Este documento resume las principales enseñanzas de Jesús sobre el camino espiritual hacia la salvación del alma y la iluminación. Jesús enseñó que debemos cultivar nuestro espíritu interior a través de la oración, la meditación y el servicio al prójimo para recibir las cualidades divinas necesarias para vivir eternamente. Sus enseñanzas nos guían a asemejarnos a Dios mediante la práctica de la fe y el amor. Jesús invita a todos a beber del agua viva y el pan de la
Escrito 93 sobre la oración personal a nuestro padre espiritual
La invitación de Cristo Jesús al Reino de Dios
1. DE: JAIME DÍAZ PAGE -MÉXICO-
OCTUBRE 2013
ESCRITO 97
ESCLARECIMIENTO Y ORIENTACIÓN ESPIRITUAL
LA INVITACIÓN
Amados hermanos y amigos, lectores y estudiantes de la Verdad Revelada en el
Libro de Urantia. Los saludo nuevamente de manera afectuosa y cordial.
En este escrito deseo hacer constar un hecho real, que a mi juicio es muy
importante que tomemos en cuenta, respecto del Evangelio del Reino de nuestro Padre
Creador Jesús de Nazaret: las enseñanzas entregadas por Jesús a los doce apóstoles e
instructores de aquella época, que corresponden a su evangelio de la buena nueva, por
ejemplo las enseñanzas sobre: el renacimiento espiritual, el reino, el alma, la salvación,
hacer la voluntad de Dios, la oración y la adoración, el agua y el pan de la vida, la fe, el
discernimiento espiritual, la comunión en la adoración, la verdad divina, el dominio de
si mismo, la meditación espiritual al Padre Eterno (la oración-adoración) en privado,
la acción del Espíritu de la Verdad, el dominio de sí mismo, los frutos del espíritu, el
bien y el mal, el pecado, la iniquidad y otras más, no fueron enseñanzas exclusivas para
ellos y para ese tiempo, son enseñanzas universales para ellos y para nosotros, para
todos los hijos de Dios que evolucionamos en los mundos materiales de la creación del
Padre Eterno.
También podemos tomar en cuenta las orientaciones personales que Jesús
entregó a cada uno de los apóstoles para que enfrentaran de mejor manera la divulgación de
la buena nueva de su evangelio; las orientaciones contienen enseñanza útil. De cada
enseñanza de nuestro Padre Jesús, debemos obtener provecho. Sus enseñanzas en conjunto,
y la vida que él vivió, nos sirven de inspiración en nuestro despertar y caminar espiritual.
Cuando Jesús instruye a los apóstoles, nos instruye a nosotros también.
Nosotros somos criaturas evolutivas imperfectas, pero somos bendecidas por la
presencia de Dios en nuestra propia mente. Es a través del ministerio amoroso de
instrucción de los Hijos Creadores, el Ajustador del Pensamiento, el Espíritu de la
Verdad, El Espíritu Santo, los Angeles guardianes o Serafines y otras Personalidades
celestiales, que somos ayudados a comprender y discernir la realidad universal, así como la
realidad espiritual del Universo Maestro, nosotros solos no podemos progresar
espiritualmente sin su ayuda magnífica, guía sabia y suprema.
La valiosa ayuda que hemos recibido en la antigüedad y en estos tiempos, por
parte del Padre Creador y sus Huestes celestiales, ha sido dada para que tomemos
conciencia de nuestro origen y destino, fuimos creados por Dios y volveremos a Dios si
es que nosotros lo deseamos de todo corazón, pero poniendo en práctica la enseñanza
que Cristo nos dejó.
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2. Su enseñanza puesta en práctica requiere de (1) alimento espiritual: la
meditación espiritual haciendo oración y adoración a nuestro Dios interior a ojos
cerrados, sentados cómoda y confiadamente, haciendo esto por 20 o más minutos; y (2)
el servicio espiritual al prójimo durante nuestra vida. Cultivemos la presencia de Dios.
La enseñanza de la iluminación y la salvación del alma es de acción práctica, no es sólo
para que la escuchemos y nos regocijemos al leerla; necesitamos incorporarla en nuestra
conciencia, mente y alma mediante el acercamiento regular amoroso y pleno de fe a
nuestro espíritu interior, pues es de él que recibiremos las cualidades divinas para la
salvación del alma y la conciencia, para vivir eternamente de manera consciente en otros
mundos superiores que nos están esperando. Esto es el Plan de Dios Padre para nosotros.
Toda la enseñanza de Cristo Jesús es para que sepamos que tenemos un Padre
Todopoderoso y amoroso que desea iluminarnos y salvarnos para que podamos vivir
en su conciencia divina eternamente, amándole, adorándole y sirviéndole.
Jesús vino a mostrarnos el camino para hacer divino lo humano, convertir lo
imperfecto en perfecto. El Señor nos ha dado una chispa divina de su Ser Infinito y él
espera que mediante sus enseñanzas entregadas a través de su Hijo Jesús, nos preparemos
espiritualizándonos, ennobleciéndonos y robusteciendo nuestra alma mediante su
Espíritu de la Verdad y así alcancemos la liberación de las cadenas materiales de la
existencia.
Si los seres humanos no necesitáramos esta ayuda y enseñanzas, Cristo jamás
habría venido a la Tierra. Pero somos mortales imperfectos que necesitamos la ayuda y la
guía divina, bendito es el Señor que se ocupa de proveernos la Verdad necesaria para
nuestra ascensión espiritual en el tiempo y el espacio.
La iluminación espiritual, el mejoramiento del carácter y la conciencia, no se
dan de afuera hacia adentro, sino de dentro hacia afuera, desde el Espíritu hacia el
alma y la mente. Del Espíritu proviene la vivificación espiritual y la inspiración de
nuestra mente para el ennoblecimiento de nuestra alma que recibe los nutrientes divinos
o valores espirituales, los valores de sobrevivencia para la eternidad.
Por eso nuestro Maestro Jesús dijo: “aquel que crea en mí, vivirá”, pero esto
no significa una mera creencia intelectual, sino practicar y hacer lo que el Evangelio del
Reino requiere. “Hacer la voluntad de Dios significa asemejarnos a Él”.
La religión que Jesús descubrió y vivió para todos nosotros, es una religión de
experiencia práctica con el Espíritu interior personal que vive en nuestra mente
humana; esta práctica regular brinda instantáneamente lo que Jesús llamó la fe
viviente o fe experiencial al contactar al Espíritu interior, al comulgar plenamente con
él. Esto es lo que necesitamos obtener por medio de la fe en Dios y el amor a Dios que
vive dentro de nosotros. De esta manera es que los frutos del espíritu serán una
realidad en nuestra vida humana en fase de espiritualización.
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