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Heretica
1. Bogotá D.C., octubre 8 de 2018
Para: Profesora Dolly Montoya Castaño, rectora Universidad Nacional de Colombia
Asunto: Inquietudes respecto a la creación de Sedes de la Universidad Nacional de Colombia.
En particular a la denomina “Sede de la Paz” (Acuerdo 250, octubre 24 de 2017 y Resolución
1089, 17 de septiembre de 2018)
De: Luis Parmenio Cano Gómez, pensionado Universidad de Colombia Sede Bogotá D.C.
Cordial saludo,
Empiezo este escrito con la transcripción de apartes de escritos realizados por
mí en el pasado reciente:
Sea lo primero recabar en lo que expresé en mi Análisis Breve de Informe
Financiero de Unisalud a noviembre 30 de 2017. Es decir, el contexto
microeconómico y macroeconómico en nuestro país. Haciendo énfasis en el
hecho entendido del rol del Estado, en términos de la Constitución Política de
Colombia.
“…Por lo tanto, he incluido en este análisis, insumos fundamentales para tener
en consideración. En la perspectiva que convoca al actual gobierno del señor
presidente Juan Manuel Santos Calderón. Él ha concentrado las variables
económicas y políticas en lo que se ha dado en llamar “Colombia en el
posconflicto”. Es de anotar, de paso, que la actual administración de la
Universidad Nacional de Colombia, incluido el Honorable Consejo Superior; ha
asumido posición sumisa. Validando todas las interpretaciones y decisiones del
ejecutivo al respecto. Inclusive, en el documento elaborado por mí en términos
de análisis y propuestas del actual Plan Global de Desarrollo; yo significaba un
principio básico y fundamental: La Universidad Nacional de Colombia y todas
las universidades públicas en nuestro país, no pueden entronizar como única
expresión política válida, el acuerdo entre el gobierno del señor presidente
Juan Manuel Santos Calderón y Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (Farc). Simplemente porque el espectro de la dinámica política, social
y económica de nuestro país es de un alcance y universo más amplios. Lo que
quiero decir es: con la actual posición de la Dirección de la Universidad
Nacional de Colombia; se vulneran derechos fundamentales de la comunidad
universitaria. Simplemente porque caben otras expresiones políticas, sociales y
económicas. Sin asumir una opción despectiva. Digo como dirían
coloquialmente quienes ejercemos como contraparte: “…el gobierno de la
Universidad Nacional de Colombia, en este punto, no aplica la autonomía
universitaria. Es decir solo lo hace para asuntos mínimos, a veces
irrelevantes. Es algo parecido a su actitud (la del gobierno de la
Universidad Nacional de Colombia), en lo que refiere la libertad religiosa y
el hecho que la Constitución Política remite a un entendido de laicicidad.
2. Es decir no actúa como entidad compromisaria con la aplicación de la
Constitución Política en términos de opción religiosa. En esto tampoco el
gobierno de la Universidad Nacional de Colombia reivindica su
autonomía. Por el contrario, valida la opción religiosa católica; con capilla
y capellán incluidos. Ya, de por sí, vulnera el artículo 19 de nuestra
Constitución Política, Pregunto:”…qué actitud asumiría el gobierno de la
Universidad Nacional de Colombia, si los afectos(as) a la Religión
Mahometana exigieran la construcción de una Mezquita en el Campus?( “
Análisis Informe Financiero de Unisalud, enero 2018.)
IV) Las universidades públicas y “El Posconflicto en Colombia”
1. Planteamiento del problema.
1.1 El universo y los conceptos.
En comienzo, se trata de asumir que, el conflicto, ha estado ahí. Desde, el
momento mismo en que se concretó nuestra condición de patria libre. En un
proceso que comprometió, inclusive, a quienes ejercieron como conductores
libertarios. Por una vía inherente a la discusión política de configuración de país
y de Estado
Lo que, hoy por hoy, vivimos no es otra cosa que una extensión no formal de
las contradicciones. Porque se replicó en escenarios desde 1830 hasta finales
del siglo XIX. Pero que, por esto mismo, se abrió camino, recorriendo todo el
siglo XX.
Y es que, aquí en la Universidad Nacional de Colombia. Y en casi todas las
universidades públicas del país; se ha pretendido minimizar las consecuencias
de este tipo de imposiciones. Yéndose hacia el lado de considerar que este tipo
de discusión y caracterización es algo asì como cosa del pasado. Se ha
cocido la temeraria teoría en el sentido de considerar que plantear la
discusión en estos términos es mera divagación trasnochada. O
demagógica. O, simplemente, irrelevante. Y se ha recabado en construir
una línea de intervención en la cual el entendido de comunidad
universitaria ha devenido en sumatoria de opciones, en veces mediáticas,
en las cuales cada grupo o “estamento” (como decíamos antes), se
asume como miembro correspondiente de un universo de intereses que
de todo tienen, menos de un verdadero sentido de pertenencia, respecto a
la Universidad Nacional de Colombia y su Misión.
Casos estrambóticos. De supuesta lucha por los “intereses de empleados y
empleadas administrativos (as)”. Imposiciones que lo dejan a uno (al menos
a mí) perplejo. Cierres forzados, impidiendo todo tipo de actividad
académica y de investigación. Obtención de pírricos incrementos
salariales; asì los medios para conseguirlos no tengan absolutamente
nada que ver con la defensa de la universidad pública. Mucho menos, en
términos de las expresiones misionales. (Remito a la lectura de mis
3. documento “¿…Dónde están las llaves del Campus?) y” Lo dije antes, lo
digo ahora” (2018)
Ahora bien, profesora Dolly Montoya Castaño, simplemente, ha llegado el
momento de reflexionar a fondo en torno a las perspectivas de las
universidades pùblicas. En verdad no entiendo la didáctica en la Resolución
1989 (octubre 2018). Es, lo digo con todo respeto, una manera de crear y/o dar
traslado en una nómina (Planta de Cargos en la Sede “La Paz”). En el sentido
de excesivo énfasis en los cargos de tipo administrativo. Es como una frondosa
carga financiera en la Universidad Nacional de Colombia. Tal parece que la
Dirección de la Universidad Nacional de Colombia se ha dejado confundir en
términos del llamado “Posconflicto en Colombia”. Además, insisto en ello, se
produce una dispersión de sedes; cuando ha lugar a la implementación de una
política coherente para la concentración de esfuerzos. Lo cierto, profesora
Dolly, que creando màs sedes, la Universidad Nacional de Colombia, supone
diagnósticos equivocados. Con mayor razón, cuando la Universidad Nacional
de Colombia, actúa (insisto en ello) con referentes vinculados a lo que se ha
dado en llamar “posconflicto en Colombia”
En términos de confrontación a la política gubernamental (lo dije en mi escrito
reciente “… ¿Cómo es la soledad, en medio de tanta gente? (octubre
2018), es obligada la unidad de las universidades pùblicas existentes en
nuestro paìs.
Luis Parmenio Gómez, pensionado Universidad Nacional de Colombia-
Sede Bogotá D.C.