1. 1
MALFORMACIONES ANORRECTALES
MARIA M. bAILEz
Cirujana especialista en cirugía infantil (*)
FERMIN R. PRIETO
Jefe de Cirugía General (*)
(*) Hospital de Pediatria Dr. J. P. Garrahan, Buenos Aires
Las malformaciones ano-rectales (MAR) son la causa
más frecuente de obstrucción intestinal congénita; su in-
cidencia ha sido estimada con rangos variables: desde
uno en 1500 hasta cada 5000 nacidos vivos según distin-
tas series internacionales. En un centro pediátrico de re-
ferencia las MAR son afecciones corrientes. De acuerdo
con los criterios actuales con el concepto de MAR se in-
cluye a la totalidad de anomalías caudales congénitas que
acompañan al ano imperforado; de manera que más allá
del defecto ano rectal, en la valoración global de la mal-
formación adquieren gran importancia las alteraciones
urogenitales y esqueléticas concomitantes.
Las MAR se originan por la interrupción del normal
desarrollo caudal del embrión en sus primeras semanas
de vida. Un agente teratógeno aún desconocido, deter-
mina la defectuosa formación de estructuras viscerales,
óseas, musculares y nerviosas, la mayoría de las cuales
permanecerán como secuelas anátomo-funcionales, a
pesar de una correcta reparación quirúrgica recto-anal18-
19-21
. En el enfoque terapéutico y pronóstico de una MAR
deberá considerarse por lo tanto a cada paciente como
potencialmente crónico.
Su manejo con esta perspectiva hace necesario que
además del conocimiento actualizado de los criterios y
procedimientos de reparación en cada variedad, se pro-
longue la atención a lo largo de toda la infancia. Pese a
contarse hoy con mejores técnicas operatorias las secue-
las son frecuentes y afectan la calidad de vida del niño
malformado en etapas fundamentales de su maduración
y desarrollo, permaneciendo no pocas veces como defi-
nitivas. La disfunción urinaria y o fecal durante la infan-
cia y los interrogantes en torno a la aptitud sexual más
tarde, requerirán frecuentemente intervenciones te-
rapéuticas complementarias en la búsqueda de la mejor
recuperación funcional posible del paciente.
CLASIFICACION Y ANATOMIA DE LAS
MALFORMACIONES ANO-RECTALES
Se han propuesto múltiples clasificaciones de las
MAR. Entre las recientes la más difundida ha sido la de
Wingspread formulada en 1984, en la que atendiendo a
la posición del recto las divide en altas, intermedias y ba-
jas; esta clasificación sin embargo, no ofrece utilidad en
términos de pronóstico y tratamiento. Por considerarla
de mayor validez a estos fines, seguimos la clasificación
propuesta por Alberto Peña (Figs. 1, 2 y 3) que describe
claramente la totalidad de las variantes observadas y
orienta las estrategias de los tratamientos. En la misma se
definen las características de las distintas fístulas rectales
en cada sexo así como las malformaciones más comple-
jas, lo que permite comprender la anatomía quirúrgica en
cada variedad y contribuye a facilitar la evaluación me-
diata de los resultados funcionales24-32-35
.
III-364
BAILEZ M y PRIETO F; Malformaciones anorrectales.
Cirugía Digestiva, F. Galindo. www.sacd.org.ar, 2009; III-364, pág. 1-19.
Fig. 1. Tipos de malformaciones ana-rectales en el varón
2. MAR EN EL VARóN
FíSTuLA PERINEAL
El extremo distal del recto desemboca en forma de fís-
tula por delante del área del esfínter externo. La obser-
vación de meconio en cualquier punto del rafe medio
desde el punto teórico del ano hasta el prepucio del ne-
onato, hace el diagnóstico; el recto en situación proxi-
mal, está rodeado en estos casos del "complejo muscu-
lar", denominación de las estructuras de músculo estria-
do destinadas a gobernar la función rectal. En esta va-
riedad la bolsa rectal es habitualmente baja, aunque en
las fístulas de mayor extensión como las que llegan al es-
croto o al pene, aquella suele presentarse en una posición
intermedia (Fig. 4). Ocasionalmente se observa en el pe-
riné una excrecencia cutánea denominada "manija de
balde" por su apariencia. (Fig. 5)
FíSTuLA RECTO-uRETRAL
La desembocadura rectal se hace en la cara posterior
de la uretra, observándosela a distintos niveles (Fig. 6).
Cuando el recto comunica con la porción bulbar de la
uretra, se constituye la fístula recto- bulbar (f.r.b); La ex-
ploración clínica del periné en estos casos, permite apre-
ciar en el lugar del ano ausente, la respuesta contráctil a
la estimulación y una apariencia cercana a la normalidad
del tono muscular del periné; de ello se infiere un buen
aparato esfinteriano en la profundidad. Asimismo, con
excepciones, en la f.r.b. el sacro suele ser normal.
Otras veces en cambio el recto desemboca a nivel más
alto, en la uretra prostática, conformando la fístula rec-
to- prostática (f.r.p.) En esta condición el periné se pre-
senta plano y con débil tono muscular; se asocia con fre-
cuencia a una anomalía sacra y por lo común a una po-
bre estructura esfinteriana. En estas variedades de MAR,
III-364
2
Fig. 2. Tipos de malformaciones anorectales en la mujer. Distintos tipos de fístulas.
Fig. 3. Malformación anorectal en la mujer. Cloaca común al recto, vagina y vejiga.
Fig. 4. Fístula Rectoperineal. Presencia de Meconio en Perine. Las flechas señalan el
orificio perineal fistuloso A: Perineal B: Penil / Escrotal
Fig. 5. Fístula Rectoperineal. Pliegue cutáneo en asa de balde. Se observa un estile-
te enhebrando el mismo.
3. el recto y la uretra están en íntimo contacto, compar-
tiendo sus paredes desde la fístula hacia proximal; esta
relación naturalmente es más extensa en las fístulas
prostáticas.
FíSTuLA RECTO-VESICAL
El recto desemboca en el cuello de la vejiga. A diferencia
de lo que ocurre con las fístulas recto-uretrales, el recto no
comparte pared común con la vejiga, localizándose en si-
tuación proximal al músculo elevador del ano. El periné es
habitualmente plano; en estas fístulas altas la asociación de
anomalías urinarias y sacras es muy frecuente.
ANO IMPERFORADO SIN FíSTuLA
Esta variedad de las MAR tiene la particularidad de ser
observada niños con síndrome de Down. La MAR sin
fístula presenta generalmente un aceptable desarrollo del
aparato esfinteriano. El recto cercano a la piel, a pesar de
no tener fístula, comparte una pared común con la vagi-
na en la niña o con la uretra en el varón.
ATRESIA RECTAL - ESTENOSIS RECTAL
En esta anomalía la conformación del ano es de as-
pecto normal. En la atresia rectal el recto está cerrado
por completo uno o dos centímetros por encima del
ano; en la estenosis en cambio, existe una comunicación
recto- anal filiforme.
La apariencia no permite sospechar inicialmente la
MAR hasta que el cuadro clínico de obstrucción intesti-
nal se hace presente en las primeras horas de vida. Se
arribará al diagnóstico al advertirse la imposibilidad de
progresar una sonda rectal; la inyección de contraste a
través de una sonda fina apenas introducida en el ano,
confirmará la malformación.
MALFORMACIONES ANO-RECTALES EN LA NIñA
Fig. 2 y 3).
FíSTuLA PERINEAL
Es el equivalente a la fístula cutánea del varón; se la
identifica por estar completamente rodeada de piel. El
trayecto desemboca en el periné por delante del esfínter,
existiendo un puente cutáneo que lo separa del introito
vaginal. El calibre de la fístula es en general insuficiente
para asegurar la completa evacuación. El periné y el sa-
cro son con frecuencia normales; la vagina y el recto no
comparten la pared
FíSTuLA RECTO-VESTIbuLAR
Es la MAR femenina más frecuente (Fig. 7). En esta
variedad el recto desemboca inmediatamente posterior
al himen en el vestíbulo vaginal. En ocasiones el calibre
de la fístula es mínimo, otras veces es en cambio sufi-
ciente para permitir evacuaciones, aún manteniendo
cierta continencia.
Algunas pacientes con fístula recto vestibular tratadas
años atrás con dilataciones o en algunos casos sin trata-
miento alguno, adquirieron una función evacuatoria
aceptable: suficiente y continente hasta la adultez. En
algún caso excepcional, la malformación permaneció ig-
norada hasta ser descubierta en el curso de una gestación
o aún en un parto. Estas pacientes adultas solicitaron por
razones higiénicas, la corrección quirúrgica de la malfor-
mación que fuera omitida en la infancia.
CLOACA PERSISTENTE
Esta malformación consiste en la desembocadura del
recto, la vagina y la uretra en un canal común (Fig. 8). La
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3
Fig. 6. Fístula Rectouretral. A:Buen perine con ausencia de meconio. B: El contraste
por cabo distal de la ostomia demuestra una fístula rectouretral bulbar
Fig. 7. Fístula Recto-vestibular. A: Lactante B: Adulta
4. longitud del canal cloacal es variable. De acuerdo a la cla-
sificación de Peña se denomina "corto" al canal menor de
3 cm. de longitud y "largo" al que excede esa medida, lle-
gando en algunos casos a 10 centímetros. En el examen fí-
sico se observa un único orificio perineal; en esta malfor-
mación suele encontrarse además la hipertrofia del ca-
puchón del clítoris.
El periné, la musculatura y el sacro suelen encontrarse
bien desarrollados en la variedad corta mientras que en las
largas es común observar incontinencia urinaria asociada
y frecuentemente duplicación de la vagina y del útero, pre-
sentándose las vaginas ocupadas por hidrocolpos; su con-
tenido corresponde a orina, moco, producto de la estimu-
lación estrogénica y secreción intestinal. El hidrocolpos
puede al crecer en su evolución, comprimir el trígono cau-
sando obstrucción urinaria con el desarrollo de uretero-
hidronefrosis. En la cloaca el índice de anomalías asocia-
das es alto.
La extrofia de cloaca, también conocida como fisura
ileo-vesical es una de las malformaciones congénitas mas
severas del recién nacido y el ejemplo extremo de las
MAR. Es afortunadamente rara, ocurriendo en uno de
cada cientos de miles nacidos vivos. Consiste en la ex-
trofia del intestino caudal prolapsado a través de la ex-
trofia de la vejiga, con ano imperforado y recto muy al-
to, acompañada o no de onfalocele, severa displasia ge-
nital y del anillo pelviano. Su origen está en la detención
del desarrollo caudal en el embrión en el momento de
cloaca.
ANO IMPERFORADO SIN FíSTuLA.
ATRESIA Y ESTENOSIS RECTAL
Presentan las mismas características que en el varón.
Estas variedades son algo más frecuentes en el sexo fe-
menino.
ANOMALIAS ASOCIADAS
Entre la cuarta y octava semanas de vida, durante el de-
sarrollo del embrión normal, se produce la migración del
mesodermo dentro de la eminencia caudal al tiempo que
se reabsorbe la membrana cloacal, procesos tendientes a
individualizar los aparatos urinario y digestivo de origen
común. La interrupción de estos procesos explica la pa-
togenia de las MAR, permitiendo entender la afectación
del tracto genito urinario, el esqueleto y los músculos pe-
rineales derivados del mesodermo, asociada con las mal-
formaciones recto-anales. Por otra parte los efectos del
agente patógeno en momentos de activa organogénesis,
justifica la producción simultánea de otras anomalías en
órganos distantes28
.
DEL APARATO GENITOuRINARIO
Con una incidencia global que oscila entre el 20 y el
50%, las anomalías más frecuentes son: agenesia o dis-
plasia renal; riñón en herradura; reflujo vésico-ureteral;
hidronefrosis ; hipospadias y escroto bífido3-4-20-29-33
.
Se advierte una correspondencia entre el nivel alcanza-
do por la bolsa rectal y la ocurrencia de malformaciones
génito-urinarias. Cuánto más alta es la posición de la am-
polla rectal, es mayor la probabilidad de malformación
genito-urinaria asociada. Así un 90% de los pacientes
con fístula recto-vesical ó cloaca presenta otras ano-
malías; en las fístulas recto-vestibulares o en las uretrales
esta frecuencia alcanza al 30%, siendo en cambio de al-
rededor del 10% en las fístulas perineales.
La repercusión clínica de las malformaciones urinarias
adquiere gran importancia en las MAR: insuficiencia re-
nal secundaria a hidronefrosis, sepsis o acidosis metabó-
lica, representan las causas más frecuentes de morbi-
mortalidad. Por lo tanto el reconocimiento temprano de
las anomalías urinarias es esencial. En su búsqueda es-
tarán indicados en el período neonatal la ecografía ab-
domino-pelviana y el estudio de la función renal. Ante la
presencia de hidronefrosis se evaluará la necesidad de
efectuar una cisto-uretrografía miccional o el contraste
del canal cloacal según el caso, antes de realizar cualquier
procedimiento quirúrgico. La información obtenida
orientará la conducta. En ocasiones estará indicada la
descompresión urinaria o vaginal, o de ambas estructu-
ras eventualmente, al momento de practicar la colos-
tomía, procedimiento éste de estricta indicación en las
MAR con uropatía asociada.
En razón de que la fístula recto-vesical tanto como la
cloaca representan situaciones de alto riesgo para la fun-
ción renal, deberán ser consideradas como potenciales ur-
gencias urológicas; En estas variedades de MAR por lo
tanto los pacientes deben ser estudiados inmediatamente.
En las portadoras de cloaca la frecuencia de uretero-hi-
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4
Fig. 8. A) Mujer. Cloaca única común. Ano imperforado. B) Radiografía con contraste
del colon distal por ostomía. Recto abdominal desembocando entre dos vaginas.
5. dronefrosis secundaria al hidrocolpos es muy alta; en ella
la derivación vaginal (colpostomía) se ha mostrado efecti-
va para lograr la descompresión urinaria.
En cualquiera de las MAR, el reflujo vésico-ureteral
asociado requiere del diagnóstico temprano y del trata-
miento con antibióticos. La infección urinaria persisten-
te obliga en cambio al tratamiento quirúrgico sin demo-
ras si existe una fístula recto-urinaria.
ESquELéTICAS
Las anomalías más frecuentes son las vertebrales:
Agenesia total o parcial de columna lumbo-sacra o de
vértebras torácicas.
Hemivértebras, Hemisacro, Sacro asimétrico o Pro-
truído; todas ellas son causas potenciales de escoliosis.
Agenesia de Coxis
Aproximadamente el 45% de los pacientes con MAR
tienen anomalías lumbo-sacras. La asociación es más fre-
cuente en las MAR altas.
El pronóstico de la función recto-anal guarda relación
con el tipo y magnitud de los defectos vertebrales. La au-
sencia del coxis y hasta de la última vértebra sacra no
acarrean implicancias funcionales, en cambio la ausencia
de tres vértebras, o más aún la agenesia completa del sa-
cro se asocian con incontinencias fecal y urinaria.
Las imágenes radiológicas simples del sacro en el neo-
nato no siempre permiten la definición del defecto ver-
tebral, por ello ha sido propuesta una técnica radiológi-
ca para estudiar el sacro denominada "Ratio" (Fig. 9). Se
confecciona un índice tomando en cuenta 2 mediciones,
luego de trazar 3 líneas horizontales en la radiografía de
frente: la A, siguiendo el punto más alto del borde supe-
rior del hueso ilíaco; la B, a nivel de ambas espinas ilíacas
póstero-inferiores y la C, paralela a las anteriores en el
punto mas distal del sacro visible en la radiografía. El
"ratio" es el porcentaje entre las distancias entre las líne-
as B y C y el de A á B. Los niños normales presentan un
promedio de 0.7-0.8. Se ha observado que los ratios cu-
ya cifra es menor que estos valores se correlacionan con
pobre pronóstico funcional.
La Triada de Currarino de rara presentación, consiste
en la asociación de estenosis anal, anomalía del sacro y
tumor pre-sacro (lipoma o lipo meningocele). En estos
casos el sacro presenta en la radiografía de frente una de-
formación cuya imagen ha sido comparada con el perfil
de una cimitarra, por lo que así se la denomina; En un
paciente con estenosis anal congénita por lo tanto, se de-
be investigar esta anomalía: si se la sospechara por la
imagen alterada del sacro corresponde realizar ecografía
o resonancia nuclear magnética para descartar una masa
pre-sacra5-30
.
SISTEMA NERVIOSO
Se presentan con incidencia variable distintas ano-
malías espinales. Las más observadas son: "Tethered
cord" o médula anclada, Estenosis Dural, Canal espinal
angosto, Diastematomielia, Mielomeningocele posterior
o meningocele anterior oculto y Teratomas
En toda MAR deberá evaluarse la columna vertebral
con una radiografía simple. La resonancia nuclear
magnética estará indicada en pacientes con mielodispla-
sia, extrofia de cloaca, defectos complejos o cuando el
ratio sea < 0.4, y será recomendable en casos de fístula
recto-vesical, tumor pre-sacro, cloaca alta, hemi-vértebra
y en los casos de pobres resultados funcionales postope-
ratorios para descartar en estos últimos su vinculación
con patología espinal.
No existen datos que prueben que la disrafia espinal ais-
lada, excepto en casos severos o extensos, guarde relación
con los resultados funcionales en pacientes con MAR. Pa-
reciera ser válida en cambio la afirmación de que cuanto
más alta es la MAR son mayores las posibilidades de coe-
xistir anomalías esqueléticas y neurológicas4-7
.
GASTROINTESTINAL Y CARDIOVASCuLAR
Las siguientes anomalías pueden ocurrir aisladas o aso-
ciadas en el síndrome denominado VATER, acróstico
ideado para englobar las asociaciones de defectos verte-
brales (V), ano-rectales (A), fístula traqueo-esofágica
(TE) y (R) renales ó del radio. Al incluirse luego las car-
diopatías (C) se conformó VACTER; Tiene el valor de
orientar la búsqueda de las asociaciones más frecuentes
para adecuar la estrategia a las prioridades determinadas
por la presencia de otras graves malformaciones.
Las asociaciones más comunes comprenden los si-
guientes defectos:
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Fig. 9. Indice Radio Sacro. Se trazan las líneas: A: Borde superiorhueso ilíaco. B: Es-
pinas ilíacas posterosuperior. C: Extremo distal del coxis. Se divide BC/AB
6. MAR
Atresia de esófago
Atresia duodenal
Defectos ventriculares o atrio-septales
Tetralogía de Fallot
La coincidencia de MAR con atresia del esófago ocu-
rre entre 8 y 10% de los casos, presentándose con mayor
frecuencia en neonatos prematuros. La atresia esofágica
con fístula esofago-traqueal (tipo III) es la variedad de
presentación más común. Es importante tener en cuen-
ta que en estos pacientes está contraindicado el inverto-
grama hasta no haberse corregido la fístula del tubo di-
gestivo a la traquea. En la más rara atresia esofágica sin
fístula, la ausencia de contraste aéreo en el tubo digesti-
vo impedirá la investigación radiológica del recto. Esta
misma situación ocurre en la atresia duodenal, por lo que
en ambos casos se realiza la colostomía como primer tra-
tamiento. La corrección quirúrgica de la obstrucción del
duodeno puede hacerse al mismo tiempo.
En general los tratamientos quirúrgicos de las cardio-
patías asociadas son menos urgentes que la descom-
presión colónica en la mayoría de las MAR, si bien es
conveniente su reconocimiento previo a cualquier pro-
cedimiento operatorio.
CONDuCTA DIAGNOSTICA Y TERAPEuTICA
EN EL PERIODO NEONATAL
La conducta quirúrgica inicial reviste capital importan-
cia en las MAR. Una decisión equivocada suele ser se-
guida de secuelas irreversibles que empeoran el pronós-
tico.
La opción terapéutica más segura es una colostomía
para aliviar la obstrucción intestinal, postergando para
un segundo tiempo la reconstrucción recto anal. La co-
rrección primaria de la malformación en el periodo neo-
natal estará reservada a los defectos muy bajos y exclusi-
vamente a cirujanos con suficiente experiencia en el tra-
tamiento de la malformación
Para decidir el emplazamiento y el tipo de colostomía,
deben tomarse en cuenta las circunstancias particulares
de cada paciente como se ha dicho, considerando la pre-
sencia de otras malformaciones que obliguen a plantear
una estrategia diferente. Cuando se trata la MAR como
única malformación, la colostomía sigmoidea es la más
adecuada.
Hecho el diagnóstico de MAR se colocará sonda gás-
trica procurando descomprimir el estómago. El paso si-
guiente será descartar otras anomalías; luego se estudiará
la ubicación de la ampolla rectal.
Cuando no haya evidencia de eliminación meconial, es
conveniente esperar su aparición hasta las 24 o 36 horas
de vida. Asimismo en dicho lapso el aire deglutido tran-
sita hasta el recto distal sirviendo de contraste para el es-
tudio radiológico. La espera es bien tolerada en el pa-
ciente sin grave distensión abdominal, y permite además
a veces reconocer la tardía polución meconial por una
fístula muy pequeña escondida en repliegues cutáneos,
que pasara inadvertida en el primer examen.
El estudio radiológico consiste en el clásico "inverto-
grama" de Wangesteen y Rice: radiografía simple en per-
fil estricto con el niño cabeza abajo, con las piernas fle-
xionadas en ángulo recto y un reparo radio-opaco en el
punto anal. Contándose con un operador con experien-
cia la ecografía de la bolsa rectal es también diagnóstica9
.
Los pacientes sin fístula, habitualmente con sindrome
de Down, tanto como los que se presentan con atresia
esofágica y fístula traqueo esofágica inferior (tipo III)
asociada, suelen desarrollar en pocas horas marcada dis-
tensión abdominal. Debido a que en el recién nacido la
distensión abdominal excesiva produce restricción ven-
tilatoria grave, es aconsejable no demorar la operación
cuando ello sea advertido. Particularmente el tratamien-
to de la fístula esófago traqueal es de indicación quirúr-
gica urgente para suprimir la fuga aérea al estómago y
tanto como para reducir el reflujo de contenido digesti-
vo a la vía aérea.
Desde el principio se procurará identificar el tipo de
MAR y el nivel del recto. Estas definiciones son impor-
tantes tanto para decidir el plan de tratamiento inicial co-
mo para evaluar luego apropiadamente los procedimien-
tos técnicos empleados.
EN EL SExO MASCuLINO
La inspección perineal es fundamental para el diagnos-
tico. La presencia de meconio revela la comunicación
rectal con la piel. Si es posible identificar un orificio ca-
teterizable, inyectando una pequeña cantidad de con-
traste podrá documentarse el trayecto hasta la bolsa rec-
tal; En esta condición el paciente puede ser portador de:
1 - Fístula perineal o ano-cutánea. Su tratamiento es la
anoplastia por la vía perineal en las primeras 24-48 hs de
vida si la situación clínica del niño lo permite.
2 -Fístula escrotal o peneana. Dependiendo de la longi-
tud de la fístula y de la altura de la ampolla caben dos con-
ductas: en caso de ser superficial se puede indicar la ano-
plastia neo-natal. En una ampolla intermedia o carecién-
dose de suficiente experiencia se realizará la colostomía.
3 -Fístula recto-cutanea. Es más rara. Diagnosticada,
requiere de una colostomía.
4 -Estenosis anal. Es muy infrecuente. Su corrección
se realiza por vía perineal.
Si no se reconociera meconio en el periné luego de una
prudente espera, deberá practicarse la colostomía sig-
moidea.
III-364
6
7. En esta situación paciente puede ser portador de:
1 - Fístula recto urinaria: ésta como ha sido descripto
puede abocar a la uretra bulbar o prostática más fre-
cuentemente, o bien a la vejiga. En ocasiones suele ob-
servarse la salida de aire o de meconio por la uretra, con-
firmando la presencia de fístula: asimismo el hallazgo de
células del meconio en el sedimento urinario, solicitado
de rutina, certifica la comunicación.
En las fístulas urinarias está indicada la colostomía a
cabos divorciados para preservar a la vía urinaria de la
contaminación fecal.
2 -Agenesia ano rectal sin fístula.
3 -Atresia rectal. Donde como vimos existe ano nor-
mal sin comunicación con el recto proximal; es de muy
rara observación.
En las ultimas 2 variedades que carecen de fístula uri-
naria, es innecesario divorciar las bocas de colostomía,
bastando confeccionarla con un buen espolón.
EN EL SExO FEMENINO
La inspección perineal permite el diagnostico en el
90% de las pacientes.
Debe realizarse la exploración con extremo cuidado
para determinar la presencia de los orificios de desem-
bocadura de del recto, la vagina y la uretra. En una niña
con imperforación anal pueden existir tres, dos o un so-
lo orificio en el periné.
Si existen 3 orificios los posibles diagnósticos son:
1 -Fístula recto perineal. El recto desemboca por un
trayecto fistuloso en el periné anterior. Dependiendo del
calibre del orificio, puede lograrse en ocasiones la eva-
cuación; ello permite a veces postergar la corrección
quirúrgica, si bien obliga a un cuidadoso seguimiento. El
tratamiento quirúrgico no deberá demorarse en cambio
si se observara esfuerzo defecatorio habitual o existiera
megarrecto. La operación consistirá en la neo-anoplas-
tia.
2 -Fístula recto vestibular. El recto desemboca en el
área mucosa del vestíbulo vaginal distal al himen. Si bien
se ha postulado en esta variedad la reconstrucción tem-
prana por vía sagital posterior restringida en etapa neo-
natal, la conducta más prudente a seguir será la colos-
tomía sigmoidea con espolón, difiriendo la reconstruc-
ción hasta los 3-4 meses.
Si existen 2 orificios los posibles diagnósticos son:
1 - Ano imperforado sin fístula. Es muy poco frecuen-
te. Dependiendo de la altura de la bolsa puede indicarse
la colostomía o bien la corrección perineal. El inverto-
grama permite conocer el nivel alcanzado por la bolsa
rectal facilitando la decisión.
2 -Fístula recto vaginal. Muy infrecuente. El recto de-
semboca en estos casos en la cara posterior de la vagina
proximal al himen. Su tratamiento inicial es la colos-
tomía sigmoidea en espolón. Algunos autores conside-
ran a esta anomalía una variedad de cloaca baja.
3 -Fístula vestibular asociada a agenesia vaginal. El rec-
to desemboca en el espacio que debería ocupar la vagina
ausente. Es fundamental reconocer esta asociación en la
que está indicado realizar la colostomía más proximal, a
fin de conservar una mayor extensión de colon distal que
permita en el futuro la reconstrucción ano-rectal así co-
mo la eventual confección diferida de una neo-vagina
colónica.
Si existe un sólo orificio estamos en presencia de una clo-
aca.
Esta variedad presenta alta incidencia de anomalías
urogenitales asociadas. En la cloaca el tratamiento tem-
prano adquiere carácter de urgencia. Como se ha señala-
do precedentemente, la contaminación fecal de las vías
urogenitales evoluciona rápidamente a graves cuadros
infecciosos. La conducta es una colostomía transversa
divorciada y eventualmente vesicostomía o vaginos-
tomía dependiendo del caso. El reconocimiento de una
masa en el hipogastrio corresponderá casi con certeza a
hidrocolpos, el que requerirá del drenaje para su des-
compresión al momento de efectuar la colostomía. En
ocasiones la cateterización inicial del canal cloacal será
suficientemente descompresiva, empero si esta manio-
bra no fuera efectiva es necesaria la derivación quirúrgi-
ca temprana.
TRATAMIENTOS quIRuRGICOS
Por su diagnóstico accesible a la inspección las MAR
fueron reconocidas desde la antigüedad, por lo tanto se
registran antecedentes de remotos intentos de trata-
mientos.
Pablo de Aegina alrededor del año 700 intentó resolver
la imperforación anal, practicando con un escalpelo un
precario abocamiento del recto al periné, seguido de di-
lataciones. Recién en 1787, Bell en Inglaterra describió la
técnica de la disección perineal para procurar el aboca-
miento del recto, a pesar de que nunca practicara la ope-
ración; la misma fue efectuada y reglada en 1835 por
Amussat, cirujano francés, quien señalara entonces la
conveniencia de suturar la mucosa rectal a la piel para
prevenir la estrechez. Más tarde el mismo autor utilizó la
incisión medio sagital, extendida hasta el sacro y extir-
pando el coxis, para el acceso al recto no descendido.
Litré había propuesto en 1710 la colostomía ilíaca; en
1856 Chasseignac, con la guía de un tutor introducido
por la colostomía hasta el periné, confeccionó un orifi-
cio cutáneo. Posteriormente Mc. Leod en 1880 ideó el
III-364
7
8. tratamiento abdomino-perineal, el que fuera realizado
por primera vez por Hadra en Alemania en 1884 sin lo-
grar la sobrevida del niño. En 1948 Rhoads y Norris en
forma independiente, comunicaron el tratamiento exito-
so por vía abdomino perineal de un imperforación alta.
Sin embargo entonces el descenso del recto al periné era
realizado totalmente a ciegas, por lo que los sobrevi-
vientes raramente desarrollaban continencia.
Fue recién en de las últimas décadas, con el desarrollo
de las unidades de cuidados neonatales, cuando se logró
mejorar los índices de sobrevida en la mayoría de las
malformaciones congénitas. Al privilegiarse la continen-
cia como objetivo esencial de los tratamientos de las
MAR, se desarrollaron nuevas propuestas técnicas para
las operaciones reparadoras.
En muchos centros de cirugía pediátrica del mundo se
realizaron entonces múltiples investigaciones anatómi-
cas y funcionales en la búsqueda de operaciones satis-
factorias.
Así Stephens en Australia desarrolló en 1953 la opera-
ción sacro-perineal ; dicha técnica consiste en efectuar el
descenso del recto por delante del haz pubo-rectal. Con
ella obtuvo aceptables resultados funcionales35
.
Rehbein de Alemania comunicó en 1967 el descenso
de colon por dentro del recto, para evitar el daño de la
inervación por la movilización del recto, tal como habían
propuesto Romualdi y Soave para la enfermedad de
Hirschprung: Efectuaba el descenso endo-rectal, luego
de extirpada la mucosa. En el mismo año Kiesseweter en
EE.UU, propuso la combinación del procedimiento de
Stephens y el descenso endo-rectal.
En 1981 el mejicano Alberto Peña difundió su técnica
de ano-recto-plastia sagital posterior. Desde entonces en
la mayoría de los centros pediátricos del mundo se han
adoptado tanto su enfoque clínico de las MAR como sus
técnicas operatorias6
.
Georgeson publicó en 2000 el descenso ano-rectal por
vía laparoscópica para el tratamiento de MAR altas12
.
OPERACIONES
Las operaciones corrientemente utilizadas en el trata-
miento de las MAR son la colostomía, la ano-recto-plas-
tia y la traslocación anal.
A. COLOSTOMíAS
Como principio común a las colostomías en el neona-
to, debe asegurarse que su emplazamiento permita la
buena fijación de la bolsa colectora. Deberá evitarse por
ejemplo, la colostomía muy cercana a la espina ilíaca o al
reborde costal. (Figs. 10 y 11)
Una vez terminada la operación, antes de despertar al
niño, debe irrigarse el colon distal, tratando de evacuar
su contenido
Es de buena técnica al realizar la colostomía, asegurar
la fijación de la boca a cada plano, peritoneo y aponeu-
rosis, con puntos separados, no muy ceñidos, de sutura
atraumática de aguja redonda 5/0, efectuando finalmen-
te puntos evertidos en la piel.
El tipo de colostomía, tanto como su ubicación de-
III-364
8
Fig. 10. Indicaciones de la colostomía en malformaciones anorectales.
Fig. 11. Colostomía sigmoidea divorciada
9. III-364
penderán de la variedad a tratar13-37
.
En primer lugar, la presencia de fístula recto urinaria o
su firme sospecha, aconsejan la colostomía con separa-
ción de bocas (colostomía divorciada).
Al realizar este tipo de colostomía es importante tener
en cuenta que el puente de piel sea suficiente para lograr
la adhesión completa de la bolsa sólo a la boca proximal
evitando así el pasaje fecal al colon distal y asimismo que
la distancia entre las bocas no sea mayor de 3 centíme-
tros, para facilitar la reconstrucción al final del trata-
miento y reducir en lo posible secuelas cosméticas.
En ausencia de fístula urinaria, basta una colostomía
con espolón. La más utilizada es la sigmoidea, efectuada
por una Mc. Burney izquierda.
Como hecho práctico debe advertirse que la identifi-
cación operatoria del segmento del colon elegido para
emplazar la ostomía, no es siempre sencilla en un neo-
nato con gran distensión colónica; hemos observado di-
ferentes errores en la confección de la colostomía: en al-
gunos casos la misma resultó emplazada en un ansa mas
proximal a la prevista, en otros colostomías rotadas 180
grados con las bocas invertidas y en ocasiones lesiones
vasculares extensas del mesocolon, con compromiso de
la irrigación colónica; la injuria vascular adquiere mayor
relevancia en caso de que se necesite movilizar más am-
pliamente el colon en la reconstrución.
b. ANOPLASTíA/TRASLOCACIóN ANAL
Su indicación comprende las MAR con fístula perine-
al tanto en varones como en niñas. El objetivo de la ope-
ración es confeccionar un neo-ano procurando su em-
plazamiento en el centro del esfínter externo. (Figs. 12,
13 y 14)
Como la flora bacteriana fecal no alcanza gran desa-
rrollo antes de 3 días, la operación dentro de dicho pla-
zo no requiere limpieza colónica a través del orificio fis-
tuloso, si bien se recomienda instituir profilaxis antibió-
tica. La estrecha relación entre el recto y la uretra aún en
los defectos bajos del varón, indica la conveniencia, una
vez anestesiado el niño, de colocar una fina sonda vesi-
cal como tutor uretral, que sirva de reparo en el campo
quirúrgico.
El procedimiento es definido como "anoplastia sagital
posterior mínima", por ser efectuado por un acceso res-
tringido. Esta exposición quirúrgica favorece la visuali-
zación directa del esfínter externo.
El uso de magnificación óptica es de gran ayuda en la
operación, en tanto que la utilización de un neuro-esti-
mulador farádico permitirá identificar la contracción de
las fibras del esfínter. La disección se hará con electro-
bisturí de punta fina. Luego de colocar múltiples suturas
de tracción de calibre 6/0 en los bordes del orificio, se
realiza la disección circunferencial de la fístula y del rec-
Fig. 12. Fístula perineal. La flecha muestra la fístula. Abordaje sagital posterior.
Fig. 13. Continuación fig. anterior. Separación de la fístula con múltiples puntos (5-
0) circularmente para ejercer tracción uniforme durante la liberación. Una incisión
posterior permitirá desplazar el ano hacia el dorso.
Fig. 14. Continuación figs. 12 y 13. Se ha descendido la fístula y el recto que será des-
plazado hacia atrás. Puntos de unión del complejo muscular. La incisión sagital he-
cha por detrás se sutura por delante. Posteriormente se reseca la parte estrecha de la
fístula y se realizan puntos separados entre la pared del recto y la piel.
9
10. to hasta donde sea necesario; los esfínteres deben ser
cuidadosamente respetados disecándose sólo el recto, el
que será movilizado adecuadamente para alojarlo sin
tensión, rodeado del esfínter externo, en el punto de la
convergencia contráctil de sus fibras. Antes de fijar la
neo-ano-recto-plastia, se debe reconstruir el cuerpo pe-
rineal expuesto en la disección.
C. REPARACIóN DIFERIDA. OPERACIONES
DE DESCENSO
Conceptos Generales
Luego de la colostomía neonatal, el tratamiento repa-
rador de las MAR consiste en el descenso rectal y la con-
fección del neo-ano en los primeros meses de vida. El
momento adecuado para realizar la operación de des-
censo se determinará tomando en cuenta varias circuns-
tancias: en primer lugar la estrategia dependerá de la pre-
sencia de otras malformaciones en tratamiento. Luego se
considerarán factores propios del paciente, en especial si
se trata de malformaciones caudales complejas, evaluan-
do en cada caso la viabilidad de la reconstrucción. Los
pacientes con mielomeningocele, cloaca alta y ausencia
del sacro no representan necesariamente una contraindi-
cación para la reparación ano-rectal, si bien en ellos la
respuesta funcional será previsiblemente pobre. En
cambio la ausencia completa del colon contraindica una
operación de descenso.
Habitualmente la corrección ano rectal se indica en los
primeros meses de vida, alrededor del primer trimestre
en centros con suficiente experiencia; si bien una demo-
ra mayor sólo acarrea el perjuicio de postergar la rehabi-
litación del niño, debe señalarse que el cierre de la fístu-
la y el descenso no deberán demorarse en un paciente
con inadecuada derivación fecal e infecciones urinarias
rebeldes causadas por la polución a través de la fístula
recto-urinaria.
El estudio del colon distal con medio de contraste ba-
jo radioscopía es imprescindible para planear la recons-
trucción en los varones y en las niñas con cloaca. El co-
lograma distal permite conocer la situación del recto, así
como el trayecto y la desembocadura de la fístula urina-
ria.
Realizamos el estudio con una sonda Foley ocluyendo
la boca distal con el balón inflado con 2 ó 3 ml de agua;
se inyecta luego contraste hidrosoluble por la sonda; la
piel en el sitio del ano teórico se marca con un elemento
radio-opaco.
La validez del estudio depende de la observación de
los detalles de la técnica: se debe lograr el relleno com-
pleto del recto terminal lo que se obtiene al ejercer una
presión hidrostática capaz de vencer el tono del comple-
jo muscular que rodea a la bolsa.
Con la radiografía de frente se valora la longitud del in-
testino distal y en la posición lateral la altura de la fístu-
la. El contraste puede pasar durante el estudio desde la
uretra a la vejiga y entonces podrá observarse el mo-
mento miccional. No se requiere una cistouretrografía
miccional convencional (Fig. 12).
La utilización de magnificación óptica, electroestimu-
lación y electrocauterio con punta ultra-fina a bajo vol-
taje son imprescindibles para realizar prolijamente las
técnicas descritas a continuación.
III-364
10
Fig. 15. Colograma distal con contraste hidrosoluble por ostomía. Se llena la bolsa
rectal y la fístula rectoprostática.
Fig. 16. Colograma distal con contraste hidrosoluble por ostomía. Lleno de la bolsa
rectal y fístula rectovesical.
11. TéCNICAS quIRúRGICAS
ANORECTOPLASTíA SAGITAL POSTERIOR
Previa colocación de un fino cateter de Foley en la ve-
jiga, se expone el periné ubicando al niño en decúbito
prono con la pelvis elevada por medio de un realce acol-
chado en el hipogastrio.
La incisión es mediana, siguiendo el surco interglúteo;
su amplitud dependerá del tipo de MAR a tratar, pu-
diendo extenderse desde el extremo distal del coxis ha-
cia el rafe interescrotal o el introito según el sexo, o más
restringida en caso de preverse que la movilización del
recto no será muy extensa. Para la exposición se utiliza
un separador autoestático articulado en el plano sub-
cutáneo. La electroestimulación del complejo esfinteria-
no sirve de guía para conservar la simetría en la sección
y disección de los delicados planos musculares (Fig. 17).
TRATAMIENTO DE LAS MALFORMACIONES
ANO-RECTALES EN EL SExO MASCuLINO
Fístulas recto-uretrales (bulbares o prostáticas)
La incisión se extiende desde la región subcoxigea has-
ta la impronta cutánea del esfinter externo o el punto de
teórica emergencia del ano. Las fibras musculares para-
sagitales son cuidadosamente divididas: éstas de variable
grosor corren paralelas a la línea media. Mediales y per-
pendiculares a estas fibras se ecuentran las del complejo
muscular compuesto por músculo estriado, que repre-
senta la continuación caudal de las fibras del elevador del
ano.
Más profundamente, debajo de las fibras parasagitales
se encuentra el tejido adiposo de la fosa isquiorectal. A
este nivel las estructuras musculares en la línea media
son muy finas, por lo que si la disección se lateraliza se
observará la protrusión de la grasa isquiorrectal. Conti-
nuando la disección en profundidad aparecen las fibras
mediales del elevador del ano. La estimulación de los 3
grupos musculares mencionados (parasagitales,comple-
jo estriado y elevador medial) producen contracciones
distintivas del trayecto del descenso. Se colocan enton-
ces suturas como reparo en la unión de las paasagitales
con el complejo estriado. Cuatro suturas, 2 en cada lado,
marcan los bordes anterior y posterior del neo-ano.
Es conveniente evitar la sección ventral del esfínter ex-
terno; estando la bolsa rectal proximal y superior, habi-
tualmente es innecesario ampliar la exposición.
Tratamiento de la bolsa rectal y la fístula
En este punto se comienza la búsqueda de la bolsa rec-
tal. En los pacientes con fístula bulbar la bolsa aparecerá
III-364
11
Fig. 17. Abordaje sagital posterior
Fig. 18. Fístula recto-uretral. Ano imperforado. Abordaje sagital posterior.
12. inmediatamente o antes de seccionar el elevador mien-
tras que en las fístulas prostáticas se necesitará de disec-
ción más profunda en dirección cefálica. Debe advertir-
se que si el recto desembocara en el cuello de la vejiga,
situación ya conocida por el estudio previo o bien por el
hallazgo operatorio, éste no podrá ser movilizado ade-
cuadamente por la vía sagital, requiriéndose en tal caso
de la vía abdominal complementaria.
Identificada la bolsa rectal se coloca una sutura de re-
paro para su tracción y se procede a liberarlo por sus ca-
ras laterales y posterior, cuidando que la disección se
conserve en el plano de la pared rectal para evitar en lo
posible el daño de la inervación. Se incide luego en for-
ma longitudinal el fondo del recto en su cara posterior en
dirección ventral hasta ver el orificio de la fístula en la luz
rectal. Desde este nivel no existe hacia proximal un pla-
no de separación entre la uretra y el recto. Desde allí la
disección hacia proximal se realiza en el plano submuco-
so para evitar daños de la inervación uretral, vesículas se-
minales y la próstata. La colocación de múltiples puntos
finos en el borde de la mucosa rectal permite ejercer una
tracción uniforme que facilite la maniobra. El procedi-
miento exige gran delicadeza. Luego de una liberación
de unos pocos centímetros, se reconoce con claridad el
plano de separación entre el recto y la uretra. (plano de
pared completa). La fístula cuyos bordes fueran repara-
dos con varias suturas de calibre 6/0, se cierra entonces
con puntos separados de material reabsorbible.
El recto es movilizado luego en forma circunferencial
para alcanzar el periné en la zona del ano teórico, hasta
lograr su abocamiento a la piel sin tensión (Fig. 18).
A) Se ha liberado la bolsa rectal que esta reparada
por dos puntos. Em la parte inferior se observa fibras del
esfinter externo reparados por sus bordes.
B) La bolsa rectal esta liberada y abierta. Se investi-
ga la fístula por dentro del recto, reparándola con múlti-
ples hilos para hacer una tracción uniforme y se co-
mienza su disección submucosa.
Si bien el recto está provisto de una excelente vascula-
rización, deberán evitarse su desvitalización o perfora-
ción accidental, que entrañan el riesgo de provocar su is-
quemia y posterior fibrosis.
El recto suele estar dilatado e hipertrófico, lo que ha si-
do definido como ectasia primaria; si ésta fuera de gran
magnitud y se advirtiera que el espacio disponible para
rodearlo con el plano muscular, limitará la reconstruc-
ción del esfinter externo, podrá recurrirse a la reducción
de su calibre. El afinamiento en realidad pocas veces es
necesario. Se lo efectuará si se lo estima conveniente, ex-
tirpando una cuña de la cara posterior.
Reconstrucción
Comienza por la creación del cuerpo perineal hasta el
borde anterior del esfínter externo ya reparado en la di-
sección inicial; si éste hubiera sido preservado, la re-
construcción en este punto será mínima.
Luego en dirección coxis -esfinter externo, se posicio-
na el recto rodeado de los músculos comenzando por las
fibras mediales del elevador, complejo estriado y final-
mente esfínter externo. En la reconstrucción del com-
plejo estriado, los puntos anclan la pared rectal para su
mejor fijación, lo que previene el prolapso mediato (Figs.
19 y 20).
III-364
12
Fig. 19. Reconstrucción final (Continuación de la figura 18). El recto esta liberado
abierto y con la fístula tratada. Resta aproximar las fibras del complejo muscular (1
y 2 borde anterior, 3 y 4 borde posterior), suturar la incisión y los bordes del recto a
piel.
Fig. 20. Operación terminada de una fístula rectouretral con ano imperforado reali-
zada con incisión sagital restringida.
13. La anoplastia guiada por la electroestimulación reitera-
da, se realiza entonces en forma circunferencial median-
te 15 a 18 puntos de sutura reabsorbible 5/0 que inclu-
yen la pared total del recto y la piel.
Fístula recto-vesical
En estos casos se necesita un abordaje abdominal
combinado con el sagital. Esta técnica requiere un cam-
po estéril en el que se incluyen el abdomen, el dorso, los
miembros inferiores hasta los pies inclusive, lo que per-
mite la libre movilización del niño del decúbito prono al
dorsal.
Los pasos de apertura y reconstrucción son los des-
criptos más arriba. Se comienza con la vía sagital, deján-
dose luego de la disección una sonda de tipo Nelaton 26
ó de mayor calibre en el camino del descenso; a ella se fi-
jará el recto una vez movilizado en el tiempo abdominal,
guiándolo en su traslado.
En la laparotomía, se tracciona del colon sigmoides,
incidiendo luego el peritoneo en su reflexión; la disec-
ción de la bolsa rectal debe ser realizada estrictamente
sobre su pared para evitar daño de los deferentes y los
uréteres. Cuando se observa el afinamiento del recto en
su desembocadura vesical se lo secciona a este nivel, su-
turándose la fístula con material reabsorbible 4 ó 5/0.
Identificada en el espacio pre- sacro la sonda colocada
en accesso sagital previo, se movilizará el recto hacia el
periné. Si el recto resultara incongruente para el calibre
previsto del túnel muscular, podrá recurrirse a su afina-
miento. El descenso se hará sin tensión, liberándolo
cuanto sea necesario de los vasos que lo retengan, cui-
dando de asegurar la buena irrigación.
Ano imperforado sin fístula
En esta variedad el recto se encuentra alto, a la misma
altura que en las fístulas uretrales, utilizándose para su
descenso la técnica ya descripta. La íntima relación del
recto con la cara posterior de la uretra, requiere de ma-
niobras especialmente delicadas para separar ambas es-
tructuras
TRATAMIENTO DE LAS MAR EN EL SExO FEMENINO
Fístula recto-vestibular
Existe controversia en la literatura acerca del manejo
apropiado de esta malformación. Si bien ella puede ser
reparada sin colostomía previa, para asumir esta con-
ducta debiera contarse con suficiente experiencia como
para garantizar un excelente pronóstico funcional. Sin
colostomía de protección aumentan los riesgos de com-
prometer el resultado en caso de dehiscencia e infección
perineal, cuyas secuela, la fibrosis, perjudica la rehabilita-
ción de la función. Por eso la conducta aconsejada es re-
alizar la colostomía en período neonatal y la anorecto-
plastía por un abordaje sagital restringido al mes de vida.
La incisión comienza ventral al coxis y se extiende al-
rededor de la fístula en el vestíbulo. Se colocan múltiples
III-364
13
Fig. 21. Maniobra de movilización total del seno urogenital (TUM). Esquema A. Fo-
tografía B. Se efectúa apertura del canal cloacal en su cara dorsal hasta la visualiza-
ción del orificio vaginal lo que se observa en el esquema. En la foto solo se observa
el tabique uretrovaginal. Se colocan múltiples puntos de reparo a ambos lados del
canal cloacal.
A
14. suturas 6/o de reparo en la fístula para ejercer una trac-
ción uniforme. Se diseca la cara posterior del recto y lue-
go las laterales cauterizando los vasos hemorroidales in-
feriores.
Se separa la cara anterior del recto de la pared vaginal
posterior, con electrocauterio de punta fina. La pared
común entre ambas estructuras debe ser separada hasta
observarse la identificación clara de las paredes de la va-
gina y del recto. El recto debe alcanzar el ano teórico sin
tracción. La técnica de la reconstrucción es la referida
anteriormente14
.
Cloaca
La reconstrucción de la cloaca es la operación más
compleja de todas las MAR. Ella comienza con un abor-
daje sagital amplio. El recto debe ser separado de la va-
gina como en las fístulas vestibulares y por su parte la va-
gina o ambas, ya que es frecuente su duplicación, libera-
da de la uretra. Todas las estructuras deben ser moviliza-
das hasta alcanzar el periné. La relación entre la vagina y
uretra es compleja, observándose muchas veces que la
vagina dilatada abraza la uretra y la rodea creando fon-
dos de saco; la separación de estas estructuras es dificul-
tosa. La neo-uretra se crea a expensas del canal cloacal
reconstruído en 2 planos con sutura reabsorbible 5 ó
6/0. La vagina una vez liberada, se desciende por detras
de la uretra, intentando que las suturas de ambos órga-
nos no queden enfrentadas, la vagina puede ser rotada
hasta 90 grados con este propósito, lo que disminuye la
posibilidad de fístulas.
Sigue la creación del cuerpo perineal y la anorecto-
plastía15-16-17-27
.
La movilización total del senourogenital (TUM) es una
maniobra descripta para el tratamiento de canales cloa-
III-364
14
Fig. 23. Descenso del recto por vía laparoscópica. Nótese la preparación estéril com-
pleta y la colocación del primer trócar en hipocondrio derecho. El paciente es colo-
cado atravesado en la camilla.
Fig. 22. Hecha la movilización en todas las caras del seno urogenital, la uretra y vagi-
na se exteriorizan en el perineo
A
15. cales de 3 cm o menores. Consiste en la disección del se-
no urogenital (uretra y vagina/s) sin intento de separa-
ción del tabique uretrovaginal, exteriorizando ambas es-
tructuras juntas mediante la disección de todas sus caras
comunes incluyendo la anterior (disección retropubia-
na). Esta maniobra tiene las ventajas de disminuir el
tiempo quirúrgico y de reducir la aparición de fístulas
uretrovaginales, que constituyen la complicación posto-
peratoria más frecuente en la disección uretro-vaginal.
No es necesaria la creación de una neouretra (Figs. 21 y
22).
En las confluencias muy altas del recto (intrabdomi-
nal), es necesario un abordaje abdominal combinado.
Cuando el canal cloacal es muy largo y la confluencia
vaginal muy alta, la o las vaginas no alcanzan el periné
con la relización de las maniobras de disección descrip-
tas, es necesario interponer una neo-vagina confecciona-
da con un ansa aislada de colon o ileon para exteriorizar
el tracto genital.
En las pacientes con agenesia vaginal asociada puede
utilizarse la misma estrategia de recontrucción. Otra al-
ternativa posible es dejar el extremo distal del recto
aislándolo como neovagina y hacer la operación de des-
censo retro rectal con el colon sigmoides, con la técnica
de recontrucción antes descripta. Esta estrategia tam-
bién puede ser utilizada en el caso de fístula rectovesti-
bular asociada a agenesia vaginal.
La reconstrucción de la extrofia de cloaca es verdade-
ramente compleja necesitando de múltiples operaciones;
a pesar del empeño puesto en su reparación la resultan-
te en estos niños es una muy pobre calidad de vida.
Técnica Laparoscópica
La técnica consiste disecar el recto, tratar la fístula por
vía laparoscópica y realizar el descenso rectal desde el
periné a través de una incisión perineal mínima en la zo-
na del esfínter externo. Se trata de un descenso abdomi-
no perineal video asistido. La operación se lleva a cabo
con el niño en decúbito dorsal, recurriéndose durante el
tiempo perineal a la elevación de sus miembros inferio-
res (Figs. 23 y 24).
La preparación del paciente es la misma que en la téc-
nica abierta para las fístulas vesicales, incluyendo en el
campo estéril desde el tórax hasta los miembros inferio-
res. La colostomía se cubre con autoadhesivos estériles.
Se utiliza óptica de 4mm, de 20 cm. y 30 grados, que se
coloca en el hipocondrio derecho utilizando un trócar
con camisa autoexpandible o con la técnica de coloca-
ción abierta. Se insertan luego 2 trócares operadores:
uno de 3mm en flanco izquierdo para un grasper de pre-
hensión y uno de 5 mm. con reductor a 3 mm. para la
utilización del hook, la tijera y el porta-agujas, todos ellos
de 3 mm. y 20cm. El port de 5 mm. facilita el pasaje de
las agujas que se requieren para la sutura de la fístula.
En ocasiones es necesario colocar un punto de trac-
ción a través de la pared para elevar la vejiga o el útero,
lo que facilita la disección. Es útil recurrir simultánea-
mente a la cistoscopía para reconocer la fístula en caso
de dudas.
Se incide el peritoneo sobre el meso sigma en las caras
laterales y anterior, separando ambos uréteres y en el
varón los deferentes. La disección se realiza siguiendo
estrictamente al recto, liberándolo en su cara posterior
hasta encontrar su afinamiento (fístula).
Se sutura la fístula con 2 o 3 puntos de hilo reabsorbible
y se la secciona, previa colocación de una endoligadura en
su extremo proximal para evitar la contaminación de la ca-
vidad.
En el tiempo perineal, luego de reconocer el área del
esfínter externo con electro-estimulación, se incide en
dicho punto con electrobisturí de punta fina, y realizan-
do una disección mínima hacia proximal, se introduce un
trócar con camisa expansible (STEP) hacia la cavidad ab-
dominal bajo visión laparoscópica.
La estimulación desde el periné luego de la incisión en
III-364
15
Fig. 24. (Tratamiento laparoscópico del recto intrabdominal en una cloaca. En el es-
quema A se libera el recto que termina formando una fístula entre ambas estructuras
mullerianas. En B: la fístula ha sido ligada en sus extremos y se esta seccionando la
misma.
A
B
16. el punto elegido para el descenso, permite observar des-
de la cavidad abdominal la contracción de los músculos
señalando el trayecto a seguir por el trócar; este trayecto
debe ampliarse con disección roma para lograr el calibre
apropiado. El descenso rectal se completa con un gras-
per de prehensión introducido a través del trocar peri-
neal. La anoplastia se efectúa con la técnica de los pro-
cedimientos abiertos.
MANEJO POSTOPERATORIO
La recuperación postoperatoria es rápida luego de la
operación sagital posterior; el control del dolor sólo re-
quiere de analgésicos habituales. Rutinariamente se admi-
nistran antibióticos endovenosos durante 48 horas o más
según el caso.
La derivación urinaria con sonda Foley se mantiene
por 72 horas luego del tratamiento de fístula recto ure-
tral o vesical y por una semana en el de la cloaca; cuan-
do la reconstrucción del canal cloacal ha sido muy ex-
tensa es aconsejable derivar la orina con catéter vesical
supra púbico.
Dos semanas después de la operación comienza el
programa de dilataciones anales con el calibre Heggar al-
canzado en la cirugía. El cirujano instruirá a los padres
en el procedimiento; en la mayoría de los casos ellos
podrán asumir luego la colocación diaria de la bujía para
mantener el diámetro. Se progresará un calibre por se-
mana, hasta la número 14; Una vez estabilizado en dicho
calibre, el tránsito puede ser restablecido, suprimiendo la
colostomía. Se continúa con dilataciones diarias por 2
meses, después en días alternos, y más espaciadas duran-
te el cuarto mes postoperatorio. Se mantendrá el control
frecuente hasta observar el desarrollo de evacuaciones
diarias de consistencia adecuada.
Es común la aparición de dermatitis perineal al co-
menzar las deposiciones, que suelen ser en los primeros
tiempos desligados y frecuentes. La piel se trata extre-
mando el cuidado de la higiene y con medicación der-
matológica.
Es necesario estimular tempranamente el entrena-
miento de la defecación voluntaria, sentando al niño en
la bacinilla luego de las comidas; asimismo se proveerá a
los padres de pautas claras de alimentación, en procura
de la consistencia adecuada de las deposiciones.
En los portadores de MAR con mal pronóstico de
continencia, debe implementarse desde el comienzo un
programa de limpieza intestinal que procure mantener-
los limpios libres de pañales, para facilitar su adaptación
social. En este grupo de pacientes las indicaciones usua-
les consisten en el manejo de la dieta, enemas diarios y
fármacos moderadores de la motilidad colónica.
COMPLICACIONES
Las complicaciones son infrecuentes cuando se ha res-
petado cuidadosamente la técnica operatoria. Ocasional-
mente pueden observarse infección y dehiscencia de la
herida; Estas suelen obedecer a la deficiente limpieza del
colon distal y/o al tratamiento descuidado de los tejidos
en la operación, con injuria isquémica del recto.
La estenosis del orificio anal es la regla cuando no ha
sido prevenida con dilataciones tempranas. Se convierte
en una situación grave cuando el tratamiento postopera-
torio se interrumpe o ha sido negligentemente realizado.
El emplazamiento ectópico del neo ano, que puede ser
calificado como secuela, es consecuencia de la recons-
trucción inadecuada del plano muscular.
La vejiga neurogénica es en cambio una complicación
grave. En las cloacas con canal largo o en pacientes con
defectos extensos del sacro ella suele ser primaria. Otras
veces en cambio, la disfunción es causada por denerva-
ción traumática por la disección: cuando ésta ha sido he-
cha por fuera del plano quirúrgico de la línea media o ha
sido excesiva.
Otras lesiones quirúrgicas graves son la injuria acci-
dental de la uretra o la sección de los deferentes. Entre
las complicaciones mediatas observamos la estenosis
y/o el prolapso mucoso del neo- ano y más raramente la
persistencia o recanalización de la fístula recto uretral, la
estenosis o el divertículo de la uretra.
En la reparación de la cloaca las complicaciones regis-
tradas son estenosis del introito vaginal, fístula uretro va-
ginal o aún necrosis de la vagina; ésta última que reviste
mayor gravedad, suele ser consecuencia de la devascula-
rización sufrida en la movilización completa para el des-
censo.
En su mayoría las complicaciones señaladas son la re-
sultante de fallas en las técnicas operatorias.
RESuLTADOS
En la evaluación de los resultados se consideran tres
aspectos esenciales: Los movimientos voluntarios del in-
testino, el grado de ensuciamiento y la incidencia de
constipación. Estos parámetros de función a ser correla-
cionados con el tipo del defecto tratado, muestran que
los resultados difieren sensiblemente según la variedad
de MAR.
Según cifras de Peña por ejemplo, la normalidad de la
motilidad intestinal voluntaria varía de un 100% en la fís-
tula perineal y la atresia rectal, desciende apenas en la fís-
tula vestibular y resulta eficaz en el 80% de los casos de
fístula bulbar así como comprende al 70-75% de las im-
perforaciones sin fístula, fístula vaginal y en la cloaca; al-
canza alrededor del 65% en la fístulas prostáticas y ape-
III-364
16
17. nas al 15% en las implantadas en el cuello vesical.
Algún grado de ensuciamiento ha sido observado por
el mismo autor en un 57% de los pacientes de la serie en
que analiza todas las variedades de MAR, si bien consi-
dera que 19% de los niños sólo presentan escapes aisla-
dos sin trastornos mayores; el 38% en cambio tiene epi-
sodios de ensuciamiento perturbadores. Según el tipo de
MAR, observó que en la fístula perineal y la atresia rec-
tal no era un problema significativo; la mayor incidencia
de ensuciamiento se registró en las fístulas bulbares,
prostáticas, vaginales, del cuello vesical y en las cloacas,
es decir en las MAR altas.
Globalmente el 41% de los pacientes muestran buena
continencia. En este grupo que incluye las fístulas peri-
neales, la atresia y estenosis rectal, no cuenta en cambio
ningún paciente con fístula vaginal o al cuello vesical,
comprende al 66% de las niñas con fístula vestibular y
sólo al 26% de los varones con fístula prostática.
Por el contrario se observa con frecuencia constipa-
ción postoperatoria en los pacientes con fístula vestibu-
lar ó uretro bulbar; la constipación en síntesis, se pre-
senta raramente en los defectos altos.
En los pacientes con cloaca se distingue un mejor re-
sultado funcional en aquellas con canal corto y sacro
normal de las que presentaron un canal mayor de 3 cm.
y el sacro displásico, en las que la recuperación funcional
es pobre.
La asociación de agenesia total del sacro en las MAR
configura el peor pronóstico funcional.
En la extrofia de cloaca las posibilidades de recupera-
ción funcional vésico uretral y rectal son mínimas.
COMENTARIOS SObRE LA TéCNICA
LAPAROSCóPICA
Considerando que entre el 10 y el 15% de las MAR re-
querirán del acceso abdominal para el descenso (fístulas
vesicales o cloacas con recto intra abdominal), el procedi-
miento laparoscópico reemplazando a la laparotomía pa-
rece auspicioso, a condición de contarse con suficiente ex-
periencia en su práctica tanto como en el manejo de las
MAR10-12
.
Es cuestionable su utilización en MAR altas en varo-
nes, ya que omite el acceso sagital posterior de indiscuti-
ble utilidad para el reconocimiento de las estructuras
musculares y su reconstrucción. Georgeson propone el
tratamiento laparoscópico basado en el criterio de que
en fístulas vesicales y prostáticas el pronóstico funcional
no parece depender de la calidad de la reconstrucción si-
no de la alta incidencia de displasia sacra y defectos de
inervación asociados.
No parece apropiado tampoco el tratamiento laparoscó-
pico de fístulas de uretra bulbar cuando el acceso sagital
posterior, cuyos resultados funcionales son muy buenos, es
menos invasivo que la disección laparoscópica desde el ab-
domen.
Nuestra experiencia laparoscóopica en niñas con
MAR está limitada a 9 casos de cloaca y otra con fístula
vaginal y recto alto.
Observamos que en un canal común largo y confluen-
cia vaginal alta, es necesario asociar el acceso sagital pa-
ra un correcto descenso.
La visión laparoscópica junto con endoscopía del ca-
nal cloacal resultó valiosa
en la definición de anomalías genitales en MAR atípi-
cas, facilitando en estos casos su mejor reparación17
.
En el seno uro-genital la movilización de las estructu-
ras y el descenso laparoscópico por vía perineal (TUM)
resultó posible en cloacas con recto alto y seno uro-ge-
nital intermedio, prescindiéndose del acceso sagital.
La operación video asistida no ofrece beneficios en
una cloaca baja, similar a la fístula recto vestibular, ni en
presencia de rectos muy dilatados que necesitarán afina-
miento.
Algunos autores proponen el reemplazo del procedi-
miento sagital por el laparoscópico; en nuestra opinión
convendría esperar a que los resultados a largo plazo jus-
tifiquen el cambio de estrategia.
EVALuACION Y MANEJO DE LOS
DESóRDENES FuNCIONALES
POST OPERATORIOS
Una apreciable proporción de los niños tratados por
una MAR, adquieren continencia fecal entre los 30 y 36
meses, si la reparación del defecto y el restablecimiento
del tránsito colónico se han realizado en el primer año de
vida.
La excepción son aquellos con déficit funcional de ori-
gen neurológico.
Se consideran como signos de buen pronóstico la pre-
sencia del sacro íntegro y un buen desarrollo de los pla-
nos musculares en lo que depende de la anatomía; en lo
funcional una vez reparada la malformación, son ele-
mentos promisorios la emisión de una a tres deposicio-
nes diarias sin ensuciamiento, el progresivo reconoci-
miento de sensación defecatoria y la continencia urina-
ria. Cuando la recuperación funcional en el post opera-
torio mediato es deficiente, el pronóstico es malo con
bajas posibilidades de mejorar con el paso del tiempo.
Como se ha mencionado, las secuelas más importantes
observadas luego de la corrección de una MAR son la
constipación rebelde, el ensuciamiento o "soiling" y la
ausencia de movimientos defecatorios voluntarios que
delatan la inercia rectal (ectasia)25
.
III-364
17
18. CONSTIPACIóN
La constipación es esperable luego de restablecido el
tránsito con el cierre de la colostomía, particularmente
en los defectos bajos o perineales. La misma debe ser tra-
tada aún en pacientes con pañales, ya que sin tratamien-
to condiciona la dilatación progresiva del recto con hi-
pomotilidad e impactación desarrollando megarrecto se-
cundario.
Para su alivio en primer lugar se recurre a dietas con al-
to contenido en fibras, la administración de laxantes co-
mo lactulosa o aceite mineral y finalmente al enema eva-
cuante si no se obtiene la eliminación fecal diaria de un
volumen suficiente.
En algunos pacientes la constipación parece aliviarse
espontáneamente con el crecimiento y la maduración,
mejorando la función evacuatoria hasta alcanzar cierta
normalidad, especialmente si se han evitado los factores
que llevan a la instalación de megarrecto inerte. Por ello
reviste importancia el tratamiento activo de la constipa-
ción desde las etapas iniciales del postoperatorio.
El recurso del "bio-feedback", programa de entrena-
miento en el reconocimiento sensorial y la coordinación
motriz, suelen ser de ayuda ante las dificultades de algu-
nos niños en la rehabilitación funcional2
.
MEGARRECTOSIGMA
Una cierta proporción de pacientes con MAR de natu-
ral buen pronóstico con reparación quirúrgica adecuada,
cuyo neo ano ha sido bien implantado, presentan cons-
tipación severa y ensuciamiento; en ellos se desarrolla la
progresiva dilatación del recto- sigma, fácilmente docu-
mentada por el estudio radiológico contrastado. El me-
ga recto - sigma suele ser el agravamiento de una condi-
ción congénita y se incrementa con el tiempo, por lo que
en estos casos cabe plantear su extirpación en los prime-
ros años de vida. La operación consiste en la resección
más amplia posible del intestino dilatado, conservando
el segmento distal del recto, recontruyéndose la conti-
nuidad con anastomosis término - terminal. Los resulta-
dos son buenos observándose la mejoría funcional que
permite a estos niños reducir la dependencia de los ene-
mas8-26
.
ENSuCIAMIENTO (SOILING)
El ensuciamiento en un paciente que había desarrolla-
do defecación voluntaria en el postoperatorio es un sín-
toma de constipación severa; el escurrimiento de mate-
ria fecal líquida se debe a impactación rectal. En general
estos casos responden bien a un prolongado tratamien-
to de limpieza mecánica y a un estricto programa de en-
trenamiento en el manejo de la defecación. Deberá con-
trolarse la evolución al mega recto sigma, en cuyo caso
podrá necesitarse, como se ha dicho, de una conducta
más agresiva.
INCONTINENCIA FECAL POSTOPERATORIA
Los pacientes con movimientos defecatorios involun-
tarios y soiling son considerados incontinentes. Esta se-
cuela es esperable en los niños portadores de MAR de
mal pronóstico, afortunadamente una minoría.
En estos casos se indica un programa de enemas, dieta
y medicación. Sin embargo el manejo de esta situación no
resulta fácil: estos niños manifiestan con el tiempo una
resistencia creciente a la indicación crónica de enema dia-
ria. El desarrollo reciente de procedimientos para realizar
la enema anterógrada han representado un sensible avan-
ce. Para ello Malone propone la utilización del apéndice
abocado como apendicostomía; posteriormente Chait
propuso una nueva técnica, ideando un dispositivo que
implanta en el ciego con el auxilio de instrumentación in-
traluminal, Los resultados del lavado anterógrado se han
mostrado verdaderamente útiles para mejorar la calidad
de vida de estos niños permitiéndoles con una irrigación
diaria permanecer limpios por largas horas, evitándoles el
enema rectal11-23-31-34-36
.
No contamos hasta el momento con otros recursos
quirúrgicos para mejorar la continencia en estos pacientes.
Hay sin embargo un grupo de niños con incontinencia
postoperatoria que se benefician con la reoperación: se
trata de aquellos casos con sacro íntegro y buena mus-
culatura perineal que reconocen sensación defecatoria.
En ellos se reconoce casi con certeza la secuela de una
operación inadecuada. Cuando el neo ano ha sido con-
feccionado por fuera del esfínter externo, hecho eviden-
te al examen físico y confirmado por electroestimula-
ción, la reoperación estará indicada. El procedimiento
consiste en remover cuidadosamente el neo ano, identi-
ficar con estimulación farádica el esfínter externo y a
continuación implantar el ano en el punto en que se ob-
serva la respuesta contráctil concéntrica. Si el músculo
no resultó muy dañado en la operación previa, habitual-
mente se obtiene la mejoría funcional.
III-364
18
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