una discusión necesaria

1. ¿Quién tiene las llaves de la U.N.?
Insumo introductorio
He decidido comenzar este análisis de la situación actual y la perspectiva de la Universidad Nacional
de Colombia; con un documento elaborado casi quince años atrás. En la intención de hacer
contexto; ahora que inicia el proceso para la designación del rector o la rectora para el periodo
2018-2021. Este escrito debe ser considerado como anexo a un documento que envíe a la
Secretaría General. Solicitando su publicación soportada en el artículo 40, numeral 5; articulo 23 y
el artículo 69 de la Constitución Politica de Colombia.
Estos escritos son pertinentes, en tratándose de un proceso que debe convocar a la comunidad
universitaria. Veamos:
A PROPÒSITO DEL FALLLO PROFERIDO POR EL HONORABLE CONSEJO DE ESTADO
(con respecto a la designación del Rector General en la Universidad Nacional de Colombia)
Solo conozco la información publicada por el periódico El Tiempo, el dìa 13 de diciembre. Asumo
que debe existir una sustentación de más alcance. De no ser así, con el debido respeto, me parece
extremadamente endeble. Esto a más de ser improcedente en términos del rol que le confiere la
Constitución Política, en sus artículos 237 y 238.
En lo que a mí respecta, considero un deber con la Universidad Nacional de Colombia, presentar
una posición; como extensión de mis escritos anteriores (abril y mayo de 2003) referidos al mismo
tema.
El soporte jurídico, presentado por los magistrados que integran la Sala de Asuntos Electorales del
Consejo de Estado, tiene que ver con el hecho siguiente: En la sesión del Honorable Consejo
Superior que decidió acerca de la designación del Rector General en la Universidad Nacional de
Colombia, no se configuró la mayoría expresada en la mitad más uno de los integrantes del
Consejo Superior Universitario. Esto en razón a que la designación se produjo con cuatro votos a
favor del profesor Marco Palacios. Si el Consejo Superior está integrado por ocho miembros, la
mayoría está constituida por cinco y no por cuatro.
Vista así, la posición de los Magistrados integrantes de la Sala, es un galimatías jurídico. Es tanto
como pretender un escenario en el cual las decisiones son lineales, óptimas en cuanto a la relación
numérica simple. Así entendido, entonces no cabe lo complejo en decisiones como la designación
del Rector. Inclusive, por esta vía, se hace abstracción de la libertad que tienen los y las
integrantes de una instancia colectiva de dirección, para asumir opciones como la abstención y/o el
impedimento (como fue la situación en el caso de la referencia).
Además, en el numeral 5 del artìculo 7, Acuerdo 13 de 1999, se le otorga al Consejo Superior
Universitario la potestad para designar Rector General, fundamentado en directrices precisas,
establecidas en ese mismo ítem. Lo cierto es que no se habla del requisito de la mayoría

2. configurada a partir de la mitad más uno. Es apenas obvio que se deben interpretar las decisiones
del Consejo Superior Universitario en nexo con el artìculo 69 de la Constitución Política.
Lo más cercano, en cuanto a la intervención del Consejo de Estado en eventos relacionados con
actos administrativos, está consignado en el artìculo 238 de la Constitución Política, veamos: “La
jurisdicción de lo contencioso administrativo podrá suspender provisionalmente, por los motivos y
con los requisitos que establezca la ley, los efectos de los actos administrativos que sea
susceptibles de impugnación por vía judicial”.
En el caso que me ocupa, insisto, la intervención del Consejo de Estado no procede. Resumo mi
sustentación así: El Honorable Consejo Superior Universitario es la máxima instancia colectiva de
Dirección en la Universidad Nacional de Colombia. La designación del Rector General debe
efectuarse conforme al procedimiento definido en el numeral 5, artìculo 7 del Acuerdo 13 expedido
en 1999. Siendo así, la norma interna prevalece, conforme a la autonomía universitaria establecida
por la Constitución Política, en su artìculo 69. En consecuencia no se puede endilgar ningún error ni
de forma, ni de fondo en la decisión asumida por el Consejo Superior Universitario al momento de
la designación del profesor Marco Palacios como Rector General.
Conclusión: El Consejo de Estado no puede declarar nula la designación. De un lado la Constitución
Política no le otorga esa potestad. De otro lado, la designación se produjo en cumplimiento de la
normatividad interna se la Universidad Nacional de Colombia. De lo que se trata, entonces, es
luchar para lograr su modificación. ¡Cómo lo expreso en el escrito enviado a la Secretaría
General!
¿Desde cuándo perdimos las llaves en la Universidad Nacional de Colombia?
Lejos ya, en el tiempo. Proceso aquel que inauguró el sistema de imposiciones. Bloqueos
absolutos en todas las dependencias en el campus. Con expresiones de turbamultas. Haciendo
creer que las voces fuertes e insultantes fueran compatibles con la holgura conceptual y
democrática Esto porque he mantenido una posición en el sentido del método efectivamente
democrático y respetuoso de los derechos de estudiantes y profesores que, a cada nada, no
pueden acceder a clases. Casi (sumados en el tiempo) nueve meses perdidos. No importando si las
familias de los y las estudiantes no tendrían que ser perjudicadas en el esfuerzo de matricular a
sus hijos e hijas. Profesores y profesoras e investigadores(as) que vieron truncados procesos
puntuales de investigación. Con pérdidas totales de los insumos requeridos. “…porque quiénes
habían robado las llaves las tenían en su custodia. Un ejercicio sistemático y periódico.
Como dirían coloquialmente los cuenteros y cuenteras”…hasta nuestros días.
¿…Qué ha sucedido en pasado reciente?
Más de lo mismo. Con el agravante de expresiones del actual rector, profesor Ignacio Mantilla
Prada, discutiendo con los robadores de las llaves; en términos de la repartición de cuantías del
dinero que, supuestamente, había destinado el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de
Educación. Para la nivelación salarial alcanzada con respecto a las otras universidades públicas.
Dinero que, en fin de cuentas se cargaron a los recursos propios de la Universidad Nacional de
Colombia. Vergonzosa actitud exhibida por el profesor Mantilla. Algo así como “cierro los ojos ante
las consecuencias de los bloqueos (con candado y cadenas, cuyas llaves estuvieron en manos de
“los héroes del zafarrancho”. No le importó que la nivelación hubiera sido lograda con métodos
antidemocráticos y perjudiciales para la consecución de la Misión de la Universidad Nacional de
Colombia. Tanto como haber vociferado en contra de los bloqueos. Pero, a la hora de la repartija,
“…el fin justificó los medios. Actitud a todas luces dolosa; en cuanto las pérdidas cuantiosas e
irreparables. Procesos de investigación vulnerados en lo que más duele: logros frustrados.

3. Desprestigio de la Universidad Nacional de Colombia. Algo así como entender que las llaves han
sido robadas. Cadenas y candados cerrarán el campus en cualquier momento y por cualquier
motivo.
Pero no solo la dirección de la Universidad Nacional de Colombia (incluyendo al rector y al Consejo
Superior Universitario). También los trabajadores y trabajadoras, también cerraron los ojos.
Bendito dinero, venga de donde venga. Conseguido y aceptado sin preguntar cómo se
consiguió
¿…Y, que sigue ahora?
Coincidencialmente, los cuatro periodos sucesivos, en términos del ejercicio de la rectoría de la
Universidad Nacional de Colombia, han recaído en profesores de la Facultad de Ciencias en la Sede
Bogotá D.C. Estoy hablando de los profesores Moisés Wasserman e Ignacio Mantilla. El profesor
Wasserman, pasará a la historia como rector que, en ejercicio de sus funciones, y mientras la
MANE, celebraba, con profesores y profesoras incluidos(as); el retiro del proyecto de Ley
reformatoria de la Ley 30 de 1992; trabajó, en silencio, con el Ministerio de Educación,
modificaciones e imposiciones conservando la vértebra efectiva del proyecto de ley
gubernamental. El profesor Mantilla, pasará a la historia de nuestra Universidad Nacional de
Colombia y del país como otro de los que ha logrado soportar su segunda designación, soportada
en los cuartiles y percentiles de la mecánica estadística. Sin olvidar lo que ya dije de su actitud
discutiendo su derecho a beneficiarse él y sus asesores y asesoras, de la repartija del dinero salido
de los recursos propios de la universidad y no del Ministerio de Educación y el Ministerio de
Hacienda. Además ya signifiqué antes el rol del profesor Antanas Mockus, en cuanto a la
trituración de nuestra organización sindical.
Siendo así, entonces, yo concluyo (a riesgo de parecer mago de naipes), que el próximo rector o
próxima rectora; Ojalá no sea profesor o profesora de la Facultad de Ciencias. Es que considero
que “el perfil de las profesiones de las ciencias duras como que es el mismo. Han considerado
que lo requerido por la Universidad Nacional de Colombia, para cumplir su misión institucional,
pasa por aplicar el desdeño por la democracia efectiva. Real, pura. El humanismo como que es
una piedra en sus zapatos. Como que la implementación de aspectos vinculados con la
interacción entre sujetos y sujetas con la universalidad profesional y científica. Validando la
ciencia de la cultura de la filosofía, de la sociología…no fue ni es ni será de su resorte…”
Otra presunción mía tiene que con el hecho que la comunidad universitaria logremos el mandato
en rectoría de una mujer. Porque han existido féminas con calidad y calidez y capacidades para
proponer y desarrollar bitácoras que le devuelvan a la Universidad Nacional de Colombia el rol
humanístico, sincero. Sin perder el horizonte que reivindica las realizaciones científicas
soportadas en la democracia efectiva: la lealtad entre los y las pares académicos (as). Que valore
y aplique, de manera plena el feminismo entendido como didáctica convocante. Equidad de
género no formal. No fundamentada en simples distribuciones burocráticas. Que se consolide una
expectación relacionada con la defensa del campus universitario. A continuación expreso, en
extenso, mi posición al respecto. Es pertinente, en razón a las expresiones dubitativas e
incoherentes por parte de la Dirección de la Universidad Nacional de Colombia. Inclusive, en
estas expresiones, se percibió opciones diferentes entre el profesor Iván Bula (vicerrector
general en ese entonces) y el señor rector, profesor Ignacio Matilla

4. En Defensa del Campus Universitario
Conocido el comunicado del Consejo de Sede, acerca del Plan de Renovación Urbana del CAN, es
apenas obvio un sentimiento de inconformidad trascendente. Comoquiera que está en juego el
futuro del Campus. Pero, más que eso, el futuro de la noción misma de comunidad universitaria. En
esa opción de vida que involucra a la razón de ser de lo que somos. En el contexto del
universalismo cultural, pedagógico y conceptual, en lo que esto tiene den opción integral.
Siendo así, entonces, este Plan de Renovación Urbana, tiene que ser confrontado, aplicando
acciones que comprometan a la gobernanza de la Universidad Nacional de Colombia; y a todos (as)
aquellos (as) que nos sentimos vinculados y vinculadas a la misma. Pero, partiendo de un
entendido básico, fundamental. No debe ser solo el discurso contestatario ampuloso. Porque queda
claro que va a resultar inocuo. Como lo ha sido en el pasado, cuando no hemos ido más allá de
replicar conceptos yertos, inmóviles, claudicantes.
En este contexto, resulta válida una propuesta de alcance y cobertura amplios. Soportados en una
noción de universidad pública coherente. En un escenario vinculante. No transitorio. En un
entendido de movilidad, democracia y creatividad. Haciendo nuestra, a manera de ejemplo, la
complejidad del desarrollo urbano, tal y como se ha venido implementando, a través de los
sucesivos Planes de Ordenamiento Territorial. Va a resultar, entonces, una opción colectiva. Que
dimensione perspectivas urbanas. Y, en la cual, las universidades en general. Pero, para este caso
particular, la Universidad Nacional de Colombia, ejerza como dinamizadora.
Ahora bien, hasta ahora lo que hemos hecho, no ha trascendido. Existe pleno desconocimiento por
parte de la comunidad universitaria. Es más, me atrevo a expresar que nunca ha habido una
directriz precisa, por parte de la Dirección de la Universidad. Para no hablar del desconocimiento
absoluto por parte de lo que yo he dado en llar, la comunidad universitaria por extensión. Incluidas
en este concepto, tanto las familias de los y las estudiantes; como también de la comunidad de
estudiantes que potencialmente puedan acceder a la Universidad Nacional de Colombia, como
estudiantes de pregrado y posgrado. En este mismo sentido, me refiero a la comunidad académica
internacional.
Más allá de la identificación del Plan de Renovación Urbana del CAN, tenemos que interpretarlo y
traducirlo. De tal manera que, a partir de la pedagogía en el día a día, podamos construir un
soporte sólido, en lo que se refiere a los alcances que vulneran el espacio físico del Campus. Debe
ser un ejercicio que, en perspectiva, concrete una opción organizativa que, siendo heterogénea en
lo que respecta a su composición, tiene que ser compacta en lo que supone la defensa de lo que el
Consejo de Sede define como campo dotacional. Pero, mucho más allá, presiento que se tiene que
convertir en una propuesta que involucre el concepto de “defensa de la universidad pública”, en
términos de los artículos 69 y 70 de la Constitución Política.
De lo que se trata pues, es de implementar un plan de actividades que convoque en el amplio
espectro. Algo así como un Frente por la Defensa del Campus Universitario. A partir de un soporte
convincente. Expresando una confrontación al modelo de ciudad construido en contravía de la
razón de ser de la Universidad Nacional de Colombia.
Desde esta perspectiva, considero pertinente, una ilustración teórica en el contexto de lo que se
entiende como desarrollo urbano. Veamos:
“…Ahora bien, los análisis concretos de las operaciones de planificación urbana y del urbanismo concluyen en
general en la imposibilidad de realización de los planes debido a su oposición a situaciones sociales creadas o
a la realización de intereses específicos, económicos, políticos, ideológicos, de una fracción de clase del bloque
social dominante en la coyuntura histórica. Esta verdad elemental recuerda que no existe racionalidad técnica

5. al margen de la historia concreta y que toda intervención del Estado en la organización de la vida social se
realiza a partir y en la lógica de las fuerzas sociales existentes. Y si es cierto que el Estado expresa, en última
instancia y a través de todas las mediaciones necesarias, los intereses de conjunto de la clase dominante, la
planificación urbana no puede ser un instrumento de cambio social, sino de dominación, de integración y de
regulación de las contradicciones, y sus efectos hay que analizarlos desde el punto de vista social y no en
relación con un quimérico orden espacial…” (M. Castell, Movimientos Sociales Urbanos, segunda edición en
español, octubre 1976, editorial Siglo XXI, páginas 8 y 9).
En mi interpretación, debe ser una convocatoria amplia. Algo así como un Frente por la Defensa del
Campus Universitario. Y, a la cual, puedan acceder los colectivos que conforman la comunidad
universitaria, liderada por el Consejo de Sede. Con amplia difusión a nivel nacional e internacional.
Pero, en fin de consideraciones, lo que la Universidad Nacional de Colombia requiere es volver a
la expresión de la docencia como soporte. Que los pregrados se reivindique por encima de los
discursos y actitudes mezquinos. Que han convertido a la Universidad en sumatoria de
facultades como meros centros de costo. En donde lo que cabe es la competencia desleal. Que el
concepto y aplicación del bienestar universitario, constituya la recuperación de la vocación por la
asertividad y empoderamiento de los y las integrantes de la comunidad universitaria; en lo que
respecta a la Misión Institucional. Que sea modificado el actual Estatuto de Personal
Administrativo. Obrando con la visión de la implementación de una efectiva carrera
administrativa. No en lo que tiene de genérico las actuales denominaciones de los cargos. Que se
vincule a los y las empleados (os) administrativos (as) a un proyecto que tenga como soporte la
Escuela de Formación Integral”. Que se derogue o modifique el Acuerdo 171 de 2014 (Estatuto
Disciplinario); por cuanto constituye una sumatoria de definiciones e instancias ampulosas: Que,
simplemente, responde a improntas de lenguaje académico impertinente. Que la participación de
la Universidad Nacional de Colombia, en lo que se ha dado en llamar “posconflicto” deje de ser
expresión mediática. Es decir que se universalicen las opciones. Que, quienes tenemos una
posición diferente al simple rol y sumisión a lo establecido como hoja de ruta del ejecutivo.
Ampliando el espectro social. Convocando a la construcción de la visión propia de la universidad,
en términos del quehacer social y económico del país. Propiciando postulaciones y ejercicios
asertivos, propositivos. Pero en la libertad que solo es posible con la reivindicación de la
autonomía universitaria plena, no formal. Que el Plan Global de Desarrollo del próximo trienio
sea construido con la participación efectiva de la comunidad universitaria. Es decir que no sea
solo rellenar cuadros realizados en Excel. Que Claustro y Colegiaturas constituyan eventos en los
cuales se realicen discusiones democráticas y que validen conclusiones de obligatorio
cumplimiento por el rector o rectora. Que se propicie el proceso de construcción de una
organización estudiantil a la manera de expresión en la cual los y las estudiantes sean sujetos
colectivos. A manera de ejemplo, el tipo de organización de los y las estudiantes chilenos.
Obviamente, la promoción de la discusión y del logro de la organización gremial estudiantil, debe
estar soportado en el respeto a la autonomía de los y las estudiantes. Pero, eso sí, con una
medición de los tiempos, de tal manera que no constituya una extensión indefinida e infinita.
También propongo que, el próximo rector o la próxima rectora, refuerce las reuniones con padres
y madres de familia al inicio de cada semestre. En la intención de constituir una escenario de
amplia reflexión sobre el significado y alcance de la misión institucional. Asimismo, propongo que
el próximo rector o la próxima rectora, comprometa al Consejo Superior Universitario y al
Ministerio de Educación en términos de retomar las acciones vinculadas con la reforma a la
educación superior. Trascendiendo las maniobras del ejecutivo y que han colocado a las
universidades públicas en simples institucionales en las que ejercen como mera réplica del
ejecutivo. En lo que respecta a Colciencias, profundizar en la línea de interpretación expresada
por la profesora Dolly Montoya. Propongo que se concrete una convocatoria a una organización
de las universidades públicas. De tal manera que se construya un pliego único de peticiones
dirigidas al ejecutivo y al legislativo. De tal manera que se promuevan políticas conjuntas de
investigación; una politica universitaria pública ante el denominado posconflicto. Con plena
independencia. Pero asertiva y vinculante. Este Frente de Universidades Públicas, deberá
establecer relaciones con pares universitarios públicas en América Latina. De tal manera que se
implementen acciones en promoción de la investigación conjunta en las diferentes áreas del
conocimiento. De tal manera que se trascienda lo concluido en el encuentro de rectores y
rectoras, un tanto formal y burocrático en el cual participó el actual rector, profesor Ignacio
Mantilla.

6. Por último propongo que el próximo rector o la próxima rectora recuperen las llaves del campus
que han sido robadas desde casi veinte años. Recuperación que deba significar no permitir que la
Universidad Nacional de Colombia sea sometida a cierres, vía bloques impúdicos y anti-
democráticos. Que hacerlo (la recuperación de las llaves) no riñe con la participación amplia y
generosa entre los y las integrantes de la comunidad universitaria.
LUIS PARMENIO CANO GÓMEZ-pensionado Universidad Nacional de Colombia-Sede Bogotá D.C.