El documento habla sobre la importancia de adoptar una mirada integral del niño cuando está internado, considerando no solo su patología sino también sus potencialidades y aspectos sanos. Se enfatiza la necesidad de facilitar la comunicación y validar la experiencia del niño, infundiendo esperanza a través del diálogo. Además, el rol del profesional de la salud es actuar como facilitador de recursos para los padres y niños que favorezcan los procesos de salutogénesis.