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DE: JAIME DIAZPAGE – MEXICO -
MARZO 2003
Escrito 11
LA ORACION ANTE EL CAOS Y LA CONFUSION
Amados hermanos, lectores y estudiantes de El Libro de Urantia, los saludo en
nombre de nuestro Padre Universal y Jesús de Nazaret nuestro Padre Creador, sabiendo que
ellos siempre nos abrazan y envuelven en su amor infinito y eterno. En estos tiempos de
inquietud y confusión, en que nuestra mente puede desarmonizarse, presentamos este escrito
con el propósito de orientarla hacia la búsqueda de la Divinidad, la armonía y el equilibrio
mental, al evolucionar en este planeta llamado Urantia. Prólogo: 1:1.
En estos momentos en que nuestra mente puede ser perturbada y puesta en
desequilibrio, en que la duda, la incertidumbre y el temor hacen su aparición en nuestra
conciencia humana, es que debemos acordarnos de unirnos a nuestra Divinidad Interior
mediante el recogimiento espiritual personal, es decir, realizar la meditación espiritual, la
oración y la adoración a Dios, buscando la paz sublime del espíritu que nos habita. En
comunión con nuestro Dios y Señor recibiremos hoy y siempre el alimento espiritual
necesario para poder transitar con fortaleza y serenidad los sucesos inescapables de la vida.
La unión con nuestra Divinidad Interior nos proveerá el discernimiento espiritual
necesario que nos permitirá descubrir nuevos significados de la vida espiritual y de la vida
material, dando la importancia necesaria a estos dos aspectos de la realidad que son
inherentes a nuestra existencia en este planeta.
Es necesario comprender y aceptar que sólo la vinculación amorosa y sincera con
Dios nuestro Señor, nos dará la fortaleza, la alegría, la valentía y la paz necesaria para
no sucumbir ante la desarmonía en que hoy en día vive la humanidad. Es en el Señor
nuestro Dios, que encontraremos un remanso de paz, sosiego e inspiración que nos
permitirán contemplar nuestra vida actual y los días por venir con valentía y serenidad,
delineando nuestro camino y nuestro andar de mejor manera, con gozo en el corazón, dando a
las vicisitudes de la vida la importancia que requieren y nada más.
Nuestro Padre Creador Jesús de Nazaret (Miguel), siempre nos ha instado a
vincularnos a la Fuente de nuestra existencia que es Dios, la Fortaleza Suprema por
excelencia que sostiene la vida universal. De Dios Padre provienen las energías sustentadoras
de la naturaleza y de la vida humana, así como la fuerza espiritual que anima a toda criatura.
Unidos a Dios en esta vida, podemos captar las emisiones espirituales de nuestro Padre
Universal para fortalecer espiritualmente nuestra alma humana; de esta manera
devocional, logramos apropiarnos las cualidades divinas para hacer real nuestra
autorrealización espiritual. Cristo Jesús sabe muy bien que todo hombre que se inclina
ante su Divinidad Interior (Ajustador) con verdadera fe, humildad, devoción y
sinceridad, recibe las divinas dádivas del amor del Padre, la sabiduría y el
discernimiento espiritual que se manifiestan en su conciencia, fortaleciendo e inspirando
su mente de tal manera que el temor y la incertidumbre no aparecen más en su
conciencia humana.

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Es de sabios beber y comer el agua y el pan de la vida eterna que se encuentran en
el interior de uno mismo, en nuestra chispa divina. Dios Padre Amor nos ha provisto a cada
uno de nosotros con todo lo necesario para que podamos abrirnos paso en esta existencia
hacia la vida espiritual, hacia la realidad de la vida. Es necesario fortalecernos con y desde
el espíritu interior, para poder transitar de mejor manera el sendero evolutivo de nuestra
conciencia. Sin la unión con Dios, difícilmente vamos a entrar en el sendero de la
espiritualización de nuestra conciencia. Dios es nuestro único camino, pues de El venimos y
a El volveremos, al cumplir con las metas espirituales que Él nos ha señalado a través de su
Hijo Jesús de Nazaret, nuestro Padre Creador, para nuestra salvación y bienaventuranza
eterna. La comunión con Dios nuestro Señor, mediante la fe religiosa genuina y la devoción
respetuosa, hace que nuestra alma muestre su divinidad potencial, induciendo a nuestra
personalidad humana a reaccionar extraordinariamente ante situaciones sociales difíciles e
intelectuales y de prueba, mostrando 12 actuaciones de aspecto espiritual:
1 Progreso ético y moral.
2 Confianza en la bondad de nuestro Señor, a pesar del desencanto de la vida.
3 Aumento de valor para enfrentarnos a las adversidades de la vida.
4 Muestra de equilibrio y tranquilidad ante las enfermedades y sufrimientos
físicos.
5 Permanecer con aplomo y equilibrio ante la injusticia y los maltratos.
6 Mantener una confianza divina en la victoria final a pesar de la manifestación de
las fuerzas de la naturaleza.
7 Mantener confianza suprema en Dios a pesar de la lógica humana y las
creaciones intelectuales que no corresponden a la verdad.
8 Continuar exhibiendo una fe infalible en la sobrevivencia de nuestra alma, a
pesar de las enseñanzas engañosas de la falsa ciencia.
9 Vivir y triunfar a pesar del avance demoledor de las civilizaciones complejas y
parciales de estos tiempos modernos.
10 Contribuir a la sobrevivencia del servicio altruista a la humanidad a pesar del
egoísmo humano, del antagonismo social y los desajustes políticos.
11 Adherirse firmemente a la creencia sublime en la unidad universal y la guía
divina a pesar de la presencia del mal y el pecado.
12 Continuar adorando a Dios a pesar de todo y de cada cosa, atreviéndose a
declarar: “Aunque me quite la vida, seguiré sirviéndole”.
Todo esto y más, provee el Señor a aquellos de sus hijos que le aman, le sirven y
creen en El. Dios Padre ama a todos sus hijos y El nos da en la medida en que le abrimos
nuestro corazón. Es necesario nacer desde y con el Espíritu del Señor para recibir la
bienaventuranza que nos tiene preparada. El Señor nos invita siempre al banquete espiritual
de la Realidad Divina. Fuimos creados para vivir en espíritu y en verdad la vida eterna,
haciendo la voluntad de Dios. Hoy nuestra vida es apenas un fragmento minúsculo de la
vida eterna; no es el final, sino el gran principio de nuestra vida espiritual, de la carrera
espiritual que nunca tendrá fin para Gloria de Dios. (Libro Urantia, Cap. 101, pág. 1108).
NOTA: Este trabajo usa citas procedentes de El libro de Urantia, © 1993 que es la traducción al español
de The Urantia Book, © 1955 Urantia Foundation, 533 Diversey Parkway, Chicago Illinois 60614, EE.UU; +1
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este trabajo son del autor y no representan necesariamente los puntos de vista de la Fundación Urantia o de sus
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