1. EL TRIGO Y SUS CONSECUENCIAS
Actualmente, todas las dietas que se siguen, ya sea con algún objetivo o
por salud, incluyen el trigo como uno de los principales alimentos de consumo,
como por ejemplo: Pan, Pasta, bollería, salsas, etc. Sin saber las
consecuencias negativas que producen en nuestro organismo.
Para empezar, debemos hablar del intestino. El intestino es la primera
barrera inmunológica que disponemos los humanos, y como tal, debemos tener
en cuenta sus posibles agresiones.
Una de las enfermedades más usuales es la que se conoce como “intestino
pinchado”, o lo que es lo mismo: el aumento de la permeabilidad intestinal. Ésto
permite que las sustancias de alimentos no digeridos, desperdicios metabólicos
y bacterias que deben procesarse en el intestino, escapen al torrente
sanguíneo, lo cual produce una consiguiente inflamación. O lo que es peor, que
el sistema inmune no lo reconozca como suyo y comience a atacarlo (patología
autoinmune).
Pero, ¿Qué sustancias contiene el trigo que lo hacen tan agresivo?
Principalmente Gliadina y Lectina.
La Gliadina es una proteína principal inmunotóxica que aumenta la producción
de zonulina en el intestino, la cual abre los espacios porosos (enterocitos).
Además, es la encargada de dar la textura a alimentos como el pan.
Los celiacos forman anticuperos frente a la gliadina, pero no es necesario
padecer esta enfermedad para sufrir los efectos de esta proteína, por lo que
nos afecta a todos por igual.
Las Lectinas son las proteínas mediante el cual las plantas se defienden de
ser comidas, y la mayor concentración de esta sustancia se encuentra en las
semillas (para asegurar su reproducción).
Somos susceptibles a alimentos que contienen esta sustancia (como son la
patata, tomate y pimientos), pero en el caso del trigo, y a esta nueva forma
genética que posee desde hace un tiempo para aumentar la producción y
abaratar costes, nos cuesta digerirlo debido a la aglutinina (no se elimina a
través de la germinación).
2. La manera que tenemos de abordar estos anti-nutrientes es mediante la
germinación, fermentación y cocción. Pero las lectinas resisten esa
degradación debido a su amplia gama de pH y a que soportan grandes
cambios de temperatura. Y más concretamente, la lectina de la aglutinina es
más dura debido a vínculos de disulfuro que la conforman.
Debido a esto, debemos suprimir la ingesta de trigo en nuestras comidas
y desde aquí, proponemos la dieta Paleolítica como la que más se ajusta a
nuestra condición genética y metabólica, pero de ésta ya hablaremos en
próximas publicaciones.
Características de las lectinas:
- Pro inflamatorias. Estimulan la síntesis de los mensajes químicos inflamatorios
(citoquinas) en las células inmunes e intestinales.
- Inmunotoxicidad. Contribuyen con la autoinmunidad, al tener una reacción cruzada
con otras proteínas.
- Neurotoxicidad. Pueden cruzar la barrera hematoencefalica a través de un
proceso llamado “endocitosis de adsorción”. También puede adjuntarse a su vaina
de mielina e inhibir el factor de crecimiento nervioso, lo cual es imporante para la
supervivencia de ciertas neuronas.
- Citotoxicidad. Pueden inducir a la detención del ciclo celular o muerte celular
programada (apoptosis).
- Cardiotoxicidad. Tienen un potente efecto perjudicial sobre la adhesión de
plaquetas de las células endoteliales para la regeneración de tejidos.
- Excitotoxicidad. Contienen niveles altos de ácido gultámico y aspárticos. Estos
causan una activación excesiva en los receptores de las células nerviosas y pueden
contribuir a enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis multiple,
Alzheimer y otros trastornos como la epilepsia o las migrañas.
- Alteran la función endocrina. Pueden contribuir al aumento de peso, resistencia a
la insulina y a la leptina. Se unen a los nódulos tiroides malignos y benignos e
infiere en la producción de secretina en el páncreas.
- Afectan a la función gastrointestinal. Causan desprendimiento de la membrana
intestinal, reduciendo su superficie, acelerando
perdida de células y acortando las vellosidades, lo cual alteran la función.