El presente ensayo se basa en el artículo de Réme (2005) “El mercado de los economistas y el mercado de los sociólogos”, el cual argumenta según Remé que la diferencia entre economistas y sociólogos no reside tanto en la manera de concebir el comportamiento mercantil y el lugar que ocupa la racionalidad en el mercado como al tipo de organización social que suponen sus modelos respectivos.
1. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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EL MERCADO PARA LA
ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
Ensayo 4: 18/2/2016
UNIVERSIDAD GALILEO
FACULTAD DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INDUSTRIA
DOCTORADO EN ADMINISTRACIÓN CON ESPECILIADAD
EN ALTO DESEMPEÑO
ARQ. ALVARO COUTIÑO G.
Carnet: 1300-4394
2. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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El presente ensayo se basa en el artículo de Réme (2005) “El mercado de los economistas y el
mercado de los sociólogos”, el cual argumenta según Remé que “la diferencia entre economistas
y sociólogos no reside tanto en la manera de concebir el comportamiento mercantil y el lugar que
ocupa la racionalidad en el mercado como al tipo de organización social que suponen sus modelos
respectivos” (p. 15).
Por lo tanto, al inicio del presente ensayo, se abordan las definiciones y conceptos que se
consideran más importantes para ayudar al lector en la comprensión del tema a tratar, para
continuar así con la primera parte y partes siguientes del presente ensayo, el cual se aborda el tema:
“Mercado y Teoría económica, en la segunda parte, “Mercado perfecto y normas”, en la tercera
parte, “Mercado y regateo”, en la cuarta parte, “Mercado, regateo y teoría sociológica”, en la
quinta parte: Mercado y redes”, en la sexta parte: “Mercado e incertidumbre: Harrison White”, y
finalmente en la séptima parte: Mercados y estabilidad estructural”, para terminar con las
conclusiones del ensayo.
De ahí que, como primer punto, ¿qué es el mercado?
Según Piloña (2013) se refiere al “Ámbito social que propicia las condiciones para el
intercambio” (p. 83). Es decir, debe interpretarse como: la institución u organización social a
través de la cual los oferentes (productores o vendedores) y demandantes (consumidores o
compradores) de un determinado bien o servicio, entran en estrecha relación comercial a fin de
realizar abundantes transacciones y bajo estas condiciones establecer el precio del mismo.
Además, para Samuelson y Nordhaus (1999) mercado lo definen como “un mecanismo por
medio del cual los compradores y los vendedores de un bien o servicio determinan conjuntamente
su precio y cantidad” (p. 27).
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Ahora bien, según Réme (2005), ¿Cuál es la diferencia entre las dos disciplinas?
Por un lado, los sociólogos según Réme (2005), lo que les interesa es la forma de organización
social que da marco a esos intercambios, es decir, tratan de explicar el funcionamiento real del
mercado; por otro lado, los economistas, lo que les interesa es la forma de cómo debería funcionar
para que sea eficiente, es decir, a la importancia que se da la racionalidad. En consecuencia, según
Réme (2005) ambos lo conciben de manera distinta.
Así, los modelos economistas según Réme (2005), lo concibe cómo debería ser para que las
transacciones sean eficientes, es decir, la eficiencia en el sentido Pareto, según Samuelson y
Nordhaus (1999), se refiere a “cuando no es posible reorganizar la producción o el consumo de
tal manera que aumente la satisfacción de una persona sin reducir la de otra” (p. 272). En otras
palabras, una situación eficiente es aquella en la que no es posible mejorar el bienestar de ninguna
persona sin empeorar el de alguna otra.
Mientras que los modelos sociológicos según Réme (2005), se construyen a partir de la
observación de los mercados tal como son. Es decir, para Simmel, la acción recíproca entre
individuos integrada de forma y contenidos; para Weber, se basa en el criterio de la objetividad,
al estudiar la realidad, es decir, en la comprensión causal; para Durkheim, la comprensión de los
hechos sociales los cuales solo pueden ser captados a través de la observación. Sin embargo los
mercados modernos para Simmel, pasan a de ser dominantemente asociativos, a ser
dominantemente disociativos, pues ya no es necesario que el comprador y el vendedor participen
conjuntamente en el diseño.
En consecuencia, según Herranz (2008), el consumo adquiere un carácter impersonal y permite
el abaratamiento de los bienes (p. 273). Es decir, de lo expuesto anteriormente se deduce
4. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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claramente que la semejanza entre la sociología y la economía radica en que el objeto de estudio
es el mismo, les interesa la misma realidad social, los mismos fenómenos; es en el análisis donde
se establece la diferencia, ya que ambas ciencias miran el fenómeno desde ángulos distintos y le
dan explicaciones diversas. A la vez, es durante el estudio que ambas disciplinas interactúan
estableciendo así una relación según Schumpeter (1954), de fertilización cruzada. De ahí que, la
economía se convierta en una plataforma para comprender a la sociedad.
Primera parte: Mercado y teoría económica.
Ahora bien, como siguiente punto, es su artículo Remé (2005) incursiona en el tema “Mercado
y Teoría económica” el cuál, según Remé, por teoría económica se entiende la teoría dominante,
la neoclásica, construida alrededor del modelo de equilibrio general. Sim embargo, para Réme, en
la literatura reciente, el principal trabajo sobre el tema del mercado es la R. Swedberg, que en un
artículo titulado “Los mercados como estructuras sociales”. De ahí que, para Swedberg (1994), El
mercado representa una de las instituciones económicas más importantes de la sociedad
contemporánea, es decir, el mercado para Swedberg, representa un tipo de estructura social, la cual
se puede definir de varias maneras, pero lo que normalmente se entiende por este término es algún
tipo de interacciones recurrentes y/o modelos entre los agentes que se mantienen a través de
sanciones. Es más, según Swedberg, el mercado no significa sólo un lugar para definir los
mecanismos de formulación de precios, él se refiere más bien a un enfoque más útil para ver a los
mercados en términos de intercambio, el cual se concibe en un sentido amplio, y define el mercado
como una "institución social que facilita el intercambio" (p. 255).
5. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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Segunda parte: Mercado perfecto y normas.
Otro tema que debemos abordar en el artículo de Réme (2005), es el que afirma que para saber
“qué es el mercado para la teoría económica es necesario examinar sus modelos, empezando por
el que describe el mercado por excelencia, en el caso ideal: el modelo de competencia perfecta”
(p. 17).
Por lo tanto, según Méndez (2009), se refiere a cuando existe un gran número de compradores
y vendedores de una mercancía, se ofrecen productos similares, existe libertad absoluta para los
compradores y vendedores, y no hay control sobre los precios ni reglamentos para fijarlos. Por ello
el precio de equilibrio se da cuando la cantidad ofrecida es igual a la cantidad demandada (p. 328).
Ahora bien, según Réme (2005) en su artículo hace referencia a que “la importancia que se
concede a este modelo tan alejado de la idea usual de mercado se debe al carácter óptimo de sus
equilibrios, que convierte estados deseables en normas” (p. 17). Es decir, para Réme (2005), el
mercado perfecto hace referencia a lo que sucede efectivamente, aunque sea en un contexto
idealizado.
Además, para Remé (2005), los objetivos de la teoría económica sería establecer las condiciones
de la perfección, y en caso de que no se cumplan algunas de esas condiciones, encontrar la manera
de eliminar las imperfecciones que lo impiden. Es decir, pretenden explicar los aspectos de la
realidad económica y en caso que no se cumplan encontrar la manera de eliminar las
'imperfecciones' que lo impiden. En consecuencia, para Réme, “se formula y desarrolla con el fin
de establecer o reestablecer las condiciones de competencia perfecta” (p. 18).
No obstante, algunos teóricos como Kreps (1990), reconocen que el marco de competencia
perfecta, como representación de un sistema de mercados, es problemático. Es decir, es irrealista,
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por tanto, no todos los mercados son eficientes en el sentido de que no en todos ellos existen unas
condiciones técnicas llamadas de competencia perfecta.
Así, para Samuelson y Nordstrom (1999), los mercados eficientes o de competencia perfecta,
son aquellos en los que se asume que existen tantos vendedores como compradores de un mismo
bien o servicio que ninguno de ellos, actuando independientemente, puede influir sobre la
determinación del precio y que éste a su vez, está dado y es fijado por las mismas fuerzas del
mercado (p. 276), donde la competencia perfecta es una representación idealizada de los mercados
de bienes y de servicios en la que la interacción recíproca de la oferta y la demanda determina el
precio.
Ahora bien, en el artículo, Réme (2005), a modo de ejemplo, relata un modelo de David Kreps,
en donde los mercados funcionan por separado o los intercambios se realizan directamente entre
individuos. Es decir, un modelo de intercambio mutuamente ventajoso, que se realiza infinidad de
veces, el cual nadie tiene derecho a consumir lo que tiene, ni a irse, hasta que el proceso haya
terminado.
Por lo tanto, es para Kreps, un modelo más realista que el de la componteada perfecta. En
consecuencia, según Réme (2005), “todo modelo en el que los individuos puedan mejorar su
situación, aumentar su ganancia, por medio del intercambio supone una forma de organización
más o menos elaborada, especialmente para superar la indeterminación inherente a toda situación
de regateo” (p. 19).
Tercera parte: Mercado y Regateo.
Otro tema que se abordó en el artículo de Réme (2005), es el relacionado como el mercado y
regateo. Así, para Réme, una condición necesaria para que se realicen las transacciones
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comerciales entre los individuos es que cada parte tenga un interés, es decir, que sean mutuamente
ventajosas. En otras palabras, para que los mercados sean efectivos es necesarios que los
individuos tengan un interés.
Ahora bien, para Réme (2005), el problema teórico y práctico residual es el que se refiere a la
distribución de la ganancia producto del intercambio. Así, si las relaciones entre individuos son
directas, sin mediación, habrá regateo y cada parte buscará obtener la parte más favorable posible.
Sin embargo, el resultado de este regateo es indeterminado.
Sin embargo, para Walras, en su teoría del equilibrio económico general, la economía está
formada por una pluralidad de sujetos que están presentes en el mercado ya sea como
consumidores, como oferentes de servicios productivos, o como empresarios. (Como se citó en
Screpani y Zamagni, 1997).
Por lo tanto, según Walras, el proceso económico, nace del encuentro, en el mercado, de estos
distintos sujetos, en donde los servicios productivos son adquiridos por los empresarios y
transformados en bienes los que a su vez son adquiridos, o bien por otros empresarios, que se
sirven de ellos con fines productivos, o bien por los consumidores finales. Así, estos últimos son
aquellos que han proporcionado los servicios productivos a los empresarios y que compran los
bienes producidos por ellos, gastando la renta que han obtenido a cambio de dichos servicios
productivos. (Como se citó en Screpani y Zamagni, 1997).
Así, en este modelo no existe el concepto de clase social, lo que existían eran dos grupos de
individuos diferenciados entre sí: el de los consumidores y el de los empresarios, y la diferencia
se basaba únicamente en la diversidad de las decisiones que estaban llamados a tomar. Por lo tanto,
para Walras, el análisis económico no tenía ni podía tener ningún vínculo con las medidas de
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política económica. Así según Walras, “hay que mantener diferenciados el plano normativo, lo
que debería de ser, es decir, normas y leyes; y el plano positivo, es decir, economía de lo que es,
como descriptor de los fenómenos económicos”. (Como se citó en Screpani y Zamagni, 1997).
Ahora bien, según Réme (2005) Edgeworth rechazó la solución walrasiana, según Álvarez
(2010), con respecto al tomador de precios-walrasiana (p. 12), y que pone el acento en las
coaliciones que pueden hacer los agentes (pp.19-20). Así, según Edgeworth, “el conjunto de
acciones disponibles para los individuos se sustituyen por las acciones de una coalición” (como se
citó en Álvarez, 2010, p. 9).
Además, para Réme (2005), John Nash propuso una solución ingeniosa, que cumpliría algunas
condiciones razonables, como la eficiencia, óptimo de Pareto, y la simetría, en la cual se refiere
según Nash (2002), “a una situación de la negociación de dos personas implica dos individuos que
tienen la oportunidad de colaborar en beneficio mutuo en más de una forma. Así, ninguna acción
tomada por uno de los individuos sin el contenido de la otra puede afectar el bienestar de la otra”
(p. 15).
Así, según Réme (2005), “esta solución se situó desde el comienzo en una perspectiva
normativa, puesto que preconiza lo que deben hacer las partes si respetan estas condiciones, y no
lo que hacen o harían en una situación real de regateo” (p. 20).
En general según Réme (2005), para utilizar las técnicas de la teoría de juegos es preciso definir
de forma clara y precisa las reglas del juego. Así para Kreps (1990b), “el punto de la teoría de
juegos es para ayudar a los economistas a entender y predecir lo que ocurrirá en el entorno de la
economía” (p. 7). En consecuencia, para Kreps (1990b) “el estudio de las interacciones de las
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personas idealmente racionales, si se usa con prudencia, puede ayudar a nuestra comprensión del
comportamiento de los individuos reales” (p. 7).
Sin embargo, para Réme (2005), la teoría de juegos junto a la teoría neoclásica, se refiere a lo
que pueden ser comportamientos racionales en situaciones de interacción de decisiones de
individuos conscientes de la existencia de esas interacciones (p. 21).
Por lo tanto, para Réme (2005), el hecho de postular que cada quien busca la mayor ganancia
posible, no permite concluir qué es lo que va a pasar. Lo que significa que según Réme, estamos
frente a una indeterminación. Así, según Réme, para superarla es necesario imponer restricciones
o condiciones adicionales. Ese es, por ejemplo, el papel de las reglas, de las costumbres, las
tradiciones y otros factores extra económicos que no dependen de las decisiones de los individuos
involucrados (p. 21).
En consecuencia, para Réme (2005) ¿De qué manera el teórico toma en cuenta estos factores
en la elaboración de sus modelos?
Los economistas y los sociólogos dan respuestas totalmente diferentes a esta pregunta: los
economistas tienden a elegir las reglas y el marco institucional pensando en lo que debería ser
una buena solución (eficiente), los sociólogos lo hacen más bien recurriendo a factores 'extra
económicos, y a su evolución en los diversos contextos donde tienen lugar las relaciones
comerciales, a las que suelen calificar como, concretas; porque son el resultado de la
observación o de encuestas empíricas. (p. 21).
Es decir, según White (1981) “Los mercados son estructuras sociales que se desempeñan papeles a
partir de observaciones de cada comportamiento del otro” (p. 517). Es decir, según White, “lo hace
una empresa en un mercado es mirar a la competencia en términos observables” (p. 517).
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Cuarta Parte: Mercado, regateo y teoría sociológica.
Otro tema que se abordó en el artículo de Réme (2005), se refiere al mercado, regateo y teoría
sociológica.
Según Réme (2005), “El mercado o las relaciones comerciales no han sido tradicionalmente
objeto de estudio de la sociología” (p. 21). Sin embargo, existen aportaciones sobre el tema como
las realizadas por académicos como: Weber, Durkheim, Simiand, Jorion, Garcia-Parpet, y Mill.
De ahí que, el mercado según Weber, se refiere a “los intereses en el mercado orientan su acción,
que es medio, por determinados intereses económicos propios, típicos y subjetivos, que
representan el fin” (p. 24).
Es decir, Weber se refiere al cambio estrictamente racional con arreglo a fines y libremente
pactado en el mercado” (p. 33). Por lo tanto, (como se citó en, Trujillo y Álvarez, 2010) para
Weber, las relaciones que se daban entre comunidades dieron paso a al cambio de sociedades
cerradas a sociedades abiertas. De ahí surgió según Weber una transición del mercado en aspectos
como:
La existencia de un seguimiento calculado al flujo de las mercancías;
La aparición y formalización de la economía como medio para controlar la dinámica de
compra y venta de mercancías;
La confrontación entre los comerciantes extranjeros y los comerciantes locales;
El tránsito hacia una legislación que definió los mecanismos de operación de los
diversos agentes participantes en las actividades de la compra y la venta
El nacimiento de la figura del consumidor
La estructuración de una burocracia encargada del manejo comercial.
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En consecuencia, estos seis eventos son resaltados por Weber (2001) como los pilares que
llevaron a la aparición y consolidación del sistema de mercado moderno (pp. 147-148).
Además, según Durkheim se refiere a la importancia para el mercado y el intercambio de la
existencia de regulaciones como un factor necesario para su desarrollo, y a medida que la división
del trabajo y la especialización por industrias y profesiones se volviese más compleja y
diferenciada.
Por lo tanto, estas normas permiten reducir la incertidumbre y las limitaciones del contrato
(como se citó en Herranz, 2011, p. 81). Así, según Durkheim, el desarrollo de la división del trabajo
y la expansión de los mercados se acompaña por un lado de vacíos normativos y por otro de la
presencia de situaciones, de normas o de acuerdos que se consideran injustos. En consecuencia,
para Durkeim, la justicia forman parte de las preocupaciones con relación a la organización social
de los mercados (cómo se citó en Herranz, 2011, p. 81).
Además, según Valcarce (2012), son espacios socialmente establecidos de circulación de bienes
y servicios. Por lo tanto, según Valcarce, los mercados no son solamente sistemas de interacción
que se construyen en el marco de instituciones sociales, políticas y culturales, sino que ellos
mismos son hechos sociales (p. 22). Es decir, para Valcarce, “los agentes que producen los
mercados están vinculados por lazos objetivos y permanentes que se organizan según principios
relacionales” (p. 22).
Además, para White (1981), los mercados no son espacios atomizados y fragmentados donde
la oferta y la demanda las constituye un elevado número de compradores y vendedores sin que
ninguno ejerza una posición que le permita influir en el equilibrio del mercado, es decir
atomizados. Por el contrario, son sistemas de relaciones competitivas entre productores que se
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conocen y se observan recíprocamente. Así, según White, los productores no se comprometen
en puras luchas de precios, sino que pretenden estabilizar su posición respecto a otros agentes
y encontrar nichos que les permitan sobrevivir.
Además, para Fligstein (2001), el funcionamiento concreto de los mercados particulares se
basa en instituciones no mercantiles: la propiedad, las estructuras de gobernanza, las
concepciones del control y las reglas de intercambio. Es decir, para Fligstein, “la formación
de los mercados forma parte del proceso de construcción del Estado” (p. 304).
Además, para Bordiú (2000), el Estado contribuye a la construcción social de los mercados
por la reglamentación de la producción y por la creación tanto de la oferta como de la demanda.
Así como también, por medio de la instauración de normas jurídicas generales y específicas,
las autoridades públicas contribuyen a moldear la producción, el consumo y los intercambios
mercantiles (como se citó en Valcarce, 2012, p. 20).
Además, para Dobbin, la acción del Estado moldea de manera directa o indirecta la
competencia y la organización de las empresas. (Como se citó en Valcarce, 2012, p. 21).
Asimismo, en el artículo Réme (2005), hace referencia al mercado de subastas a la holandesa.
Es decir, más concretamente al del caso de las fresas propuesto por García-Parpet, mediante el
cual el vendedor propone inicialmente un precio alto, que él estima, para un lote dado y preciso de
productos en este caso fresas. Así, si nadie lo toma, este precio se reduce progresivamente hasta
que alguien lo acepte y adquiera el lote ofrecido.
En consecuencia, según Réme, este caso sería una aplicación del modelo de mercado perfecto,
el cual como ya se observó con anterioridad, se refiere a aquel en que las fuerzas de la oferta y la
demanda pueden actuar libremente y que reúnen todas las condiciones de competencia perfecta.
13. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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Sin embargo, según Réme, “la formación de precios en competencia no se basa en un sistema de
subastas: los precios son siempre propuestos por el subastador, que en el mercado de fresas se
llama vendedor y los agentes se limitan a hacer ofertas a ese precio” (p. 23).
Además, según Réme (2005), “la existencia de redes de relaciones interpersonales o de
producción puede también cumplir un papel importante para superar la indeterminación del
regateo” (p. 23). Es decir, los mercados se constituyen como sistemas de relaciones sociales
en los cuales se producen regateos, evaluaciones, apreciaciones, descripciones, teorías, y
cálculos.
Quinta parte: Mercados y redes
Otro tema que se abordó en el artículo de Réme (2005), se refiere a los mercados y redes.
Así, según Réme (2005), la nueva sociología económica empieza a dar atención al problema de
la forma de las relaciones sociales en economía gracias al desarrollo del análisis de redes sociales
fundado por Harrison White, el cual sostiene según Lorraine y White (1971), que para
“comprender las interrelaciones entre las relaciones dentro de los grupos sociales concretos. Se
buscó la estructura social, no los tipos ideales, aunque estos últimos son relevantes para las
interrelaciones entre las relaciones” (p. 49).
Es decir, para Lorraine y White, es a partir de una red social detallada, que los patrones de las
relaciones globales se pueden extraer, así, las clases de individuos pueden ser identificados (p. 49).
Así como también, White, Boorman y Breiger (1976), se refieren a “que la solidaridad orgánica
de un sistema social no se basa en el conocimiento de los hombres, sino más bien en el bloqueo y
la interacción de las relaciones sociales objetivamente definibles” (p. 1441).
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Por lo tanto, para Réme (2005), afirma que “las redes de relaciones entre personas influyen en
las relaciones comerciales” (p. 24). Sim embargo, en su artículo Réme (2005) argumenta que Mark
Granovetter es el autor que más ha contribuido a este renovado interés de los sociólogos por los
asuntos económicos, especialmente en las relaciones comerciales.
En consecuencia, según Granovetter (1985), “las interacciones entre las personas asumen un
comportamiento racional, guiado por el interés personal, afectado mínimamente por las relaciones
sociales, y que en las sociedades pre mercado, este comportamiento se ha reducido con la
modernización” (p. 482).
Además, para Granovetter (1985), en las sociedades industriales modernas, la mayoría de la
acción económica está incrustado en las estructuras de las relaciones sociales. Así, según
Granovetter, las teorías económicas tradicionales tienen dos puntos de vista sub y sobre
socializados de la concepción de la acción económica y de las decisiones que se funden en su
concepción de los actores económicos separados de su contexto social (como se citó en Valcarce,
2012). Es decir, las personas guían sus decisiones en función de las interacciones con las personas.
Por lo tanto, para Granovetter, las relaciones sociales juegan papeles de fricción y perturbadores
en el mercado. Es decir, hay un lugar y necesidad de la sociología en el estudio de la vida
económica. En general, para Granovetter, las estructuras sociales influencian el mercado y
muestra específicamente cómo las relaciones de negocios se entrelazan con las relaciones y las
redes sociales y personales.
De ahí que, (como se citó en Valcarce, 2012), “la importancia del capital social de los
empresarios son determinantes en el momento de crear una actividad comercial o fundar una
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empresa” (p. 6). Así, el desempeño y la eficiencia de las empresas depende en gran medida
de las relaciones que sus dirigentes establecen en el mercado.
Para Neil Fligstein considera a los mercados como sistemas de relaciones sociales (como
se citó en Valcarce, 2012, p. 23). Es decir, según Valcarce, los mercados son el resultado de las
relaciones de fuerza entre los actores, así, los mercados se organizan como espacios de lucha, en
torno a precios y movilizados por la maximización de los beneficios (p. 24). De igual forma, para
Zelizer (1994), “los mercados son productos sociales” (“el dinero”, párr. 3).
Ahora bien, según Valcarce (2012), las relaciones entre vendedores y compradores, se ha
señalado a menudo que suelen estar limitadas por vínculos personales o por lealtades entre
organizaciones, así estas interacciones de los empresarios, integradas con los responsables
comerciales o los vendedores con los clientes potenciales, el capital económico, la cartera de
clientes, la reputación de los dirigentes y el reconocimiento por las autoridades públicas se
convierten en un “capital simbólico”, es decir, en una “imagen” de marca valorizada en el mercado
(p. 24). Esto según Valcarce, está relacionado con la “confianza”, lo cual es uno de los
fundamentos principales de los intercambios económicos (p. 24).
Así como también, para Valcarce, “la moral y saber son dos componentes fundamentales en la
construcción de los mercados: no se trata de factores externos, o de meras fuerzas exógenas que
moldean los mercados, sino de elementos constitutivos de las operaciones mercantiles” (p. 26). Es
así como, para Valcarce, se puede afirmar que “el establecimiento de un mercado es a la vez un
hecho socioeconómico y un hecho cultural” (p. 28).
Por lo tanto, desde esta perspectiva, según Callon y Muniesa (2005) “los mercados son
dispositivos colectivos que permiten alcanzar compromisos, no solamente sobre los bienes que
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han de producirse y distribuirse sino también sobre el valor que ha de atribuírseles” (p. 3). En
consecuencia, desde una perspectiva multidimensional, según Valcarce (2012), los mercados son
sistemas de relaciones sociales que entrañan la participación de los empresarios y sus empresas,
pero también de los clientes que compran sus productos o servicios, de los poderes públicos que
participan indirectamente como reguladores de las actividades económicas y directamente como
productores de ciertos bienes, insumos o capacidades, o bien como compradores de bienes y
servicios. Por lo tanto, los mercados funcionan de acuerdo a lógicas que no pueden ser agotadas
por los modelos abstractos y universales de la ciencia económica convencional (p. 31).
Sexta parte: Mercados e incertidumbre: Harrison White.
Otro tema que se abordó en el artículo de Réme (2005), se refiere a los mercados e
incertidumbre: Harrison White. Por lo tanto, según Debreu (1959), la incertidumbre determinan
los conjuntos de consumo, las producciones conjuntos, y los recursos de la economía (p. 98). Así
para Réme, la incertidumbre está relacionada con el comportamiento de los demás, es decir, es una
consecuencia de las elecciones individuales, y no independiente de ellas (p. 26).
En el artículo de Réme (2005), hace énfasis en que en un mundo de incertidumbre sería muy
difícil el tomar decisiones, y estaría cerca de la parálisis. Por lo tanto, según White (1981), los
mercados son estructuras sociales que se autorreproducen, conformadas por redes de rivales
específicos y otros actores que se desempeñan papeles y que cada uno observa el comportamiento
del otro (p. 518).
Así, para White (2002) la clave para la acción económica es que los productores buscan nichos
de mercado para maximizar los beneficios y minimizar la competencia. Mientras lo hacen, ellos
17. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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basan las decisiones de producción no sólo en los costes previstos de los proveedores y la demanda
anticipada de los compradores, sino también examinado sus competidores.
En consecuencia, según White (2002), los mercados son movilizadores de la producción y las
empresas de forma continua y en conjunto construyen el mercado, lo que proporciona un refugio
contra las incertidumbres del negocio, a través de redes de relaciones que se propagan a través de
una economía de producción.
Ahora bien, en el artículo Réme (2005), se refiere a cómo según White, el mercado es un
fenómeno de autorrealización, en donde “todo el mundo se comporta teniendo en mente un modelo
o teoría, y así se produce el fenómeno esperado o previsto por el modelo” (p. 26). Además, Réme
(2005), menciona que el punto de partida de White sobre los mercados es un conjunto de hechos
que son importantes y característicos; que los economistas llamarían: hechos estilizados.
Así, según White (2002), propone una lista de nueve hechos estilizados que la teoría económica
neoclásica no logra explicar, o que se oponen a sus supuestos. Estos según White (2002) son los
siguientes: el ciclo de vida del producto, la escasez de monopolio, desigualdad de los participantes
en el mercado, desigualdad en la ganancia, rendimientos crecientes, relación creciente entre
calidad y costos de producción, importancia de las variables locales e históricas, búsqueda de
reputación, número restringido de firmas en el mercado (12).
En consecuencia, lo importante de estos nueve fenómenos según White es que todos son
explicables en términos de uno al otro, con la mediación de un modelo que se operacionaliza en
torno a parámetros específicos. Es decir, según White (2002), "Podemos considerar el mecanismo
del mercado como un sistema de señales que se auto validan" (p. 31).
18. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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Séptima parte: Mercados y estabilidad estructural
Otro tema que se abordó en el artículo de Réme (2005), se refiere a los mercados y estabilidad
estructural. Por lo tanto, en el artículo de Réme (2005), hace referencia que White “propone partir
de lo que existe: las estructuras que aparecen en los diversos sectores de la economía, y cuya misma
existencia prueba que corresponden a cierta forma de estabilidad” (p. 28). Por lo tanto, para White,
no busca distinguir las diferentes estructuras observadas desde el punto de vista normativo, es
decir, tratando de averiguar si son eficientes o no (p. 29). Así, lo que White le interesa son las
configuraciones observadas en los diferentes sectores de la economía, y explora la posibilidad de
encontrar criterios que permitan decir que tal forma es viable, por ser lo suficientemente visible
para que los agentes la reproduzcan, y tal otra no lo es.
En consecuencia, según Leifer y White (1987), el análisis estructural se centra en los patrones
de relaciones entre actores sociales. Este se basa en que estos patrones son fundamentales para la
acción individual (p. IV).
Ahora bien para Sudgen (2000), lo importante es explicar cómo se relacionan con los
fenómenos del mundo con los modelos económicos. Es decir, debemos estar en condiciones de
decir algo acerca de cómo los modelos económicos modelos económicos nos están diciendo algo
acerca de los fenómenos que ocurren en el mundo social.
Así, según Réme (2005), el enfoque de White, va en la misma dirección que la del artículo
propuesto por Réme, en donde los sociólogos tratan de explicar el funcionamiento real del mercado
y los economistas, neoclásicos, teorizan cómo debería funcionar para que sea eficiente.
19. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
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Conclusiones:
Concluyendo, la teoría económica y la teoría sociológica abordan el tema del mercado de
manera totalmente diferente, mientras que los sociólogos las estudian tal como son, los
economistas, guiados por la eficiencia, las teorizan tal como deberían ser.
Ahora bien, según Schumpeter (1954), es evidente la cercanía de las relaciones entre la
economía y la sociología. Por lo tanto, son ciencias semi-independientes. No obstante, una
cooperación más estrecha, es decir, una fertilización cruzada entre las dos disciplinas, con certeza
habría sido una bendición (pp. 24-25).
Además, según Steiner (2005), afirma que “es posible afrontar el desafío en una famosa
declaración de Joseph Schumpeter, sobre el riesgo o beneficio de una fertilización cruzada entre
las dos disciplinas, acaecida después de muchos años de especialización junto con un
desconocimiento mutuo” (“El mercado”, párr. 1). Por lo tanto, según Steiner, en la actualidad,
aumentó la especialización dentro de cada disciplina, lo que evita el riesgo de que temía
Schumpeter, el cual se refería a una posible esterilización cruzada (“El mercado”, párr. 1).
En consecuencia, según Steiner (2005), para el sociólogo el enfoque más común es considerar
el mercado como una estructura social (“1. El mercado como estructura”, párr. 1). Así, para
Swedberg (1994), afirma que una “estructura social puede ser definida como una especie de
interacciones recurrentes y modeladas entre agentes que se mantienen a través de sanciones (p.
255). En consecuencia, según Steiner (2005), la sociología económica contemporánea se centra en
el origen de esta estructura social, es decir, las reglas que le permiten operar (“El mercado como
estructura”, párr. 5).
20. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
19
Por lo tanto, para Steiner (2005) afirma que:
La Sociología económica enriquece la caja de herramientas económicas como historiador
economista, tanto teniendo en cuenta los sistemas de relaciones existentes entre los agentes
estudiados en cuanto a la comprensión de las razones por la que sus acciones son para nosotros
comprensible e interpretable (“El mercado como estructura”, párr. 9).
De ahí que, para Steiner, el tema de la construcción social del mercado, es un tema que es
común a los economistas y sociólogos (“El mercado como estructura”, párr. 15). Así, según
Steiner, el desarrollo de la sociología contemporánea ha producido una serie de conciliaciones
entre la teoría económica y teoría sociológica. No obstante, no puede tomarse por un hecho (“El
mercado como estructura”, párr. 15).
Es más, para Steiner, es probable que las tendencias actuales en profesionalizar el trabajo en
ambas disciplinas sigan para marcar las diferencias entre el economista y sociólogo economista.
Por lo consiguiente, según Steiner, la fertilización cruzada que Schumpeter dudaba, puede tomar
lugar teniendo en cuenta la evolución interna de cada una de las disciplinas. En consecuencia,
según Steiner, la sorpresa podría venir de la subida de las ciencias de gestión, a expensas de la
ciencia económica (“El mercado como estructura”, párr. 58-60).
Concluyendo, se puede observar a lo largo de este ensayo en particular que existe una estrecha
línea entre sociología y economía. Por lo tanto, la economía y la sociología se han preocupado
por estudiar los fenómenos que afectan al hombre y a la sociedad, sus interrelaciones, causas y
efectos, aunque de formas diferentes, tanto conceptuales como metodológicas.
De ahí que, la economía, se ha inclinado por el estudio de las manifestaciones y modalidades
del intercambio monetario, de bienes y servicios, así como de las estructuras sociales que sustentan
21. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
20
dicho intercambio; mientras que, la sociología, se ha inclinado por estudiar el carácter y naturaleza
de las relaciones entre los actores y de éstas, aquellas que tienen manifestaciones concretas en los
espacios institucionales que regulan las formas del intercambio en los mercados.
En consecuencia, podemos decir que ambas disciplinas estudian la vida de los seres humanos y
sus inter-relaciones. Sin embargo, la diferencia más importante de este enfoque, se refiere al
método a través del cual se acercan a descifrar las causalidades de las realidades concretas. Así,
en el caso de la Economía, intenta estudiar el mundo a partir del estudio de las decisiones
individuales, normalmente partiendo de unos supuestos de racionalidad. Es decir, de lo que se
trata es de saber cuáles serán los resultados de relación en un mercado entre la oferta y la demanda,
y de cómo afectará a cada uno de los participantes en función del estudio causal de cómo decidiría
cada uno de ellos.
Ahora bien, en la caso de la sociología es diferente, se refiere al estudio del entorno en el que
vive el individuo, sus interacciones con la sociedad en la que vive, sus causas y efectos sobre las
decisiones para comprender sus motivaciones y vida. Es decir, la vida de las personas varía en
función de las características de la sociedad en la que viven.
Así, estudiando cada una de esas características podemos comprender mejor cómo se desarrolla
la vida de cada uno de nosotros dentro de una sociedad compleja y podría decirse indeterminada.
Ahora bien, ¿Cuáles son las principales diferencias entre Economía y Sociología?
Como primer punto, es la que se refiere al papel que conceden a las Matemáticas. Por lo tanto,
la Estadística se aplica a ambas disciplinas, pero la Economía hace un uso más intenso de la
Estadística y de otras áreas de las Matemáticas, fundamentalmente el Análisis Matemático. Así,
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21
los economistas consideran a las matemáticas como una herramienta para exponer los
razonamientos de forma precisa y analizar la información y justificar las decisiones.
Además, como siguiente punto, es en la forma en la que la Economía intenta huir de juicios de
valor. Así como también, como tercer punto, la sociología suele estudiar lo que es y lo que debe
ser de forma conjunta, entendiendo que no se puede estudiar lo uno sin lo otro.
En general, se puede afirmar que la sociología económica representa un puente entre ambas
disciplinas, ya que se centra en las consecuencias sociales de los intercambios económicos, en los
significados sociales que suponen éstos intercambios y en las interacciones sociales que facilitan
o bloquean dichos intercambios.
De ahí que, el concepto de fertilización cruzada de Schumpeter parece formar parte de una
realidad en el mundo actual globalizado con múltiples relaciones causales y complejas. Así, la
Sociología económica representa un puente entre ambas disciplinas y pone de manifiesto que la
separación entre la economía y el resto de la vida social sólo es relativa. En donde, no existen
situaciones económicamente o socialmente puras.
Por lo tanto, la sociología económica permite ver los fenómenos de otro modo, es decir, es un
intento de los sociólogos por redefinir en términos sociológicos las cuestiones tradicionalmente
tratadas por economistas. Así como también, es una respuesta a intentos de economistas por traer
enfoques económicos, como la maximización de utilidad y la teoría de juegos, al análisis de
situaciones sociales que no son relacionadas al comercio o a la producción.
En síntesis, la sociología económica, es un análisis sociológico de los procesos sociales de la
actividad económica, de sus estructuras e instituciones y de los sistemas que integran a la economía
con la sociedad. En consecuencia, se comprueba la teoría de Réme, en la cual, afirma que la
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22
diferencia entre economistas y sociólogos se refiere al tipo de organización social que suponen sus
modelos respectivos. Es decir, lo que les interesa a los sociólogos es la forma de organización
social que da marco a esos intercambios, es decir, tratan de explicar el funcionamiento real del
mercado; por otro lado, los economistas, lo que les interesa es la forma de cómo debería funcionar
para que sea eficiente, es decir, a la importancia que se da la racionalidad.
24. EL MERCADO PARA LA ECONOMÍA Y LA SOCIOLOGÍA
1
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