La pintura gótica implicó un gran cambio con respecto a la románica debido a la estructura del templo gótico, el cual presentaba escasos espacios para pintura mural. La pintura gótica se desarrolló principalmente en vidrieras y códices miniados, pero alcanzó mayor importancia en la pintura sobre tabla, especialmente en retablos. Los pintores góticos buscaban adornar los edificios, evocar acontecimientos religiosos y desempeñar una labor pedagógica para los laicos. Con el
1. La pintura gótica
La pintura gótica implica un gran cambio respecto
a la románica, debido en gran parte a la peculiar estructura del templo
gótico, el cual presenta escasos espacios para ser pintados de forma
mural. La pintura gótica se desarrolló en la primera época sobre todo en
vidrieras y en códices miniados, pero donde alcanzó mayor importancia
y esplendor fue en la pintura en tabla y más concretamente con los
retablos.
La pintura en la Baja Edad Media debía cumplir tres objetivos
fundamentales; adornar el edificio, evocar los acontecimientos más
destacados y desempeñar una labor pedagógica. los dos primeros
están claros, sin embargo, el tercero tenía como fin enseñar en los muros
y vidrieras a los que no eran capaces de leer en los libros, en resumen
era la literatura de los laicos o la literatura de los incultos.
En la época del románico las artes habían estado al servicio,
principalmente, de las comunidades religiosas, pero con la llegada del
gótico, del avance del Císter y el patrocinio individual de las artes hizo
su aparición el coleccionismo. La mayoría de los artistas trabajaban por
encargo teniendo varios niveles de maestría. Los artistas de la realeza o
cortesanos eran los más importantes, pero no había que olvidar a los
artistas de la burguesía, que a partir de un determinado momento serán
los que alcancen mayor protagonismo.
El pintor era poco estimado en un primer momento y era
considerado uno más de la cuadrilla del maestro constructor. Durante
los siglos XIII y XIV era frecuente que los pintores fuesen también
escultores, pero en el siglo XV se hizo ya patente su especialización. Al
contrario que en el románico los pintores y artesanos se establecieron
en las ciudades donde demandaban sus servicios. El pintor en un
principio no era libre de realizar un trabajo determinado sino que solo
era un reproductor de unos modelos determinados asignados por el
comitente de la obra.
No sería hasta muy avanzada la época gótica cuando el pintor
fue libre de realizar sus propias obras. Los artistas empezaron a
agruparse en cofradías y gremios, por ejemplo los pintores florentinos del
2. comienzo del siglo XIV estaban agrupados con los médicos, botánicos y
comerciantes de especies. Más tarde se agruparon bajo el patrocinio
de san Lucas, ante la creencia de que había sido pintor. El artista se
formaba en los talleres, donde el maestro les enseñaba las técnica para
que posteriormente le ayudarse en el proceso de ejecución de la obra.
De aquí salían obras para una clientela privada cada vez más
importante; no solo para príncipes, obispos o miembros de familias
nobiliarias sino también para miembros de la burguesía e incluso para
las propias cofradías y gremios que encargaban obras de pintura o
escultura para decorar las capillas de las iglesias y catedrales que
subvencionaban.
Iconográficamente la pintura gótica hizo algunos cambios y
aportaciones importantes, como por ejemplo la de humanizar la
religión. A Jesús se le empezó a representar no como figura que preside
el Juicio Final, entre nubes y ángeles, sino con los pies en los suelos,
como hombre. Los temas preferidos de los teólogos en esta etapa
fueron el Árbol de Jessé, la Anunciación, la Natividad o la Última Cena.
En cuanto a la iconografía mariana, la Virgen deja de ser el Trono de
Dios y pasa a ser Madre; muchas de las catedrales de Europa están
bajo la advocación de María. Con relación a los santos se solían
representar su vida, martirio y muerte, así como los milagros que se les
atribuían, para que de esa forma sirviesen de modelo a los fieles. Estas
narraciones se solían tomar de los relatos hagiográficos tomados en su
mayoría de la Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine. Para el hombre
medieval, la figura de los santos era algo muy importante ya que eran
sus valedores contra el trabajo, las enfermedades y otros males. Los más
representados llegaron a distinguirse por su fisonomía y sobre todo por
unos atributos que los hacia inmediatamente reconocibles. La
iconografía de carácter militar se representó mas bien dentro de la
pintura mural con grande escenas de caballería. También fueron
representadas escenas de la muerte, que a medida que transcurría el
tiempo se fueron haciendo más macabras. En la pintura de esta etapa
gótica se realizaron grandes avances en dos géneros. El primero fue el
retrato que llego a su auge en el siglo XV; por lo general eran retratos de
personajes religiosos y donantes. El segundo es el paisaje, siempre como
fondo y muy lejos de su autonomía como genero pictórico.
Con la llegada de la arquitectura gótica las técnicas de
construcción variaron considerablemente; se pasó de los muros anchos
y poco iluminados a todo lo contrario. Una característica que tiene el
gótico es su luminosidad por la gran cantidad de vanos que tiene; por
ellos pasa la luz y a esa luz había que darle color. Las vidrieras, que ya se
habían utilizado, aunque en escala mucho menor en la época
románica, fueron la primera aportación pictórica del gótico, de hecho,
el estilo de las vidrieras influyó en gran medida en las primeras
3. miniaturas, marcando algunos de los rasgos estilisticos del llamado
«gótico lineal».
A medida que la pintura mural iba decayendo proliferó en esta época
el despegue de la pintura sobre tabla y más concretamente el retablo.
En el se representaban a los santos en el centro con escenas de su vida
en los laterales o en la predela.
Para tener una mejor visión de la pintura gótica es necesario
hacer una clasificación cronológica, por estilos y por países que nos
facilite su estudio.
El primer periodo es el denominado gótico lineal (1200-1330) cuyos
orígenes están en Francia. En torno al año 1200 surge una corriente
bizantina caracterizada por tener un dibujo sinuoso y dinámico al que se
le llamó estilo 1200. A medida que transcurre el siglo XIII la miniatura va
adquiriendo mayor importancia. Los scriptoria monásticos dejan de ser
los principales centros emisores, y son sustituidos por talleres ubicados en
las ciudades. Con la aparición de las universidades la demanda de
libros fue mayor, siendo París el principal centro de distribución de
manuscritos; también influyó mucho la venta privada de libros como
salterios, libros de horas y Biblias moralizadas.
El segundo periodo se conoce como estilo italo-gótico (1300-
1400), surge en las ciudades italiana durante la primera mitad del siglo
XIV. Sus orígenes hay que buscarlos en una tradición bizantina que se
mantuvo en Italia a lo largo del siglo XIII, coincidiendo con el gótico
lineal en Europa.
El tercer periodo es el llamado estilo Internacional (1350-1440) que
partiendo de la difusión de la pintura del Trecento en Aviñón, será el
estilo dominante en las principales cortes Europeas.
El cuarto y último periodo de la pintura gótica se conoce como
etapa flamenca. Es la pintura que se lleva a cabo en las ciudades de
los Países Bajos, fundamentalmente en Flandes, durante el siglo XV. Una
característica de esta pintura es el realismo, el detalle y la minuciosidad
de sus obras, teniendo importantes repercusiones en la pintura hispano-
flamenca.
VIDRIERAS GÓTICAS
Para el conocimiento de su técnica una de las fuentes principales son
los escritos del monje Teófilo en su tratado Schedula diversarum artium
realizado hacia el año 1100, recoge el proceso de elaboración de la
vidriera, cuyas fases de fabricación son las siguientes: boceto, cartón,
coloración, corte, pintura, cocción, emplomado y colocación.
4. Boceto: Es el primer paso que hay que dar y consiste en hacer un dibujo
a escala muy reducida de la forma de la vidriera con una
representación, lo más precisa posible, de los personajes, decoración,
colores y emplazamiento de la armadura que ha de sostener los
paneles que forman la vidriera. Cartón: En este proceso, el artista
agranda el modelo al tamaño definitivo, panel por panel,, junto con
todos los detalles del trazado de los plomos, figuras y ornamentación.
Todo cambio de color implica un plomo de separación y cada
tonalidad se indica con una letra. En tiempos de Teófilo se servían de
una tabla de madera, blanqueada con yeso, sobre la que se trazaban
todas las líneas necesarias con un grafito y con pintura roja o negra. A
partir del siglo XV se hace sobre cartón, pergamino, tela o
papel. Coloración: Es la fase en la que se escogen las laminas de
vidrios, a partir de las indicaciones de colores transportadas sobre el
cartón. Corte: El vidrio escogido se pone sobre el patrón y es cortado
con hierro candente, humedeciendo la hendidura para facilitar el corte.
Las irregularidades se corrigen posteriormente con la ayuda de una
pieza llamada grujidor. Desde finales del siglo XV el uso del diamante
simplifico esta operación. Pintura: Aquí es donde se ve la maestría del
artista, no solo importa la calidad técnica sino que también es
importante la cantidad de pintura empleada ya que una sobrecarga
oscurecería el vidrio. Cocción: Para fijar la pintura es preciso someter
las piezas pintadas a una temperatura de 500 a 600 grados que le
permiten mezclarse bien con el vidrio. Emplomado: Terminada la
cocción, las piezas frías se disponen para ser ensambladas y formar los
paneles, estos se insertan en varillas de plomo y que tienen forma de
5. "H". Colocación: Finalmente los paneles se colocan en el armazón,
compuesto de barras de hierro en forma de "T".
Fuente: http://www.catedralesgoticas.es/go_pintura.php