1. EL CANTO DE
LA PALABRA
ELSA MORA GALLARDO
ROSA AMELIA ASUAJE
2. LA PROSODIA EN EL DÍA A DÍA
Conocer una lengua no sólo consiste en concatenar sonidos o estructuras
morfológicas y sintácticas coherentemente, también implica reconocer la
musicalidad que la caracteriza y que la asemeja o diferencia de otras lenguas y
dialectos. La prosodia es la disciplina que se encarga de describir melódica y
rítmicamente los sonidos del habla: esa especie de “acento” que nos permite
identificar a nuestro interlocutor, si es hombre o mujer, la clase social a la cual
pertenece, si pregunta algo, si está triste, o incluso, si es extranjero.
La acentuación, el ritmo y la entonación son las cualidades sonoras
responsables de esa “música” que escuchamos cuando alguien nos habla.
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3. Un excelente ejemplo que ilustra muy
bien lo que decimos es aquella célebre
obra de teatro Pygmalion de Bernard
Shaw; en ella, el profesor Huggins gana
una apuesta transformando en tres
meses en dama de la alta sociedad a
una joven muy pobre que se gana la
vida vendiendo flores a los transeúntes.
Esta transformación la realiza a través
de la enseñanza de la lengua y el uso
adecuado de la prosodia, elementos
que constituyen un código distintivo de
clase social.
Como bien lo ilustra el ejemplo,
hablar no consiste sólo en
articular adecuadamente los
sonidos, también implica asignarle
a esos sonidos la melodía
correspondiente para que el
mensaje que emitimos sea
comprendido en su intención
discursiva por nuestros
interlocutores.
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4. Otra injerencia
importante de la
prosodia en el texto, la
observamos en el
siguiente calambur, juego
de palabras de un
enunciado que posee los
mismos sonidos, pero en
el que su sentido varía de
acuerdo con el cambio de
agrupación de tales
emisiones:
Yo lo coloco y ella lo quita
Yo loco, loco y ella loquita
Si yo viera
Si lloviera
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5. En el caso de la décima siguiente, de autor anónimo:
Tres bellas que bellas son
me han exigido las tres
que diga de ellas
cuál es la que ama mi corazón
si obedecer es razón
digo que amo a Caridad
no a Julia cuya bondad
persona humana no tiene
no busca mi amor a Irene
que no es poca su beldad.
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6. Las posibilidades de esta décima son bien distintas si al leerla hacemos pausas en
un verso y no en otro.
Si expresamos una interrogación o admiración
en un verso determinado en vez de
pronunciar todo el texto de manera
afirmativa.
En la escritura, los signos de puntuación como
la coma, el punto y coma, los dos puntos, los
signos de interrogación, de exclamación, los
paréntesis o guiones, entre otros, permiten
orientar al lector sobre cómo imprimirle
musicalidad al texto que oralmente
reproduce, cuándo pausar
para indicar la enunciación de eventos, la
descripción detallada de algo, un cambio de tema
o el final de la lectura.
En el caso del poema que acabamos de leer,
una distribución determinada de signos de
puntuación puede modificar, para quien lo
lea, su sentido.
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7. Observemos entonces los diversos significados que un mismo texto puede brindar
al lector:
…si obedecer es razón
digo que amo a Caridad,
no a Julia cuya bondad
persona humana no tiene,
no busca mi amor a Irene
que no es poca su beldad.
1
…si obedecer es razón
¿digo que amo a Caridad?
no, ¡a Julia cuya bondad
persona humana no tiene!
no busca mi amor a Irene
que no es poca su beldad.
2
…si obedecer es razón
¿digo que amo a Caridad?
no, ¿a Julia cuya bondad
persona humana no tiene?
no, busca mi amor a Irene
que no es poca su beldad.
3
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8. Los signos de puntuación son necesarios en la preservación
de la cohesión textual y en la comprensión del mensaje.
En la oralidad, esos signos de puntuación que observamos
en la escritura, obviamente no se anuncian antes de cada
frase pero sí se codifican prosódicamente a través de la
presencia de pausas, de alargamientos o acortamientos
silábicos, de cambios en la entonación o de la velocidad de
habla, con la finalidad de indicar que se hace una pregunta,
que se expresa una admiración o repudio, que se desea
resaltar una palabra o un enunciado, o simplemente, que se
indica, a través de una pausa o un descenso en la melodía de
la voz, que puede hablar nuestro interlocutor, pues hemos
terminado nuestra intervención.
En el texto 1
podemos leer que
la elegida para ser
amada por el
poeta es Caridad.
En el texto 2
leemos que es
Julia.
Y en el texto 3
que es Irene.
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9. Una misma señal verbal
puede expresar,
simultáneamente,
informaciones de
naturaleza diferente o
construir diferentes
sentidos a partir de un
mismo texto o una misma
emisión.
Como ejemplo de ello,
citamos a continuación la
siguiente historia:
Se cuenta que un señor, por ignorancia o
malicia, dejó al morir el siguiente testamento
sin signos de puntuación:
“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a
mi hermano Luis tampoco jamás se
pagará la cuenta al sastre nunca de
ningún modo para los jesuitas todo lo
dicho es mi deseo”.
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10. El juez encargado de
resolver el testamento,
reunió a los posibles
herederos, es decir, al
sobrino Juan, al hermano
Luis, al sastre y a los
jesuitas, acto seguido le
entregó a cada uno de los
potenciales herederos
copia del confuso
testamento con objeto de
que lo ayudaran a resolver
el dilema.
Al día siguiente cada
heredero aportó al Juez una
copia del testamento con
signos de puntuación.
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11. 1- Juan, el sobrino
“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan.
Juan. No a mi hermano Luis.
Tampoco, jamás, se pagará la cuenta
cuenta al sastre. Nunca, de ningún
ningún modo, para los jesuitas. Todo
jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo”.
deseo”.
2- Luis, el hermano:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan?
No. ¡A mi hermano Luis!. Tampoco,
jamás, se pagará la cuenta al sastre.
Nunca, de ningún modo, para los
jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo”.
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12. 3- El sastre:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino
sobrino Juan.? No. ¿A mi hermano
hermano Luis? Tampoco, jamás. Se
4- Los jesuitas:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino
Juan?. No. ¿A mi hermano Luis?
Tampoco, jamás. ¿Se pagará la
cuenta al sastre? Nunca, de ningún
modo. Para los jesuitas todo. Lo
dicho es mi deseo”.
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13. 5- El juez, quien todavía pudo añadir otra interpretación:
“¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan?. No. ¿A mi hermano Luis?
hermano Luis? Tampoco. Jamás se pagará la cuenta al sastre. Nunca,
Así que el señor juez, ante la imposibilidad de nombrar un heredero,
tomó la siguiente decisión:
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14. “
”
…Por lo que no resultando
herederos para esta herencia, yo,
el Juez me incauto de ella en
nombre del Estado y sin más que
tratar queda terminado el asunto
En el texto anterior queda plasmada la función general de la prosodia
de codificación (elaborar el texto) y decodificación (interpretarlo).
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16. Las pausas:
4. La coma: se usa antes y después de un nombre
vocativo; antes y después de un nombre en
aposición; para separar partes semejante y
consecutivas; para separar oraciones, dentro de la
oración compuesta; para indicar la fuente de un
escrito se inserta una oración aclaratoria que
suspende el texto principal.
5. El punto y coma: se usa para separar oraciones
dentro de la oración compuesta; cuando la oración va
seguida de otra que se inicia con conjunción y ambas
no se concatenan en sentido.
1. El punto: se coloca al final de un
escrito con sentido completo. Si al
escrito le sigue inmediatamente
otro tendremos “punto y seguido”;
si el punto separa párrafos es el
“punto y aparte”; si está al final del
escrito es el “punto final”.
2. Los dos puntos: se usa en citas
textuales; con resumen o
consecuencia, explicación o
comprobación de un escrito
anterior; en decretos, sentencias,
certificaciones.
3. Los puntos suspensivos: cuando
se quiere dejar la oración
incompleta y crear suspenso, duda,
temor; cuando se copia un texto y
se omite una parte.
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17. El Paréntesis ( )
Se usa cuando se interrumpe el
sentido del escrito con una
aclaratoria no relacionada con
el tema; para encerrar noticias,
datos, explicaciones de
abreviaturas.
El Guion (-)
Se utiliza en la división de las
sílabas al final de línea; entre
prefijo y la palabra; en
gentilicios opuestos o
contrastantes; entre dos
adjetivos que forman palabra
compuesta.
La Raya (—)
Se emplea en los diálogos; al
intercambiar oraciones no
relacionadas en sentido con el
texto en el que se introducen;
para indicar que se repite una
palabra.
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18. Signos diacríticos:
4. Diéresis (¨): e usa cuando se quiere indicar que la
“u” se pronuncia en las sílabas “güe”, “güi”; en poesía
se coloca sobre la primera vocal del diptongo para
deshacerlo y obtener una sílaba más.
5. Párrafo y asterisco:
Párrafo (§), signo que se utiliza en libros para indicar
divisiones internas de los capítulos, va seguido del
número.
Asterisco (*), se usa al lado de una palabra en un
texto como llamada a una nota a pie de página, nota
que también llevará asterisco.
1. Signos de interrogación: Se colocan
en el inicio y al final de la oración
interrogativa.
2. Signos de admiración: Se colocan al
principio y al final de la oración
exclamativa.
3. Comillas: Se usa para distinguir
palabras o frases según los propósitos
del escritor, en citas, ya sea de español
o en otros idiomas. Las comillas simples
se usan para al principio o final de una
palabra o frase dentro de una cita ya
encomillada y para indicar que una
palabra es definición de otra.
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19. En el siguiente texto debes colocar los signos de puntuación aplicando las reglas
vistas anteriormente.
QUÉ PURA Platero y qué bella esta flor del campo Pasan a su lado todos los tropeles los toros las cabras los potros los
hombres y ella tan tierna y débil sigue enhiesta malva y fina en su vallado solo sin contaminarse de impureza alguna
Cada día cuando al empezar la cuesta tomamos el atajo tú la has visto en su puesto verde Ya tiene a su lado un pajarillo
que se levanta por qué al acercarnos o está llena cual una breve copa del agua clara de una nube de verano ya
consiente el robo de una abeja o el voluble adorno de una mariposa
Esta flor vivirá pocos días Platero aunque su recuerdo podrá ser eterno Será su vivir como un día de tu primavera como
una primavera de mi vida Qué le diera yo a al otoño Platero a cambio de esta flor divina para que ella fuese
diariamente el ejemplo sencillo y sin termino de la nuestra
Juan Ramón Jiménez, “Platero y yo”.
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20. EL ACENTO Y LAS LENGUAS
Elsa Mora Gallardo
Rosa Amelia Asuaje
21. “Paris se quema, se quema Paris/Paris se
quema, se quema, se quema, se quema
Paris/ Paras sa cama, sa cama
paras/paras sa cama, sa cama, sa cama
sa cama paras/ y así con cada vocal”.
Sería:
“mapa, ñapa, napa, vapa, mospo, depe,
papa, sepe, opo, alpa, papa, rapa,
mopo”
Ambos tipos de juegos implican una
conciencia silábica natural por parte del
hablante.
En lo que respecta a la relación entre
sílaba-acento, existe una clara relación
entre la duración de las sílabas según su
lugar en el sintagma y la relación de
éstas con el acento.
La mayor parte de los estudios
realizados sobre la duración del acento
demuestran que las sílabas acentuadas
suelen ser más largas que las
inacentuadas.
En palabras de Meynadier (2001:92) la sílaba parece ser una
manifestación de una intuición lingüística.
O bien el famoso código de hablar
por “p”: “mañana vamos de paseo
al páramo”
Recordemos todo lo que como
hablantes de nuestra lengua
hacemos jugando con la sílaba
como es el caso del famoso canto
infantil que se estructura en
función de la permutación silábica:
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22. El acento permite resaltar una sílaba con respecto a otras mediante el contraste entre
unidades tónicas (sílabas acentuadas) y unidades átonas (sílabas no acentuadas).
Palabras átonas son pocas, pero de mucho uso.
Artículos determinados: el, la, lo, las, los…
Las formas apocopadas de los adjetivos posesivos: mi, tu,
su…
Los pronombres personales que realizan la función de
complemento sin preposición: me, nos, te, os, le, la, lo, los,
las, les, se
Los relativos: que, cuanto, quien, cuyo
Los adverbios relativos con funciones no interrogativas o
exclamativas: donde, cuanto…
Las conjunciones: y, o, que, si, pues, aunque…
Casi todas las preposiciones: de, con, a…
La partícula cual, cuando equivale a como
En las tónicas tenemos el sustantivo, el adjetivo, el pronombre
tónico, los indefinidos, adjetivos o pronombres, entre otros…
Monosílabos tónicos: más (adverbio de cantidad), tú
(pronombre personal), él (pronombre personal), mí
(pronombre personal), sí (adverbio de afirmación), dé
(verbo dar, déme), sé (verbo saber), té (sustantivo)
Aún (adverbio temporal o de modo cuando equivale a
todavía), sólo (adverbio equivalente a solamente).
Pronombres: éste, ésta, ése, ésa, aquél, aquélla, y sus
plurales
Interrogaciones, admiraciones o expresiones de carácter
dubitativo: cómo, cuál, quién, qué, cuándo, dónde, cuánto,
por qué
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23. Tipos de palabras según el lugar del acento
1- Las palabras agudas
Representan el 17, 68% (Quilis:1981, 336) del
esquema acentual del español, y cuyo acento se
ubica sobre la última sílaba. Ejemplo: oración,
bondad.
Todas las agudas que terminan en vocal, n, o s,
llevan marcado el acento ortográfico o tilde;
aquellas que no terminan en vocal, n o s, no se
acentúan, aunque mantienen su acento
prosódico.
2- Las palabras graves
Representan el 79,5% (Quilis:1981, 336) del
esquema acentual del español, y cuyo acento se
ubica sobre la penúltima sílaba. Ejemplo: libro,
amargo, difícil.
Las palabras graves que terminan en vocal, n o s,
no se acentúan; sin embargo, aquellas que
terminan en otras grafías siempre se acentúan
ortográficamente.
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24. 3- Las palabras esdrújulas
Representan el 2,76% (Quilis:1981, 336)
del esquema acentual del español, y cuyo
acento se ubica sobre la antepenúltima
sílaba. Que siempre se acentúa
ortográficamente. Ejemplo: préstamo,
íntegro, intérprete.
4-Las palabras sobreesdrújulas
Suelen ser términos compuestos y
siempre llevan acento ortográfico o tilde
antes de la antepenúltima sílaba.
Representan el 0,06% (Quilis:1981, 336)
del esquema acentual del español.
Ejemplo: búscamelo.
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25. A continuación se te presenta un texto para que clasifiques las
palabras según la posición del acento: agudas, graves, esdrújulas,
sobresdrújulas.
La palabra “corsarias” corre el albur de despertar un recuerdo que es vagamente incómodo: el de una ya descolorida zarzuela, con sus
teorías de evidentes mucamas, que hacían de piratas coreográficas en mares de notable cartón. Sin embargo, ha habido corsarias:
mujeres hábiles en la maniobra marinera, en el gobierno de tripulaciones bestiales y en la persecución y saqueo de naves de alto
bordo. Una de ellas fue Mary Read, que declaró una vez que la profesión de pirata no era para cualquiera, y que, para ejercerla con
dignidad, era preciso ser un hombre de coraje, como ella. En los charros principios de su carrera, cuando no era aún capitana, uno de
sus amantes fue injuriado por el matón de a bordo. Mary lo retó a duelo y se batió con él a dos manos, según la antigua usanza de las
islas del Mar Caribe: el profundo y precario pistolón en la mano izquierda, el sable fiel en la derecha. El pistolón falló, pero la espada se
portó como buena… Hacia 1720 la arriesgada carrera de Mary Read fue interrumpida por una horca española, en Santiago de la Vega
(Jamaica).
Borges, J.L. “Historia Universal de la Infamia”.
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