3. Cómo citar este artículo: Porcel JM. Derrames pleurales benignos persistentes. Rev Clin Esp. 2017.
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Derrames pleurales benignos persistentes 3
prueba definitiva de quilotórax5
. Los DP de colesterol son
exudados, a menudo de predominio linfocítico (60%), con
un cociente entre el colesterol y los triglicéridos del LP > 1
(97%), cristales de colesterol visibles en el microscopio de
luz polarizada (90%), concentraciones de colesterol pleural
> 200 mg/dl (75%) y ausencia de quilomicrones9
.
Para localizar el sitio anatómico de la fuga linfática en los
sujetos con quilotórax en los que se planee una reparación
quirúrgica o ligadura del conducto torácico es recomend-
able utilizar una linfografía por resonancia magnética o una
linfangiografía transnodal con lipiodol10
.
Las estrategias terapéuticas en el quilotórax pueden ser
de 3 clases10-12
.
1. Tratamiento de la enfermedad subyacente: quimioter-
apia en linfomas, derivación portosistémica percutánea
intrahepática en cirrosis, o sirolimus en una linfangi-
oleiomiomatosis.
2. Tratamiento conservador: toracocentesis terapéutica o
drenaje pleural para alivio sintomático, un periodo
de nutrición parenteral total o de dieta pobre en
grasas suplementada con triglicéridos de cadena media,
y octeótrido para reducir la producción intestinal de
quilo13
.
3. Terapias intervencionistas, quirúrgicas o paliativas si las
medidas conservadoras aplicadas durante 2 semanas fra-
casan, se produce una desnutrición grave, o la pérdida
diaria de quilo excede 1-1,5 l durante un periodo de 5-
7 días10-12
. En los quilotórax con débito alto (> 1 l/día) se
puede intentar la cateterización del conducto torácico
(previa linfangiografía intranodal o acceso percutáneo a
la cisterna de Pecquet con el uso de tomografía com-
putarizada [TC]) y su embolización selectiva mediante la
inserción de microespirales (microcoils) o de pegamentos
líquidos (cianoacrilato). La linfangiografía convencional
per se puede reducir o solucionar fugas quilosas en
algunos pacientes14
. La otra opción en quilotórax con
débito significativo es la cirugía toracoscópica videoa-
sistida con intento de reparación de la disrupción del
conducto torácico o su ligadura, seguida generalmente
de una pleurodesis con talco. Para los quilotórax persis-
tentes de bajo débito se puede intentar una pleurodesis
o la colocación de un catéter pleural tunelizado. Final-
mente, se considera que la ligadura profiláctica del
conducto torácico durante una esofagectomía es una
medida eficaz para reducir la incidencia de quilotórax
postoperatorio15
.
El tratamiento de los DP de colesterol incluye el propio
de la enfermedad subyacente, toracocentesis terapéuticas
para alivio sintomático temporal y, en casos recurrentes,
pleurodesis o decorticación3,5,7
.
Pulmón no expansible
El pulmón no expansible (PNE) es una complicación
mecánica derivada de una restricción de la pleura
visceral de naturaleza inflamatoria o maligna, o de
enfermedades extrapleurales (obstrucción endobronquial,
atelectasia crónica, fibrosis pulmonar avanzada) que impi-
den la normal aposición entre ambas membranas pleurales;
es decir, la expansión completa del pulmón hasta contactar
con la pared torácica. El exceso de presión negativa pleural
resultante conduce al desarrollo de un DP.
Clásicamente se distinguen 2 formas de PNE que, en real-
idad, representan el espectro de una misma enfermedad:
pulmón en proceso de atrapamiento (lung entrapment) y
pulmón atrapado (trapped lung)16
. En el primer caso existe
una inflamación activa o una invasión tumoral de la pleura
visceral que condiciona la formación de un exudado pleural.
El proceso subyacente se puede resolver y, con ello, tam-
bién el DP, o bien quedar como secuela irreversible una capa
fibrosa pleural que limitará permanentemente la expansión
pulmonar. En este último supuesto (pulmón atrapado), el
desequilibrio de fuerzas hidrostáticas en el espacio pleu-
ral determina la generación de un DP con características
bioquímicas de trasudado o de exudado limítrofe por crite-
rio de proteínas (la lactato deshidrogenasa suele ser normal
debido a que no se está en una fase inflamatoria)16,17
. Si se
realiza una toracocentesis terapéutica, el DP se reproducirá
en pocos días hasta alcanzar el mismo volumen que tenía
previamente. Así pues, el análisis del LP en un PNE mostrará
un exudado o un trasudado dependiendo del momento (fase
de inflamación activa o de resolución) en que se realice la
toracocentesis. Son causas comunes de PNE los DP para-
neumónicos complicados y empiemas, el DP poscirugía de
bypass aortocoronario, el síndrome poslesión cardiaca, la
tuberculosis pleural, el hemotórax, la irradiación torácica,
la uremia y el DP reumatoide.
A menudo los pacientes con pulmón atrapado están
asintomáticos, pero pueden tener disnea. Se recoge gen-
eralmente el antecedente de un episodio de inflamación
pleural previa predisponente. El DP suele ser de tama˜no
peque˜no o moderado, unilateral, y se mantiene constante
a lo largo del tiempo. La toracocentesis terapéutica pro-
duce un neumotórax o hidroneumotórax ex vacuo (fig. 2) y,
comúnmente, dolor torácico subesternal durante o después
del procedimiento.
Una TC con contraste de aire que muestre una pleura
visceral engrosada sugiere un PNE16
. La manometría pleural
puede apoyar el diagnostico si objetiva un descenso signi-
ficativo de la presión pleural a medida que se drena el DP
(fig. 3), aunque no es de uso extendido18
.
El tratamiento del pulmón en proceso de atrapamiento
es el de la enfermedad subyacente que lo produce (p. ej.,
antibióticos y drenaje precoz en un DP paraneumónico com-
plicado, evacuación inmediata de un hemotórax o resección
endoscópica de un tumor endobronquial). En el contexto
de un DP maligno, la presencia de un PNE contraindica
la pleurodesis, a la vez que favorece la indicación de un
catéter tunelizado si el paciente está sintomático1
. Los
pacientes asintomáticos con peque˜nos DP por pulmón atra-
pado no requieren tratamiento específico; solo observación.
En los sujetos sintomáticos, las alternativas terapéuticas
son la decorticación o la inserción de un catéter pleural
tunelizado16,17
.
Derrame pleural reumatoide
La TC identifica DP en el 10% de pacientes con artritis reuma-
toide, aunque solo el 4% presentan una pleuritis sintomática
en algún momento de la evolución de la enfermedad19,20
.
4. Cómo citar este artículo: Porcel JM. Derrames pleurales benignos persistentes. Rev Clin Esp. 2017.
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4 J.M. Porcel
Figura 2 Pulmón no expansible de naturaleza maligna. Se observa un derrame pleural derecho (A), con la aparición de un
neumotórax ex vacuo después de la toracocentesis terapéutica (B).
Figura 3 Sistema digital de manometría pleural durante una
toracocentesis.
La pleuritis reumatoide es más común en varones
(75-80%) con una enfermedad reumática de larga evolución
(> 10 a˜nos), nódulos subcutáneos (50-80%) y factor reuma-
toide positivo (95%)19,20
. Solo raramente el DP precede (5%)
o aparece simultáneamente a los síntomas articulares (10%)
en un sujeto sin un diagnóstico previo de la enfermedad
reumática20
. La mayoría de los pacientes con DP reuma-
toide están asintomáticos, pero otros desarrollan fiebre,
dolor torácico o disnea proporcional al tama˜no del DP y a
la afectación pulmonar subyacente.
El DP suele ser de tama˜no peque˜no o moderado, uni-
lateral en el 75% de los casos, puede estar loculado, y
en un tercio de los casos se asocia con lesiones paren-
quimatosas pulmonares19-21
. Aunque en dos terceras partes
de los pacientes el DP se ha resuelto en 4 meses, también
puede persistir, incluso durante a˜nos, o presentar recur-
rencias en el 20%19
. El LP es un exudado caracterizado,
particularmente en las formas crónicas, por unas concen-
traciones de pH < 7,20 o de glucosa < 60 mg/dl (80%) y títulos
elevados de factor reumatoide21
. Ocasionalmente se pueden
hallar concentraciones falsamente elevadas de adenosina
deaminasa pleural. El estudio citológico del LP pone de
manifiesto la presencia de macrófagos alargados (células en
renacuajo) sobre un fondo de material granular amorfo en
el 60% de ocasiones, dato que se considera específico21
. La
biopsia pleural tiene escaso valor, ya que muestra fibrosis e
inflamación inespecífica.
El diagnóstico de pleuritis reumatoide exige descartar
primero otras potenciales causas de DP en un sujeto con
artritis reumatoide: infecciones bacterianas o micobacteri-
anas, pleuritis inducida por fármacos (p. ej., metotrexato,
lupus inducido por agentes biológicos), seudoquilotórax,
amiloidosis secundaria o pulmón atrapado.
El tratamiento del DP reumatoide consiste en la opti-
mización terapéutica de la enfermedad de base; suelen
prescribirse antiinflamatorios no esteroideos, o corticoides
si se ha descartado una infección. Si el DP es voluminoso
el paciente se puede beneficiar de una toracocentesis ter-
apéutica, y podría ensayarse la inyección intrapleural de
corticoides19
.
Empiema tuberculoso
Una forma particular de PNE es el empiema tuberculoso;
una variante actualmente muy rara de tuberculosis pleural,
debido al abandono de los neumotórax artificiales terapéu-
ticos que constituían el factor predisponen típico. Se trata
de una infección micobacteriana crónica (puede llevar a˜nos)
y activa del espacio pleural caracterizada por la presencia
de una colección empiematosa loculada, limitada por una
pleura fibrocalcificada junto a un engrosamiento costal22
. El
LP es purulento, neutrofílico, con concentraciones bajas de
pH y glucosa, y mayoritariamente contiene bacilos tubercu-
losos que se ponen de manifiesto en la baciloscopia y en el
cultivo; puede haber co-infección con bacterias aerobias y
anaerobias convencionales22
. La presencia de un hidroneu-
motórax en las pruebas de imagen debe hacer sospechar una
fistula broncopleural. El paciente con empiema tuberculoso
suele estar oligosintomático, manifestar síntomas inespecí-
ficos o consultar por un empiema necessitatis (drenaje y
rotura de la colección hacia el tejido subcutáneo y la piel de
5. Cómo citar este artículo: Porcel JM. Derrames pleurales benignos persistentes. Rev Clin Esp. 2017.
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Derrames pleurales benignos persistentes 5
Figura 4 Peque˜no derrame pleural asbestósico benigno izquierdo, asociado a placas pleurales calcificadas (puntas de flecha),
visibles en las proyecciones radiológicas posteroanterior (A) y lateral (B).
la pared torácica)23
. El abordaje terapéutico del empiema
tuberculoso sigue los mismos principios que los del empiema
bacteriano; es decir, drenaje y antimicrobianos. Los antitu-
berculosos pueden no alcanzar niveles terapéuticos en el
espacio pleural por el marcado engrosamiento de la pleura,
lo que hace recomendable prolongar su duración24
. Debido a
la existencia de un pulmón atrapado puede ser necesaria una
decorticación, o un drenaje abierto o ventana pleural25
. No
se debe confundir el empiema tuberculoso con el DP tuber-
culoso clásico en el que pueden predominar los neutrófilos
en el 10% de los casos (circunstancia que aumenta además
la probabilidad de obtener cultivos positivos), o detectarse
cifras bajas de pH o glucosa pleurales en el 25%, situaciones
en las que el aspecto del LP no es purulento ni se detecta
engrosamiento y calcificación pleural26
.
Derrame pleural asbestósico benigno
El DP asbestósico benigno (BAPE, por sus siglas en inglés) es
una de las múltiples manifestaciones pleuropulmonares que
derivan de la exposición al asbesto (fig. 4). Una reciente
serie japonesa ha descrito las principales características
clínicas de 110 pacientes con BAPE27
. Todos eran varones,
el DP era mayoritariamente unilateral (75%) y en el 40%
de los casos se descubrió de forma casual en un sujeto
asintomático. En todos los pacientes se recogía una histo-
ria previa de exposición ocupacional al asbesto (excepto
en un caso en que la exposición fue ambiental) una medi-
ana de 48 a˜nos (rango intercuartílico 17-76 a˜nos) antes del
diagnóstico del BAPE. Los DP correspondían a exudados, gen-
eralmente con un predominio de linfocitos. La mayoría de los
pacientes tenían otras manifestaciones radiológicas propias
de la exposición al asbesto: placas pleurales (90%), atelec-
tasias redondas (37%), engrosamiento pleural difuso (27%) y
asbestosis (6%)27
. El diagnostico de BAPE en un sujeto con
un exudado pleural y antecedentes de exposición al asbesto
requiere siempre excluir otras etiologías como el mesote-
lioma, el cáncer de pulmón o la tuberculosis. Se recomienda
un seguimiento cada 1-3 a˜nos con radiografía de tórax y
pruebas funcionales respiratorias de estos pacientes28
.
Síndrome de las u˜nas amarillas
El SUA es un raro trastorno adquirido que casi siempre ocurre
en adultos de más de 50 a˜nos y del que se han descrito
menos de 400 casos29
. El diagnóstico es clínico y se basa en
la presencia de dos de las siguientes tres características,
que pueden aparecer de forma secuencial o simultánea29
:
1) xantoniquia o u˜nas amarillas (> 90%); 2) linfedema de
extremidades inferiores (70%), y 3) manifestaciones pul-
monares crónicas (60%) como tos, bronquiectasias o DP. La
triada completa solo está presente en alrededor del 40% de
los casos; un tercio de los pacientes experimentan además
rinosinusitis aguda o crónica29
.
La etiología del SUA es desconocida, aunque se han
implicado desde alteraciones morfofuncionales de los vasos
linfáticos hasta una microvasculopatía con fuga de proteínas
o la exposición a dióxido de titanio.
El DP se observa en aproximadamente el 40% de pacientes
con SUA29
. Una revisión sistemática evaluó las característi-
cas clínicas de 150 sujetos con DP secundario a SUA30
. La
edad media fue de 60 a˜nos, sin predominio de sexo. Todos los
pacientes tenían linfedema, pero en un 14% no se detectó
xantoniquia. Los DP eran bilaterales en dos tercios de los
pacientes, tenían apariencia serosa en el 75% y lechosa en el
20%, y correspondían a exudados con predominio linfocitario
en el 95% de ocasiones30
. Las biopsias pleurales realizadas
mostraron datos inespecíficos o pleuritis crónica.
El tratamiento del SUA es de soporte. En el caso concreto
del DP, si el paciente tiene un quilotórax se seguirán las
recomendaciones generales descritas anteriormente para
esta entidad. Para el resto de DP, cuando son persistentes y
sintomáticos, se puede optar por la inserción de un catéter
pleural tunelizado, una pleurodesis o, en casos muy selec-
cionados, una pleurectomía/decorticación.
6. Cómo citar este artículo: Porcel JM. Derrames pleurales benignos persistentes. Rev Clin Esp. 2017.
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6 J.M. Porcel
Conflicto de intereses
El autor declara no tener conflicto de intereses.
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