidos". Ritter, conociendo las
espectaculares obras de puentes terminadas en
los Estados Unidos desde la Guerra Civil, supuso
que ese liderazgo mundial se mostraría con
orgullo. En cambio, la Feria representaba mucho
más el romance americano con la máquina que
tanto sobrecogería a Henry Adams (1838-1918) y
comenzaría a contemplar su potencial fuerza
destructiva.
Para Ritter, las estructuras eran la consideración
principal y para examinarlas tuvo que viajar por
todo el país.
El libro decía poco acerca de sus viajes, pero daba
una idea clara de lo que le interesaba: la gran
variedad de formas, el uso extendido de ciertos
detalles no europeos, y en relativamente
completas y elegantes placas, algunos planos de
puentes. En resumen, una amplia visión de las
formas, una descripción de los nuevos detalles, y
el cuadro técnico relativamente completo de
algunos puentes seleccionados. Esta es justo la
combinación de ideas que más intriga al
estudiante orientado al diseño. Ese estudiante
experimenta una genuina emoción al ver la amplia
variedad visual de formas que ya se han utilizado
para resolver lo que es esencialmente el mismo
conjunto de problemas.
Ilustración 4:Lámina del libro de Ritter sobre puentes
americanos
Ritter no vaciló en introducir juicios estéticos
como, por ejemplo, en la descripción del puente
elevado construido en 1888-1889 sobre el río
11. Mississipi en St. Paul. "La estructura, a pesar de su
extraordinario tamaño, da una impresión bastante
insípida; nos lleva a darnos cuenta de que las ideas
estéticas deben haber sido totalmente
desechadas en favor de algunos principios
utilitarios".
Ilustración 5: Puente de St. Paul criticado por Ritter
Continuó señalando que las tendencias
americanas para evitar análisis complejos y pensar
sólo en la utilidad en lugar de la belleza habían
actuado contra el uso frecuente de arcos, un
punto que ilustró con el puente Eads de 1874 y sus
tramos de tres arcos a través del Mississippi en San
Louis. Ritter señaló que, debido a sus muchas
dificultades, incluyendo un costo muy alto, el
puente no alentaba a los estadounidenses a usar
tales arcos. Sin embargo, Ritter mostró el mucho
menos costoso y todavía llamativo puente de
Washington de 1889 sobre el río Harlem, en Nueva
York, con sus vanos de dos arcos. También se
incluyó un resumen conciso de los puentes
colgantes estadounidenses que terminaban con
un bosquejo de la propuesta de Lindenthal para un
cruce del río Hudson. Esta es la última figura de
texto y propiamente profética, ya que uno de los
últimos estudiantes de Ritter, Othmar Ammann,
iría a los Estados Unidos y comenzaría su
espectacular carrera de puente diseñando el
puente George Washington que cruzaría ese río,
36 años más tarde.
Como todo diseñador de puentes sabe, sin
embargo, la forma global no significa nada si los
detalles no están bien hechos. Todas las piezas
deben encajar y ninguna debe ser
estructuralmente débil. Para los relojeros suizos,
los detalles son una parte estética del diseño
porque requieren gran cuidado.
Aproximadamente un tercio del texto entero y las
ilustraciones en el libro de Ritter fueron dedicadas
a una revisión detallada de las juntas, las
conexiones, los tirantes de barra y los remaches.
Muchos de los dibujos son elegantes y Ritter
criticó otros por no serlo. Procedió de la forma
general al detalle y enfatizó ambos.
La parte final de su libro consistió en 12 placas,
dando en cada una de ellas los detalles completos
y la forma total de puentes individuales: tres
puentes de madera y el resto puentes metálicos,
de los cuales uno era un puente de placa-viga, otro
un puente colgante, otro un puente ménsula, y el
resto puentes de celosía.
En general, el libro de Ritter era un trabajo único
dentro de la tradición de Culmann, y las notas de
Maillart reflejaban el estudio internacional de su
maestro. Casi seguramente este enfoque
americano también estimuló a Ammann y lo
ayudó a decidir su carrera en Estados Unidos. Pero
los escritos de Ritter eran mucho más
significativos de lo que los dos ejemplos anteriores
podrían implicar. Una defensa de las pruebas de
carga y un informe sobre un viaje de estudio son
muy diferentes al tipo de investigación individual
necesaria para los numerosos artículos y libros
que Ritter publicó durante su vida. Un ejemplo de
tal investigación ilustra la alta calidad de su mente,
así como su gusto por la simplicidad y la elegancia
en los cálculos.
En 1877 escribió por primera vez sobre puentes
colgantes rigidizados. Luego en 1883 publicó un
artículo importante que amplía ese tema e
introduce ideas avanzadas sobre el análisis de
puentes colgantes y puentes de arco.
Este artículo probablemente representa tan claro
un estudio del diseño del puente colgante como
cualquiera en el siglo XIX. No desarrolla la teoría
de la deformación, acreditada a Josef Melan y
publicada por vez primera 5 años después del
artículo de Ritter. Su interés histórico hoy en día
no es por la presentación de un nuevo análisis,
sino por su elegante sencillez, sus ideas de diseño
y su corrección. Es correcto en el sentido de que,
para la escala del puente ilustrada en su
12. documento, incluso hoy el método de análisis de
Ritter sería una base razonable para el diseño; La
teoría de la deformación se hizo importante
solamente para vanos de mayor longitud.
A finales del siglo XX se ha convertido en práctica
común leer sólo las obras más recientes sobre
cualquier tema técnico, las anteriores se toman
como anticuadas, como la maquinaria antigua.
Pero al igual que algunos viejos puentes algunos
artículos tempranos sobre el análisis estructural y
el diseño conservan su utilidad cuando reflejan la
mente de un maestro magistral. Tal es el artículo
de Hardy Cross de 1932 sobre distribución de
momentos y tal fue el artículo de Ritter de 1883
sobre puentes colgantes.
El documento comienza con una clara declaración
de intención. Ritter se refirió a su artículo de 1877,
identificó sus omisiones y afirmó que "el siguiente
desarrollo tiene el objetivo de compensar las
omisiones anteriores, al mismo tiempo lo esencial
será presentar ese trabajo anterior de la forma
más concisa posible para el lector al que no le es
familiar. "
El documento es, por lo tanto, autónomo y escrito
para una audiencia amplia y no estrechamente
especializada.
Luego enfatizó que como la teoría de la elasticidad
debe ser usada, resulta en formulaciones
complicadas y así "uno se ve obligado a hacer
suposiciones simplificadoras".
De hecho, toda su presentación incluso evita el
cálculo y, sin embargo, presenta un análisis sólido.
A continuación, da la teoría del arco rigidizado en
la forma simple, elegante y práctica que Maillart
usaría 40 años después para crear sus
sorprendentemente finos puentes de arco
rigidizados con el tablero. De hecho, Ritter no sólo
da un método de análisis simplificado, sino que
también considera las implicaciones del diseño:
"cuanto más rígida sea la viga y más flexible sea el
arco mayor será el momento de flexión en la viga
y menor en el arco."
Tomando ideas tan simples, él las aplica después
al puente colgante, donde la relación entre la
rigidez horizontal del tablero y la rigidez del cable
determina la flexión que experimenta el tablero.
Ritter desarrolló estas rigideces calculando
separadamente las deformaciones verticales del
cable y de celosía de rigidización bajo cargas
unitarias, fijando las deformaciones igual porque
los cables unen las dos partes, determinando así la
carga llevada por la celosía y la llevada por el cable.
Este es sólo el tipo de idea simple que Ammann
usaría unos 60 años después para desarrollar su
índice de rigidez para puentes colgantes
modernos.
El artículo de Ritter está ilustrado libremente con
diagramas, algún dibujo sobre estática gráfica, y
sus ecuaciones son siempre simples. Cuando
involucran más de unos cuantos términos, él pone
Ilustración 6: Bosquejo de Ritter sobre el puente sobre el Hudson
Ilustración 7:Puente George Washington sobre el Hudson de Othmann Ammann
13. términos no dimensionales en tablas para facilitar
su uso.
Cerca del final da un ejemplo completamente
resuelto para una pasarela real colgante con vano
de 57 metros en Suiza. A continuación, se presenta
una sección sobre aproximaciones que
proporciona una base razonable para el diseño
preliminar, siempre y cuando el diseño final sea
analizado por el procedimiento más exacto ya
dado. Al final ofrece una revisión de problemas
prácticos, tales como la secuencia de la
construcción y las celosías de sección variable, y
cómo se relacionan con el diseño.
En resumen, Ritter estaba haciendo investigación,
pero escribiendo los resultados para el diseñador,
no para otros investigadores. Estaba tratando de
aclarar el comportamiento de las estructuras en
lugar de desarrollar métodos de análisis.
Finalmente utilizó ejemplos de estructuras reales
para ilustrar numéricamente sus ideas y consideró
las cuestiones de construcción junto con las del
análisis.
Otra característica de Ritter era su modestia y
preocupación por aclarar y simplificar. En una nota
al pie de página Ritter observó que el profesor
August Ritter, en un libro reciente, había dado
esencialmente la misma teoría sobre puentes
colgantes, pero que no estaba presentada de
manera suficientemente clara para ser fácilmente
utilizable.
Una vieja metáfora es de utilidad para describir la
influencia de Ritter. En su enfoque hacia la
educación de sus estudiantes, él permanece
prácticamente como un puente hace en su medio.
Como educador, llevando a los estudiantes sólo
por pequeñas fracciones de sus vidas, él era aún
un eslabón esencial entre sus talentos innatos y
sus carreras futuras. Como maestro, comunicó la
tradición reciente de su país y de su profesión a
través de las materias sobre las que impartió
clases. Finalmente, como escritor, tomó
formulaciones científicas y las moldeó con la
menor complejidad posible en simples ideas claras
para que sus estudiantes pudieran ver mejor los
potenciales de diseño.
No era diseñador, aunque enseñó sobre diseños;
no era funcionario público, aunque enseñó sobre
obras públicas; no era científico natural, aunque
usó la ciencia para reducir las formulaciones
generales a las aplicaciones específicas. Por lo
tanto, se mantuvo en esa coyuntura y dejó pasar a
los estudiantes. No se convirtió de ninguna
manera en un competidor para ellos por tener una
oficina de diseño o en su líder por tener una
ideología de diseño.
Él era el eslabón esencial entre las incómodas y
algunas veces poco claras teorías de Culmann y la
elegante claridad de las últimas obras de Maillart
y Ammann. Fue intérprete de eventos técnicos:
para sus estudiantes a través de sus conferencias,
para la profesión a través de sus escritos, y para
los funcionarios públicos a través de sus detallados
estudios de consultoría que condujeron a los
códigos suizos tanto para estructuras metálicas
como para obras de hormigón armado.
El nombre de Ritter casi se ha perdido y su estilo
de enseñanza e investigación ha estado pasado de
moda desde hace años, pero marcó a sus
estudiantes, de los cuales Maillart y Ammann son
sólo los ejemplos más espectaculares.
Y ahora ocurre que la ocasión de honrar a grandes
diseñadores como Maillart y Ammann ha llevado
por una vez a la cuestión de cómo la educación
influye en la práctica. Con estos dos parece claro
que Wilhelm Ritter desempeñó un papel
significativo. En términos más generales, el
ejemplo que Ritter representa puede ser un
replanteamiento de la educación en ingeniería
estructural que considera la necesidad de
enseñanza e investigación que incluye una
relación cercana con la experiencia de campo, un
amplio conocimiento de las estructuras
internacionales y la escritura individual en solitario
con el fin de interpretar nuevas ideas para la
Profesión de una manera práctica y clara. La
tradición de Culmann-Ritter no puede ser
duplicada, pero puede estimular la educación para
el futuro.