Coparticipación federal de impuestos durante 2015: Disparidades entre provincias
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Coparticipación federal de impuestos durante 2015:
Disparidades entre provincias.
Autores: Nadin Argañaraz
Ariel Barraud
Valentina Bulgarelli
Informe Económico Nº 348
Córdoba, 12 de Enero de 2015
Juan Cruz Varela 2255 (5009) Ciudad de Córdoba
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ISSN 2250-7329
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Coparticipación federal de impuestos durante 2015: Disparidades entre
provincias
En el marco de la discusión que ha iniciado el Gobierno Nacional junto con los
gobernadores para modificar la ley de coparticipación federal de impuestos, resulta
relevante analizar los montos enviados por este concepto durante el año 2015. Este
informe realiza un análisis descriptivo de sólo una de las vías de la relación Nación –
Provincia -los fondos tributarios coparticipados exclusivamente -sin incluir en el análisis
los montos de transferencias no automáticas -corrientes y de capital-, así como tampoco
los subsidios y otros gastos efectuados.
La necesidad de un sistema de coparticipación
En un país federal como el argentino, para garantizar la provisión de bienes y
servicios públicos de una manera equitativa en todo el territorio, se requiere de un
mecanismo que distribuya los recursos fiscales entre los diferentes niveles de gobierno
(Nación, Provincia y Municipios). Puesto que existen regiones “ricas” y regiones “pobres”,
las capacidades para generar recursos que tienen no son homogéneas, y surge la
necesidad de un sistema de transferencias que permita equiparar la prestación de
bienes públicos a lo largo del país. El mecanismo de distribución automática de recursos
entre gobiernos se conoce como la Coparticipación Federal de Impuestos, y consiste en
que la Nación concentra la recaudación de los impuestos más importantes y luego los
distribuye entre las Provincias bajo diferentes criterios.
En lo que respecta a la distribución primaria - reparto entre la Nación y el conjunto
de provincias-, se evidencia que los fondos enviados a las provincias durante 2015,
representaron el 27,0% de la recaudación nacional. Este porcentaje, si bien se viene
recuperando en los últimos años, es 3,2 puntos porcentuales menor al del promedio
1997-2000.
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Distribución Primaria: Transferencias a provincias como % de los ingresos totales por
Recaudación. Años 1997-2015.
Fuente: IARAF en base a MECON.
Coparticipación por habitante durante 2015 y sus disparidades
Los envíos a provincias en concepto de Coparticipación y Leyes Especiales fueron
de $415.053 millones durante el año 2015. Esto implica que las jurisdicciones
subnacionales recibieron $111.134 millones más que lo enviado en el año previo. La tasa
de crecimiento registrada durante 2015 es de 36,6% y es levemente inferior al
incremento de 2014. Sin embargo, este crecimiento de la Coparticipación y las leyes
Especiales es el tercero más relevante desde 2004.
Coparticipación y Leyes especiales a provincias. Variación Interanual al cierre de cada año.
Período 2004- 2015
Fuente: IARAF en base a MECON.
29,6%
30,2%
30,6%
30,2%
29,2%
23,2%
25,2%
26,8%
27,1%
26,3%
27,6%
25,7%
24,8%
24,7% 24,8%
25,0%
25,8%
26,0%
27,0%
20%
22%
24%
26%
28%
30%
32%
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Coparticipación y Leyes Especiales /Recaudación Nacional
0,0%
10,0%
20,0%
30,0%
40,0%
50,0%
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
42,9%
22,2%
22,6%
30,5%
25,4%
9,2%
34,0%
32,2%
26,9%
30,2%
37,1%
36,6%
Coparticipación y Leyes Especiales
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Debe remarcarse el comportamiento de un componente particular de las leyes
especiales que es el fondo para Financiamiento Educativo, que para todo 2015 niveló en
$66.307 millones con un notable incremento interanual de 141%. Este fondo tiene una
participación de 43% en el total de leyes especiales y de 16% del total de fondos
coparticipados (Coparticipación y leyes).
Un análisis relevante consiste en evaluar la coparticipación en términos per cápita
enviada a las provincias argentinas, con el fin de examinar las diferencias que existen
entre las jurisdicciones.
Como se observa en el gráfico para el año 2015, en la provincia de Tierra del Fuego
-que es la que más recursos por habitante obtuvo- cada ciudadano recibió en promedio
$33.494 por este concepto. En el otro extremo se ubica la Ciudad de Buenos Aires donde
sus habitantes recibieron ingresos el equivalentes al 8% de la provincia fueguina ($2.580
per cápita), mientras que en otros casos las diferencias también fueron importantes,
como por ejemplo Buenos Aires, (15%), Mendoza (28%) y Córdoba (31%).
Distribución Secundaria: Coparticipación y Leyes especiales por provincia. En $ per cápita.
Año 2015.
Fuente: IARAF en base a MECON.
Para visualizar las disparidades entre las regiones, resulta útil agrupar a las 24
jurisdicciones en función del ingreso (producto bruto) y de la densidad poblacional
(habitantes por km2
de superficie). Así, se obtienen cuatro grupos homogéneos:
33.494
26.177
25.146
24.811
21.530
21.061
18.741
18.607
18.505
18.017
16.940
15.827
14.702
14.516
13.755
12.340
12.335
11.961
11.924
11.062
10.450
9.331
4.866
2.580
0
5.000
10.000
15.000
20.000
25.000
30.000
35.000
40.000
TdelFuego
SantaCruz
Formosa
Catamarca
LaRioja
LaPampa
SanLuis
Chaco
SgodelEst
SanJuan
RioNegro
Jujuy
EntreRios
Corrientes
Chubut
Neuquen
Tucuman
Salta
Misiones
SantaFe
Cordoba
Mendoza
BuenosAires
CABA
5. 5
- Altos ingresos y alta densidad poblacional: Buenos Aires, Córdoba, CABA, Mendoza y
Santa Fe.
- Altos ingresos y baja densidad: Chubut, La Pampa, Neuquén, Río Negro, San Luis,
Santa Cruz y Tierra del Fuego.
- Bajos ingresos y alta densidad: Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Misiones y
Tucumán.
- Bajos ingresos y baja densidad: Catamarca, Formosa, La Rioja, Salta, San Juan,
Santiago del Estero.
Coparticipación per cápita por provincias y por grupos. Año 2015.
Fuente: IARAF en base a datos del Ministerio de Economía de la Nación.
En el gráfico precedente se pueden advertir las diferencias entre las
distribuciones de recursos per cápita dentro de cada uno de estos grupos. En primer
lugar se observa que en 2015 el grupo relativamente más homogéneo en cuanto a los
fondos recibidos fue el de Bajos ingresos y Alta densidad, en el que la provincia de Chaco
11.062
10.450
9.331
4.866
2.580
0
2.000
4.000
6.000
8.000
10.000
12.000
Santa Fe Córdoba Mendoza BuenosAires CABA
Altos Ingresos- Alta densidad
33.494
26.177
21.061
18.741 16.940
13.755
12.340
0
5.000
10.000
15.000
20.000
25.000
30.000
35.000
40.000
Tierradel
Fuego
Santa Cruz LaPampa San Luis Río Negro Chubut Neuquén
Altos Ingresos- Baja densidad
18.607
15.827
14.702
14.516
12.335 11.924
0
3.000
6.000
9.000
12.000
15.000
18.000
21.000
Chaco Jujuy Entre Ríos Corrientes Tucumán Misiones
Bajos Ingresos- Alta densidad
25.146
24.811
21.530
18.505 18.017
11.961
0
4.000
8.000
12.000
16.000
20.000
24.000
28.000
Formosa Catamarca LaRioja Santiago del
Estero
San Juan Salta
Bajos Ingresos- Baja densidad
Santa Fe 4,3 veces CABA T. del Fgo 2,7 veces Neuquén
Chaco 1,6 veces Misiones Formosa 2,1 veces Salta
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es la que más obtuvo ($18.607) y Misiones la que menos ($11.924). En el resto de los
grupos se evidencian disparidades que resultaron más importantes. En el conjunto de
Bajos ingresos y Baja densidad, por ejemplo, un habitante de la Provincia de Catamarca
recibió, en promedio, más del doble que uno que reside en Salta, siendo que estas
jurisdicciones poseen características económicas y poblacionales similares. Del mismo
modo, un ciudadano de Tierra del Fuego recibió fondos por coparticipación ($33.494)
que equivale a casi tres veces los que recibió uno de Neuquén ($12.340).
La necesidad de una renovación integral
El sistema actual de coparticipación en Argentina adolece en la práctica de un
orden esquemático, constituyendo un complejo esquema de transferencias que da lugar
a importantes distorsiones y disparidades.
Sin lugar a dudas, es indispensable que se debata en el país el reparto de fondos
existente, considerando en el análisis todos los fondos que bajan desde la Nación a las
Provincias. Esta integralidad del debate implica que las necesidades económicas o
fiscales de las 25 partes involucradas en la discusión (Nación, Provincias y CABA), no
debieran buscar soluciones individuales ya que la discusión se da en el marco de lo que
se denomina un “juego de suma cero”. Si por ejemplo sólo se cambiase la distribución
primaria en favor de las provincias, lo que éstas puedan obtener de recursos extra será
resignado por el nivel nacional. Asimismo, cualquier planteo de reformas exclusivamente
en la distribución secundaria conllevará la existencia de provincias “ganadoras” a
expensas de otras que resultarán “perdedoras” con la modificación.
Por lo tanto, resulta evidente la dificultad de obtener el suficiente consenso por
parte de todos los actores involucrados para lograr corregir la situación actual. Pero
también a se hacen más ineludibles las señales de la necesidad, ya no de una reforma,
sino de un nuevo marco regulatorio integral para la generación y reparto
intergubernamental de los recursos, para que la misma gane en eficiencia, equidad y
transparencia.