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Documentos sobre la Educación Superior en Colombia y América Latina.
A propósito de la designación de rector o rectora, periodo 2018-2021
I. La educación superior en América Latina y su función social. Normatividad
(Caso: Universidad Nacional de Colombia)
Introducción
En mi opinión, queda claro el hecho que vincula al actual rector y al Honorable Consejo
Superior Universitario con opciones mediáticas; alejadas de la razón de ser de la autonomía
universitaria. En el caso particular del profesor Ignacio Mantilla, hemos asistido a dos periodos
(el segundo avalado por la simple mecánica y sustentación inherente a la aplicación de
insumos que otorga la estadística). Ya ha habido, en el pasado, otros ejemplos al respecto.
Algo así como entender que, es el Consejo Superior Universitario quien tiene la
potestad de elegir al rector o rectora; independientemente de los resultados en
el proceso de consulta a los y las estudiantes; a los profesores y las profesoras
de nuestra Universidad Nacional de Colombia. Es decir, hasta que no se
modifique la normatividad vigente; cada tres años asistiremos al “juego
democrático que desdice mucho de la democracia real y a la aplicación del
humanismo limpio, sincero.
Sea lo primero recabar en, el contexto microeconómico y macroeconómico en nuestro país.
Haciendo énfasis en el hecho entendido del rol del Estado, en términos de la Constitución
Politica de Colombia.
Por lo tanto, he incluido en este análisis, insumos fundamentales a tener en consideración. En
la perspectiva que convoca al actual gobierno del señor presidente Juan Manuel Santos
Calderón. Él ha concentrado las variables económicas y políticas en lo que se ha dado en
llamar “Colombia en el posconflicto”. Es de anotar, de paso, que la actual administración
de la Universidad Nacional de Colombia, incluido el Honorable Consejo Superior; ha asumido
posición sumisa. Validando todas las interpretaciones y decisiones del ejecutivo al respecto.
Inclusive, en el documento elaborado por mí en términos de análisis y propuestas del actual
Plan Global de Desarrollo; yo significaba un principio básico y fundamental: La Universidad
Nacional de Colombia y todas las universidades públicas en nuestro país, no pueden entronizar
como única expresión política válida, el acuerdo entre el gobierno del señor presidente Juan
Manuel Santos Calderón y Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
Simplemente porque el espectro de la dinámica politica, social y económica de nuestro país es
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de un alcance y universo más amplios. Lo que quiero decir es: con la actual posición de la
Dirección de la Universidad Nacional de Colombia; se vulneran derechos fundamentales de la
comunidad universitaria. Simplemente porque caben otras expresiones políticas, sociales y
económicas. Sin asumir una opción despectiva. Digo como dirían coloquialmente quienes
ejercemos como contraparte: …el gobierno de la Universidad Nacional de Colombia, en
este punto, no aplica la autonomía universitaria Es decir no actúa como entidad
compromisaria con la aplicación de la Constitución Politica en términos de opción de
autonomía universitaria.
“… Se trata de evocar años pasados. Porque el registro de la historia de la Universidad
Nacional de Colombia, remite a momentos del pasado y del presente; en los cuales hemos
tratado de descifrar lo que podría llamarse el ethos universitario. Ante todo, porque siempre
hemos estado expuestos a veleidades perversas en términos de lo que significamos para el
Estado. Sucesivos intentos de reforma, desde la perspectiva de un Estado burgués. Y no es,
esto, una alusión peyorativa. Es, más bien, la intención de concretar conceptos. Es decir, no se
trata de una pulsión elemental en la cual se desechan roles y se proponen otros. Para nadie
debe ser extraño que la universidad pública, en nuestro caso, sea un concepto que se ha
asumido como un “mal necesario”. Algo así como eufemismo traído a cada rato; para justificar
todo lo habido en nexo con la contradicción que remite a un juego de poderes. En donde el
control político y económico ejerce como contraparte. La nuestra es fundamentar una opción
que nos sitúe como el poder del conocimiento.
Ahora bien, si tratáramos de precisar, sería decir que, en el contexto del capitalismo, las
universidades públicas constituyen una figura casi circunstancial. Tanto como decir que, en
opciones heterogéneas, somos una categorización incompleta. El ejercicio de la autonomía ha
estado centrado en delegar a la comunidad universitaria, un gobierno minusválido. Inclusive,
en una presentación ramplona, somos algo así como un quiste que se ha dejado secar hasta
convertirse en una figura inocua. Y no se trata, solamente, de un contenido de beneficio social.
Esto trasciende la mera operatividad en ejercicio de garante administrativo. Como cuando uno
siente que existe una institución (en lo jurídico-administrativo) que opera como albacea
bastarda. El patrimonio y sus finanzas constituyen un horizonte que depende de la insania
burguesa. Y que caminamos, hacemos tránsito, de tal manera, que somos ese garante
necesario para justificarla. El vuelo del conocimiento y la articulación con políticas públicas
para la educación, se dan en el escenario de lo elemental formal. Pero, nunca, como políticas
independientes, autónomas. Desarrolladas y concretadas por las universidades como lo que
son.
Se explica, entonces, el vacío absoluto en lo que hace con la orientación del quehacer
académico y científico. A manera de ejemplo, Colciencias ha sido, de manera inveterada, solo
una institución pública que debe desarrollar la política de investigación, a partir del referente
dado por el ejecutivo. Para no ir muy lejos, remito al texto enviado por la profesora Dolly
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Montoya (vicerrectora de investigación en la Universidad Nacional de Colombia) al señor
presidente Juan Manuel Santos y avalada en plenitud por el Honorable Consejo Superior
Universitario. Y es que, en ese mismo sentido, el presupuesto para ciencia y tecnología como
política pública autónoma, ha estado y está sujeto a cambiantes necesidades presupuestales.
Siendo así, como en realidad lo es, los traslados ´presupuestarios y la supresión de rubros, lo
decide el ejecutivo. Por lo mismo que la política pública para la investigación, es suya (del
gobierno de turno). Es decir, se puede quitar o aumentar. Todo depende de lo circunstancial.
Es tan evidente la desidia y la falta de responsabilidad del ejecutivo para potenciar el desarrollo
del conocimiento, entendido como ciencia, tecnología y apuntalamiento de los referentes
humanistas; que Ascun Asociación Colombia de Universidades, en Declaración del Consejo
Nacional de Rectores. Reunido en Sesión Extraordinaria, dice:”…Preocupa a la comunidad
académica que esta reforma (…sic) se esté adelantando de manera fragmentada, en ausencia
de la revisión integral del marco normativo que requiere la configuración y desarrollo de un
nuevo sistema de educación, el financiamiento, fomento, inspección y vigilancia de la
educación superior, junto con los demás sistemas y herramientas creados en el Plan Nacional
de Desarrollo 2014-2018
Antes de seguir avanzando por parte de los equipos técnicos del Ministerio de Educación
Nacional en la definición de nuevos pilares, niveles, tipologías institucionales, instrumentos de
medida, mecanismos de vigilancia, denominaciones y requisitos para los programas de
licenciaturas, se propone que se asuma esta oportunidad para hacer una convocatoria nacional
que involucre de manera participativa a todos los actores e interesados, como lo señala la
Constitución. Esta convocatoria es indispensable para adelantar una revisión integral y diseñar
el sistema educativo que requiere el país, sus componentes, articulaciones, su marco
normativo, así como la gobernanza del sector, con miras a fortalecer al Ministerio de Educación
Nacional…”
1
Me parece relevante asignar una referencia a lo que ha sido, en este presente y en el pasado
inmediato, a la manera como se ha enfocado la participación de la comunidad universitaria, en
el proceso de proponer, discutir y ejecutar la intervención. No yendo muy lejos, en cronología,
remito a las condiciones, vehemencia y asertividad en que se produjo la movilización en 2011;
cuando, por parte del Ejecutivo, se presentó el Proyecto de Ley reformatoria de la Ley 30 de
1992. Lo que hicimos no fue otra cosa que la simpleza del desfile diario; sin insumos de
holgura conceptual por parte de los y las estudiantes. Estos, estas y los profesores y
profesoras (al menos en la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá). Se dejaron
deslumbrar por el hecho de haber retirado el Proyecto por parte del Ejecutivo. Asumieron como
victoria ese hecho. Luego la MANE, entró en consideraciones revulsivas, incoherentes y
politizadas. Nunca se hizo seguimiento al recorrido gubernamental. Se metieron en
disertaciones ampulosas; mientras la gobernanza impúdica iba realizando y promoviendo
1
Periódico El Tiempo, página 10, edición, domingo 13 de septiembre 2015
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hechos aislados que derivaron en la imposición de un tipo de reforma, caracterizada de
manera lúcida por parte del Consejo Nacional de Rectores al cual hice alusión.
Para lo que viene, en el caso particular de la Universidad Nacional de Colombia, los referentes
propuestos por parte de la Rectoría y del Consejo Superior, restringen, en mucho la cobertura
conceptual. Entre otras razones, porque limitan la Misión Y Visión a un conglomerado de
tipologías y soportes teóricos eclécticos, construidos a partir de la estadística formal. Algo así
como concebir el Plan Global de Desarrollo como un ejercicio que avale la perspectiva oficial.
Sobre todo, si tenemos en cuenta que se exhiben previamente cifras, conceptos y mediciones
que están inmersas en el contenido de la Nueva Ley de Educación Superior que se está
implementando. Inclusive, en contravía de lo acordado con Ascun a finales del año pasado.
Una ausencia absoluta, en términos de las Universidades Públicas, la constituye el hecho de
seguir con su entendido, en el sentido de configurar un escenario como si estas fuesen algo
así como Instituciones Unitarias. No se percibe una propuesta que las conciba como instancia,
que si bien no es única (en lo que esto tiene de homogeneidad); al menos exhiba, en lo
tendencial un discernimiento que promueva la reflexión y configuración de la unidad de las
Instituciones Públicas de Educación Superior.
Otro aspecto de mi propuesta, tiene que ver con la inclusión de los empleados y empleadas
administrativos (as) como grupo cierto que participe, en las mismas condiciones de estudiantes
y profesores (as). Y no como ha aparecido y aparece actualmente: casi que convidados de
piedra, cuya participación se convierte en algo inocuo e irrelevante.
Quiero decir, entonces, que, en el contexto de claustros y Colegiaturas,
convocados en proceso de discusión y precisión del Plan Global de Desarrollo
216-2018; sea acogido este documento como insumo válido para la discusión
referida, trascendiendo los referentes presentados como contexto, por parte de
la Dirección de la Universidad Nacional de Colombia.
El déficit financiero de la Universidad Nacional de Colombia
… ¿Una tendencia irreversible?
La universidad pública.
Hemos andado muchos caminos. Siempre en una perspectiva de dificultad. De zozobra.
Porque, en términos efectivos y prácticos, sucesivos gobiernos han aplicado opciones en torno
a la educación superior pública, en tendencia hacia su asfixia. Hacia una existencia apenas
simbólica. Todo por la vía de imponer condiciones relacionadas con un concepto, acerca del
conocimiento, que aplican para desentenderse de la obligación que tiene el Estado de
garantizar su permanencia. Pero no sólo en lo que esta puede implicar simple expresión volátil.
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De un significado por fuera de las implicaciones constitucionales, cuando define su autonomía,
su libertad. Al margen de presunciones que la atan al comportamiento del espectro
macroeconómico. En el cual prevalecen compromisos con el ideario mezquino En el cual se
erige como punta de lanza los objetivos estratégicos. Siendo estos vinculados con a razón de
ser de las fracciones de clase en el poder. Imponiendo la visual de la burguesía financiera que
hace centro en este grupo de fracciones. En el cual, ni siquiera aparece la figura de la
producción clásica, ortodoxa. De la creación de riqueza. Que está, atada, de todas maneras, al
crecimiento industrial. Un capital ocioso que crece cada vez más. Desatando entendidos
falsos. En los cuales las estadísticas del comportamiento del PIB, es un escenario artificioso.
Casi siempre vinculado con el crecimiento de las empresas y organizaciones financieras. En
copamiento absoluto. Con restricciones cada vez mayores. Como derivación, del trazo de
objetivos que no se corresponde con la necesidad de un desarrollo económico real. Cada vez
más la población que precisa de los beneficios inmediatos y tendenciales, relacionados con su
seguridad social, de empleo digno. En fin, sucesivos gobiernos que imponen como perspectiva
la distancia cada vez mayor entre los beneficiarios fundamentales y una sociedad que reclama
condiciones, ofertas para el acceso a niveles de vida, por lo menos no tan precarios.
Es, en este escenario en el cual se desenvuelven las universidades públicas. En un asedio
continuo. Para desvirtuarla. En contravía del mandato de nuestra Constitución Política. Es
como si este no existiese. Porque el horizonte es otro. Como, por ejemplo, adecuarse al
imperativo de una economía y un país que se torna, cada vez más, atado a los imperativos
internacionales. Que impiden el desarrollo. Que, más bien, promueve el endeudamiento
externo. El fortalecimiento de la máquina de la guerra. Una displicencia que sitúa a nuestras
universidades públicas en simples referentes formales. Porque se impone la perspectiva
tendencial, que asfixia. Que restringe su rol. Convirtiéndola en una expresión anclada a
lineamientos presupuestales que, para nada, tiene en cuenta sus necesidades concretas. Un
comportamiento presupuestal en el cual se ha ido erigiendo un tipo de presencia apenas si
tangencial. Como instituciones que deben soportar su funcionamiento en la búsqueda de
recursos. Para no desaparecer en lo inmediato. Pero que, con estos condicionamientos, van
derivando en íconos menores en el contexto de la imposición de la globalización económica.
La financiación y los recursos propios.
Lo expresado arriba no puede ser entendido como simple retórica. Tampoco como la asunción
de lugares comunes. Esto porque, paso a paso, estamos inmersos e inmersas en ese proceso
de restricciones para las universidades públicas. No solo en lo que implican estos en la lectura
de la Ley 30 de 1992 y el Decreto Reglamentario 1210. También porque vivimos en pasado,
presente y futuro arremetidas cada más fuertes. Un presupuesto que se liquida en conexión
con los imperativos y la perspectiva de un Estado que se aleja cada vez más de su condición
de Estado social de derecho. Como lo señala la Constitución Política. Un día a día en el que
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vemos nuestros edificios derruidos. Que han pasado de ser patrimonios públicos diseñados y
construidos con arreglo a estándares culturales de gran aliento; hasta convertirse en patéticas
estructuras que se sucumben. Cada vez más nos zambullimos en la precariedad económica.
Cada vez más hemos sido conducidos a la disyuntiva. Entre ser o desaparecer. En lo que
tenemos de maestros y maestras hemos asistido a adecuaciones desde el Ejecutivo, desde el
Consejo Superior Universitario desde la rectoría. Ejercicios que nos han ido conduciendo a la
desnaturalización de la docencia y la investigación como insumos fundamentales y conectados
con la razón de ser de la Misión Institucional. Más bien como aparición de nuevos conceptos.
Tales que ya no somos convocados y convocadas a construir autonomía, ciencia, tecnología
con recursos suficientes. Por el contrario, cada facultad, cada departamento se han convertido
en territorios alejados unos de otros. Porque su valoración ya no tiene como centro la
capacidad para desarrollar, crear y recrear el conocimiento, con arreglo a la competencia sana.
Con tendencia al equilibrio entre ellas y ellos. Nos hemos convertido en algo parecido a la
figura de gregarios. De sujetos (as) buscadores de recursos. Yendo, por esa vía, a la razón de
ser de las empresas que definen condiciones y perspectivas de crecimiento. Con sus recursos.
Administradas con una visión de competencia degradada. Y, por esta vía, se desmorona el
equilibrio centrado en la emulación como pares académicos. Como dadores y dadoras a
nuestros estudiantes de una opción de integralidad. De profesionales que van actuar en
nuestra sociedad construyendo opciones de solidaridad y de vinculación al proceso productivo.
Pero, ante todo, con la esperanza de ser seres profundamente humanos (as), comprometidos y
comprometidas con una opción de país y de Nación en los cuales lo social, como compromiso,
se torne en hilo conductor. Y, así las cosas, los posgrados se convierten en fuente de
financiación. Los proyectos y la venta de servicios; no los entendemos como extensión
misional. Más bien como otorgadores de puntos que hacen crecer nuestros salarios.
Es en este contexto hostigante y hostil, en el cual nos desenvolvemos hoy por hoy. Pero, esta
tendencia va a profundizarse, sino actuamos como visionarios (as) libertarios (as). Vinculados
(as) a un proceso real y efectivo que impliquen compromiso por la defensa y crecimiento de
nuestras universidades públicas. Con aplicación aquí. En la Universidad Nacional de
Colombia…
El gobierno actual de la Universidad Nacional de Colombia expidió el acuerdo 171 (Estatuto
Disciplinario del personal académico y administrativo de la Universidad Nacional de
Colombia). Constituye, de por sí, una regresión comparado con la Ley 734 de 2002 (Código
Disciplinario Único.). Ofrece un escenario burocrático que somete a los tiempos,
representación e instancias pautados de tal manera que, amanera de ejemplo la figura del
Tribunal Superior que está sometido a las veleidades y sometimiento a los tiempos de sus
integrantes,
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El Acuerdo 171 de 2014, es una ofensa al bien actuar en lo jurídico. Hago énfasis en la
tipificación y gradación de las faltas y sus consecuencias, Capitulo XI, articulo 52. Utilizando
eufemismos degradados, utiliza un lenguaje propio de las directivas autoritarias y de abogadas
(os) de comodín. No otra cosa se puede colegir de una sumatoria de atentados en contra de la
hermenéutica jurídica. Y no es solo ahí. A lo largo de todo el texto, aparecen definiciones
ampulosas en torno a los organismos colectivos que deben acompañar todo proceso.
“postulantes” a los cuales se les exige más requisitos que los necesarios para ejercer como
reyezuelos en cualquier cohorte perversa.
Pero, refiero aquí, lo relacionado con la tipificación de las faltas y el castigo. Es mil veces más
onerosas que lo expresado en la Ley 734 de 2002 (Código Disciplinario Único). Solo eso
bastaría para aplicar la norma que habla de “…cuando existan dos normativas iguales
con las cuales se procese a un sujeto de culpa, se aplicará la menos onerosa” .
Es decir, Francisco, es necesario persuadir a la abogada de oficio, en el sentido de no torcer
nuestro enfoque y análisis. Los cuales se mantienen en todo lo habido de este “bochornoso”
acto de autoritarismo y perversidad. Si ella (la abogada) pretende aceptar el enfoque y soporte
jurídico del señor Rector y la ampulosa Comisión de Ética Disciplinaria y El Tribunal); debes
dejar constancia en el sentido que aceptas ir a la “reunión de juzgamiento; no porque estemos
claudicando; sino porque le tememos un “golpe de mano” incentivado por ese lenguaje meloso
que habla de autonomía solo cuando les conviene.
-Lo asumido, en ese mismo contexto, por las instancias pertinentes y que han ejercido como
“Faro” en lo correspondiente al quehacer jurídico y administrativo, han cometido sucesivos
atropellos que, a decir verdad, no tiene par, ni siquiera al interior del INPEC. Precisamos:
A. No responder el escrito de descargos presentado en los términos de tiempo y con pleno
respeto de lo definido en la Ley 734 de 2002. Insistimos que preferimos esa norma y no el
demagógico instrumento soportado en tan precario horizonte teórico.
B. En nexo con lo anterior, no se aplicaron las pruebas solicitadas por mí en el escrito referido
de descargos. Eso, de por sí, hace falso e ilegal, todo lo actuado en el proceso. Entre otras
razones, porque esa prueba se constituye en lo que, coloquialmente, llamamos “Prueba
Reina”. Por cuanto derrumba la pretensión de hacer énfasis en que mi conducta, va en
contravía de los protocolos que ejercen como válidos para asumir la interventoría. Es decir,
como en “El Proceso” de Franz Kafka, se condena al sujeto de culpa. Algo así como
condenado por infringir una norma que no existe.
C. Desconocimiento de lo consignado en el artículo 29 de nuestra Constitución Política. Hemos
demostrado, hasta la saciedad, que he venido siendo juzgado de manera doble, por la misma
falta
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Que se imputa. A esto se suma la elusión, de manera pensada y orquestada de manera
temeraria, por las mismas instancias de dirección y la “Veeduría”
D. Desarrollar una opción de interpretación de los principios normativos. En lo que hace alusión
a los tiempos para aplicarla, que ofende a cualquier sujeto que aspira a ser tratado con el
debido respeto por sus derechos En todas las normas expedidas y que afectan un determinado
proceso o acción, se abre lo que se conoce como “régimen de transición”. En este caso, los
hacedores y hacedoras de la norma llamada Acuerdo 171, como dirían los y las jóvenes, no
actúan “a lo bien”. Por el contrario se constituye en una de las peores imposiciones (a nombre
de la autonomía universitaria y la democracia), que se haya conocido hasta ahora. Solo
comparable con lo que han hecho las dictaduras, cuando hablan de la “necesidad de implantar
el estado de sitio” Es decir, leer lo que expresa el Honorable Consejo Superior Universitario en
el artículo 117”…Derogatorias…El presente acuerdo deroga todas las normas
que le sean contrarias…”; duele como una muela en lo que se llama alma
E. Tal parece que existe confabulación doctrinal entre la Procuraduría Delegada Distrital y la
“Veeduría” en la Universidad Nacional de Colombia. No otra cosa se puede inferir del silencio,
ante lo expuesto por mí, de manera reiterada. En el sentido de acogerme a lo dispuesto por la
Procuraduría Distrital, en términos de la falta que se me imputa. Esto traduce que, siempre, he
expresado que prefiero la actuación disciplinaria en esa Procuraduría y no la de la “Veeduría”
en la Universidad Nacional de Colombia.
Todo lo anterior, en un escenario que parece, como dicen las señoras, “ni pintado para un
melodrama, se pretende que yo asista al “juzgamiento” como borrego que va a ser ejecutado
en honor del Dios Rector y la Diosa Veeduría
1. EL SUJETO, UNA MIRADA A LAS IMPLICACIONES CONCEPTUALES
Elaborar una posición al respecto, supone la asunción de uno o varios referentes. Ante todo,
porque está involucrada una noción del ser; en términos de subjetividad. Es decir, retomar
algunos insumos conceptuales que han ejercido como significantes; al momento de dirimir una
contradicción básica entre el (la) sujeto (a) entendido (a) como uno (a) autónomo (a) y lo
externo, entendido como universo que circunda al (la) sujeto (a) y lo (a) afecta; en cuanto lo (a)
imprime, otorgándole elementos que pueden ser tramitados o procesados. Es, en
consecuencia, un tipo de relación que permite identificar una aproximación a lo que podría
llamarse utilitarismo primario; a partir del cual cada sujeto (a) establece su propia visión y
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decide acerca de las condiciones en las que delimita su territorio subjetivo, con respecto a la
territorialidad general, externa; escenario que comparte con los (as) otros (as) sujetos (as).
Lo anterior es tanto como entender la relación entre la naturaleza y el (la) sujeto individual.
Ahora bien, desde la perspectiva estrictamente centrada en la teoría del conocimiento; cabe
una aseveración (anterior a la lógica propuesta por la corriente del pensamiento complejo) la
cual, a su vez, involucra una contradicción; relativamente simple: en principio, el ser como
sujeto (a) individual, construye su internalización y su autonomía; a partir de un ejercicio,
mediante el cual procesa la información proporcionada por la exterioridad. Solo a partir de ahí
le es dado al (la) sujeto (a) una relación conciente con esa exterioridad; en razón a que la
elaboración realizada por el (ella) define, de por sí, la particularidad propia de su identidad y
autonomía.
Así las cosas, entonces, hablar de la identidad del ser supone utilizar un concepto asociado a la
autonomía. Pero también al ejercicio que permite la apropiación de la exterioridad; como
proceso de internalización sin la cual no es posible una actuación individual conciente y
diferenciada. Esto es lo mismo que asumir como verificable, en la intervención de un (a) sujeto
(a), las acciones inherentes a su identidad construida en términos de su relación con la
exterioridad. Aquí cabe un entendido, de ese proceso que conlleva a la internalización
individual, diferenciado. Es decir, asociado a momentos y/o períodos históricos; los cuales
determinan la calidad y complejidad que adquiere la autonomía, la identidad; la capacidad para
regresar a la exterioridad; bien sea para transformar la naturaleza física; o para interactuar con
los (as) otros (as) sujetos (as) en términos de comunicación; generando opciones de
transformación cuya concreción supone una actuación conjunta.
La anterior interpretación conduce a plantearnos un interrogante relacionado con la
diferenciación primaria entre los (as) sujetos (as), con respecto a la visión adquirida a partir del
proceso de internalización de la exterioridad. Esto supone entender (la interpretación) como
dinámica; ajena a un procedimiento lineal homogéneo. Veamos:
La internalización individual está dada por la realización de un ejercicio de apropiación de la
exterioridad, independiente. Es valida para cada sujeto (a) en su condición de ser que se
diferencia de los (as) otros (as); así sea en el período más primario. Es decir, en aquel en
donde la relación con la naturaleza se ejerce a partir de insumos y procedimientos elementales.
A manera de ejemplo: los hombres y las mujeres definidos (as) como primitivos (as) en la
historia de la humanidad; no establecieron un tipo de relación igual con la naturaleza; así el
producto de esa relación se hubiera manifestado a través de una transformación y de utilidad
similar; en cuanto significó la provisión de recursos inmediatos en nexo con sus necesidades
primarias. Cada uno (a), en su ejercicio de apropiación de la exterioridad, adquirió y procesó
elementos de manera individual. Esto es lo que permite entender acciones posteriores
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diferenciadas; inclusive entre aquellos (as) que compartía un mismo territorio físico y tenían
pautas similares; entendidas estas como insumos colectivos derivados de su relación con ese
territorio común.
Visto así, entonces, no es pertinente la afirmación que reclama la vida colectiva primitiva, como
sinónimo de unanimismo o identidad colectiva, que diluye la apropiación individual de la
exterioridad. Si bien es cierto, en principio, que la intervención colectiva para la transformación
de la naturaleza, se tradujo en acciones en las cuales la división de las mismas(..O del trabajo)
no implicaba diferenciaciones en jerarquía que permitieran la acumulación individual; no es
menos cierto que estas acciones colectivas no conllevaron a subsumir lo individual, como
proceso de internalización, mediante la cual cada uno (a) construía su propia visión y pudo
elaborar conceptos diferentes, comparados con las visiones y conceptos de los (as) demás.
El ser individual, entonces, es tal en razón a su identidad y a su autonomía para elaborar
visiones y conceptos. Esto permite entender, a manera de ejemplo, el desarrollo y aplicación de
opciones individuales; en el mismo contexto de la transformación colectiva de la naturaleza. De
no ser así, el tránsito de un período a otro se hubiese producido sin ninguna contradicción; en
condiciones de homogeneidad en las cuales no habría lugar para el ensayo y la inventiva. Esto
traduce: no todos (as) reaccionaron de manera uniforme ante los retos derivados del proceso
de transformación colectiva de la exterioridad. Entre otras razones, porque la construcción
individual de visiones y conceptos, incluye un distanciamiento, una abstracción a través de la
cual se construye la identidad individual, como instrumentos indispensables para desarrollar la
autonomía como posibilidad y como requisito para la diferenciación. Esto no implica asimilar,
de por sí diferenciación individual a jerarquía y/o acumulación primaria de poder atado a la
apropiación del producto derivado del trabajo colectivo. Se trata, simplemente, de entenderlo
como dinámica posible, necesaria y lógica; en el contexto de la evolución traumática y
compleja de la humanidad; desde períodos históricos primarios hasta períodos en los cuales se
expresan los logros alcanzados; por la vía de la interacción entre las acciones colectivas e
individuales.
Como corolario inicial es pertinente expresar lo siguiente: La condición de sujeto (a) individual
está dada por la asunción de la identidad y la autonomía; a partir de la diferenciación en el
proceso de aprehensión de la exterioridad. Esta identidad y autonomía, a su vez, permite
establecer una incidencia en la transformación de la exterioridad y una interacción con los (as)
otros (as) sujetos (as); sin subsumirse; sin perder los referentes propios originados en su
particular visión e interpretación (concepto) de la naturaleza y de la relación con los (a) otros
(as).
1.2 El concepto de sujeto en la universidad
11
El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a)
primario (a), construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los
sentidos biológicos. La percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos
externos, ejerce como instrumento para recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la
diferenciación se establece por la vía del seguimiento y continuidad, originados en la capacidad
para retener la información e interpretarla. No es una memoria simbólica ni formal, como la de
los otros animales. Esa memoria trasciende a la repetición simple de lo aprendido, a manera
de expresión espontánea y/o de respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el contrario,
es una memoria en constante actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando
se hace necesario recordar lo visto antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y
colectivas. Así y solo así se puede entender la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para
proponer y desarrollar opciones dirigidas al proceso de transformación de la exterioridad. Pero
también, para entender la construcción de una simbología para sí; de tal manera que ejerza
como instrumento fundamental, a la hora de definir sus propias perspectivas; en cuanto
expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a los (as)) otros (as). Entonces, la
esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración suya; constituyen referentes en
los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como derogación de lo primero en
función de lo segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a) individual acepta, e incluso
propone, en el camino hacia la obtención de un determinado fin. Ya, en esta expresión, es
pertinente entrever la influencia (...en esa memoria individual, como acumulado constante) de
las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición y/o de la experiencia directa, que
adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de procesos individuales y
colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol de la
religión, de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la
individualidad, en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a)
obliga a un acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva
que lo (a) compromete. No reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre
(...y tiene ahora) para cada sujeto (a) repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o
no, depende en muchos casos la existencia suya como sujeto (a) individual vivo, como actor
válido.
En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones
propuestas, por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la
interpretación de las pautas, paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período
histórico. En sí esas pautas y condiciones, no son otra cosa que construcciones colectivas que
trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse inclusive que, en las mismas; cada sujeto
se subsume, como quiera que no le esté permitido transgredirlas. Está obligado, en
consecuencia, a asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si su
decisión es hacer trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o
12
de asumir la opción directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que
asume las consecuencias a que esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa
intervención individual, una confrontación con la simbología e iconografías colectivas. Aquí, en
esa confrontación, se enfrenta la construcción individual con la construcción colectiva. Esto es
válido, como decíamos arriba, tanto para los paradigmas colectivos asociados a la religión;
como para aquellos paradigmas asociados a la noción de ordenamiento y de jerarquización.
Queda claro, asimismo, que estas construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación
primigenia de la exterioridad, a la internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su
contacto inicial con la naturaleza. Es decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en
el espacio; como acciones concientes o inconcientes (...o mediante una interacción entre los
dos estados) en donde se aplica el conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las
percepciones recibidas y almacenadas en la memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria
de todos y todas. Una memoria colectiva que se construye a través de la comunicación y de la
instauración de códigos e íconos que dan fe de la concertación.
Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una
interpretación diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación
parcial de las pautas, paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o
como alternativa que conlleva a una modificación total, radical. Algo así como o son esas
pautas y paradigmas o son estas pautas y paradigmas alternativos. Ya ahí, en esa acción de
proponer una alternativa, se configura un distanciamiento con respecto al ordenamiento
vigente. Adquiere ese hecho un significado asimilado a la ruptura. En el proceso de enfrentar
esa opción (...u opciones) con las existentes; el (la) sujeto (a) que ejerce como cuestionador
(a), desemboca en una posición herética. A partir de ahí, se trata de definir las condiciones y el
tipo de acciones a realizar, el proceso de difusión de la opción u opciones nuevas. Aquí,
condiciones, tienen que ver con los insumos recaudados para sustentar la nueva opción. Un
tipo o tipos de acciones, tiene que ver con realizar una confrontación individual absoluta. O la
adquisición, mediante el proceso de persuasión o imposición, de una aceptación de los (as)
otros (as). De tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción u opciones
colectivas. Esto no es otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones diferenciadas;
en procura de lograr la aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial o de la
erradicación de las anteriores pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas.
De todas maneras, bien sea que se actúe en uno u otro sentido, es evidente la necesidad de
cierta subyugación hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio
básico relacionado con el ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y
paradigmas: siempre existan referentes establecidos como condición para el ordenamiento y el
equilibrio; habrá unos códigos y obligaciones que ejercen como limitación a la libertad
individual. Alcanzar unos nuevos referentes, unos nuevos códigos y nuevas obligaciones;
supone la realización de acciones que controvierten lo anterior.
13
1.3 El tránsito del individuo al colectivo en la universidad
1.3.1. De los modelos de responsabilidad social
Están dados a partir de un entendido de sociedad que vincula el proceso de desarrollo del
conocimiento en las ciencias sociales. Para el caso particular de la sociología, la economía y el
derecho; los retos han referenciado los propósitos. Visto, en una perspectiva de integralidad;
nos situamos en los albores de la organización del Estado y de los modelos propuestos para su
funcionamiento. De la propuesta de J.C. Rousseau en El contrato social, pasando por lo
expresado por Tomas Hobbes en su Leviatán y por Nicolás Maquiavelo en El príncipe; hasta
los desarrollos de Smith y Ricardo en su teoría del liberalismo económico y de J.M. Keynes en
su teoría de intervención de reguladores en el mercado.
Ha sido, entonces, un recorrido que coloca como prioridad la definición del o de los modelos
para contextualizar el desarrollo. Y, en esto, el individuo y los colectivos tienen una incidencia
fundamental. Ya no es, entonces, el modelo primario de la sociedad primitiva descrita por
Morgan. Si bien esos modelos respondían a las exigencias y a las necesidades en esos
periodos históricos. No es menos cierto que los avances en la estructuración y organización
social, supone modificaciones. Las mismas, hacen tránsito por innovaciones. La fundamental,
tal vez, ha sido la interacción entre lo jurídico-institucional, la teoría económica y su
implementación y el desarrollo de modelos comunitarios alternativos.
En el caso de nuestro país, ha habido experiencias importantes. Uno de ellos tiene que ver con
la organización de artesanos y la puesta en escena de grupos comunitarios; en un proceso de
división del trabajo que conllevara a la reivindicación de su autonomía y de su injerencia en el
quehacer social y económico.
Visto, ahora, se precisa de un concepto que involucre las herramientas normativas
constitucionales y reglamentarias. Desde la noción básica de gestión cooperativa; hasta
divisiones organizacionales que van desde el concepto que acompaña a las PYMES. Hasta
desarrollos estructurados de economía solidaria. Desde lo financiero, hasta las acciones
(tomadas del mutualismo originario)
En todo esto, ha quedado en evidencia la necesidad de una combinatoria de saberes y de
gestión. De conformidad con los preceptos básicos constitucionales. Desde las organizaciones
no gubernamentales, como noción general de participación ciudadana; hasta un concepto
visionario de integralidad. Donde confluyan el económico, lo social y lo jurídico.
14
2 El escenario cercano
Me corresponde, ahora, situar los conceptos planteados arriba, en términos concretos y con
referencia a la educación superior. Se trata, de postular algunos elementos, en la perspectiva
de dilucidar los referentes de calidad, pertinencia de los valores agregados por las
universidades y el nexo de estas con la sociedad.
Retomando las expresiones formuladas en el Capítulo Primero, particularmente en lo que
respecta a las relaciones sociales, individuales y colectivas. Se infieren, a partir de ahí, dos
aspectos fundamentales: una de ellas hace alusión al equilibrio logrado entre los y las sujetos
colectivos e individuales y el estado. La segunda, como efecto colateral de la primera, tiene que
ver con los soportes de ese equilibrio; a la manera del contrato social planteado por Juan
Jacobo Rousseau y a la manera del ejercicio gubernamental, a la manera de Nicolás
Maquiavelo.
Entonces, considero pertinente señalar una premisa: la Escuela, como institución general,
propone su nexo con la sociedad, de tal manera que no es posible el autismo académico. Esto
es lo mismo que plantear una función asociada a los requerimientos de las distintas franjas de
la sociedad particular y general. Por esta vía accedo a relacionar la función de la educación
superior, por ejemplo, con las necesidades, del estado. Se supone, en consecuencia, que
cuando hablo de estado, hago alusión al equilibrio planteado arriba. Es decir, para mí, el estado
concentra su poder y define los alcances de las actividades diversas que se vinculan al mismo.
Y, aquí, asumo tanto las actividades públicas como privadas.
Para lograr lo anterior, los mecanismos económicos y políticos, se fundamentan con arreglo a
las perspectivas definidas en su misión y su visión. Pero, en los casos particulares de los
diferentes gobiernos, corresponde actuar conforme a un plan y a unas directrices, configuras en
determinados periodos de tiempo.
Siendo así, a las instituciones de educación superior, les corresponde descifrar los
instrumentos teóricos, técnicos y científicos, en función de los requerimientos sociales y del
estado. Eso es lo que yo propongo, como concepto primario, para abordar el desarrollo y
profundización del concepto de función y responsabilidad social.
2.1 América Latina
Sea lo primero, señalar un referente; fundamentado en el rol de América Latina, en el sentido
de sociedades y estados periféricos. Este último término, bordea la caracterización social,
15
económica y política asumida por la teoría marxista. Esto no supone, en concreto, una
determinada alineación. Simplemente es retomar algunos elementos teóricos propuestos desde
diferentes instancias relacionadas con el análisis socioeconómico e histórico.
Se trata, en consecuencia, de asumir conceptos asociados al significado que adquieren los (as)
sujetos (as) individuales y colectivos (manera de asociaciones y/o instituciones). El problema es
mucho más complejo de lo que imaginamos. Veamos, por ejemplo, lo siguiente: dado que, el
estado, subsume a los individuos y las colectividades, la búsqueda de momentos y opciones de
intervención social; se entienden asociadas a una determinada gestión. Y, esa gestión, debe
coincidir o no con los propósitos societarios construidos e inmersos en el concepto de estado.
En el evento de no coincidir, entonces, se configura una gestión herética. Veamos esto en
términos del documento, citado arriba, “La Educación Superior en América a Latina”
“…Tal vez, en lo conceptual, se ha erigido como fundamento predominante, la noción
que replica los esquemas sociológicos y de la teoría económica ortodoxa. Esto en lo
que tiene que ver con el análisis tendencial y efectivo que compromete el desarrollo,
incluido lo cultural, como instrumento que se supone inherente a las hipótesis y
variantes utilizadas…
…Se configura, así, un cuadro conceptual y práctico, complejo; en el cuales exhiben
consecuencias que obligan al manejo de insumos como imposición, a partir de esas
mismas condiciones de segregación. El planeta se homogeniza en razón a que se le
imprime un hilo conductor centrado en las exigencias y los perfiles originados en el
centro (ver: ¿qué es el poder?, citado arriba) … (Sic) es una figura que pretende el
equilibrio a partir de su proyecto de vida y de sus perspectivas.
…Es obvio, de todas maneras, que las contradicciones actúan como instrumento
tendencial hacia rupturas, con implicaciones de desestabilización de ese
“ordenamiento
Cultural, político y económico”. Es ahí en donde emergen posibilidades de confrontar
la ortodoxia que se reivindica como referente…”
2
Visto así, entonces, puedo afirmar que la construcción de una opción determinada de
universidad, supone establecer con claridad las condiciones sociales, políticas y económicas
del entorno inmediato y las condiciones en que se desenvuelven las variables asociadas al
desarrollo del ámbito internacional. Por esto mismo, el registro de la economía de mercado, se
asume como yunta que impide la autonomía de los países periféricos.
2
Pira claudia y Cano P., obra citada, página 3
16
En su obra “La Fantasía Organizada”, el sociólogo e investigador social, Celso Furtado,
efectúa un recorrido histórico en torno a la creación y desarrollo de la Comisión Económica
para América Latina (CEPAL). Considero pertinente transcribir un aparte del texto. Con la
salvedad de que, si bien es cierto habla del Brasil; de todas maneras, se puede asociar con
América Latina; dadas las condiciones relativamente similares.
“…En razón de los cambios de dirección que sufría la economía internacional, del
enorme atraso en las inversiones infraestructurales y del bajo nivel del ahorro interno,
Brasil no reunía las condiciones mínimas necesarias para poder comenzar una política
de desarrollo. La situación era semejante a la de los países de Europa occidental
devastados por la guerra, con el agravante de que la capacidad de ahorro de Brasil
era menor, en caso de recuperación, y también menor en su poder de
autotransformación, lo que hacía más serio el problema de la balanza de pagos. La
inflación se mantenía tan intensa como en el período de la guerra, sin que los
asalariados dispusieran de cualquier instrumento de defensa contra ese flagelo. En
consecuencia, crecía la intranquilidad social. El gobierno, inseguro, respondía con la
violencia, atribuyendo la culpa de la insatisfacción del pueblo a los “comunistas”.
Volvían a la superficie los viejos demonios hace poco conjurados…”
3
En un contexto como el planteado por el sociólogo C. Furtado, destaco la fuerza de los hechos
relacionados con el desarrollo de América Latina. De una parte, discontinuo. De otra parte,
asociado a la condición de rezago económico. Pero, también en presencia de regímenes
antidemocráticos, como una de las variantes del ejercicio político centrado en posición de elites
gobernantes.
Desde mi interpretación, es ahí en donde debe adquirir expresión el análisis crítico de la
academia y, como colateral, la fijación de alternativas. Es algo así como entender que no existe
función y responsabilidad social, sin unos instrumentos teóricos y prácticos que conlleven a
socializar el conocimiento.
Veamos esto, en términos del sociólogo e historiador Carlos M. Rama (Montevideo, 1927,
Méjico, 1982. En su ensayo: Las Universidades Latinoamericanas, publicado en la
revista Universidad y Sociedad. Transcribo, inclusive, la cita que el efectúa apartes de un
escrito de José Martí:
3
Furtado, Celso. “La fantasía organizada”, Editorial universitaria de Buenos Aires, primera edición en
Colombia, febrero de 1989, página 36.
17
“Las universidades parecen inútiles…Como quien se quita un manto y se pone otro, es
necesario poner de lado la universidad antigua y alzar la nueva…Al nuevo mundo
corresponde la universidad nueva. La educación tiene un deber ineludible –no
cumplirlo es un crimen-conformarle a su tiempo sin desvariarse de la grandeza y final
tendencia humana.” (José Martí, citado por Carlos M. Rama).
Retomando el texto de Carlos M. Rama:
“Históricamente, las universidades de América Latina han sido algo más que centros
de cultura superior académica, pues han desempeñado un papel prominente en la vida
social, especialmente en los niveles políticos e ideológicos de nuestro continente.
A estos temas nos hemos referido en otra oportunidad (ver La universidad
latinoamericana: un ensayo sociológico, Río Piedras, “Puerto”, No. 46, 1968-diciembre
1969, Págs. 74-90.), pero actualmente comenzamos a tener elementos de juicio
significativos sobre una inesperada crisis en la institución, que se pone de relieve,
como consecuencia de la reciente y rápida transformación política que lleva a algunos
países latinoamericanos a ingresar al socialismo.
Los casos de Cuba y Chile, y en forma incipiente en países como Bolivia, República
Dominicana y Uruguay, para poner ejemplos, son muy interesantes y merecen
estudiarse incluso representando un volumen pequeño del total de universidades
latinoamericanas, y a pesar que nuestra perspectiva, y por tanto nuestros
conocimientos, sobre el tema no pueden ser muy profundos…”
4
3 Colombia
3.1 Lo normativo
De todas maneras, el inventario de hechos y conceptos, alrededor del tema planteado, supone
un ejercicio sin insumos prefabricados y/o acomodados a un determinado concepto unilateral.
Esto supone realizar una indagación, de conformidad con la metodología propia del desarrollo
académico y su vínculo con la sociedad, como entorno inmediato, y como escenario global.
4
Rama, Carlos “Las universidades latinoamericanas en la actual época de transición”,
publicado en Revista Argumentos-Universidad y sociedad. Fundación Editorial Argumentos. 1ª
edición, octubre 1986, Págs.97-98
18
En lo que a mí respecta, asumo lo siguiente: la universidad, como ejercicio superior en la
Escuela, se debe asumir como proceso sinuoso, sin configuraciones lineales o formales. Es
más bien un norte que recrea las posibilidades ilimitadas del conocimiento. Respondiendo a las
exigencias sociales, entendidas estas como comunidad, nación, país y estado. De esa elección
resultan necesidades inherentes a su rol. Es decir, la universidad, se erige como sujeto anclado
en una posición no diletante. Es, más bien, asociada a una especie de instrumento que jalona,
asume y desarrolla la ciencia. Sólo así entiendo la asunción de una opción integral en donde se
valora y evalúa el concepto teórico y práctico de la función y responsabilidad sociales.
La aseveración anterior, puede ser ilustrada, con el siguiente ítem teórico
“…Una condición ineludible para seguir llevando a la práctica un proceso de
planeación como la que la Sede ha venido implantando, tiene que ver con la adopción
de una visión integral entre lo académico y lo administrativo. Esta visión es posibilitada
por el concepto de gestión de lo académico, con el cual se abandona la idea de dos
universos separados con diferente estatus, supeditado a uno al otro y sujetos de
diferentes racionalidades.
Construir y hacer operativo el concepto de “gestión académica” o de “gestión de lo
académico”, constituye uno de los principales retos en la medida en que su adopción
se concreta cuando la deseabilidad de toda empresa académica, esté articulada a la
idea de gestión integral de los talentos humanos y de los recursos para materializarla.
De hecho, los lineamientos aquí desarrollados, así como los proyectos estratégicos de
Sede que ya están en curso, son un claro ejemplo de tal tipo de gestión…”
5
Si bien es cierto que no se puede pretender realizar conclusiones generalizantes, a partir de
insumos particulares en torno a la definición de la responsabilidad social; como en el caso
concreto de la Universidad Nacional de Colombia. Si es posible proponer una interacción, en
términos del rol que adquiere el sistema de educación superior. Fundamentalmente, porque el
concepto de ciencia y tecnología, asociado al sistema, adquiere sentido; siempre y cuando se
postule una opción de desarrollo y progreso en nexo con los aportes que las instituciones
universitarias y tecnológicas realizan por la vía de la investigación y de su intervención en el
conjunto de actividades inherentes a la búsqueda de soluciones a la posición deficitaria en lo
que corresponde al desarrollo cultural, industrial, social y económico.
En términos de lo que he planteado arriba, es conveniente hacer referencia a la Ley 1286 de
2009 (ciencia y tecnología). Es así, en razón a que esta norma constituye un acervo
5
Plan estratégico de desarrollo1999-2003, Universidad Nacional, Sede Bogotá. Publicación oficina de
planeación, página 11
19
documental y práctico. Producto de la interacción entre las instituciones de educación, la
comunidad científica y las opciones relacionadas con la instancia de globalización en que se
desenvuelve las actividades económicas, industriales y de servicio; así como la búsqueda de
opciones colaterales derivadas de la definición constitucional de Colombia como un Estado
Social de Derecho.
Como quiera que esta posición normativa, defina acciones trascendentales, considero
pertinente transcribir apartes de la misma.
“…Del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación -Colciencias-
Nota: La opción asumida por el actual gobierno, respecto a Colciencias está cruzada por el
entendido que subsume la investigación científica a la perspectiva perversa de la dinámica del
capital, Algo así como tendencialmente irrelevante.
Artículo 5º. Transformación. Transfórmese el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la
Ciencia y la Tecnología “Francisco José de Caldas” -Colciencias- en el Departamento
Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias-, con sede en Bogotá D.C.,
como organismo principal de la administración pública, rector del sector y del Sistema Nacional
de Ciencia, Tecnología e Innovación –SNCTI-, encargado de formular, orientar, dirigir,
coordinar, ejecutar e implementar la política del Estado en la materia, en concordancia con los
planes y programas de desarrollo. Parágrafo Primero. El Director del Departamento
Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias-será designado por el
Presidente de la República. Será miembro, con derecho a voz y voto, del Consejo Nacional de
Política Económica y Social, CONPES y deberá ser citado por el Presidente de la República
cuando en el Consejo de Ministros se traten temas que estén directamente relacionados con la
función del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias
Parágrafo Segundo. El sector administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación está
integrado por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –
Colciencias- y por las demás entidades que la ley cree, para que hagan parte del sector, en su
calidad de adscritas o vinculadas.
Artículo 6º. Objetivos generales. Serán objetivos generales del Departamento Administrativo de
Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias-:
1. Crear una cultura basada en la generación, la apropiación y la divulgación del conocimiento,
y la investigación científica, la innovación y el aprendizaje permanentes.
2. Definir las bases para formular anualmente un Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e
Innovación.
20
3. Fundamentar y favorecer la proyección e inserción estratégica de Colombia en las dinámicas
del sistema internacional que incorporan el conocimiento y la innovación y generan
posibilidades y desafíos emergentes para el desarrollo de los países y sus relaciones
internacionales, en el marco de la sociedad global del conocimiento.
4. Articular y enriquecer la investigación, el desarrollo científico, tecnológico y la innovación con
el sector privado, en especial el sector productivo.
5. Propiciar el fortalecimiento de la capacidad científica, tecnológica, de innovación, de
competitividad y de emprendimiento, y la formación de investigadores en Colombia.
6. Promover el desarrollo y la vinculación de la ciencia con sus componentes básicos y
aplicados al desarrollo tecnológico innovador, asociados a la actualización y mejoramiento de la
calidad de la educación formal y no formal.
7. Integrar esfuerzos de los diversos sectores y actores para impulsar áreas de conocimiento
estratégicas para el desarrollo del país, en las ciencias básicas, sociales y humanas, de
acuerdo con las prioridades definidas en el Plan Nacional de Desarrollo.
8. Fortalecer el desarrollo regional a través de los Consejos Departamentales de Ciencia,
Tecnología e Innovación y políticas integrales, novedosas y de alto impacto positivo para la
descentralización de las actividades científicas, tecnológicas y de innovación, integrado a las
dinámicas internacionales.
9. Definir y alinear los procesos para el establecimiento de prioridades, asignación, articulación
y optimización de recursos de toda clase para la ciencia, la tecnología, la innovación y el
resultado de estos, como son el emprendimiento y la competitividad.
10. Fortalecer la capacidad del país para actuar de manera integral en el ámbito internacional
en aspectos relativos a la ciencia, la tecnología y la innovación.11. Promover y fortalecer la
investigación intercultural, en concertación con los pueblos indígenas sus autoridades y
sabedores, destinado a proteger la diversidad cultual, la biodiversidad, el conocimiento
tradicional y los recursos genéticos.
Artículo 7º. Funciones. El Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –
Colciencias-, tendrá a su cargo, además de las funciones generales que prevé la Ley 489 de
1998, las siguientes:
1. Formular e impulsar las políticas de corto, mediano y largo plazo del Estado en ciencia,
tecnología e innovación, para la formación de capacidades humanas y de infraestructura, la
inserción y cooperación internacional y la apropiación social de la ciencia, la tecnología y la
21
innovación para consolidar una sociedad basada en el conocimiento, la innovación y la
competitividad.
2. Adoptar, de acuerdo con la Ley del Plan Nacional de Desarrollo, políticas nacionales para el
desarrollo científico y tecnológico y para la innovación que se conviertan en ejes fundamentales
del desarrollo nacional.
3. Diseñar y presentar ante las instancias del Gobierno Nacional los planes y programas del
Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias- y el Plan
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
4. Generar estrategias de apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación para la
consolidación de la nueva sociedad y economía basadas en el conocimiento.
5. Promover el desarrollo científico, tecnológico y la innovación en el país, de acuerdo con los
planes de desarrollo y las orientaciones trazadas por el Gobierno Nacional.
6. Propiciar las condiciones necesarias para que los desarrollos científicos, tecnológicos e
innovadores, se relacionen con los sectores social y productivo, y favorezcan la productividad,
la competitividad, el emprendimiento, el empleo y el mejoramiento de las condiciones de vida
de los ciudadanos.
7. Velar por la consolidación, fortalecimiento y articulación del Sistema Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación –SNCTI- con las entidades y actores del sistema, en estrecha
coordinación con el Sistema Nacional de Competividad.
8. Promover la formación del recurso humano para desarrollar las labores de ciencia,
tecnología e innovación, en especial en maestrías y doctorados, en aquellos sectores
estratégicos para la transformación y el desarrollo social, medio ambiental y económico del
país, en cumplimiento del ordenamiento constitucional vigente.
9. Fomentar la creación y el fortalecimiento de instancias e instrumentos financieros y
administrativos de gestión para la Ciencia, Tecnología e Innovación.
10. Diseñar e implementar estrategias y herramientas para el seguimiento, evaluación y
retroalimentación sobre el impacto social y económico del Plan Nacional de Desarrollo.
11. Promover la inversión a corto, mediano y largo plazo, para la investigación, el desarrollo
científico, tecnológico y la innovación.
22
12. Promover, articular y proyectar los esquemas organizacionales del conocimiento,
regionales, departamentales y municipales de ciencia, tecnología e innovación, para potenciar
su propio desarrollo y armonizar la generación de políticas.
13. Promover, articular e incorporar la cooperación interinstitucional, Inter-regional e
internacional con los actores, políticas, planes, programas, proyectos y actividades estratégicos
para la consecución de los objetivos del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
14. Coordinar la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación con las políticas
nacionales, regionales y sectoriales del Estado, en financiamiento, educación, cultura,
desarrollo económico, competividad, emprendimiento, medio ambiente, seguridad social, salud,
agricultura, minas y energía, infraestructura, defensa nacional, ordenamiento territorial,
información, comunicaciones, política exterior y cooperación internacional y las demás que
sean pertinentes.
15. Definir y orientar líneas temáticas prioritarias y operativas del Sistema Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación –SNCTI-, para lo cual podrá modificar, suprimir o fusionar los
Programas Nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación; crear nuevas estructuras sobre las
diferentes áreas del conocimiento; definir su nombre, composición y funciones; dictar las reglas
para su organización y diseñar las pautas para su incorporación en los planes de las entidades
vinculadas con su ejecución.
16. Definir prioridades y criterios para la asignación del gasto público en ciencia, tecnología e
innovación, los cuales incluirán áreas estratégicas y programas específicos y prioritarios a los
que se les deberá otorgar especial atención y apoyo presupuestal.
17. Diseñar, articular y estimular políticas e instrumentos para la inversión privada, doméstica o
internacional, en ciencia, tecnología e innovación.
18. Concertar, con el apoyo del Departamento Nacional de Planeación, DNP, en coordinación
con las demás entidades nacionales que ejecutan política de ciencia, tecnología e innovación;
los recursos y la destinación de los mismos en el trámite de programación presupuestal
tomando como base el Plan Nacional de Desarrollo y la política de ciencia, tecnología e
innovación adoptada por el CONPES.
19. Otorgar y apoyar los estímulos a instituciones y personas por sus aportes a la ciencia, la
tecnología y la innovación, a través de distinciones y reconocimientos.
20. Proponer la creación de estímulos e incentivos sociales y económicos para aumentar en
forma significativa la inversión en ciencia, tecnología e innovación.
23
21. Articular y aprovechar las políticas y programas nacionales de ciencia, tecnología e
innovación, con aquellas que existen a nivel internacional.
22. Crear las condiciones para desarrollar y aprovechar el talento nacional, en el país y en el
exterior en el campo de ciencia, tecnología e innovación…
6
En lo que hace a la casuística del día a día, es importante destacar, al menos en lo tiene que
ver con los alcances de mi trabajo de grado, se trata de postular una interacción entre las
diferentes instancias comprometidas con el proceso. Es algo así como reiterar en el hecho de
que función y responsabilidad sociales de las instituciones de educación superior, deben
trascender el solo hecho formal de impartir educación a través de programas de pregrado y de
posgrado. Supone, entonces, la asunción de roles en un escenario económico, social y político,
cada vez más exigente; habida cuenta de procesos de internacionalización en los cuales
países como el nuestro precisan de instrumentos trascendentes.
En esa misma perspectiva, ya en el Congreso Nacional de Educación Superior, realizado en la
ciudad de Barranquilla en 1,2 y 3 de diciembre de 1999; este tema fue abordado desde
diferentes opciones. Tanto de las instituciones públicas de educación superior, como también
de las instituciones privadas.
El profesor Jaime Restrepo Cuartas, quien, ejercida como rector de la Universidad de
Antioquia, expresó lo siguiente:
“…Las relaciones de la universidad con el Estado.
El Estado, en la consolidación de un proyecto de nación, tiene que tener unas políticas claras
para la educación superior y un plan general de desarrollo que supere los sistemas y
subsistemas existentes, definidos por la ley.
En ese sentido, el Estado no debe solamente transferir recursos en forma oportuna y suficiente
para el logro de las metas trazadas, sino que debe regularlos, controlarlos de acuerdo con
indicativos, buscar que se empleen con eficiencia, entregarlos en forma equitativa y no como
hoy ocurre por presiones políticas o de orden social. El Estado, además, tiene que asumir su
función de control y vigilancia, para que puedan corregirse los problemas generados por la falta
de regulación del sistema, por la heterogeneidad en las ofertas y la apertura mercantil de ellas,
la dispersión, la mala calidad, la falta de movilidad dentro del sistema y la ausencia de
reconocimiento que tienen nuestras instituciones de educación superior en el país o en el
extranjero…
6
Versión tomada de página Web, Senado y Cámara de Representantes
24
“…Las relaciones de la universidad con la sociedad
Hemos de admitir el aislamiento tradicional de nuestras instituciones educativas. Reflejamos en
cierto sentido, los parroquianismos y regionalismos propios de nuestras culturas tradicionales.
Cuando una sociedad se abre a otras naciones, con un claro sentido de pertenencia por sus
propios valores, lo que hace es incorporarles elementos más valiosos de su cultura a una
cultura universal. Ahí no debe haber temor que desaparezca lo obtuso que nos es propio y nos
daña, y que asumamos los elementos progresistas de otros países, que nos mejoren y nos
faciliten nuevas oportunidades.
Relacionarse consigo para preservar lo deseable, lo que nos da identidad, y relacionarse con
los demás para aprender lo indispensable, lo que nos sirve para progresar. Al fin de cuentas,
de lo que se trata es de preservar esta especie humana con riesgo permanente de desaparecer
y buscar el progreso de la humanidad en su conjunto…”
7
En mi interpretación, entonces, las instituciones de educación superior, han tenido y tienen,
ahora con mayor intensidad, retos que las trascienden como simples otorgadoras de títulos
universitarios y/ técnicos. Es, más bien, la búsqueda de un hilo conductor que conlleve a
postular opciones de vida y de sociedad. En el marco de un intercambio humano mucho más
complejo de lo que era antes. Es ahí, en donde cobra fuerza y necesidad, una interpretación
en lo que corresponde a la función y responsabilidad sociales, vinculada con el ejercicio de
roles prácticos y complejos. Porque, de lo que se trata es de coadyuvar a la construcción de
país, de nación. En un contexto en el cual se requiere de realizaciones inherentes a la
universalidad. A lo particular, en equilibrio sistémico con la internacionalización y la
globalización.
Todo lo actuado y lo dicho alrededor de la función y responsabilidad sociales, de la educación
superior, intuye un desarrollo histórico de la misma. De no ser así, estaríamos en un proceso
ensayo-error interminable, a la manera de Sísifo. Por lo tanto, aún asumiendo el riesgo de la
reiteración, considero pertinente hacer consideración de otros elementos; de tal manera que se
delinee una figura cercana a la complejidad. Por el mismo hecho de que el tema abordado es,
de por sí, complejo. Es, en este sentido, propongo la adquisición de algunos elementos, por la
vía de presentar insumos teóricos e históricos, en el proceso de desarrollo y consolidación de la
educación superior en Colombia.
7
Restrepo c., Jaime. “Memorias del Congreso Nacional de Educación Superior. Ed. Fabio
Lozano Santos, mayo de 2000, páginas 624,625 y 626.
25
En la obra:” La educación superior, Tendencias y Políticas Estatales; Ricardo Lucio y
Mariana Serrano. Realizan un recorrido que permite acceder e ilustrar parte de las historias de
la universidad, en Colombia. Veamos:
“…B). La universidad liberal del siglo XX (1935-1946).
Ante la desintegración de la universidad estatal en 1886, originada por la Regeneración, los
liberales habían fundado ese año una universidad privada, el Externado de Colombia
(inicialmente como facultad de derecho). En 1923 se fundó la Universidad Libre (también
inicialmente como facultad de derecho), igualmente de inspiración liberal. Pero una universidad
estatal, en el moderno sentido de la palabra, de corte liberal, que se presentara como
alternativa al monopolio religioso de la educación superior, sólo fue posible con la llegada de
los liberales al poder a partir de 1930 y, más específicamente, dentro del contexto de las
reformas políticas, sociales y económicas de la llamada Revolución en marcha, del primer4
gobierno de Alfonso López Pumarejo (19334-1938).
La propuesta de modernización social de la Revolución en Marcha, parte de una concepción
intervencionista del Estado en las esferas económica y social, y se manifiesta en aspectos tales
como la definición de la función social de la propiedad, a través de la Ley de tierras, la
separación del Estado y la Iglesia; una reforma tributaria; el impulso estatal a la organización
social y la reforma de la educación. Esta última se cristaliza en el decreto 1283 de 1935:
educación para todos (al menos en la letra de la ley), nivelación de los sistemas educativos
para el campo y la ciudad, legislación sobre educación técnica y el inicio de liberación de la
tutela monopolizante de la Iglesia sobre el quehacer educativo…
…La ley 68 de 1935, sancionada el 7 de diciembre, señala indiscutiblemente la más
trascendental conquista cultural de los últimos tiempos; porque no solamente se agrupan
facultades, escuelas e institutos de antigua y novísima creación para construir el cuerpo
universitario, sino que, de una vez, se resuelven los graves problemas sociales que
venían minando a la población universitaria de Colombia (citado por el autor y la
autora, del Anuario de la Universidad Nacional de Colombia, año 1939) …”
8
3.2 El horizonte
8
Serrano, Mariana y Lucio, Ricardo “La Educación superior. Tendencias y Políticas Estatales”,
Ed. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de
Colombia. Páginas 31,32 y 33.
26
Ya he transitado por diferentes expresiones de lo que significa la educación superior y,
particularmente, la universidad. Se trata ahora, a manera de corolario transitorio, enfatizar
sobre sus perspectivas. Entendidas como opciones de realización. Tanto en términos de
inserción en el desarrollo económico, social y político; como también en lo que hace referencia
a la construcción de nación, habida cuenta de la definición constitucional.
No se trata de trasladar definiciones formales. Por el contrario, se trata de verter lo expuesto,
en una propuesta que interprete el rol de la universidad. Tanto como sujeto normativo y
académico; como también en relación con las vicisitudes propias del modelo económico y
social en este tiempo de globalización de la interacción humana.
Como inherente a mi aseveración anterior, es pertinente hacer alusión a una aproximación
lograda en la reforma académica propuesta para la Universidad Nacional de Colombia.
Obviamente, con las reservas del caso y sin pretender una tipología sesgada y unilateral.
“…Campos de proyección de la universidad.
Se pueden considerar en primer lugar las posibles contribuciones de la universidad al
mundo del trabajo y a la urgente problemática del desarrollo de las formas y de
los métodos de producción (subrayado en original). Son importantes y sin embargo veinte
o treinta años de reconocimiento de esa importancia no parecen haber modificado
sustancialmente la vida de la universidad – ni siquiera en las facultades que como la de
Ingeniería, pueden jugar un papel privilegiado en ese desarrollo -. Es posible pensar la
universidad desde distintos modelos de desarrollo económico, pero hay cortocircuitos que es
mejor evitar. Las contribuciones de la universidad a la economía parecen depender más de su
calidad que de su voluntad. Volveremos sobre esta tesis.
Otro posible campo de proyección es el de las contribuciones al desarrollo del Estado y
de la administración en general (subrayado en texto original). Aquí también cabe enunciar
el mismo tipo de reservas.
Otro espacio – mucho más complejo – es el desarrollo de la democracia (subrayado en
texto original) en por lo menos tres sus caras.
La universidad puede contribuir a ampliar las posibilidades de que los intereses afloren y
los conflictos se asuman con cierto balance de estrategicidad (subrayado en
original) por parte de los distintos sectores, pero también a que esa capacidad estratégica se
encauce dentro de ciertos límites. En otras palabras, la tradición académica puede
eventualmente hacer más eficaz la acción política por parte de los diversos actores (o sea,
puede procurar que todos los involucrados desarrollen su capacidad de actuar
27
estratégicamente en el terreno de la confrontación de intereses) pero también puede ayudar a
reconocer reglas y límites en cuanto a los medios que pueden ser empleados legítimamente en
esa acción política…
9
Tendencialmente, entonces, avizoro un escenario cargado de retos párale sistema de
educación superior. Es algo así como entender una dinámica proactiva. En donde los diferentes
actores socales, colectivos e individuales tienen que realizar acciones en concordancia con las
necesidades del País y de la Nación. Es apenas obvio que no se trata de de la acción refleja a
la manera de Pavlov. Es, más bien, una intencionalidad que evita los caminos lineales y asume
caminos un tanto enrevesados, a veces. Pero que, eso sí, adquieren responsabilidades
sociales y políticas en el contexto de las exigencias en los ámbitos nacional e internacional.
3.3. De la normatividad interna.
3.3.1 Modificación estatutaria
He tenido, siempre, una fijación, en lo que corresponde al concepto de autonomía universitaria
y, particularmente, en la Universidad Nacional de Colombia. Porque la he entendido en una
perspectiva diferente a la que predomina y que, sucesivas a administraciones la han
revindicado; incluida la reforma estatutaria que se ha venido construyendo. Un aspecto, a la
manera de muestra: seguimos siendo una universidad confesional. De un monoteísmo
absoluto. Las celebraciones de la fiesta de navidad, para los católicos, se realizan en un marco
ortodoxo. Promoviendo, inclusive, el novenario y los recesos obligados a la luz de sus
calendas. Lo que los católicos llaman “semana santa”, es otro referente obligado (con
suspensión del servicio, inclusive). Esto, para no hablar de la existencia de una capilla católica
y de un sacerdote, de esa misma religión, como funcionario.
Siendo así, entonces, la propuesta de reforma estatutaria en curso, retoma esos principios,
habida cuenta de que no postula una interpretación diferente. Esto es, cuando se habla de la
Naturaleza de la Universidad Nacional de Colombia, se exhibe el mismo lenguaje repetitivo
vigente. Nada de la asunción de conceptos más universales; más vinculados a la razón de ser
de una Universidad que expande su visión y su misión, a partir de la laicicidad; es decir, a partir
de un concepto que la defina como una institución que no esté inmersa en ese doble juego del
“no ser, pero es”.
9
Mockus. S., Antanas “Reforma Académica-Documentos 1995, Universidad Nacional de
Colombia páginas 17-18
28
En ese mismo horizonte, no se entiende que la Universidad Nacional de Colombia defina sus
funciones, en nombre del Estado. Creo que las funciones se ejercen a nombre de la
universidad misma; de lo que es. Otra cosa es que la universidad reivindique el principio
constitucional de autonomía.
El artículo tercero (Fines), repite lo ya esbozado en la definición de la Naturaleza. Es más,
aparecen como dispersos, una unidad de propósitos.
En cuanto a las expresiones y realizaciones de inherentes a la Misión de la Universidad
Nacional de Colombia, no puede plantearse (como aparece en la propuesta) que es necesario
actuar de manera homogénea. Otra cosa es lograr, alcanzar (a través del Plan de Desarrollo,
por ejemplo) una opción que registre y aplique un concepto de Misión que potencie la inserción
de la Universidad en la dinámica propia de la creación y desarrollo del conocimiento, en los
ámbitos de las ciencias (incluidas las ciencias humanas y sociales) y la tecnología.
Lo anterior traduce, en consecuencia, un desarrollo en el contexto de la heterogeneidad; sin
que esto implique anarquía, ni un desarrollo al garete, de los fines de la Universidad Nacional
de Colombia y de la educación superior en general.
En cuanto a los principios organizativos; la propuesta mantiene la construcción, a partir de lo
que ya es vigente: Nivel nacional, Sedes, Facultades, Institutos…No aparece, la asunción de
retos heréticos. Como, por ejemplo, aquel relacionado con el gobierno de las facultades; sin
que pase por el Honorable Consejo Superior Universitario; es decir que, las consultas a
profesores (as) y e estudiantes, definan directamente acerca de quien asumirá como decano
(a).
Lo mismo en lo que respecta a las vicerrectorías de sede. Es decir, debe asumirse el método
de elección directa, que registre la posición mayoritaria de la comunidad académica a través
del voto directo.
La dirección de nuestra universidad no modifica su posición en lo que hace referencia a las
transferencias de programas con sus Sedes. Algo así como entender que se mantiene la
posición que hace prácticamente imposible el traslado de un (a) estudiante de una sede a otra
o de una de las sedes regionales con la Sede Bogotá. Tampoco tiene en cuenta la Ley de
Cuotas. Seguimos siendo una universidad sin la suficiente representación femenina en sus
instancias de dirección.
Mención aparte merece la aplicación de sea estructura vertical de gobierno universitario,
relacionado con la investigación. En esto seguimos siendo autistas. Es como si la Universidad
29
Nacional de Colombia, siguiera insistiendo en la opción de considerarse preeminente con
respecto a las otras instituciones d educación superior, pública y privada.
Queda claro que, con esa perspectiva, la confrontación limpia por acceder a los recursos del
Departamento Administrativo de Ciencia y Tecnología.
MI propuesta tiene que ver con plantear una opción en la cual se creen mecanismos de unidad
transitorio con otras universidades para la realización de investigaciones relacionadas con
temas de interés general (por ejemplo, en la estructura vial; el cambio climático, los trasplantes,
etc.).
La propuesta de modificación estatutaria, sigue la misma expresión ambigua conceptual, con
respecto a la figura de comunidad universitaria. El personal administrativo aparece sujeto
colectivo un tanto “extraño” a los procesos fundamentales de la Universidad Nacional de
Colombia. En veces se le considera inmerso en la comunidad universitaria; otras veces como
insumo pasivo. De todas maneras, en la estructura gubernamental jerárquica, el personal
administrativo se asume como colectivo que no puede ni tiene porque aportar al desarrollo de
la Universidad, por la vía de su misión.
En ese sentido, siempre he sostenido que el personal administrativo de la Universidad Nacional
y de las universidades públicas en general, debería tener un delegado en el Consejo Superior
Universitario; nombrado por la vía de votación directa. Lo mismo en lo que respecta al Comité
de Gestión.
Cuando, la propuesta habla de los regímenes especiales (por ejemplo: de carrera
administrativa y disciplinario); me parece que propone algo que, en la práctica, no se cumple;
puesto que el funcionamiento de la Comisión y los Comités de Carrera Administrativa; así como
los Comités en lo disciplinario; actúan en el marco de la normativa general. De hecho, como
ejemplo, tendencialmente, el personal administrativo de planta, va a ser reemplazado por las
figuras de provisionalidad y de órdenes de prestación de servicios. No existe, como debería
serlo en la Comisión de Carrera Administrativa, un programa o programas serios y de fondo, en
lo que hace a la capacitación. Lo vigente, hasta ahora, no es otra cosa que lugares comunes
(sistemas, atención al usuario, etc.). Nunca se postula, por ejemplo, procesos de capacitación
inherente a los requerimientos de la Misión.
Por último, una vez más, se desemboca en una disquisición superflua en lo que respecta al
nombre del organismo que orienta el bienestar universitario, a nivel general y de facultad.
Comité, Consejo, Vicedecanatura…Eso no es trascendente. Lo pertinente es interpretar y
realizar, de manera plena, el concepto de bienestar. Esto, todavía, es concebido como
instrumento circunstancial.
30
Por último: cuando, por fin, en su artículo 58, la reforma propone un Consejo Nacional de
Bienestar Universitario en el cual tengan representación los diferentes sectores de la
comunidad universitaria, incluido el personal administrativo; cuando se habla de la
reglamentación, en cuanto a los períodos y características que debe tener su elección, se habla
solo de la representación de los (as) docentes y los (as) estudiantes. Queda claro, en mi
opinión, que esa representación debe elegirse por votación directa de los y las integrantes del
personal administrativo. El periodo puede definirse con una duración similar al de las instancias
en donde tiene representación (Unisalud, Comités y Comisión de Carrera Administrativa y
Régmen Disciplinario)
II. Acerca del documento: “Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de
Colombia”; presentado por el Rector General de la Universidad Nacional de Colombia, Marco
Palacios; para la discusión en Claustros y Colegiaturas,
Nota: A pesar de la distancia en el tiempo; considero que este
documento mantiene su validez, como insumo teórico, normativo y
práctico
1. De los conceptos: Todo recorrido teórico que origina una propuesta de modificación, supone la
presencia de un fundamento conceptual, como soporte. De no ser así, el tránsito no sería otra
cosa que una sumatoria de ideas al garete, inconexas; sin la lógica necesaria que permita arribar
a un escenario coherente y viable.
En el caso que me ocupa, el profesor Marco Palacios, asume unos referentes precisos. Tal vez,
el más importante tiene que ver con la definición, en cuanto al rol que ha desempeñado la
Universidad Nacional de Colombia, desde su fundación en 1867. Definiendo momentos precisos
y en los cuales esa intervención ha sido diferenciada. Tanto en lo que respecta a su injerencia en
la formación de profesionales en disciplinas específicas; así como en lo que concierne a la
confrontación de hitos y paradigmas políticos, religiosos e ideológicos; a más de los retos
relacionados con el desarrollo económico y tecnológico. En razón a que pretendo alcanzar un
nivel de absoluta veracidad en la cotejación de opciones; me permito efectuar una transcripción
textual que considero pertinente.
(2. La U.N., pionera en la modernidad del País):”..Desde 1867, esta institución ha sido
un elemento esencial e irrevocable en la lucha por alcanzar la modernidad del país.
Esta especificidad histórica nos permite entender mejor su presente y, por ende,
proyectar de una manera razonable el futuro. Lejos de cualquier grandilocuencia, creo
que es comprobable el papel que acredita a la Universidad Nacional de Colombia en la
propuesta y realización de la igualdad y el laicismo, valores modernos por naturaleza.
La libertad de cátedra y de expresión, los principios de libre investigación científica, de
discusión racional y libre examen, hubieron de conquistarse en esta Institución
arduamente, en un país de tradiciones políticas formadas y afianzadas en las matrices
culturales, ora barrocas, ora del despotismo ilustrado de la monarquía católica
española; tradiciones que concibieron el saber cómo un privilegio estamental, como un
instrumento de la fe religiosa y como una dispensa especial de la autoridad política que
irradiaba desde el rey...” (Tomado del documento: Hacia una innovación Institucional
en la Universidad Nacional de Colombia, edición en cuadernillo, página 4, septiembre
30 de 2003).
El asunto tiene que ver con la línea de consecuencia que se desenvuelve, a partir de esta
aseveración, incontrovertida, por cierto. Porque, en fin de cuentas, la medición de la coherencia,
se extiende a todos los ámbitos inherentes al quehacer de la Universidad, como proceso que
31
trasciende a la simple operatividad con la cual se puede implementar y administrar una
sumatoria de programas académicos.
En la página 13 del documento(edición en cuadernillo, publicada en septiembre 30),
entre otros aspectos, el señor Rector expresa:”.. Este tema (sic) nos conduce a un
plano màs general. Parece ser que la Universidad Nacional de Colombia en relación
con los postulados misionales. Parece que no aprende que en su interior conviven dos
grandes tipos de ofertas, ambas con demanda social y pertinencia académica: por una
parte, el grado de desarrollo económico y social de Colombia demanda buenos
profesionales; por la otra, el país no tendrá futuro sin una base científica y tecnológica
fuerte, o sea, sin el desarrollo de las disciplinas. Y recordemos además que la
democracia colombiana exige un pensamiento crítico que generalmente se origina en
las ciencias sociales.
Esto tiene profundas implicaciones, tanto en los modelos epistémicos que nos
tracemos, en los mapas de distribución-si ustedes quieren-de las líneas del
conocimiento divididas entre las disciplinas y la transdisciplinariedad, de un lado y, del
otro, cómo se deben traducir éstas en el mapa administrativo y de gestión...”
Es decir, la situación queda planteada en términos de un tanto asimilados al pragmatismo o, màs
bien, se remite a la confrontación que siempre ha acompañado a la relación entre la Escuela y,
en general, el conocimiento con respecto a al entorno social; a las exigencias para desenvolver
aplicaciones y orientar el quehacer inherente a los ámbitos académico y científica. Algo así,
como enfatizar acerca de la relatividad que adquiere la autonomía del conocimiento y de la
ciencia, con respecto a las políticas y orientaciones que “desde afuera”, ejercen como
condicionantes insoslayables.
Es elocuente, enfatizando en este aspecto, lo expresado por el profesor Palacios en el
documento objeto de análisis:”. La UN se creó con el propósito de cambiar los métodos
tradicionales de la enseñanza, y de transformar la –industria nacional-, lo cual era, en
palabras de su primer rector Manuel Ancízar, -un interés social y de los màs graves,
que pide resueltos y efectivos esfuerzos, en transformar el modo de ser de nuestros
artesanos, infundiendo en sus personas la fuerza que viene de la ciencia, y en sus
talleres la economía y perfección que se obtienen por medio de las máquinas-. Para
ello se creó, como anexa, una Escuela de Artes y Oficios. No obstante, al año de
fundación, un rector frustrado manifestaba que-si no hay resolución de levantar la
Universidad a la altura requerida, para que sea un poderoso instrumento de progreso
nacional, no vale la pena seguir sosteniéndola-.” (Hacia la innovación institucional en la
Universidad Nacional de Colombia, edición en cuadernillo, 30 de septiembre 2003)
Desde mi interpretación, es importante hacer consideración de estas expresiones; en razón al
significado que adquieren al momento de precisar, por parte del señor Rector, las
recomendaciones constitutivas del centro en su propuesta.
Llamo la atención acerca del hilo conductor: 1. un escenario en el cual se discierne en torno a los
agregados aportados por la Universidad Nacional, desde su creación en 1867. Es aquí en donde
se enfatiza acerca de las rupturas conceptuales que origina su intervención (..la de la
Universidad Nacional de Colombia) hacia el entorno social, político, religioso, etc. 2. Una
modificación, en su orientación y quehacer, originada en los “acosos” inmediatos y tendenciales
del contexto social y económico, incluida lo que el profesor Palacios define como “la penuria
Fiscal”. 3. El avance y profundización de la complejidad internacional (la globalización) en
términos de consolidar la hegemonización de los controladores de la ciencia y la tecnología de
punta, situando a los países periféricos en condiciones de restricción y dependencia con
respecto a ese poder justificado y fundamentado en su capacidad económica y política. A lo
anterior (en esta fase) se une la implementación de políticas estatales internas que colocan a la
Universidad Nacional de Colombia y, en general, a las universidades públicas en posición
deficitaria en relación con sus necesidades.
Como expresiones de incidencia incontrovertida, articuladas de manera lógica por parte del
profesor Palacios y en su intención de anclar conceptualmente las acciones correctivas que
desprende de su diagnóstico, considero relevante transcribir los siguientes apartes del texto
analizado:”. Veamos el contexto (sic). Desde la década de 1820 hasta la de 1870, los
movimientos estudiantiles colombianos postularon el ideal de –autonomía universitaria-
32
del movimiento de Córdoba de 1918. Defendieron con intransigencia ideas como la
universidad pública gratuita y el cogobierno universitario, con participación directa de
los estudiantes. A la luz de la cultura política colombiana, tales postulados han
significado-explícita o implícitamente-el rechazo a lo que se considere dominio clerical.
A mediados (sic) de la década de 1960, el gobierno buscó soluciones institucionales
específicas para neutralizar lo que consideraba el potencial revolucionario de la
universidad militante y sobre politizada. Se expresaba en una real o supuesta conexión
aulas-guerrillas, cuyo ejemplo màs visible había sido la incorporación del padre Camilo
Torres, ex capellán y ex profesor de Sociología de la UN a un frente guerrillero del
ELN.
Hoy sabemos que los planes de modernización universitaria de aquellos años se
inscribían en la estrategia hemisférica de la guerra fría, y fueron similares a muchos
otros planteados por doquier en América Latina. Con la asesorìa de expertos de la
Universidad de Berkeley-financiados por la Agencia Internacional del Desarrollo, AID, el
aparato administrativo de la Alianza para el Progreso-, se plasmó en la UN una reforma
institucional, parcialmente exitosa y, en todo caso, perdurable.
La Reforma Patiño, que tomó el nombre del rector que la impulsó, asumía
explícitamente que la Universidad debía ser un instrumento al servicio de la
nacionalidad, el crecimiento económico y la democracia representativa. Tal instrumento
debía ser eficiente y –moderno- En pos de estos propósitos habrían de redefinirse los
modelos institucionales y acometerse una vasta reorganización interna..”
Hasta aquí están planteados los referentes conceptuales básicos. Ya, por el tipo de insumos
propuestos, se insinúan concreciones que navegarán en una figura dicotómica; por lo mismo que
sus soportes son un tanto huidizos; por lo mismo que son formulaciones cercanas al híbrido
teórico; pero que desemboca en la postulación de correctivos que originan, a su vez, una “nueva”
caracterización soportada en paradigmas construidos con insumos que conjugan el
profesionalismo, la investigación y el desarrollo del conocimiento, sin las ataduras de la política
económica y el asedio gubernamental. Algo así como reconocer, en su condición de Rector
General, que se hace necesario proponer una desconexión entre la academia propiamente dicha
y la administración financiera de la Universidad Nacional de Colombia(..Extensiva, en uso de
sana lógica, a las otras universidades públicas). Inclusive con la certeza, en el sentido de la
obligatoriedad de asumir las limitaciones, como inherentes a la condición misma en que le
corresponde (le obliga) desenvolverse a la Universidad, en razón a
que el dominio, “desde afuera”, ejercido está centrado en la definición de prioridades definidas
desde la perspectiva propia de quienes lideran el proyecto macroeconómico, en el cual no hay
lugar para la construcción y desarrollo de una política social que incluya la financiación adecuada
para las universidades públicas, por lo menos en los términos previstos en los artìculo 86 y 87 de
la Ley 30 de 1992.
2. De la propuesta, su contenido: Por la importancia que adquiere la coincidencia entre lo
expresado por el señor Rector en l numeral 10 de su escrito y lo expresado en el Capítulo II,
articulaos 17 y 18 del Decreto 2566 de 2003; me permito transcribir apartes de los dos textos, en
ese ítem.
Decreto 2566 de 2003 (CAPITULO II, artìculo 17) De los Créditos Académicos:
Tiempo de trabajo en créditos académicos. Con el fin de facilitar el análisis y
comparación de la información, para efectos de evaluación de condiciones mínimas de
calidad de los programas académicos, y de movilidad y transferencia estudiantil, de
conformidad con el artìculo 5º de este decreto, las instituciones de educación superior
expresarán en créditos académicos el tiempo del trabajo académico del estudiante,
según los requerimientos del plan de estudios del respectivo programa, sin perjuicio de
la organización de las actividades académicas que cada institución defina en forma
autónoma para el diseño y desarrollo de su plan de estudios
Parágrafo. En la evaluación de las condiciones mínimas de calidad de los programas
de educación superior se tendrá en cuenta el número de créditos de las diferentes
actividades académicas del mismo.
33
Artìculo 18. Créditos académicos. El tiempo estimado de actividad académica del
estudiante en función de las competencias académicas que se espera el programa
desarrolle, se expresará en unidades denominadas Créditos Académicos.
Un crédito equivale a 48 horas de trabajo académico del estudiante, que comprende
las horas con acompañamiento directo del docente y demás horas que el estudiante
deba emplear en actividades independientes de estudio, prácticas, u otras que sean
necesarias para alcanzar las metas de aprendizaje, sin incluir las destinadas a la
presentación de las pruebas finales de evaluación.....”
Documento “Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de Colombia”,
numeral 10, página 15, Edición en cuadernillo, 30 de septiembre de 2003.
El sistema de créditos. Creemos que la respuesta (sic) està en la reforma académica.
¿Por dónde empezar?. Pensamos en el sistema de créditos. Actualmente en la UN se
rigen por el sistema de créditos 18 doctorados, 80 especializaciones, 34 especialidades
y 88 maestrías. Estamos en mora de aplicar este sistema a la totalidad de los 98
programas de pregrado.
El sistema de créditos es un método para interpretar las trayectorias curriculares de los
estudiantes, para administrar ágilmente los planes de estudio, pero ante todo para
ampliar los márgenes de libertad, creatividad y posibilidades de los estudiantes. Los
créditos permiten que el estudiante fije la ruta y el ritmo de su travesía universitaria de
acuerdo con sus necesidades particulares, sus disponibilidades, las opciones que le dé
la vida. El sistema permite migrar de una carrera a otra, de una institución a otra, de
una ciudad a otra y, en Europa y Norteamérica, de un país a otro. Y ese es uno de los
signos de nuestro tiempo: la extraordinaria movilidad de la gente, la plasticidad del
mundo de hoy que erosiona las profesiones rígidas como se solían conocer, crea
nuevos campos laborales inéditos e inimaginables hace algún tiempo.
Más acotadamente, los créditos son una forma numérica de valorar el tiempo necesario
para lograr los aprendizajes teóricos y las destrezas prácticas en cada una de las
asignaturas dentro de un programa de estudios, en consonancia con la calidad y las
necesidades del ejercicio profesional. No sólo se miden las asignaturas por las horas
presenciales, sino por todo el esfuerzo que requieren para completarse
satisfactoriamente. Esto exigirá, sin duda alguna, una revisión cuidadosa de los
contenidos de las asignaturas y de los requisitos; el sistema contribuye a evitar
duplicidades en los planes de estudio y a determinar de una manera más clara cuales
son los contenidos mínimos y qué es los accesorio..”
Lo cierto, a partir de la lectura en las transcripciones anteriores, es la preocupación por
establecer unas condiciones mínimas que permitan otorgar calidad y precisión académicas al
contenido en los programas de pregrado. Esto no es otra, en el caso de la propuesta del profesor
Palacios para la Universidad Nacional de Colombia, que acercarnos a un punto de identificación
con respecto a las expectativas gubernamentales, a través del Viceministerio de Educación
Superior. Desde mi interpretación, constituye un esfuerzo por superar y trascender las actitudes
autistas que nos acompañado hasta ahora. Así mismo, significa una confrontación no solo
técnica; sino también muy profunda, de aquella posición que se ha negado a entender que los
entendidos de calidad y pertinencia, no se pueden abrogar a partir del status que ha recorrido y
soportado a nuestra Universidad. Pero, màs aún, permite entender la dinámica y soporte de la
propuesta en términos de acortar la duración de las carreras en el pregrado. Es, en mi opinión,
un esfuerzo por traducir e interpretar las expectativas con las cuales ingresan los y las
estudiantes a la Universidad Nacional de Colombia y, en general, a las universidades públicas.
Resuelve, así mismo, la dicotomía entre el profesionalismo y el desarrollo autónomo del
conocimiento y de la ciencia. Mi aseveración no significa una postura acrítica o amarrada a los
conceptos que subyacen a la totalidad de la posición y la actuación del profesor Palacios. Creo
que, en lo expresado por mí en el ítem 1 de este escrito, ha quedado claro mi distanciamiento
con respecto a algunos elementos conceptuales. Lo que si tengo absolutamente claro es que, la
propuesta del señor Rector, apunta a desatar el nudo gordiano que ha impedido a la Universidad
Nacional de Colombia, acercarse a los niveles de confrontación en el terreno práctico; en donde
la calidad y la pertinencia, se miden a partir de expresiones vivas en nexo con el entorno social y
político y con las aspiraciones de los y las estudiantes, de cara a su vinculación laboral. Eso, así
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Designacion rector 2018 2021

  • 1. 1 Documentos sobre la Educación Superior en Colombia y América Latina. A propósito de la designación de rector o rectora, periodo 2018-2021 I. La educación superior en América Latina y su función social. Normatividad (Caso: Universidad Nacional de Colombia) Introducción En mi opinión, queda claro el hecho que vincula al actual rector y al Honorable Consejo Superior Universitario con opciones mediáticas; alejadas de la razón de ser de la autonomía universitaria. En el caso particular del profesor Ignacio Mantilla, hemos asistido a dos periodos (el segundo avalado por la simple mecánica y sustentación inherente a la aplicación de insumos que otorga la estadística). Ya ha habido, en el pasado, otros ejemplos al respecto. Algo así como entender que, es el Consejo Superior Universitario quien tiene la potestad de elegir al rector o rectora; independientemente de los resultados en el proceso de consulta a los y las estudiantes; a los profesores y las profesoras de nuestra Universidad Nacional de Colombia. Es decir, hasta que no se modifique la normatividad vigente; cada tres años asistiremos al “juego democrático que desdice mucho de la democracia real y a la aplicación del humanismo limpio, sincero. Sea lo primero recabar en, el contexto microeconómico y macroeconómico en nuestro país. Haciendo énfasis en el hecho entendido del rol del Estado, en términos de la Constitución Politica de Colombia. Por lo tanto, he incluido en este análisis, insumos fundamentales a tener en consideración. En la perspectiva que convoca al actual gobierno del señor presidente Juan Manuel Santos Calderón. Él ha concentrado las variables económicas y políticas en lo que se ha dado en llamar “Colombia en el posconflicto”. Es de anotar, de paso, que la actual administración de la Universidad Nacional de Colombia, incluido el Honorable Consejo Superior; ha asumido posición sumisa. Validando todas las interpretaciones y decisiones del ejecutivo al respecto. Inclusive, en el documento elaborado por mí en términos de análisis y propuestas del actual Plan Global de Desarrollo; yo significaba un principio básico y fundamental: La Universidad Nacional de Colombia y todas las universidades públicas en nuestro país, no pueden entronizar como única expresión política válida, el acuerdo entre el gobierno del señor presidente Juan Manuel Santos Calderón y Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Simplemente porque el espectro de la dinámica politica, social y económica de nuestro país es
  • 2. 2 de un alcance y universo más amplios. Lo que quiero decir es: con la actual posición de la Dirección de la Universidad Nacional de Colombia; se vulneran derechos fundamentales de la comunidad universitaria. Simplemente porque caben otras expresiones políticas, sociales y económicas. Sin asumir una opción despectiva. Digo como dirían coloquialmente quienes ejercemos como contraparte: …el gobierno de la Universidad Nacional de Colombia, en este punto, no aplica la autonomía universitaria Es decir no actúa como entidad compromisaria con la aplicación de la Constitución Politica en términos de opción de autonomía universitaria. “… Se trata de evocar años pasados. Porque el registro de la historia de la Universidad Nacional de Colombia, remite a momentos del pasado y del presente; en los cuales hemos tratado de descifrar lo que podría llamarse el ethos universitario. Ante todo, porque siempre hemos estado expuestos a veleidades perversas en términos de lo que significamos para el Estado. Sucesivos intentos de reforma, desde la perspectiva de un Estado burgués. Y no es, esto, una alusión peyorativa. Es, más bien, la intención de concretar conceptos. Es decir, no se trata de una pulsión elemental en la cual se desechan roles y se proponen otros. Para nadie debe ser extraño que la universidad pública, en nuestro caso, sea un concepto que se ha asumido como un “mal necesario”. Algo así como eufemismo traído a cada rato; para justificar todo lo habido en nexo con la contradicción que remite a un juego de poderes. En donde el control político y económico ejerce como contraparte. La nuestra es fundamentar una opción que nos sitúe como el poder del conocimiento. Ahora bien, si tratáramos de precisar, sería decir que, en el contexto del capitalismo, las universidades públicas constituyen una figura casi circunstancial. Tanto como decir que, en opciones heterogéneas, somos una categorización incompleta. El ejercicio de la autonomía ha estado centrado en delegar a la comunidad universitaria, un gobierno minusválido. Inclusive, en una presentación ramplona, somos algo así como un quiste que se ha dejado secar hasta convertirse en una figura inocua. Y no se trata, solamente, de un contenido de beneficio social. Esto trasciende la mera operatividad en ejercicio de garante administrativo. Como cuando uno siente que existe una institución (en lo jurídico-administrativo) que opera como albacea bastarda. El patrimonio y sus finanzas constituyen un horizonte que depende de la insania burguesa. Y que caminamos, hacemos tránsito, de tal manera, que somos ese garante necesario para justificarla. El vuelo del conocimiento y la articulación con políticas públicas para la educación, se dan en el escenario de lo elemental formal. Pero, nunca, como políticas independientes, autónomas. Desarrolladas y concretadas por las universidades como lo que son. Se explica, entonces, el vacío absoluto en lo que hace con la orientación del quehacer académico y científico. A manera de ejemplo, Colciencias ha sido, de manera inveterada, solo una institución pública que debe desarrollar la política de investigación, a partir del referente dado por el ejecutivo. Para no ir muy lejos, remito al texto enviado por la profesora Dolly
  • 3. 3 Montoya (vicerrectora de investigación en la Universidad Nacional de Colombia) al señor presidente Juan Manuel Santos y avalada en plenitud por el Honorable Consejo Superior Universitario. Y es que, en ese mismo sentido, el presupuesto para ciencia y tecnología como política pública autónoma, ha estado y está sujeto a cambiantes necesidades presupuestales. Siendo así, como en realidad lo es, los traslados ´presupuestarios y la supresión de rubros, lo decide el ejecutivo. Por lo mismo que la política pública para la investigación, es suya (del gobierno de turno). Es decir, se puede quitar o aumentar. Todo depende de lo circunstancial. Es tan evidente la desidia y la falta de responsabilidad del ejecutivo para potenciar el desarrollo del conocimiento, entendido como ciencia, tecnología y apuntalamiento de los referentes humanistas; que Ascun Asociación Colombia de Universidades, en Declaración del Consejo Nacional de Rectores. Reunido en Sesión Extraordinaria, dice:”…Preocupa a la comunidad académica que esta reforma (…sic) se esté adelantando de manera fragmentada, en ausencia de la revisión integral del marco normativo que requiere la configuración y desarrollo de un nuevo sistema de educación, el financiamiento, fomento, inspección y vigilancia de la educación superior, junto con los demás sistemas y herramientas creados en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 Antes de seguir avanzando por parte de los equipos técnicos del Ministerio de Educación Nacional en la definición de nuevos pilares, niveles, tipologías institucionales, instrumentos de medida, mecanismos de vigilancia, denominaciones y requisitos para los programas de licenciaturas, se propone que se asuma esta oportunidad para hacer una convocatoria nacional que involucre de manera participativa a todos los actores e interesados, como lo señala la Constitución. Esta convocatoria es indispensable para adelantar una revisión integral y diseñar el sistema educativo que requiere el país, sus componentes, articulaciones, su marco normativo, así como la gobernanza del sector, con miras a fortalecer al Ministerio de Educación Nacional…” 1 Me parece relevante asignar una referencia a lo que ha sido, en este presente y en el pasado inmediato, a la manera como se ha enfocado la participación de la comunidad universitaria, en el proceso de proponer, discutir y ejecutar la intervención. No yendo muy lejos, en cronología, remito a las condiciones, vehemencia y asertividad en que se produjo la movilización en 2011; cuando, por parte del Ejecutivo, se presentó el Proyecto de Ley reformatoria de la Ley 30 de 1992. Lo que hicimos no fue otra cosa que la simpleza del desfile diario; sin insumos de holgura conceptual por parte de los y las estudiantes. Estos, estas y los profesores y profesoras (al menos en la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá). Se dejaron deslumbrar por el hecho de haber retirado el Proyecto por parte del Ejecutivo. Asumieron como victoria ese hecho. Luego la MANE, entró en consideraciones revulsivas, incoherentes y politizadas. Nunca se hizo seguimiento al recorrido gubernamental. Se metieron en disertaciones ampulosas; mientras la gobernanza impúdica iba realizando y promoviendo 1 Periódico El Tiempo, página 10, edición, domingo 13 de septiembre 2015
  • 4. 4 hechos aislados que derivaron en la imposición de un tipo de reforma, caracterizada de manera lúcida por parte del Consejo Nacional de Rectores al cual hice alusión. Para lo que viene, en el caso particular de la Universidad Nacional de Colombia, los referentes propuestos por parte de la Rectoría y del Consejo Superior, restringen, en mucho la cobertura conceptual. Entre otras razones, porque limitan la Misión Y Visión a un conglomerado de tipologías y soportes teóricos eclécticos, construidos a partir de la estadística formal. Algo así como concebir el Plan Global de Desarrollo como un ejercicio que avale la perspectiva oficial. Sobre todo, si tenemos en cuenta que se exhiben previamente cifras, conceptos y mediciones que están inmersas en el contenido de la Nueva Ley de Educación Superior que se está implementando. Inclusive, en contravía de lo acordado con Ascun a finales del año pasado. Una ausencia absoluta, en términos de las Universidades Públicas, la constituye el hecho de seguir con su entendido, en el sentido de configurar un escenario como si estas fuesen algo así como Instituciones Unitarias. No se percibe una propuesta que las conciba como instancia, que si bien no es única (en lo que esto tiene de homogeneidad); al menos exhiba, en lo tendencial un discernimiento que promueva la reflexión y configuración de la unidad de las Instituciones Públicas de Educación Superior. Otro aspecto de mi propuesta, tiene que ver con la inclusión de los empleados y empleadas administrativos (as) como grupo cierto que participe, en las mismas condiciones de estudiantes y profesores (as). Y no como ha aparecido y aparece actualmente: casi que convidados de piedra, cuya participación se convierte en algo inocuo e irrelevante. Quiero decir, entonces, que, en el contexto de claustros y Colegiaturas, convocados en proceso de discusión y precisión del Plan Global de Desarrollo 216-2018; sea acogido este documento como insumo válido para la discusión referida, trascendiendo los referentes presentados como contexto, por parte de la Dirección de la Universidad Nacional de Colombia. El déficit financiero de la Universidad Nacional de Colombia … ¿Una tendencia irreversible? La universidad pública. Hemos andado muchos caminos. Siempre en una perspectiva de dificultad. De zozobra. Porque, en términos efectivos y prácticos, sucesivos gobiernos han aplicado opciones en torno a la educación superior pública, en tendencia hacia su asfixia. Hacia una existencia apenas simbólica. Todo por la vía de imponer condiciones relacionadas con un concepto, acerca del conocimiento, que aplican para desentenderse de la obligación que tiene el Estado de garantizar su permanencia. Pero no sólo en lo que esta puede implicar simple expresión volátil.
  • 5. 5 De un significado por fuera de las implicaciones constitucionales, cuando define su autonomía, su libertad. Al margen de presunciones que la atan al comportamiento del espectro macroeconómico. En el cual prevalecen compromisos con el ideario mezquino En el cual se erige como punta de lanza los objetivos estratégicos. Siendo estos vinculados con a razón de ser de las fracciones de clase en el poder. Imponiendo la visual de la burguesía financiera que hace centro en este grupo de fracciones. En el cual, ni siquiera aparece la figura de la producción clásica, ortodoxa. De la creación de riqueza. Que está, atada, de todas maneras, al crecimiento industrial. Un capital ocioso que crece cada vez más. Desatando entendidos falsos. En los cuales las estadísticas del comportamiento del PIB, es un escenario artificioso. Casi siempre vinculado con el crecimiento de las empresas y organizaciones financieras. En copamiento absoluto. Con restricciones cada vez mayores. Como derivación, del trazo de objetivos que no se corresponde con la necesidad de un desarrollo económico real. Cada vez más la población que precisa de los beneficios inmediatos y tendenciales, relacionados con su seguridad social, de empleo digno. En fin, sucesivos gobiernos que imponen como perspectiva la distancia cada vez mayor entre los beneficiarios fundamentales y una sociedad que reclama condiciones, ofertas para el acceso a niveles de vida, por lo menos no tan precarios. Es, en este escenario en el cual se desenvuelven las universidades públicas. En un asedio continuo. Para desvirtuarla. En contravía del mandato de nuestra Constitución Política. Es como si este no existiese. Porque el horizonte es otro. Como, por ejemplo, adecuarse al imperativo de una economía y un país que se torna, cada vez más, atado a los imperativos internacionales. Que impiden el desarrollo. Que, más bien, promueve el endeudamiento externo. El fortalecimiento de la máquina de la guerra. Una displicencia que sitúa a nuestras universidades públicas en simples referentes formales. Porque se impone la perspectiva tendencial, que asfixia. Que restringe su rol. Convirtiéndola en una expresión anclada a lineamientos presupuestales que, para nada, tiene en cuenta sus necesidades concretas. Un comportamiento presupuestal en el cual se ha ido erigiendo un tipo de presencia apenas si tangencial. Como instituciones que deben soportar su funcionamiento en la búsqueda de recursos. Para no desaparecer en lo inmediato. Pero que, con estos condicionamientos, van derivando en íconos menores en el contexto de la imposición de la globalización económica. La financiación y los recursos propios. Lo expresado arriba no puede ser entendido como simple retórica. Tampoco como la asunción de lugares comunes. Esto porque, paso a paso, estamos inmersos e inmersas en ese proceso de restricciones para las universidades públicas. No solo en lo que implican estos en la lectura de la Ley 30 de 1992 y el Decreto Reglamentario 1210. También porque vivimos en pasado, presente y futuro arremetidas cada más fuertes. Un presupuesto que se liquida en conexión con los imperativos y la perspectiva de un Estado que se aleja cada vez más de su condición de Estado social de derecho. Como lo señala la Constitución Política. Un día a día en el que
  • 6. 6 vemos nuestros edificios derruidos. Que han pasado de ser patrimonios públicos diseñados y construidos con arreglo a estándares culturales de gran aliento; hasta convertirse en patéticas estructuras que se sucumben. Cada vez más nos zambullimos en la precariedad económica. Cada vez más hemos sido conducidos a la disyuntiva. Entre ser o desaparecer. En lo que tenemos de maestros y maestras hemos asistido a adecuaciones desde el Ejecutivo, desde el Consejo Superior Universitario desde la rectoría. Ejercicios que nos han ido conduciendo a la desnaturalización de la docencia y la investigación como insumos fundamentales y conectados con la razón de ser de la Misión Institucional. Más bien como aparición de nuevos conceptos. Tales que ya no somos convocados y convocadas a construir autonomía, ciencia, tecnología con recursos suficientes. Por el contrario, cada facultad, cada departamento se han convertido en territorios alejados unos de otros. Porque su valoración ya no tiene como centro la capacidad para desarrollar, crear y recrear el conocimiento, con arreglo a la competencia sana. Con tendencia al equilibrio entre ellas y ellos. Nos hemos convertido en algo parecido a la figura de gregarios. De sujetos (as) buscadores de recursos. Yendo, por esa vía, a la razón de ser de las empresas que definen condiciones y perspectivas de crecimiento. Con sus recursos. Administradas con una visión de competencia degradada. Y, por esta vía, se desmorona el equilibrio centrado en la emulación como pares académicos. Como dadores y dadoras a nuestros estudiantes de una opción de integralidad. De profesionales que van actuar en nuestra sociedad construyendo opciones de solidaridad y de vinculación al proceso productivo. Pero, ante todo, con la esperanza de ser seres profundamente humanos (as), comprometidos y comprometidas con una opción de país y de Nación en los cuales lo social, como compromiso, se torne en hilo conductor. Y, así las cosas, los posgrados se convierten en fuente de financiación. Los proyectos y la venta de servicios; no los entendemos como extensión misional. Más bien como otorgadores de puntos que hacen crecer nuestros salarios. Es en este contexto hostigante y hostil, en el cual nos desenvolvemos hoy por hoy. Pero, esta tendencia va a profundizarse, sino actuamos como visionarios (as) libertarios (as). Vinculados (as) a un proceso real y efectivo que impliquen compromiso por la defensa y crecimiento de nuestras universidades públicas. Con aplicación aquí. En la Universidad Nacional de Colombia… El gobierno actual de la Universidad Nacional de Colombia expidió el acuerdo 171 (Estatuto Disciplinario del personal académico y administrativo de la Universidad Nacional de Colombia). Constituye, de por sí, una regresión comparado con la Ley 734 de 2002 (Código Disciplinario Único.). Ofrece un escenario burocrático que somete a los tiempos, representación e instancias pautados de tal manera que, amanera de ejemplo la figura del Tribunal Superior que está sometido a las veleidades y sometimiento a los tiempos de sus integrantes,
  • 7. 7 El Acuerdo 171 de 2014, es una ofensa al bien actuar en lo jurídico. Hago énfasis en la tipificación y gradación de las faltas y sus consecuencias, Capitulo XI, articulo 52. Utilizando eufemismos degradados, utiliza un lenguaje propio de las directivas autoritarias y de abogadas (os) de comodín. No otra cosa se puede colegir de una sumatoria de atentados en contra de la hermenéutica jurídica. Y no es solo ahí. A lo largo de todo el texto, aparecen definiciones ampulosas en torno a los organismos colectivos que deben acompañar todo proceso. “postulantes” a los cuales se les exige más requisitos que los necesarios para ejercer como reyezuelos en cualquier cohorte perversa. Pero, refiero aquí, lo relacionado con la tipificación de las faltas y el castigo. Es mil veces más onerosas que lo expresado en la Ley 734 de 2002 (Código Disciplinario Único). Solo eso bastaría para aplicar la norma que habla de “…cuando existan dos normativas iguales con las cuales se procese a un sujeto de culpa, se aplicará la menos onerosa” . Es decir, Francisco, es necesario persuadir a la abogada de oficio, en el sentido de no torcer nuestro enfoque y análisis. Los cuales se mantienen en todo lo habido de este “bochornoso” acto de autoritarismo y perversidad. Si ella (la abogada) pretende aceptar el enfoque y soporte jurídico del señor Rector y la ampulosa Comisión de Ética Disciplinaria y El Tribunal); debes dejar constancia en el sentido que aceptas ir a la “reunión de juzgamiento; no porque estemos claudicando; sino porque le tememos un “golpe de mano” incentivado por ese lenguaje meloso que habla de autonomía solo cuando les conviene. -Lo asumido, en ese mismo contexto, por las instancias pertinentes y que han ejercido como “Faro” en lo correspondiente al quehacer jurídico y administrativo, han cometido sucesivos atropellos que, a decir verdad, no tiene par, ni siquiera al interior del INPEC. Precisamos: A. No responder el escrito de descargos presentado en los términos de tiempo y con pleno respeto de lo definido en la Ley 734 de 2002. Insistimos que preferimos esa norma y no el demagógico instrumento soportado en tan precario horizonte teórico. B. En nexo con lo anterior, no se aplicaron las pruebas solicitadas por mí en el escrito referido de descargos. Eso, de por sí, hace falso e ilegal, todo lo actuado en el proceso. Entre otras razones, porque esa prueba se constituye en lo que, coloquialmente, llamamos “Prueba Reina”. Por cuanto derrumba la pretensión de hacer énfasis en que mi conducta, va en contravía de los protocolos que ejercen como válidos para asumir la interventoría. Es decir, como en “El Proceso” de Franz Kafka, se condena al sujeto de culpa. Algo así como condenado por infringir una norma que no existe. C. Desconocimiento de lo consignado en el artículo 29 de nuestra Constitución Política. Hemos demostrado, hasta la saciedad, que he venido siendo juzgado de manera doble, por la misma falta
  • 8. 8 Que se imputa. A esto se suma la elusión, de manera pensada y orquestada de manera temeraria, por las mismas instancias de dirección y la “Veeduría” D. Desarrollar una opción de interpretación de los principios normativos. En lo que hace alusión a los tiempos para aplicarla, que ofende a cualquier sujeto que aspira a ser tratado con el debido respeto por sus derechos En todas las normas expedidas y que afectan un determinado proceso o acción, se abre lo que se conoce como “régimen de transición”. En este caso, los hacedores y hacedoras de la norma llamada Acuerdo 171, como dirían los y las jóvenes, no actúan “a lo bien”. Por el contrario se constituye en una de las peores imposiciones (a nombre de la autonomía universitaria y la democracia), que se haya conocido hasta ahora. Solo comparable con lo que han hecho las dictaduras, cuando hablan de la “necesidad de implantar el estado de sitio” Es decir, leer lo que expresa el Honorable Consejo Superior Universitario en el artículo 117”…Derogatorias…El presente acuerdo deroga todas las normas que le sean contrarias…”; duele como una muela en lo que se llama alma E. Tal parece que existe confabulación doctrinal entre la Procuraduría Delegada Distrital y la “Veeduría” en la Universidad Nacional de Colombia. No otra cosa se puede inferir del silencio, ante lo expuesto por mí, de manera reiterada. En el sentido de acogerme a lo dispuesto por la Procuraduría Distrital, en términos de la falta que se me imputa. Esto traduce que, siempre, he expresado que prefiero la actuación disciplinaria en esa Procuraduría y no la de la “Veeduría” en la Universidad Nacional de Colombia. Todo lo anterior, en un escenario que parece, como dicen las señoras, “ni pintado para un melodrama, se pretende que yo asista al “juzgamiento” como borrego que va a ser ejecutado en honor del Dios Rector y la Diosa Veeduría 1. EL SUJETO, UNA MIRADA A LAS IMPLICACIONES CONCEPTUALES Elaborar una posición al respecto, supone la asunción de uno o varios referentes. Ante todo, porque está involucrada una noción del ser; en términos de subjetividad. Es decir, retomar algunos insumos conceptuales que han ejercido como significantes; al momento de dirimir una contradicción básica entre el (la) sujeto (a) entendido (a) como uno (a) autónomo (a) y lo externo, entendido como universo que circunda al (la) sujeto (a) y lo (a) afecta; en cuanto lo (a) imprime, otorgándole elementos que pueden ser tramitados o procesados. Es, en consecuencia, un tipo de relación que permite identificar una aproximación a lo que podría llamarse utilitarismo primario; a partir del cual cada sujeto (a) establece su propia visión y
  • 9. 9 decide acerca de las condiciones en las que delimita su territorio subjetivo, con respecto a la territorialidad general, externa; escenario que comparte con los (as) otros (as) sujetos (as). Lo anterior es tanto como entender la relación entre la naturaleza y el (la) sujeto individual. Ahora bien, desde la perspectiva estrictamente centrada en la teoría del conocimiento; cabe una aseveración (anterior a la lógica propuesta por la corriente del pensamiento complejo) la cual, a su vez, involucra una contradicción; relativamente simple: en principio, el ser como sujeto (a) individual, construye su internalización y su autonomía; a partir de un ejercicio, mediante el cual procesa la información proporcionada por la exterioridad. Solo a partir de ahí le es dado al (la) sujeto (a) una relación conciente con esa exterioridad; en razón a que la elaboración realizada por el (ella) define, de por sí, la particularidad propia de su identidad y autonomía. Así las cosas, entonces, hablar de la identidad del ser supone utilizar un concepto asociado a la autonomía. Pero también al ejercicio que permite la apropiación de la exterioridad; como proceso de internalización sin la cual no es posible una actuación individual conciente y diferenciada. Esto es lo mismo que asumir como verificable, en la intervención de un (a) sujeto (a), las acciones inherentes a su identidad construida en términos de su relación con la exterioridad. Aquí cabe un entendido, de ese proceso que conlleva a la internalización individual, diferenciado. Es decir, asociado a momentos y/o períodos históricos; los cuales determinan la calidad y complejidad que adquiere la autonomía, la identidad; la capacidad para regresar a la exterioridad; bien sea para transformar la naturaleza física; o para interactuar con los (as) otros (as) sujetos (as) en términos de comunicación; generando opciones de transformación cuya concreción supone una actuación conjunta. La anterior interpretación conduce a plantearnos un interrogante relacionado con la diferenciación primaria entre los (as) sujetos (as), con respecto a la visión adquirida a partir del proceso de internalización de la exterioridad. Esto supone entender (la interpretación) como dinámica; ajena a un procedimiento lineal homogéneo. Veamos: La internalización individual está dada por la realización de un ejercicio de apropiación de la exterioridad, independiente. Es valida para cada sujeto (a) en su condición de ser que se diferencia de los (as) otros (as); así sea en el período más primario. Es decir, en aquel en donde la relación con la naturaleza se ejerce a partir de insumos y procedimientos elementales. A manera de ejemplo: los hombres y las mujeres definidos (as) como primitivos (as) en la historia de la humanidad; no establecieron un tipo de relación igual con la naturaleza; así el producto de esa relación se hubiera manifestado a través de una transformación y de utilidad similar; en cuanto significó la provisión de recursos inmediatos en nexo con sus necesidades primarias. Cada uno (a), en su ejercicio de apropiación de la exterioridad, adquirió y procesó elementos de manera individual. Esto es lo que permite entender acciones posteriores
  • 10. 10 diferenciadas; inclusive entre aquellos (as) que compartía un mismo territorio físico y tenían pautas similares; entendidas estas como insumos colectivos derivados de su relación con ese territorio común. Visto así, entonces, no es pertinente la afirmación que reclama la vida colectiva primitiva, como sinónimo de unanimismo o identidad colectiva, que diluye la apropiación individual de la exterioridad. Si bien es cierto, en principio, que la intervención colectiva para la transformación de la naturaleza, se tradujo en acciones en las cuales la división de las mismas(..O del trabajo) no implicaba diferenciaciones en jerarquía que permitieran la acumulación individual; no es menos cierto que estas acciones colectivas no conllevaron a subsumir lo individual, como proceso de internalización, mediante la cual cada uno (a) construía su propia visión y pudo elaborar conceptos diferentes, comparados con las visiones y conceptos de los (as) demás. El ser individual, entonces, es tal en razón a su identidad y a su autonomía para elaborar visiones y conceptos. Esto permite entender, a manera de ejemplo, el desarrollo y aplicación de opciones individuales; en el mismo contexto de la transformación colectiva de la naturaleza. De no ser así, el tránsito de un período a otro se hubiese producido sin ninguna contradicción; en condiciones de homogeneidad en las cuales no habría lugar para el ensayo y la inventiva. Esto traduce: no todos (as) reaccionaron de manera uniforme ante los retos derivados del proceso de transformación colectiva de la exterioridad. Entre otras razones, porque la construcción individual de visiones y conceptos, incluye un distanciamiento, una abstracción a través de la cual se construye la identidad individual, como instrumentos indispensables para desarrollar la autonomía como posibilidad y como requisito para la diferenciación. Esto no implica asimilar, de por sí diferenciación individual a jerarquía y/o acumulación primaria de poder atado a la apropiación del producto derivado del trabajo colectivo. Se trata, simplemente, de entenderlo como dinámica posible, necesaria y lógica; en el contexto de la evolución traumática y compleja de la humanidad; desde períodos históricos primarios hasta períodos en los cuales se expresan los logros alcanzados; por la vía de la interacción entre las acciones colectivas e individuales. Como corolario inicial es pertinente expresar lo siguiente: La condición de sujeto (a) individual está dada por la asunción de la identidad y la autonomía; a partir de la diferenciación en el proceso de aprehensión de la exterioridad. Esta identidad y autonomía, a su vez, permite establecer una incidencia en la transformación de la exterioridad y una interacción con los (as) otros (as) sujetos (as); sin subsumirse; sin perder los referentes propios originados en su particular visión e interpretación (concepto) de la naturaleza y de la relación con los (a) otros (as). 1.2 El concepto de sujeto en la universidad
  • 11. 11 El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a) primario (a), construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los sentidos biológicos. La percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos externos, ejerce como instrumento para recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la diferenciación se establece por la vía del seguimiento y continuidad, originados en la capacidad para retener la información e interpretarla. No es una memoria simbólica ni formal, como la de los otros animales. Esa memoria trasciende a la repetición simple de lo aprendido, a manera de expresión espontánea y/o de respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el contrario, es una memoria en constante actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando se hace necesario recordar lo visto antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y colectivas. Así y solo así se puede entender la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para proponer y desarrollar opciones dirigidas al proceso de transformación de la exterioridad. Pero también, para entender la construcción de una simbología para sí; de tal manera que ejerza como instrumento fundamental, a la hora de definir sus propias perspectivas; en cuanto expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a los (as)) otros (as). Entonces, la esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración suya; constituyen referentes en los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como derogación de lo primero en función de lo segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a) individual acepta, e incluso propone, en el camino hacia la obtención de un determinado fin. Ya, en esta expresión, es pertinente entrever la influencia (...en esa memoria individual, como acumulado constante) de las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición y/o de la experiencia directa, que adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de procesos individuales y colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol de la religión, de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la individualidad, en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a) obliga a un acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva que lo (a) compromete. No reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre (...y tiene ahora) para cada sujeto (a) repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o no, depende en muchos casos la existencia suya como sujeto (a) individual vivo, como actor válido. En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones propuestas, por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la interpretación de las pautas, paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período histórico. En sí esas pautas y condiciones, no son otra cosa que construcciones colectivas que trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse inclusive que, en las mismas; cada sujeto se subsume, como quiera que no le esté permitido transgredirlas. Está obligado, en consecuencia, a asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si su decisión es hacer trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o
  • 12. 12 de asumir la opción directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que asume las consecuencias a que esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa intervención individual, una confrontación con la simbología e iconografías colectivas. Aquí, en esa confrontación, se enfrenta la construcción individual con la construcción colectiva. Esto es válido, como decíamos arriba, tanto para los paradigmas colectivos asociados a la religión; como para aquellos paradigmas asociados a la noción de ordenamiento y de jerarquización. Queda claro, asimismo, que estas construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación primigenia de la exterioridad, a la internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su contacto inicial con la naturaleza. Es decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en el espacio; como acciones concientes o inconcientes (...o mediante una interacción entre los dos estados) en donde se aplica el conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las percepciones recibidas y almacenadas en la memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria de todos y todas. Una memoria colectiva que se construye a través de la comunicación y de la instauración de códigos e íconos que dan fe de la concertación. Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una interpretación diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación parcial de las pautas, paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o como alternativa que conlleva a una modificación total, radical. Algo así como o son esas pautas y paradigmas o son estas pautas y paradigmas alternativos. Ya ahí, en esa acción de proponer una alternativa, se configura un distanciamiento con respecto al ordenamiento vigente. Adquiere ese hecho un significado asimilado a la ruptura. En el proceso de enfrentar esa opción (...u opciones) con las existentes; el (la) sujeto (a) que ejerce como cuestionador (a), desemboca en una posición herética. A partir de ahí, se trata de definir las condiciones y el tipo de acciones a realizar, el proceso de difusión de la opción u opciones nuevas. Aquí, condiciones, tienen que ver con los insumos recaudados para sustentar la nueva opción. Un tipo o tipos de acciones, tiene que ver con realizar una confrontación individual absoluta. O la adquisición, mediante el proceso de persuasión o imposición, de una aceptación de los (as) otros (as). De tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción u opciones colectivas. Esto no es otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones diferenciadas; en procura de lograr la aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial o de la erradicación de las anteriores pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas. De todas maneras, bien sea que se actúe en uno u otro sentido, es evidente la necesidad de cierta subyugación hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio básico relacionado con el ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y paradigmas: siempre existan referentes establecidos como condición para el ordenamiento y el equilibrio; habrá unos códigos y obligaciones que ejercen como limitación a la libertad individual. Alcanzar unos nuevos referentes, unos nuevos códigos y nuevas obligaciones; supone la realización de acciones que controvierten lo anterior.
  • 13. 13 1.3 El tránsito del individuo al colectivo en la universidad 1.3.1. De los modelos de responsabilidad social Están dados a partir de un entendido de sociedad que vincula el proceso de desarrollo del conocimiento en las ciencias sociales. Para el caso particular de la sociología, la economía y el derecho; los retos han referenciado los propósitos. Visto, en una perspectiva de integralidad; nos situamos en los albores de la organización del Estado y de los modelos propuestos para su funcionamiento. De la propuesta de J.C. Rousseau en El contrato social, pasando por lo expresado por Tomas Hobbes en su Leviatán y por Nicolás Maquiavelo en El príncipe; hasta los desarrollos de Smith y Ricardo en su teoría del liberalismo económico y de J.M. Keynes en su teoría de intervención de reguladores en el mercado. Ha sido, entonces, un recorrido que coloca como prioridad la definición del o de los modelos para contextualizar el desarrollo. Y, en esto, el individuo y los colectivos tienen una incidencia fundamental. Ya no es, entonces, el modelo primario de la sociedad primitiva descrita por Morgan. Si bien esos modelos respondían a las exigencias y a las necesidades en esos periodos históricos. No es menos cierto que los avances en la estructuración y organización social, supone modificaciones. Las mismas, hacen tránsito por innovaciones. La fundamental, tal vez, ha sido la interacción entre lo jurídico-institucional, la teoría económica y su implementación y el desarrollo de modelos comunitarios alternativos. En el caso de nuestro país, ha habido experiencias importantes. Uno de ellos tiene que ver con la organización de artesanos y la puesta en escena de grupos comunitarios; en un proceso de división del trabajo que conllevara a la reivindicación de su autonomía y de su injerencia en el quehacer social y económico. Visto, ahora, se precisa de un concepto que involucre las herramientas normativas constitucionales y reglamentarias. Desde la noción básica de gestión cooperativa; hasta divisiones organizacionales que van desde el concepto que acompaña a las PYMES. Hasta desarrollos estructurados de economía solidaria. Desde lo financiero, hasta las acciones (tomadas del mutualismo originario) En todo esto, ha quedado en evidencia la necesidad de una combinatoria de saberes y de gestión. De conformidad con los preceptos básicos constitucionales. Desde las organizaciones no gubernamentales, como noción general de participación ciudadana; hasta un concepto visionario de integralidad. Donde confluyan el económico, lo social y lo jurídico.
  • 14. 14 2 El escenario cercano Me corresponde, ahora, situar los conceptos planteados arriba, en términos concretos y con referencia a la educación superior. Se trata, de postular algunos elementos, en la perspectiva de dilucidar los referentes de calidad, pertinencia de los valores agregados por las universidades y el nexo de estas con la sociedad. Retomando las expresiones formuladas en el Capítulo Primero, particularmente en lo que respecta a las relaciones sociales, individuales y colectivas. Se infieren, a partir de ahí, dos aspectos fundamentales: una de ellas hace alusión al equilibrio logrado entre los y las sujetos colectivos e individuales y el estado. La segunda, como efecto colateral de la primera, tiene que ver con los soportes de ese equilibrio; a la manera del contrato social planteado por Juan Jacobo Rousseau y a la manera del ejercicio gubernamental, a la manera de Nicolás Maquiavelo. Entonces, considero pertinente señalar una premisa: la Escuela, como institución general, propone su nexo con la sociedad, de tal manera que no es posible el autismo académico. Esto es lo mismo que plantear una función asociada a los requerimientos de las distintas franjas de la sociedad particular y general. Por esta vía accedo a relacionar la función de la educación superior, por ejemplo, con las necesidades, del estado. Se supone, en consecuencia, que cuando hablo de estado, hago alusión al equilibrio planteado arriba. Es decir, para mí, el estado concentra su poder y define los alcances de las actividades diversas que se vinculan al mismo. Y, aquí, asumo tanto las actividades públicas como privadas. Para lograr lo anterior, los mecanismos económicos y políticos, se fundamentan con arreglo a las perspectivas definidas en su misión y su visión. Pero, en los casos particulares de los diferentes gobiernos, corresponde actuar conforme a un plan y a unas directrices, configuras en determinados periodos de tiempo. Siendo así, a las instituciones de educación superior, les corresponde descifrar los instrumentos teóricos, técnicos y científicos, en función de los requerimientos sociales y del estado. Eso es lo que yo propongo, como concepto primario, para abordar el desarrollo y profundización del concepto de función y responsabilidad social. 2.1 América Latina Sea lo primero, señalar un referente; fundamentado en el rol de América Latina, en el sentido de sociedades y estados periféricos. Este último término, bordea la caracterización social,
  • 15. 15 económica y política asumida por la teoría marxista. Esto no supone, en concreto, una determinada alineación. Simplemente es retomar algunos elementos teóricos propuestos desde diferentes instancias relacionadas con el análisis socioeconómico e histórico. Se trata, en consecuencia, de asumir conceptos asociados al significado que adquieren los (as) sujetos (as) individuales y colectivos (manera de asociaciones y/o instituciones). El problema es mucho más complejo de lo que imaginamos. Veamos, por ejemplo, lo siguiente: dado que, el estado, subsume a los individuos y las colectividades, la búsqueda de momentos y opciones de intervención social; se entienden asociadas a una determinada gestión. Y, esa gestión, debe coincidir o no con los propósitos societarios construidos e inmersos en el concepto de estado. En el evento de no coincidir, entonces, se configura una gestión herética. Veamos esto en términos del documento, citado arriba, “La Educación Superior en América a Latina” “…Tal vez, en lo conceptual, se ha erigido como fundamento predominante, la noción que replica los esquemas sociológicos y de la teoría económica ortodoxa. Esto en lo que tiene que ver con el análisis tendencial y efectivo que compromete el desarrollo, incluido lo cultural, como instrumento que se supone inherente a las hipótesis y variantes utilizadas… …Se configura, así, un cuadro conceptual y práctico, complejo; en el cuales exhiben consecuencias que obligan al manejo de insumos como imposición, a partir de esas mismas condiciones de segregación. El planeta se homogeniza en razón a que se le imprime un hilo conductor centrado en las exigencias y los perfiles originados en el centro (ver: ¿qué es el poder?, citado arriba) … (Sic) es una figura que pretende el equilibrio a partir de su proyecto de vida y de sus perspectivas. …Es obvio, de todas maneras, que las contradicciones actúan como instrumento tendencial hacia rupturas, con implicaciones de desestabilización de ese “ordenamiento Cultural, político y económico”. Es ahí en donde emergen posibilidades de confrontar la ortodoxia que se reivindica como referente…” 2 Visto así, entonces, puedo afirmar que la construcción de una opción determinada de universidad, supone establecer con claridad las condiciones sociales, políticas y económicas del entorno inmediato y las condiciones en que se desenvuelven las variables asociadas al desarrollo del ámbito internacional. Por esto mismo, el registro de la economía de mercado, se asume como yunta que impide la autonomía de los países periféricos. 2 Pira claudia y Cano P., obra citada, página 3
  • 16. 16 En su obra “La Fantasía Organizada”, el sociólogo e investigador social, Celso Furtado, efectúa un recorrido histórico en torno a la creación y desarrollo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Considero pertinente transcribir un aparte del texto. Con la salvedad de que, si bien es cierto habla del Brasil; de todas maneras, se puede asociar con América Latina; dadas las condiciones relativamente similares. “…En razón de los cambios de dirección que sufría la economía internacional, del enorme atraso en las inversiones infraestructurales y del bajo nivel del ahorro interno, Brasil no reunía las condiciones mínimas necesarias para poder comenzar una política de desarrollo. La situación era semejante a la de los países de Europa occidental devastados por la guerra, con el agravante de que la capacidad de ahorro de Brasil era menor, en caso de recuperación, y también menor en su poder de autotransformación, lo que hacía más serio el problema de la balanza de pagos. La inflación se mantenía tan intensa como en el período de la guerra, sin que los asalariados dispusieran de cualquier instrumento de defensa contra ese flagelo. En consecuencia, crecía la intranquilidad social. El gobierno, inseguro, respondía con la violencia, atribuyendo la culpa de la insatisfacción del pueblo a los “comunistas”. Volvían a la superficie los viejos demonios hace poco conjurados…” 3 En un contexto como el planteado por el sociólogo C. Furtado, destaco la fuerza de los hechos relacionados con el desarrollo de América Latina. De una parte, discontinuo. De otra parte, asociado a la condición de rezago económico. Pero, también en presencia de regímenes antidemocráticos, como una de las variantes del ejercicio político centrado en posición de elites gobernantes. Desde mi interpretación, es ahí en donde debe adquirir expresión el análisis crítico de la academia y, como colateral, la fijación de alternativas. Es algo así como entender que no existe función y responsabilidad social, sin unos instrumentos teóricos y prácticos que conlleven a socializar el conocimiento. Veamos esto, en términos del sociólogo e historiador Carlos M. Rama (Montevideo, 1927, Méjico, 1982. En su ensayo: Las Universidades Latinoamericanas, publicado en la revista Universidad y Sociedad. Transcribo, inclusive, la cita que el efectúa apartes de un escrito de José Martí: 3 Furtado, Celso. “La fantasía organizada”, Editorial universitaria de Buenos Aires, primera edición en Colombia, febrero de 1989, página 36.
  • 17. 17 “Las universidades parecen inútiles…Como quien se quita un manto y se pone otro, es necesario poner de lado la universidad antigua y alzar la nueva…Al nuevo mundo corresponde la universidad nueva. La educación tiene un deber ineludible –no cumplirlo es un crimen-conformarle a su tiempo sin desvariarse de la grandeza y final tendencia humana.” (José Martí, citado por Carlos M. Rama). Retomando el texto de Carlos M. Rama: “Históricamente, las universidades de América Latina han sido algo más que centros de cultura superior académica, pues han desempeñado un papel prominente en la vida social, especialmente en los niveles políticos e ideológicos de nuestro continente. A estos temas nos hemos referido en otra oportunidad (ver La universidad latinoamericana: un ensayo sociológico, Río Piedras, “Puerto”, No. 46, 1968-diciembre 1969, Págs. 74-90.), pero actualmente comenzamos a tener elementos de juicio significativos sobre una inesperada crisis en la institución, que se pone de relieve, como consecuencia de la reciente y rápida transformación política que lleva a algunos países latinoamericanos a ingresar al socialismo. Los casos de Cuba y Chile, y en forma incipiente en países como Bolivia, República Dominicana y Uruguay, para poner ejemplos, son muy interesantes y merecen estudiarse incluso representando un volumen pequeño del total de universidades latinoamericanas, y a pesar que nuestra perspectiva, y por tanto nuestros conocimientos, sobre el tema no pueden ser muy profundos…” 4 3 Colombia 3.1 Lo normativo De todas maneras, el inventario de hechos y conceptos, alrededor del tema planteado, supone un ejercicio sin insumos prefabricados y/o acomodados a un determinado concepto unilateral. Esto supone realizar una indagación, de conformidad con la metodología propia del desarrollo académico y su vínculo con la sociedad, como entorno inmediato, y como escenario global. 4 Rama, Carlos “Las universidades latinoamericanas en la actual época de transición”, publicado en Revista Argumentos-Universidad y sociedad. Fundación Editorial Argumentos. 1ª edición, octubre 1986, Págs.97-98
  • 18. 18 En lo que a mí respecta, asumo lo siguiente: la universidad, como ejercicio superior en la Escuela, se debe asumir como proceso sinuoso, sin configuraciones lineales o formales. Es más bien un norte que recrea las posibilidades ilimitadas del conocimiento. Respondiendo a las exigencias sociales, entendidas estas como comunidad, nación, país y estado. De esa elección resultan necesidades inherentes a su rol. Es decir, la universidad, se erige como sujeto anclado en una posición no diletante. Es, más bien, asociada a una especie de instrumento que jalona, asume y desarrolla la ciencia. Sólo así entiendo la asunción de una opción integral en donde se valora y evalúa el concepto teórico y práctico de la función y responsabilidad sociales. La aseveración anterior, puede ser ilustrada, con el siguiente ítem teórico “…Una condición ineludible para seguir llevando a la práctica un proceso de planeación como la que la Sede ha venido implantando, tiene que ver con la adopción de una visión integral entre lo académico y lo administrativo. Esta visión es posibilitada por el concepto de gestión de lo académico, con el cual se abandona la idea de dos universos separados con diferente estatus, supeditado a uno al otro y sujetos de diferentes racionalidades. Construir y hacer operativo el concepto de “gestión académica” o de “gestión de lo académico”, constituye uno de los principales retos en la medida en que su adopción se concreta cuando la deseabilidad de toda empresa académica, esté articulada a la idea de gestión integral de los talentos humanos y de los recursos para materializarla. De hecho, los lineamientos aquí desarrollados, así como los proyectos estratégicos de Sede que ya están en curso, son un claro ejemplo de tal tipo de gestión…” 5 Si bien es cierto que no se puede pretender realizar conclusiones generalizantes, a partir de insumos particulares en torno a la definición de la responsabilidad social; como en el caso concreto de la Universidad Nacional de Colombia. Si es posible proponer una interacción, en términos del rol que adquiere el sistema de educación superior. Fundamentalmente, porque el concepto de ciencia y tecnología, asociado al sistema, adquiere sentido; siempre y cuando se postule una opción de desarrollo y progreso en nexo con los aportes que las instituciones universitarias y tecnológicas realizan por la vía de la investigación y de su intervención en el conjunto de actividades inherentes a la búsqueda de soluciones a la posición deficitaria en lo que corresponde al desarrollo cultural, industrial, social y económico. En términos de lo que he planteado arriba, es conveniente hacer referencia a la Ley 1286 de 2009 (ciencia y tecnología). Es así, en razón a que esta norma constituye un acervo 5 Plan estratégico de desarrollo1999-2003, Universidad Nacional, Sede Bogotá. Publicación oficina de planeación, página 11
  • 19. 19 documental y práctico. Producto de la interacción entre las instituciones de educación, la comunidad científica y las opciones relacionadas con la instancia de globalización en que se desenvuelve las actividades económicas, industriales y de servicio; así como la búsqueda de opciones colaterales derivadas de la definición constitucional de Colombia como un Estado Social de Derecho. Como quiera que esta posición normativa, defina acciones trascendentales, considero pertinente transcribir apartes de la misma. “…Del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación -Colciencias- Nota: La opción asumida por el actual gobierno, respecto a Colciencias está cruzada por el entendido que subsume la investigación científica a la perspectiva perversa de la dinámica del capital, Algo así como tendencialmente irrelevante. Artículo 5º. Transformación. Transfórmese el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología “Francisco José de Caldas” -Colciencias- en el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias-, con sede en Bogotá D.C., como organismo principal de la administración pública, rector del sector y del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación –SNCTI-, encargado de formular, orientar, dirigir, coordinar, ejecutar e implementar la política del Estado en la materia, en concordancia con los planes y programas de desarrollo. Parágrafo Primero. El Director del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias-será designado por el Presidente de la República. Será miembro, con derecho a voz y voto, del Consejo Nacional de Política Económica y Social, CONPES y deberá ser citado por el Presidente de la República cuando en el Consejo de Ministros se traten temas que estén directamente relacionados con la función del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias Parágrafo Segundo. El sector administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación está integrado por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación – Colciencias- y por las demás entidades que la ley cree, para que hagan parte del sector, en su calidad de adscritas o vinculadas. Artículo 6º. Objetivos generales. Serán objetivos generales del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias-: 1. Crear una cultura basada en la generación, la apropiación y la divulgación del conocimiento, y la investigación científica, la innovación y el aprendizaje permanentes. 2. Definir las bases para formular anualmente un Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
  • 20. 20 3. Fundamentar y favorecer la proyección e inserción estratégica de Colombia en las dinámicas del sistema internacional que incorporan el conocimiento y la innovación y generan posibilidades y desafíos emergentes para el desarrollo de los países y sus relaciones internacionales, en el marco de la sociedad global del conocimiento. 4. Articular y enriquecer la investigación, el desarrollo científico, tecnológico y la innovación con el sector privado, en especial el sector productivo. 5. Propiciar el fortalecimiento de la capacidad científica, tecnológica, de innovación, de competitividad y de emprendimiento, y la formación de investigadores en Colombia. 6. Promover el desarrollo y la vinculación de la ciencia con sus componentes básicos y aplicados al desarrollo tecnológico innovador, asociados a la actualización y mejoramiento de la calidad de la educación formal y no formal. 7. Integrar esfuerzos de los diversos sectores y actores para impulsar áreas de conocimiento estratégicas para el desarrollo del país, en las ciencias básicas, sociales y humanas, de acuerdo con las prioridades definidas en el Plan Nacional de Desarrollo. 8. Fortalecer el desarrollo regional a través de los Consejos Departamentales de Ciencia, Tecnología e Innovación y políticas integrales, novedosas y de alto impacto positivo para la descentralización de las actividades científicas, tecnológicas y de innovación, integrado a las dinámicas internacionales. 9. Definir y alinear los procesos para el establecimiento de prioridades, asignación, articulación y optimización de recursos de toda clase para la ciencia, la tecnología, la innovación y el resultado de estos, como son el emprendimiento y la competitividad. 10. Fortalecer la capacidad del país para actuar de manera integral en el ámbito internacional en aspectos relativos a la ciencia, la tecnología y la innovación.11. Promover y fortalecer la investigación intercultural, en concertación con los pueblos indígenas sus autoridades y sabedores, destinado a proteger la diversidad cultual, la biodiversidad, el conocimiento tradicional y los recursos genéticos. Artículo 7º. Funciones. El Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación – Colciencias-, tendrá a su cargo, además de las funciones generales que prevé la Ley 489 de 1998, las siguientes: 1. Formular e impulsar las políticas de corto, mediano y largo plazo del Estado en ciencia, tecnología e innovación, para la formación de capacidades humanas y de infraestructura, la inserción y cooperación internacional y la apropiación social de la ciencia, la tecnología y la
  • 21. 21 innovación para consolidar una sociedad basada en el conocimiento, la innovación y la competitividad. 2. Adoptar, de acuerdo con la Ley del Plan Nacional de Desarrollo, políticas nacionales para el desarrollo científico y tecnológico y para la innovación que se conviertan en ejes fundamentales del desarrollo nacional. 3. Diseñar y presentar ante las instancias del Gobierno Nacional los planes y programas del Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación –Colciencias- y el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. 4. Generar estrategias de apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación para la consolidación de la nueva sociedad y economía basadas en el conocimiento. 5. Promover el desarrollo científico, tecnológico y la innovación en el país, de acuerdo con los planes de desarrollo y las orientaciones trazadas por el Gobierno Nacional. 6. Propiciar las condiciones necesarias para que los desarrollos científicos, tecnológicos e innovadores, se relacionen con los sectores social y productivo, y favorezcan la productividad, la competitividad, el emprendimiento, el empleo y el mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos. 7. Velar por la consolidación, fortalecimiento y articulación del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación –SNCTI- con las entidades y actores del sistema, en estrecha coordinación con el Sistema Nacional de Competividad. 8. Promover la formación del recurso humano para desarrollar las labores de ciencia, tecnología e innovación, en especial en maestrías y doctorados, en aquellos sectores estratégicos para la transformación y el desarrollo social, medio ambiental y económico del país, en cumplimiento del ordenamiento constitucional vigente. 9. Fomentar la creación y el fortalecimiento de instancias e instrumentos financieros y administrativos de gestión para la Ciencia, Tecnología e Innovación. 10. Diseñar e implementar estrategias y herramientas para el seguimiento, evaluación y retroalimentación sobre el impacto social y económico del Plan Nacional de Desarrollo. 11. Promover la inversión a corto, mediano y largo plazo, para la investigación, el desarrollo científico, tecnológico y la innovación.
  • 22. 22 12. Promover, articular y proyectar los esquemas organizacionales del conocimiento, regionales, departamentales y municipales de ciencia, tecnología e innovación, para potenciar su propio desarrollo y armonizar la generación de políticas. 13. Promover, articular e incorporar la cooperación interinstitucional, Inter-regional e internacional con los actores, políticas, planes, programas, proyectos y actividades estratégicos para la consecución de los objetivos del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. 14. Coordinar la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación con las políticas nacionales, regionales y sectoriales del Estado, en financiamiento, educación, cultura, desarrollo económico, competividad, emprendimiento, medio ambiente, seguridad social, salud, agricultura, minas y energía, infraestructura, defensa nacional, ordenamiento territorial, información, comunicaciones, política exterior y cooperación internacional y las demás que sean pertinentes. 15. Definir y orientar líneas temáticas prioritarias y operativas del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación –SNCTI-, para lo cual podrá modificar, suprimir o fusionar los Programas Nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación; crear nuevas estructuras sobre las diferentes áreas del conocimiento; definir su nombre, composición y funciones; dictar las reglas para su organización y diseñar las pautas para su incorporación en los planes de las entidades vinculadas con su ejecución. 16. Definir prioridades y criterios para la asignación del gasto público en ciencia, tecnología e innovación, los cuales incluirán áreas estratégicas y programas específicos y prioritarios a los que se les deberá otorgar especial atención y apoyo presupuestal. 17. Diseñar, articular y estimular políticas e instrumentos para la inversión privada, doméstica o internacional, en ciencia, tecnología e innovación. 18. Concertar, con el apoyo del Departamento Nacional de Planeación, DNP, en coordinación con las demás entidades nacionales que ejecutan política de ciencia, tecnología e innovación; los recursos y la destinación de los mismos en el trámite de programación presupuestal tomando como base el Plan Nacional de Desarrollo y la política de ciencia, tecnología e innovación adoptada por el CONPES. 19. Otorgar y apoyar los estímulos a instituciones y personas por sus aportes a la ciencia, la tecnología y la innovación, a través de distinciones y reconocimientos. 20. Proponer la creación de estímulos e incentivos sociales y económicos para aumentar en forma significativa la inversión en ciencia, tecnología e innovación.
  • 23. 23 21. Articular y aprovechar las políticas y programas nacionales de ciencia, tecnología e innovación, con aquellas que existen a nivel internacional. 22. Crear las condiciones para desarrollar y aprovechar el talento nacional, en el país y en el exterior en el campo de ciencia, tecnología e innovación… 6 En lo que hace a la casuística del día a día, es importante destacar, al menos en lo tiene que ver con los alcances de mi trabajo de grado, se trata de postular una interacción entre las diferentes instancias comprometidas con el proceso. Es algo así como reiterar en el hecho de que función y responsabilidad sociales de las instituciones de educación superior, deben trascender el solo hecho formal de impartir educación a través de programas de pregrado y de posgrado. Supone, entonces, la asunción de roles en un escenario económico, social y político, cada vez más exigente; habida cuenta de procesos de internacionalización en los cuales países como el nuestro precisan de instrumentos trascendentes. En esa misma perspectiva, ya en el Congreso Nacional de Educación Superior, realizado en la ciudad de Barranquilla en 1,2 y 3 de diciembre de 1999; este tema fue abordado desde diferentes opciones. Tanto de las instituciones públicas de educación superior, como también de las instituciones privadas. El profesor Jaime Restrepo Cuartas, quien, ejercida como rector de la Universidad de Antioquia, expresó lo siguiente: “…Las relaciones de la universidad con el Estado. El Estado, en la consolidación de un proyecto de nación, tiene que tener unas políticas claras para la educación superior y un plan general de desarrollo que supere los sistemas y subsistemas existentes, definidos por la ley. En ese sentido, el Estado no debe solamente transferir recursos en forma oportuna y suficiente para el logro de las metas trazadas, sino que debe regularlos, controlarlos de acuerdo con indicativos, buscar que se empleen con eficiencia, entregarlos en forma equitativa y no como hoy ocurre por presiones políticas o de orden social. El Estado, además, tiene que asumir su función de control y vigilancia, para que puedan corregirse los problemas generados por la falta de regulación del sistema, por la heterogeneidad en las ofertas y la apertura mercantil de ellas, la dispersión, la mala calidad, la falta de movilidad dentro del sistema y la ausencia de reconocimiento que tienen nuestras instituciones de educación superior en el país o en el extranjero… 6 Versión tomada de página Web, Senado y Cámara de Representantes
  • 24. 24 “…Las relaciones de la universidad con la sociedad Hemos de admitir el aislamiento tradicional de nuestras instituciones educativas. Reflejamos en cierto sentido, los parroquianismos y regionalismos propios de nuestras culturas tradicionales. Cuando una sociedad se abre a otras naciones, con un claro sentido de pertenencia por sus propios valores, lo que hace es incorporarles elementos más valiosos de su cultura a una cultura universal. Ahí no debe haber temor que desaparezca lo obtuso que nos es propio y nos daña, y que asumamos los elementos progresistas de otros países, que nos mejoren y nos faciliten nuevas oportunidades. Relacionarse consigo para preservar lo deseable, lo que nos da identidad, y relacionarse con los demás para aprender lo indispensable, lo que nos sirve para progresar. Al fin de cuentas, de lo que se trata es de preservar esta especie humana con riesgo permanente de desaparecer y buscar el progreso de la humanidad en su conjunto…” 7 En mi interpretación, entonces, las instituciones de educación superior, han tenido y tienen, ahora con mayor intensidad, retos que las trascienden como simples otorgadoras de títulos universitarios y/ técnicos. Es, más bien, la búsqueda de un hilo conductor que conlleve a postular opciones de vida y de sociedad. En el marco de un intercambio humano mucho más complejo de lo que era antes. Es ahí, en donde cobra fuerza y necesidad, una interpretación en lo que corresponde a la función y responsabilidad sociales, vinculada con el ejercicio de roles prácticos y complejos. Porque, de lo que se trata es de coadyuvar a la construcción de país, de nación. En un contexto en el cual se requiere de realizaciones inherentes a la universalidad. A lo particular, en equilibrio sistémico con la internacionalización y la globalización. Todo lo actuado y lo dicho alrededor de la función y responsabilidad sociales, de la educación superior, intuye un desarrollo histórico de la misma. De no ser así, estaríamos en un proceso ensayo-error interminable, a la manera de Sísifo. Por lo tanto, aún asumiendo el riesgo de la reiteración, considero pertinente hacer consideración de otros elementos; de tal manera que se delinee una figura cercana a la complejidad. Por el mismo hecho de que el tema abordado es, de por sí, complejo. Es, en este sentido, propongo la adquisición de algunos elementos, por la vía de presentar insumos teóricos e históricos, en el proceso de desarrollo y consolidación de la educación superior en Colombia. 7 Restrepo c., Jaime. “Memorias del Congreso Nacional de Educación Superior. Ed. Fabio Lozano Santos, mayo de 2000, páginas 624,625 y 626.
  • 25. 25 En la obra:” La educación superior, Tendencias y Políticas Estatales; Ricardo Lucio y Mariana Serrano. Realizan un recorrido que permite acceder e ilustrar parte de las historias de la universidad, en Colombia. Veamos: “…B). La universidad liberal del siglo XX (1935-1946). Ante la desintegración de la universidad estatal en 1886, originada por la Regeneración, los liberales habían fundado ese año una universidad privada, el Externado de Colombia (inicialmente como facultad de derecho). En 1923 se fundó la Universidad Libre (también inicialmente como facultad de derecho), igualmente de inspiración liberal. Pero una universidad estatal, en el moderno sentido de la palabra, de corte liberal, que se presentara como alternativa al monopolio religioso de la educación superior, sólo fue posible con la llegada de los liberales al poder a partir de 1930 y, más específicamente, dentro del contexto de las reformas políticas, sociales y económicas de la llamada Revolución en marcha, del primer4 gobierno de Alfonso López Pumarejo (19334-1938). La propuesta de modernización social de la Revolución en Marcha, parte de una concepción intervencionista del Estado en las esferas económica y social, y se manifiesta en aspectos tales como la definición de la función social de la propiedad, a través de la Ley de tierras, la separación del Estado y la Iglesia; una reforma tributaria; el impulso estatal a la organización social y la reforma de la educación. Esta última se cristaliza en el decreto 1283 de 1935: educación para todos (al menos en la letra de la ley), nivelación de los sistemas educativos para el campo y la ciudad, legislación sobre educación técnica y el inicio de liberación de la tutela monopolizante de la Iglesia sobre el quehacer educativo… …La ley 68 de 1935, sancionada el 7 de diciembre, señala indiscutiblemente la más trascendental conquista cultural de los últimos tiempos; porque no solamente se agrupan facultades, escuelas e institutos de antigua y novísima creación para construir el cuerpo universitario, sino que, de una vez, se resuelven los graves problemas sociales que venían minando a la población universitaria de Colombia (citado por el autor y la autora, del Anuario de la Universidad Nacional de Colombia, año 1939) …” 8 3.2 El horizonte 8 Serrano, Mariana y Lucio, Ricardo “La Educación superior. Tendencias y Políticas Estatales”, Ed. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Colombia. Páginas 31,32 y 33.
  • 26. 26 Ya he transitado por diferentes expresiones de lo que significa la educación superior y, particularmente, la universidad. Se trata ahora, a manera de corolario transitorio, enfatizar sobre sus perspectivas. Entendidas como opciones de realización. Tanto en términos de inserción en el desarrollo económico, social y político; como también en lo que hace referencia a la construcción de nación, habida cuenta de la definición constitucional. No se trata de trasladar definiciones formales. Por el contrario, se trata de verter lo expuesto, en una propuesta que interprete el rol de la universidad. Tanto como sujeto normativo y académico; como también en relación con las vicisitudes propias del modelo económico y social en este tiempo de globalización de la interacción humana. Como inherente a mi aseveración anterior, es pertinente hacer alusión a una aproximación lograda en la reforma académica propuesta para la Universidad Nacional de Colombia. Obviamente, con las reservas del caso y sin pretender una tipología sesgada y unilateral. “…Campos de proyección de la universidad. Se pueden considerar en primer lugar las posibles contribuciones de la universidad al mundo del trabajo y a la urgente problemática del desarrollo de las formas y de los métodos de producción (subrayado en original). Son importantes y sin embargo veinte o treinta años de reconocimiento de esa importancia no parecen haber modificado sustancialmente la vida de la universidad – ni siquiera en las facultades que como la de Ingeniería, pueden jugar un papel privilegiado en ese desarrollo -. Es posible pensar la universidad desde distintos modelos de desarrollo económico, pero hay cortocircuitos que es mejor evitar. Las contribuciones de la universidad a la economía parecen depender más de su calidad que de su voluntad. Volveremos sobre esta tesis. Otro posible campo de proyección es el de las contribuciones al desarrollo del Estado y de la administración en general (subrayado en texto original). Aquí también cabe enunciar el mismo tipo de reservas. Otro espacio – mucho más complejo – es el desarrollo de la democracia (subrayado en texto original) en por lo menos tres sus caras. La universidad puede contribuir a ampliar las posibilidades de que los intereses afloren y los conflictos se asuman con cierto balance de estrategicidad (subrayado en original) por parte de los distintos sectores, pero también a que esa capacidad estratégica se encauce dentro de ciertos límites. En otras palabras, la tradición académica puede eventualmente hacer más eficaz la acción política por parte de los diversos actores (o sea, puede procurar que todos los involucrados desarrollen su capacidad de actuar
  • 27. 27 estratégicamente en el terreno de la confrontación de intereses) pero también puede ayudar a reconocer reglas y límites en cuanto a los medios que pueden ser empleados legítimamente en esa acción política… 9 Tendencialmente, entonces, avizoro un escenario cargado de retos párale sistema de educación superior. Es algo así como entender una dinámica proactiva. En donde los diferentes actores socales, colectivos e individuales tienen que realizar acciones en concordancia con las necesidades del País y de la Nación. Es apenas obvio que no se trata de de la acción refleja a la manera de Pavlov. Es, más bien, una intencionalidad que evita los caminos lineales y asume caminos un tanto enrevesados, a veces. Pero que, eso sí, adquieren responsabilidades sociales y políticas en el contexto de las exigencias en los ámbitos nacional e internacional. 3.3. De la normatividad interna. 3.3.1 Modificación estatutaria He tenido, siempre, una fijación, en lo que corresponde al concepto de autonomía universitaria y, particularmente, en la Universidad Nacional de Colombia. Porque la he entendido en una perspectiva diferente a la que predomina y que, sucesivas a administraciones la han revindicado; incluida la reforma estatutaria que se ha venido construyendo. Un aspecto, a la manera de muestra: seguimos siendo una universidad confesional. De un monoteísmo absoluto. Las celebraciones de la fiesta de navidad, para los católicos, se realizan en un marco ortodoxo. Promoviendo, inclusive, el novenario y los recesos obligados a la luz de sus calendas. Lo que los católicos llaman “semana santa”, es otro referente obligado (con suspensión del servicio, inclusive). Esto, para no hablar de la existencia de una capilla católica y de un sacerdote, de esa misma religión, como funcionario. Siendo así, entonces, la propuesta de reforma estatutaria en curso, retoma esos principios, habida cuenta de que no postula una interpretación diferente. Esto es, cuando se habla de la Naturaleza de la Universidad Nacional de Colombia, se exhibe el mismo lenguaje repetitivo vigente. Nada de la asunción de conceptos más universales; más vinculados a la razón de ser de una Universidad que expande su visión y su misión, a partir de la laicicidad; es decir, a partir de un concepto que la defina como una institución que no esté inmersa en ese doble juego del “no ser, pero es”. 9 Mockus. S., Antanas “Reforma Académica-Documentos 1995, Universidad Nacional de Colombia páginas 17-18
  • 28. 28 En ese mismo horizonte, no se entiende que la Universidad Nacional de Colombia defina sus funciones, en nombre del Estado. Creo que las funciones se ejercen a nombre de la universidad misma; de lo que es. Otra cosa es que la universidad reivindique el principio constitucional de autonomía. El artículo tercero (Fines), repite lo ya esbozado en la definición de la Naturaleza. Es más, aparecen como dispersos, una unidad de propósitos. En cuanto a las expresiones y realizaciones de inherentes a la Misión de la Universidad Nacional de Colombia, no puede plantearse (como aparece en la propuesta) que es necesario actuar de manera homogénea. Otra cosa es lograr, alcanzar (a través del Plan de Desarrollo, por ejemplo) una opción que registre y aplique un concepto de Misión que potencie la inserción de la Universidad en la dinámica propia de la creación y desarrollo del conocimiento, en los ámbitos de las ciencias (incluidas las ciencias humanas y sociales) y la tecnología. Lo anterior traduce, en consecuencia, un desarrollo en el contexto de la heterogeneidad; sin que esto implique anarquía, ni un desarrollo al garete, de los fines de la Universidad Nacional de Colombia y de la educación superior en general. En cuanto a los principios organizativos; la propuesta mantiene la construcción, a partir de lo que ya es vigente: Nivel nacional, Sedes, Facultades, Institutos…No aparece, la asunción de retos heréticos. Como, por ejemplo, aquel relacionado con el gobierno de las facultades; sin que pase por el Honorable Consejo Superior Universitario; es decir que, las consultas a profesores (as) y e estudiantes, definan directamente acerca de quien asumirá como decano (a). Lo mismo en lo que respecta a las vicerrectorías de sede. Es decir, debe asumirse el método de elección directa, que registre la posición mayoritaria de la comunidad académica a través del voto directo. La dirección de nuestra universidad no modifica su posición en lo que hace referencia a las transferencias de programas con sus Sedes. Algo así como entender que se mantiene la posición que hace prácticamente imposible el traslado de un (a) estudiante de una sede a otra o de una de las sedes regionales con la Sede Bogotá. Tampoco tiene en cuenta la Ley de Cuotas. Seguimos siendo una universidad sin la suficiente representación femenina en sus instancias de dirección. Mención aparte merece la aplicación de sea estructura vertical de gobierno universitario, relacionado con la investigación. En esto seguimos siendo autistas. Es como si la Universidad
  • 29. 29 Nacional de Colombia, siguiera insistiendo en la opción de considerarse preeminente con respecto a las otras instituciones d educación superior, pública y privada. Queda claro que, con esa perspectiva, la confrontación limpia por acceder a los recursos del Departamento Administrativo de Ciencia y Tecnología. MI propuesta tiene que ver con plantear una opción en la cual se creen mecanismos de unidad transitorio con otras universidades para la realización de investigaciones relacionadas con temas de interés general (por ejemplo, en la estructura vial; el cambio climático, los trasplantes, etc.). La propuesta de modificación estatutaria, sigue la misma expresión ambigua conceptual, con respecto a la figura de comunidad universitaria. El personal administrativo aparece sujeto colectivo un tanto “extraño” a los procesos fundamentales de la Universidad Nacional de Colombia. En veces se le considera inmerso en la comunidad universitaria; otras veces como insumo pasivo. De todas maneras, en la estructura gubernamental jerárquica, el personal administrativo se asume como colectivo que no puede ni tiene porque aportar al desarrollo de la Universidad, por la vía de su misión. En ese sentido, siempre he sostenido que el personal administrativo de la Universidad Nacional y de las universidades públicas en general, debería tener un delegado en el Consejo Superior Universitario; nombrado por la vía de votación directa. Lo mismo en lo que respecta al Comité de Gestión. Cuando, la propuesta habla de los regímenes especiales (por ejemplo: de carrera administrativa y disciplinario); me parece que propone algo que, en la práctica, no se cumple; puesto que el funcionamiento de la Comisión y los Comités de Carrera Administrativa; así como los Comités en lo disciplinario; actúan en el marco de la normativa general. De hecho, como ejemplo, tendencialmente, el personal administrativo de planta, va a ser reemplazado por las figuras de provisionalidad y de órdenes de prestación de servicios. No existe, como debería serlo en la Comisión de Carrera Administrativa, un programa o programas serios y de fondo, en lo que hace a la capacitación. Lo vigente, hasta ahora, no es otra cosa que lugares comunes (sistemas, atención al usuario, etc.). Nunca se postula, por ejemplo, procesos de capacitación inherente a los requerimientos de la Misión. Por último, una vez más, se desemboca en una disquisición superflua en lo que respecta al nombre del organismo que orienta el bienestar universitario, a nivel general y de facultad. Comité, Consejo, Vicedecanatura…Eso no es trascendente. Lo pertinente es interpretar y realizar, de manera plena, el concepto de bienestar. Esto, todavía, es concebido como instrumento circunstancial.
  • 30. 30 Por último: cuando, por fin, en su artículo 58, la reforma propone un Consejo Nacional de Bienestar Universitario en el cual tengan representación los diferentes sectores de la comunidad universitaria, incluido el personal administrativo; cuando se habla de la reglamentación, en cuanto a los períodos y características que debe tener su elección, se habla solo de la representación de los (as) docentes y los (as) estudiantes. Queda claro, en mi opinión, que esa representación debe elegirse por votación directa de los y las integrantes del personal administrativo. El periodo puede definirse con una duración similar al de las instancias en donde tiene representación (Unisalud, Comités y Comisión de Carrera Administrativa y Régmen Disciplinario) II. Acerca del documento: “Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de Colombia”; presentado por el Rector General de la Universidad Nacional de Colombia, Marco Palacios; para la discusión en Claustros y Colegiaturas, Nota: A pesar de la distancia en el tiempo; considero que este documento mantiene su validez, como insumo teórico, normativo y práctico 1. De los conceptos: Todo recorrido teórico que origina una propuesta de modificación, supone la presencia de un fundamento conceptual, como soporte. De no ser así, el tránsito no sería otra cosa que una sumatoria de ideas al garete, inconexas; sin la lógica necesaria que permita arribar a un escenario coherente y viable. En el caso que me ocupa, el profesor Marco Palacios, asume unos referentes precisos. Tal vez, el más importante tiene que ver con la definición, en cuanto al rol que ha desempeñado la Universidad Nacional de Colombia, desde su fundación en 1867. Definiendo momentos precisos y en los cuales esa intervención ha sido diferenciada. Tanto en lo que respecta a su injerencia en la formación de profesionales en disciplinas específicas; así como en lo que concierne a la confrontación de hitos y paradigmas políticos, religiosos e ideológicos; a más de los retos relacionados con el desarrollo económico y tecnológico. En razón a que pretendo alcanzar un nivel de absoluta veracidad en la cotejación de opciones; me permito efectuar una transcripción textual que considero pertinente. (2. La U.N., pionera en la modernidad del País):”..Desde 1867, esta institución ha sido un elemento esencial e irrevocable en la lucha por alcanzar la modernidad del país. Esta especificidad histórica nos permite entender mejor su presente y, por ende, proyectar de una manera razonable el futuro. Lejos de cualquier grandilocuencia, creo que es comprobable el papel que acredita a la Universidad Nacional de Colombia en la propuesta y realización de la igualdad y el laicismo, valores modernos por naturaleza. La libertad de cátedra y de expresión, los principios de libre investigación científica, de discusión racional y libre examen, hubieron de conquistarse en esta Institución arduamente, en un país de tradiciones políticas formadas y afianzadas en las matrices culturales, ora barrocas, ora del despotismo ilustrado de la monarquía católica española; tradiciones que concibieron el saber cómo un privilegio estamental, como un instrumento de la fe religiosa y como una dispensa especial de la autoridad política que irradiaba desde el rey...” (Tomado del documento: Hacia una innovación Institucional en la Universidad Nacional de Colombia, edición en cuadernillo, página 4, septiembre 30 de 2003). El asunto tiene que ver con la línea de consecuencia que se desenvuelve, a partir de esta aseveración, incontrovertida, por cierto. Porque, en fin de cuentas, la medición de la coherencia, se extiende a todos los ámbitos inherentes al quehacer de la Universidad, como proceso que
  • 31. 31 trasciende a la simple operatividad con la cual se puede implementar y administrar una sumatoria de programas académicos. En la página 13 del documento(edición en cuadernillo, publicada en septiembre 30), entre otros aspectos, el señor Rector expresa:”.. Este tema (sic) nos conduce a un plano màs general. Parece ser que la Universidad Nacional de Colombia en relación con los postulados misionales. Parece que no aprende que en su interior conviven dos grandes tipos de ofertas, ambas con demanda social y pertinencia académica: por una parte, el grado de desarrollo económico y social de Colombia demanda buenos profesionales; por la otra, el país no tendrá futuro sin una base científica y tecnológica fuerte, o sea, sin el desarrollo de las disciplinas. Y recordemos además que la democracia colombiana exige un pensamiento crítico que generalmente se origina en las ciencias sociales. Esto tiene profundas implicaciones, tanto en los modelos epistémicos que nos tracemos, en los mapas de distribución-si ustedes quieren-de las líneas del conocimiento divididas entre las disciplinas y la transdisciplinariedad, de un lado y, del otro, cómo se deben traducir éstas en el mapa administrativo y de gestión...” Es decir, la situación queda planteada en términos de un tanto asimilados al pragmatismo o, màs bien, se remite a la confrontación que siempre ha acompañado a la relación entre la Escuela y, en general, el conocimiento con respecto a al entorno social; a las exigencias para desenvolver aplicaciones y orientar el quehacer inherente a los ámbitos académico y científica. Algo así, como enfatizar acerca de la relatividad que adquiere la autonomía del conocimiento y de la ciencia, con respecto a las políticas y orientaciones que “desde afuera”, ejercen como condicionantes insoslayables. Es elocuente, enfatizando en este aspecto, lo expresado por el profesor Palacios en el documento objeto de análisis:”. La UN se creó con el propósito de cambiar los métodos tradicionales de la enseñanza, y de transformar la –industria nacional-, lo cual era, en palabras de su primer rector Manuel Ancízar, -un interés social y de los màs graves, que pide resueltos y efectivos esfuerzos, en transformar el modo de ser de nuestros artesanos, infundiendo en sus personas la fuerza que viene de la ciencia, y en sus talleres la economía y perfección que se obtienen por medio de las máquinas-. Para ello se creó, como anexa, una Escuela de Artes y Oficios. No obstante, al año de fundación, un rector frustrado manifestaba que-si no hay resolución de levantar la Universidad a la altura requerida, para que sea un poderoso instrumento de progreso nacional, no vale la pena seguir sosteniéndola-.” (Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de Colombia, edición en cuadernillo, 30 de septiembre 2003) Desde mi interpretación, es importante hacer consideración de estas expresiones; en razón al significado que adquieren al momento de precisar, por parte del señor Rector, las recomendaciones constitutivas del centro en su propuesta. Llamo la atención acerca del hilo conductor: 1. un escenario en el cual se discierne en torno a los agregados aportados por la Universidad Nacional, desde su creación en 1867. Es aquí en donde se enfatiza acerca de las rupturas conceptuales que origina su intervención (..la de la Universidad Nacional de Colombia) hacia el entorno social, político, religioso, etc. 2. Una modificación, en su orientación y quehacer, originada en los “acosos” inmediatos y tendenciales del contexto social y económico, incluida lo que el profesor Palacios define como “la penuria Fiscal”. 3. El avance y profundización de la complejidad internacional (la globalización) en términos de consolidar la hegemonización de los controladores de la ciencia y la tecnología de punta, situando a los países periféricos en condiciones de restricción y dependencia con respecto a ese poder justificado y fundamentado en su capacidad económica y política. A lo anterior (en esta fase) se une la implementación de políticas estatales internas que colocan a la Universidad Nacional de Colombia y, en general, a las universidades públicas en posición deficitaria en relación con sus necesidades. Como expresiones de incidencia incontrovertida, articuladas de manera lógica por parte del profesor Palacios y en su intención de anclar conceptualmente las acciones correctivas que desprende de su diagnóstico, considero relevante transcribir los siguientes apartes del texto analizado:”. Veamos el contexto (sic). Desde la década de 1820 hasta la de 1870, los movimientos estudiantiles colombianos postularon el ideal de –autonomía universitaria-
  • 32. 32 del movimiento de Córdoba de 1918. Defendieron con intransigencia ideas como la universidad pública gratuita y el cogobierno universitario, con participación directa de los estudiantes. A la luz de la cultura política colombiana, tales postulados han significado-explícita o implícitamente-el rechazo a lo que se considere dominio clerical. A mediados (sic) de la década de 1960, el gobierno buscó soluciones institucionales específicas para neutralizar lo que consideraba el potencial revolucionario de la universidad militante y sobre politizada. Se expresaba en una real o supuesta conexión aulas-guerrillas, cuyo ejemplo màs visible había sido la incorporación del padre Camilo Torres, ex capellán y ex profesor de Sociología de la UN a un frente guerrillero del ELN. Hoy sabemos que los planes de modernización universitaria de aquellos años se inscribían en la estrategia hemisférica de la guerra fría, y fueron similares a muchos otros planteados por doquier en América Latina. Con la asesorìa de expertos de la Universidad de Berkeley-financiados por la Agencia Internacional del Desarrollo, AID, el aparato administrativo de la Alianza para el Progreso-, se plasmó en la UN una reforma institucional, parcialmente exitosa y, en todo caso, perdurable. La Reforma Patiño, que tomó el nombre del rector que la impulsó, asumía explícitamente que la Universidad debía ser un instrumento al servicio de la nacionalidad, el crecimiento económico y la democracia representativa. Tal instrumento debía ser eficiente y –moderno- En pos de estos propósitos habrían de redefinirse los modelos institucionales y acometerse una vasta reorganización interna..” Hasta aquí están planteados los referentes conceptuales básicos. Ya, por el tipo de insumos propuestos, se insinúan concreciones que navegarán en una figura dicotómica; por lo mismo que sus soportes son un tanto huidizos; por lo mismo que son formulaciones cercanas al híbrido teórico; pero que desemboca en la postulación de correctivos que originan, a su vez, una “nueva” caracterización soportada en paradigmas construidos con insumos que conjugan el profesionalismo, la investigación y el desarrollo del conocimiento, sin las ataduras de la política económica y el asedio gubernamental. Algo así como reconocer, en su condición de Rector General, que se hace necesario proponer una desconexión entre la academia propiamente dicha y la administración financiera de la Universidad Nacional de Colombia(..Extensiva, en uso de sana lógica, a las otras universidades públicas). Inclusive con la certeza, en el sentido de la obligatoriedad de asumir las limitaciones, como inherentes a la condición misma en que le corresponde (le obliga) desenvolverse a la Universidad, en razón a que el dominio, “desde afuera”, ejercido está centrado en la definición de prioridades definidas desde la perspectiva propia de quienes lideran el proyecto macroeconómico, en el cual no hay lugar para la construcción y desarrollo de una política social que incluya la financiación adecuada para las universidades públicas, por lo menos en los términos previstos en los artìculo 86 y 87 de la Ley 30 de 1992. 2. De la propuesta, su contenido: Por la importancia que adquiere la coincidencia entre lo expresado por el señor Rector en l numeral 10 de su escrito y lo expresado en el Capítulo II, articulaos 17 y 18 del Decreto 2566 de 2003; me permito transcribir apartes de los dos textos, en ese ítem. Decreto 2566 de 2003 (CAPITULO II, artìculo 17) De los Créditos Académicos: Tiempo de trabajo en créditos académicos. Con el fin de facilitar el análisis y comparación de la información, para efectos de evaluación de condiciones mínimas de calidad de los programas académicos, y de movilidad y transferencia estudiantil, de conformidad con el artìculo 5º de este decreto, las instituciones de educación superior expresarán en créditos académicos el tiempo del trabajo académico del estudiante, según los requerimientos del plan de estudios del respectivo programa, sin perjuicio de la organización de las actividades académicas que cada institución defina en forma autónoma para el diseño y desarrollo de su plan de estudios Parágrafo. En la evaluación de las condiciones mínimas de calidad de los programas de educación superior se tendrá en cuenta el número de créditos de las diferentes actividades académicas del mismo.
  • 33. 33 Artìculo 18. Créditos académicos. El tiempo estimado de actividad académica del estudiante en función de las competencias académicas que se espera el programa desarrolle, se expresará en unidades denominadas Créditos Académicos. Un crédito equivale a 48 horas de trabajo académico del estudiante, que comprende las horas con acompañamiento directo del docente y demás horas que el estudiante deba emplear en actividades independientes de estudio, prácticas, u otras que sean necesarias para alcanzar las metas de aprendizaje, sin incluir las destinadas a la presentación de las pruebas finales de evaluación.....” Documento “Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional de Colombia”, numeral 10, página 15, Edición en cuadernillo, 30 de septiembre de 2003. El sistema de créditos. Creemos que la respuesta (sic) està en la reforma académica. ¿Por dónde empezar?. Pensamos en el sistema de créditos. Actualmente en la UN se rigen por el sistema de créditos 18 doctorados, 80 especializaciones, 34 especialidades y 88 maestrías. Estamos en mora de aplicar este sistema a la totalidad de los 98 programas de pregrado. El sistema de créditos es un método para interpretar las trayectorias curriculares de los estudiantes, para administrar ágilmente los planes de estudio, pero ante todo para ampliar los márgenes de libertad, creatividad y posibilidades de los estudiantes. Los créditos permiten que el estudiante fije la ruta y el ritmo de su travesía universitaria de acuerdo con sus necesidades particulares, sus disponibilidades, las opciones que le dé la vida. El sistema permite migrar de una carrera a otra, de una institución a otra, de una ciudad a otra y, en Europa y Norteamérica, de un país a otro. Y ese es uno de los signos de nuestro tiempo: la extraordinaria movilidad de la gente, la plasticidad del mundo de hoy que erosiona las profesiones rígidas como se solían conocer, crea nuevos campos laborales inéditos e inimaginables hace algún tiempo. Más acotadamente, los créditos son una forma numérica de valorar el tiempo necesario para lograr los aprendizajes teóricos y las destrezas prácticas en cada una de las asignaturas dentro de un programa de estudios, en consonancia con la calidad y las necesidades del ejercicio profesional. No sólo se miden las asignaturas por las horas presenciales, sino por todo el esfuerzo que requieren para completarse satisfactoriamente. Esto exigirá, sin duda alguna, una revisión cuidadosa de los contenidos de las asignaturas y de los requisitos; el sistema contribuye a evitar duplicidades en los planes de estudio y a determinar de una manera más clara cuales son los contenidos mínimos y qué es los accesorio..” Lo cierto, a partir de la lectura en las transcripciones anteriores, es la preocupación por establecer unas condiciones mínimas que permitan otorgar calidad y precisión académicas al contenido en los programas de pregrado. Esto no es otra, en el caso de la propuesta del profesor Palacios para la Universidad Nacional de Colombia, que acercarnos a un punto de identificación con respecto a las expectativas gubernamentales, a través del Viceministerio de Educación Superior. Desde mi interpretación, constituye un esfuerzo por superar y trascender las actitudes autistas que nos acompañado hasta ahora. Así mismo, significa una confrontación no solo técnica; sino también muy profunda, de aquella posición que se ha negado a entender que los entendidos de calidad y pertinencia, no se pueden abrogar a partir del status que ha recorrido y soportado a nuestra Universidad. Pero, màs aún, permite entender la dinámica y soporte de la propuesta en términos de acortar la duración de las carreras en el pregrado. Es, en mi opinión, un esfuerzo por traducir e interpretar las expectativas con las cuales ingresan los y las estudiantes a la Universidad Nacional de Colombia y, en general, a las universidades públicas. Resuelve, así mismo, la dicotomía entre el profesionalismo y el desarrollo autónomo del conocimiento y de la ciencia. Mi aseveración no significa una postura acrítica o amarrada a los conceptos que subyacen a la totalidad de la posición y la actuación del profesor Palacios. Creo que, en lo expresado por mí en el ítem 1 de este escrito, ha quedado claro mi distanciamiento con respecto a algunos elementos conceptuales. Lo que si tengo absolutamente claro es que, la propuesta del señor Rector, apunta a desatar el nudo gordiano que ha impedido a la Universidad Nacional de Colombia, acercarse a los niveles de confrontación en el terreno práctico; en donde la calidad y la pertinencia, se miden a partir de expresiones vivas en nexo con el entorno social y político y con las aspiraciones de los y las estudiantes, de cara a su vinculación laboral. Eso, así