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Cómo la situación del mercado genera una necesidad de comunicación social de las empresas
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Consecuencias de la SituaciónActual del Mercado
Como consecuencia de ello, los públicos buscan, también, establecer sus
relaciones de credibilidad y confianza con la organización productora (relación
Persona/Organización) y no sólo con el producto o servicio (relación
Persona/Producto). Se produce, así, una ampliación del campo de acción de las
organizaciones. La empresa se introduce en la sociedad no sólo como sujeto
económico activo, sino también como sujeto social actuante. Diversos autores
(Peninou, 1990; Regouby, 1989; Herreros, 1992; Ricarte, 1992; Capriotti, 1992)
han señalado como fundamental este cambio de status de la empresa en la
sociedad moderna. El reconocimiento de esta situación por parte de las
organizaciones ha hecho que éstas deban asumir nuevas responsabilidades
sociales. Así, en la actualidad, las organizaciones adquieren una importancia y
asumen unos compromisos que, en otros momentos históricos, correspondían a
instituciones sociales distintas. Por ejemplo, entran en el área de la educación, a
través de los convenios con instituciones de enseñanza como las universidades, o
en el ámbito de la cultura, por medio del mecenazgo o el patrocinio cultural.
La comunicación en las organizaciones se tiene que adaptar a estos cambios, y
por esta razón debe ir más allá de la comunicación específicamente comercial,
entrando en la esfera de lo social. O sea, la actual situación del mercado ha
generado una necesidad de comunicación basada en transmitir información
acerca de la propia empresa como sujeto social. Con el afianzamiento de esta
forma de comunicar también cambia la filosofía comunicativa de la organización.
El objetivo fundamental no es sólo obtener una porción o segmento del mercado
en el que trabaja la empresa, sino que tiene un cometido más amplio: la formación
de una actitud favorable de los públicos hacia la organización. Es decir, se pasa
de observar a los públicos como sujetos de consumo, para considerarlos
fundamentalmente como sujetos de opinión.
Una de las premisas fundamentales de esta concepción de la comunicación podría
expresarse de la siguiente manera: en una empresa todo comunica. Es decir, cada
manifestación de la entidad, sea ésta de carácter conductual o comunicativo,
puede ser considerada como un elemento de información para los individuos
receptores. Con ello, la comunicación de las empresas con sus públicos deja de
ser solamente los mensajes "simbólicos" elaborados por la propia empresa, para
incluir un nuevo elemento: la propia conducta de la empresa. Lo que los públicos
piensan de una empresa es el resultado de la comunicación, como también de su
experiencia y de la experiencia de los demás con la empresa.
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De esta manera, todo lo que la empresa hace adopta una dimensión comunicativa,
transmitiendo información sobre sí misma, sobre su personalidad.
Ante esta forma de presentación social y comunicativa de las organizaciones, los
individuos consideran a las empresas como un miembro más del tejido social, que
actúa y se comunica, con el cual se relacionan, interaccionan y que puede influir
en el devenir de sus asuntos.
De allí que los públicos realicen un proceso de personalización, de
antropomorfización de la empresa que, de acuerdo con Mucchielli (1977: 73-75),
es el resultado de un proceso psíquico particular: la transposición de cualidades y
defectos humanos a ciertos caracteres perceptibles de la empresa, que termina en
una individualización antropoide. Así, se percibe a una organización como joven-
vieja, grande-pequeña, eficiente-ineficiente, moderna-antigua, etc. Aaker y Myers
(1984: 254) se manifiestan en el mismo sentido que Mucchielli, afirmando que "(...)
cada marca [y cada empresa] (...) comienza a tomar una personalidad, o a fijar
significados, a través de la cual los consumidores la describen, recuerdan y
relacionan. Un producto [y una empresa], como una persona, es un objeto
complejo que puede describirse o caracterizarse de diversas maneras" [los
corchetes son míos].
Esta construcción mental de una empresa por parte de los públicos es lo que
podemos denominar como Imagen Corporativa de la Organización, la cual
condicionará, en mayor o menor medida, la forma en que los individuos se
relacionarán y actuarán con la compañía.