La planificación educativa consiste en un proceso continuo para establecer objetivos y medios óptimos para lograr las necesidades de los estudiantes y la sociedad. Incluye cuatro fases: 1) diagnóstico para evaluar el punto de partida, 2) establecer objetivos precisos y medibles, 3) seleccionar estrategias metodológicas adecuadas, y 4) prever la evaluación de competencias. Una planificación efectiva es flexible, objetiva, integral y continua.