Tanto el dar como el recibir una mala noticia es algo que no se desea. Las malas noticias impactan y hay que tomar en cuenta diferentes factores al ser portador de una mala noticia así como tener en cuenta ciertos recursos cuando nos toca recibirla.
La comunicación de las malas noticias es un acto ético, médico y legal, de absoluta importancia y trascendencia por lo que es recomendable tener una buena preparación para poder trasmitirlas de la mejor manera posible.
4. Malas noticias son aquellas que afectan negativamente a las
expectativas de la persona, pudiendo tratarse de:
Enfermedades crónicas: DM, HTA
Enfermedades progresivamente incapacitantes:
▪ Enfermedades degenerativas.
▪ Psicopatías progresivamente desestructurantes.
Enfermedades con pronóstico vital corto.
Diagnósticos inoportunos: Esguince de tobillo dos días antes de realizar
un viaje.
En definitiva, una mala noticia es un conflicto entre las
expectativas que tenía el paciente antes de recibirla y las
expectativas que ésta le proporciona.
La reacción del paciente ante una mala noticia depende de su edad,
obligaciones personales y profesionales, experiencia previa, etc.
5. Una mala noticia no
se refiere sólo al
riesgo de muerte,
sino también a la
implicación de
pérdida de
autonomía,
trastornos
cognitivos, y al
impacto social
6. De la visión del
enfermo
De sus
expectativas
De su estado
emocional
De sus
experiencias y
vivencias previas.
7. La mala noticia
siempre es mala.
No puedes cambiar la
realidad ni es
conveniente adornarla.
El objetivo no es evitar
el dolor sino dar la
noticia evitando un
mayor impacto
psicológico y facilitar
que se pueda asimilar
de forma más
equilibrada
8. Al dar una mala noticia
de forma adecuada, se
evita aumentar el dolor
de las víctimas y dejar al
afectado en un grave
estado de confusión e
incomprensión de lo
sucedido.
Es importante ofrecer
información de los pasos
necesarios que se debe
emprender desde ese
momento.
9. La forma en que se dan
las malas noticias
influye
significativamente en
la percepción que el
paciente tiene de su
enfermedad.
En la relación
médico-paciente a largo
plazo. En la
satisfacción de ambos.
10. Lo que más le importa al
paciente cuando recibe
malas noticias es:
Que el médico sea
competente, claro,
honesto y atento con él;
Que permita que se le
hagan las preguntas
necesarias;
Que proporcione un
diagnóstico concreto y
que pueda entender.
11. La familia va a ser el
principal soporte
emocional y físico del
paciente.
Se les deberá conceder el
protagonismo que ese
papel de cuidador
principal les confiere, e
intentar establecer una
alianza terapéutica en
lugar de una barrera
para la comunicación
con el paciente.
12. La mala noticia es un
hecho inevitable.
Es frecuente en la
práctica clínica de
todos los días.
Generan un gran
impacto emocional.
Es un acto humano
médico, ético, legal.
Y es importante la
formación en el tema.
13. Es un derecho que tiene el
paciente a controlar su
autonomía,
El principio de autonomía
exige el respeto a la
capacidad de decisión de las
personas, y el derecho a que
se respete su voluntad.
En relación a menores de
edad, discapacitados y
pacientes en estado crítico, la
decisión recae sobre los
familiares o tutores, y en su
ausencia, sobre el médico
principal responsable de su
atención.
14. Dar una mala
noticia es un acto
médico, ya que
este tipo de
noticias le
corresponde
exclusivamente
al médico.
16. Todos los profesionales de
la salud debieran estar
formados en dar malas
noticias, ya que los
objetivos principales de
dar malas noticias es:
Causar el mínimo
impacto necesario.
Preparar la relación
posterior con el paciente.
Y aportar apoyo humano
profesional
17.
18. Existen principios éticos generales que
deben ser identificados al tomar
decisiones en el manejo al final de la vida:
Preservación de la vida.
Alivio del sufrimiento.
“Primero, no hacer daño” (primum non
nocere).
Autonomía individual de cada paciente.
Concepto de justicia (Ej., distribución
justa de los recursos médicos).
19. LOS PRINCIPIOS
PRÁCTICOS SON CUATRO:
1. La verdadera
fuente de
autoridad reside
en el paciente o
sus encargados
legales.
20. 2. Establecer
comunicación efectiva
con el paciente (cuando
es posible) y con los
familiares cuando se
presenta una situación
de cuidados críticos,
donde el paciente y
familiares se encuentran
bajo un máximo nivel de
estrés, están temerosos
e intimidados.
21. 3. Establecer
tempranamente la
posición del
paciente o su
representante
legal acerca de la
decisión de negar
o suspender la
Terapia de apoyo
vital (TAV).
22. 4. Reconocimiento de
los derechos del
paciente:
• El derecho de un cuidado
considerado y
respetuoso.
• El derecho de autonomía.
• El derecho de escuchar la
verdad.
• El derecho de mantener
esperanza mientras el
enfoque no cambie.
• El derecho de estar en
control.
23. • El derecho de expresar
sentimientos y
emociones.
• El derecho de mantener
respeto a su
espiritualidad.
• El derecho de recibir
información sobre su
enfermedad.
• El derecho de recibir tanta
información como sea
necesaria sobre un
procedimiento o
tratamiento propuesto
como para tomar una
decisión basada en un
consentimiento informado.
• El derecho de participar
activamente en las
decisiones con respecto
al cuidado médico.
• El derecho de tener todos
los derechos de los
pacientes aplicados a la
persona que pueda tener
responsabilidad legal
para tomar decisiones
con respecto al cuidado
médico a favor del
paciente.
• El derecho de estar libre
de dolor.
• El derecho de no morir
solo.
24.
25. Lo primero y muy
importante es
estar
absolutamente
seguros de la
información que
se va a trasmitir.
26. Se deberán tomar en cuenta las normas
legales de cada país o estado y los protocolos
institucionales.
27. La interrelación del
equipo médico con la
familia es fundamental
y dentro de esta
comunicación se
recomienda seguir los
conceptos de Buckman
para dar malas
noticias:
28. Dirigirse con la verdad.
Emplear el escenario
adecuado para cada
paciente de acuerdo a su
grupo étnico, principios
morales, creencia religiosa,
etc.
Enterarse de lo que la
familia y el paciente saben
de la enfermedad y del
proceso de morir.
Descifrar qué es lo que
quiere el enfermo y la
familia.
Dar la información
necesaria y apropiada para
cada grupo.
Comprender los
sentimientos y necesidades
del enfermo y la familia.
Discutir y dejar
perfectamente claro el plan
a seguir.
29. Al informar al paciente y a su familia se debe intentar
que el lenguaje verbal, el paralenguaje y el lenguaje
no verbal sean coherentes.
La información debe darse utilizando frases cortas y
un vocabulario lo más neutro posible, asegurando así
la bidireccionalidad.
Es importante resumir los temas tratados al final de la
entrevista, siendo este momento final el adecuado
para dar toda la esperanza e información positiva de
que dispongamos, sin mentir.
30.
31. La mala noticia
afecta al enfermo
dependiendo de
diferentes factores
como la visión que
tiene el enfermo, sus
expectativas, su
estado emocional,
así como sus propias
experiencias y
vivencias previas.
32. Es importante dar al
enfermo o familiares
de éste, la oportunidad
de que pregunten, a
veces el paciente
manifiesta lo que
quiere saber, y hay
ocasiones en la que
sólo quiere saber la
verdad si la noticia es
buena, pero no cuando
es mala.
34. El dar una mala noticia al
médico le puede generar
miedo a lo desconocido
y al no sé, temor al fallo
terapéutico y a
problemas legales,
miedo a causar dolor,
dolor empático, miedo a
expresar emociones e
incluso miedo a la propia
muerte.
35. “Nadie ama al mensajero
que trae las malas
noticias”.
(Sófocles)
36. No es fácil ni agradable
dar una mala noticia,
pero tampoco lo es
recibirla, y ninguna
persona está exenta de
esto, estas noticias
relacionadas con la
enfermedad, el
accidente o la muerte,
no son fáciles de
asimilar, implican
procesos dolorosos y
llegan cuando no se
esperan generalmente.
37. O si son predecibles el
saber que es inminente
no le quita la parte de
dolor al acontecimiento,
y el no saber controlar
nuestras reacciones ante
los problemas o la
manera de canalizar la
emocionalidad puede
alterar la salud física y
emocional de quien
recibe la noticia y de
quienes le rodean.
38. Recibir una mala
noticia es algo para lo
que no nos
preparamos y que en
algún momento
tenemos que
enfrentar.
39.
40. Cada persona es única e
irrepetible, y los
acontecimientos y
circunstancias que se
implican en la mala
noticia también, no hay
reglas o lineamientos
específicos para
recibirlas, pero si se
pueden recibir de mejor
manera si tomamos en
cuenta lo siguiente:
41. Ser positivos y hacer a un lado los pensamientos negativos, esto no
significar negar la realidad, sino aterrizar en los hechos y no
adelantarse a lo que vendrá con pensamientos fatalistas o
pesimistas.
Es importante escuchar, preguntar, analizar, y ser consciente de la
gravedad de la noticia y pensar en las posibles soluciones evitando
caer en desesperación y controlar en lo posible el estrés.
¿Qué tanto se puede hacer para solucionar o mitigar el problema?
¿Qué tan grave es la mala noticia? ¿Quiénes y cuántos miembros
de la familia pueden llegar a afectarse?
Ante una situación de este tipo hay que respirar hondo, asimilar la
mala noticia, tomar consciencia de lo que ocurre y no reaccionar de
manera inmediata ni impulsiva pues este tipo de reacciones puede
afectar no sólo a la persona que recibe la noticia sino también a
quienes le rodean.
42. Es útil compartir la noticia
porque dos personas piensan
mejor y más que una sola.
Es recomendable tomar el
tiempo necesario para pensar
y explicar el problema de
manera clara y concisa, el
objetivo no es dejar a todos en
shock, sino buscar alternativas
para ejecutar planes de
acción, hacer equipo y repartir
responsabilidades, delegando
se reparte la carga emocional
que se encuentra presente en
esos momentos críticos.
43. Es importante expresar las
emociones y los sentimientos,
canalizarlas para evitar posteriores
consecuencias negativas en la
salud. No es malo sentir enojo,
tristeza, temor, impotencia, lo que no
es válido es soltar de golpe el coctel
emocional en contra de alguna otra
persona.
El llorar, el hablar, el desfogar de
alguna manera positiva todo esa
emocionalidad ayuda a despejar la
mente, a liberar dolor, estrés y
frustración. Llorar brinda tranquilidad,
el llanto ayuda a disminuir un poco el
dolor emocional y tiene muchos
beneficios para la salud.
44. . No dejar de hacer
rutina en medida de
lo posible.
Es importante actuar
en lo que dé a lugar
ante la mala noticia,
pero es importante no
dejar de alimentarse,
de descansar y hacer
lo que se pueda de las
actividades cotidianas.
45. Si después de un tiempo,
que se haya aplicado
terapia cognitivo-
conductual y autoayuda
se identifica que no se ha
podido sobrellevar la
mala noticia es
recomendable buscar
ayuda profesional, quien
ayudara a aliviar el dolor,
aceptar la realidad y
afrontar la vida.
46. El paciente y sus familiares pasan,
desde el momento de recepción de
la mala noticia, por diferentes fases
o etapas:
Embotamiento Afectivo: Cuesta
aceptar la realidad. Experimentan
pena y dolor.
Anhelo y búsqueda del ser perdido:
Predomina la rabia. Los
sentimientos predominantes son
miedo, ira, culpabilidad y
resentimiento.
Desorganización y desesperanza:
En esta fase sienten apatía, tristeza
y desinterés.
Reorganización de la vida:
Redefinición de sí mismo. Con el
tiempo va reapareciendo la
esperanza y la persona reconduce
su vida.
47.
48. El enfermo y la familia
son la unidad a tratar.
El objetivo debe ser
integrarla en
La familia tiene múltiples
miedos en relación con:
Sufrimiento del paciente.
Inseguridad de si tendrán
fácil acceso a la salud.
Dudas sobre su capacidad
de cuidarle.
Problemas que puede
haber en el momento de la
muerte
49. Dada la influencia que la
dinámica familiar puede
tener sobre el enfermo,
todo el equipo asistencial
debe trabajar:
Valorando si puede
emocionalmente y
prácticamente atender de
forma adecuada al enfermo.
Educando a la familia.
Dándole soporte práctico y
emocional.
Ayudándole en la
rehabilitación y
recomposición familiar.
50. Valoración inicial de la
familia:
Situación económica que
permita asumir costes que
se generan (y más si
alguien deja de trabajar).
Condiciones básicas de
habitabilidad y confort de
la vivienda (agua caliente,
calefacción, higiene).
Capacitación cultural para
comprender y ejecutar las
indicaciones sobre
tratamiento y cuidados.
51. Educación de la familia en
cuidados:
Alimentación.
Higiene.
Cuidados directos: Cambios
posturales, curas específicas,
hábitos de evacuación.
Administración de
medicamentos.
Pautas de actuación ante
posibles crisis.
Orientación para la
comunicación con el
enfermo.
52. Aconsejar sobre la
comunicación entre el paciente
y la familia:
Facilitar la expresión de
sentimientos.
Animar a expresar las
preocupaciones que produzcan
intranquilidad y los sentimientos
“negativos”: Ira, depresión, miedo,
ansiedad.
Analizar adecuadamente los
sentimientos.
Ayudar a prevenir sobreesfuerzo o
agotamiento.
Recordar la importancia de la
comunicación no verbal y la
expresión de emociones a través
del contacto.
53. Al paso del tiempo las
personas reflexivas y
analíticas descubren que
los acontecimientos de
sus vidas, en los que se
encuentra presente una
mala noticia han sido
oportunidad de
experiencia y
crecimiento personal.
54. Escarrabill Joan, “MALAS NOTICIAS EN LA PRÁCTICA CLÍNICA”, Side
Share, Barcelona, 2008. http://es.slideshare.net/jescarra/malas-noticias-
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Debromirova,Aisa. “COMUNICACIÓN DE MALAS NOTICIAS”, SideShare
2013
http://es.slideshare.net/aduyan/2013108-comunicacion-de-malas-
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Marín, “CÓMO DAR MALAS NOTICIAS”, SideShare, 2013.
http://es.slideshare.net/benjamin21/f-como-dar-malas-noticias
Vilar Puig, “ÉTICAY URGENCIAS MÉDICAS”, UNAM, 2003
http://www.facmed.unam.mx/sms/seam2k1/2003/ponencia_ago_2k3.ht
m
http://www.dgt.es/Galerias/seguridad-vial/unidad-de-victimas-de-
accidentes-de-trafico/aspectos-psicologicos/comunicar-malas-
noticias.pdf
http://mps1.minproteccionsocial.gov.co/evtmedica/linea%203.2/6.2com
unicacion.html