1. Principios Básicos del Sistema Educativo Dominicano
La educación dominicana, como cualquier otro sistema, se sostiene en base a ciertos
principios y realidades que conforman su programa logístico. Sin esos principios, el
propósito de la institución escolar no tendría ningún tipo de sentido. Es por ello que,
cuando se programan los aspectos curriculares, de acuerdo a los organismos
responsables de la mejora educativa, los fines y metas pedagógicos tienden a dejarse
bien definidos.
De acuerdo con Dewey (1944), la educación tiene como meta final facilitar el proceso
de aprendizaje en todas las partes, sin importar distinciones o genero. Los
conocimientos, habilidades y destrezas adquiridos gracias a la misma son patrimonio de
toda la humanidad. Para el filósofo estadounidense, la educación, de por sí, es un
derecho fundamental. Todos deben acceder a la misma. Si se les impide, tienen el deber
y compromiso de reclamarla; lo cual implica un punto de notoria consideración: un
gobierno que impida el intercambio libre de las ideas en un ambiente holístico, debe ser
desechado, repudiado y derrocado. Siguiendo un planteamiento aristotélico, Dewey
entiende que la verdadera misión del Estado gira en torno a facilitar el desarrollo
cognitivo de los ciudadanos.
Visto de dicho modo, se hace necesario realizar un estudio que tenga como punto básico
la presentación de dichos principios didácticos, en el mismísimo sistema dominicano.
Para ello se dará seguimiento a una línea de pensamiento que se divida en cuatro
bloques. En la primera se hará mención de los principios fundamentales de la educación
internacional. Inmediatamente después, se abordaran los principios que soportan la
pedagogía dominicana, para luego destacar los fines, por medio de los cuales aquella los
cumple. En última instancia, se describirán los propósitos perseguidos por la educación
dominicana para cumplir dichos postulados. Se comenzara contemplando los principios
fundamentales de la educación.
La educación, tradicionalmente, ha sido segmentada en dos: la formal (refiriéndose a la
recibida en instituciones diseñadas para cumplir ese rol) e informal (destacando la
enseñanza desprendida desde la crianza familiar y el aprendizaje de los patrones
Por: Néstor J. Díaz Soriano
2. morales heredados de la cultura familiar). La primera, a su vez, comúnmente ha sido
dividida en ciertas etapas, iniciando con Preescolar, pasando por Básica y Media para
luego concluir en la Superior. En cada uno de dichos periodos, las naciones han
establecido un derecho educacional regido por ciertos principios de orden.
Entre dichos principios pueden ser nombrados los cuatro de resonancia mayor. En el
primero se nos habla de la no discriminación. Con este se busca lograr que la docencia
extienda sus brazos a todos los hombres, sin atender a su condición. A este le siguen la
igualdad de oportunidades y trato. Sin discriminación, todos los estudiantes pueden ser
tratados equitativamente. El tercer principio seria el acceso universal de la educación,
con el cual se asegura que todos pueden participar de la misma. Finalmente, se instaura
el principio de solidaridad, con el que se dan ínfulas al interés social que debe primar en
la comunidad antropológica.
Con dichas normas a priori, la UNESCO (1960) repite que todos los seres humanos
deben tener acceso a la educación, tanto de derecho como de hecho (Art. I, par. 2, inciso
b). Dicha premisa, confirmada por convenciones posteriores (1989, 1990, 2000) amerita
explicación. Según el organismo citado anteriormente, toda persona tiene un inalienable
derecho, y este radica en ser educado, con igualdad en condiciones y respeto a su
integralidad como individuo.
No obstante, la educación no solo puede ser considerada un derecho; también debe
contemplarse como un deber puesto que se la denomina como hecho. Es decir que, si lo
analizamos desde un punto más congruente, la exigencia no solo viene de parte del
ciudadano hacia el Estado, sino del Estado al ciudadano, en cualquier punto en la aldea
global. En este sentido, se podría contemplar los principios básicos de la educación
dominicana.
La educación dominicana también persigue unos principios parecidos a los expuestos en
el plano internacional. La razón del parecido es una consecuencia lógica, debido a que
aquellos le sirven de marco referencial. Al decir del kantianismo, estos derivados
pueden considerarse leyes a priori destiladas de valores a priori que son de carácter
absoluto y universal puesto que surgen, no de las necesidades humanas, sino de su
dignidad axiológica. Al respecto, la SEE (1997) sostiene que la educación es un derecho
permanente e irrenunciable del ser humano. Compaginado con el primer principio de la
educación internacional, este postulado arroja luz tocante a la esencia didáctica
3. dominicano. Según el organismo estatal, cada dominicano tiene derecho a una
educación integral que le permita el desarrollo de su propia individualidad y la
realización de una actividad socialmente útil; adecuada a su vocación y dentro de las
exigencias del interés nacional o local, sin ningún tipo de discriminación por razón de
raza, de sexo, de credo, de posición económica y social o de cualquiera otra naturaleza.
Establecida la línea ética del sistema educativo, la Secretaria destaca 16 principios de
alto rango que, al aproximarlos, guardan relación con el comentario de arriba. El primer
principio tiene que ver con el derecho pedagógico irrenunciable de cada persona, luego
vendrán cinco más, enfocados en el beneficio, respeto, cultura, desarrollo social y
patrimonio cristiano, familiar e histórico que debe ofrecerle al dominicano el asumir su
derecho.
El Estado está obligado a cumplir con los requerimientos de una educación moral, libre,
integral y saludable, además de cubrir los gastos en los cuales aquella pueda incurrir.
Tres principios cierran con broche de oro dicha presentación. El primero gira en torno a
lo gratuito de la educación dominicana; el segundo a la conexión popular que posee con
su pasado, y por último, a su carácter permanente. De aquí se puede realizar un
acercamiento a los fines que persigue la educación dominicana.
Díaz, N. (2010) aclara que la educación dominicana tiene como finalidad el
cumplimentar cada uno de los principios que ya estableciera con precisión. Para el
autor, sin estos fines, la educación dominicana solo sería una utópica propuesta.
Comentando dicho aserto, se puede dar una respuesta contundente al autor mencionado.
Sin dudarlo, los fines de la educación (distinguidos de sus propósitos), responden a una
necesidad amplísima: la de lograr fortalecer el nivel democrático decretado para la
pedagogía dominicana. Por esa razón, los fines didácticos tienden a ser tan necesarios
como los postulados fundamentales que la sostienen. La didáctica general dominicana
se caracteriza por estar bien reglamentada, con ideas bien logradas, pero con el defecto
de ser incumplida.
La respuesta dada a las interrogantes que aquello suscita se delinea correctamente
cuando se hace referencia a los mismos fines. Estos tienen como objetivo primordial
descargar al sistema educativo de su sentido utópico (tal y como lo redactara Díaz), para
conferirle cierto sabor de realidad. Llegados a este punto, se pueden enumerar los seis
4. fines destacados por las normas pedagógicas del sistema educativo dominicano, tal y
como las presenta Liz (2011). Entre los mismos figura el formar individuos libres,
patrióticos, familiares, con un apropiado conocimiento de su dignidad, identidad e
integración nacional con el objeto de que puedan desarrollar los valores humanos, así
como la capacidad productiva nacional. El cumplimiento de dichos fines está supeditado
al trazado de los propósitos que busca realizar el sistema. Es necesario, por lo tanto, que
se les contemple detenidamente.
Siguiendo las directrices de la Secretaria, los aspectos teleológicos de la educación
dominicana pueden dividirse en dos tipos de órdenes. En el primero se considera el ordo
vitae cualitatem (orden de la calidad de vida), y el segundo tiene que ver con el ordo
pedagogem (orden pedagógico). En cada uno de los renglones prescritos, los fines y
principios de la educación tienen su veraz cumplimiento. Según la SEE (1997), como
punto destacado del ordo vitae cualitatem se pide, como punto focal, promover la
conservación, el desarrollo y la difusión del patrimonio científico y tecnológico y de los
valores culturales del país y sus regiones, así como los universales, de tal modo que se
armonicen tradición e innovación.
Lo que implica dicha aseveración, puede comprenderse como un intento de fomentar, en
la población, una conciencia de la protección y aprovechamiento racional de los
recursos naturales, así como de la defensa de la calidad del ambiente y el equilibrio
ecológico. Esta conciencia puede incidir en tres ámbitos imprescindibles: el individuo,
primeramente, la familia, en segundo lugar, y finalmente, la comunidad.
Entendido esto, se pueden destacar los propósitos agrupados en torno a los dos tipos de
parámetros. En el orden de la calidad vital se hallan el propiciar la igualdad de
oportunidades, la confraternidad y la solidaridad. En el orden pedagógico, se hallan el
fortalecer la vida educativa, los buenos hábitos, el aprendizaje y el desarrollo de las
aptitudes. Con esto se comprueba que dichos propósitos conectan tanto a los fines como
a los principios, con los axiomas destacados en el plano universal.
Lo que se ha contemplado en este brevísimo ensayo ha sido el valor logístico del
sistema educativo dominicano. Para ello se ha seguido un cursus honorum que parte de
la presentación de los principios fundamentales de la educación global. En los mismos
se destaca el papel preponderante de la educación como derecho inalienable que posee
cada ser humano, por el simple hecho de serlo.
5. Al observar de cerca los principios básicos del sistema educativo dominicano, se
comprobó que los mismos dependen de los mismos puntos resaltados por los axiomas
internacionales. La educación dominicana es un derecho irrenunciable, axiológico,
normativo, permanente y gratuito al cual pueden acceder todos los dominicanos en
igualdad de condiciones.
Los fines trazados por el Sistema Curricular persiguen el desarrollo de dichos
principios, y para ello se han enfocado en formar al estudiante para que cumpla con sus
objetivos generales. El alumno necesita conocer sus derechos para que pueda recibir un
completo acceso a sus privilegios pedagógicos, sin ser interferido por ninguna potencia.
En este punto, el fin persigue al principio.
Por último, los propósitos trazados por el mismo sistema sirven de puente para la
consecución de dichos fines. La idea central que define a tales designios puede dividirse
en dos áreas: las que buscan desarrollar la calidad de vida, y las que se sostienen en base
a la mejora pedagógica. La meta final es lograr la integración de toda la logística
didáctica. En otras palabras, los propósitos se convierten en el puente por el cual se
alcanzan los fines, y estos últimos son el lazo que nos une a los principios. Cumplirlos,
sin duda, será el mayor logro en la construcción de nuestros sueños educacionales.
Bibliografía
Dewey, John (1944), Democracia y Educación (2 ed), The Free Press, Nashville, TN.
Díaz, N. (2010) Fundamentos de Orientación, Editorial Búho, Santo Domingo,
República Dominicana.
Liz, Roberto E. (2011), Diagnóstico de la Educación Superior en República
Dominicana, Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MEESCYT)
Santo Domingo, D. N.
Secretaria de Estado de Educación (SEE, 1997) Ley 66`97, Sobre la Educación General,
promulgada en el Congreso de Santo Domingo, República Dominicana.